Mientras los exámenes se sigan haciendo en circuito cerrado y ciudad para el abierto, no se podrá aprender a conducir motos en carretera, no se podrá enseñar a mirar lejos ni a trazar una curva, no se podrá explicar la rutina de desacelerar, frenar, posicionarse, tumbar buscando el ápice y abrir gas al ver la salida de la curva, básicamente porque cuando doblas una esquina en ciudad, el semáforo está rojo o tienes un paso peatonal. El contramanillar seguirá siendo un misterio, atrasar el ataque no será algo claro y, claro, luego salimos a carretera más verdes que una lechuga.
En una ciudad el tráfico necesita el máximo de nuestra atención en evitar accidentes de circulación. La mayoría de los accidentes de motos se producen en ciudad lógicamente. En mi caso 3 de 3. No sé vosotros cómo andaréis de accidentalidad, pero según las aseguradoras está clarísimo que es así, pero el exámen con gente absolutamente novata se realiza en las condiciones más peligrosas y descontroladas que existen para que, encima, salgamos con un carnet y sin tener ni puñetera idea de conducir motos a más de 50km/h. Cojonudo. Cuando todavía tenemos que mirar los mandos para no equivocarnos, nos sueltan en la jungla de tráfico de ciudad para ver si nos matamos antes de tener el carnet.