Buenas noches.
Ya he regresado de mi periplo desde Kazakhstán a Mallorca en moto. NO he tenido ningún problema aduanero, ni con ningún cruce de fronteras, incluida la de Rusia por Astrakán. Tenía un cierto temor a que me pusieran pegas, ya que la moto llevaba más de tres años en la unión económica euroasiática sin salir y en teoría tenía que abonar una multa por haberme excedido del año autorizado.
El primer cruce lo hice desde Kazakhstán por la frontera rusa de Astrakhán. La salida de Kazakhstán sin problemas, no me revisaron nada, ni las alforjas, ni la bolsa hermética que llevo en el asiento trasero, únicamente me solicitaron la documentación de la moto y pasaporte. No había acumulación de vehículos en la aduana, a excepción de unos cuantos camiones. Los funcionarios en cuanto me vieron me hicieron pasar el primero.
Crucé el rio que actúa de frontera con Rusia, me entregaron un papel unos militares en una garita, sin más protocolo y hacia adelante.
Y llegué a la frontera rusa, con la mala experiencia en mente sufrida el pasado mes de mayo de este año. Nada que ver. A la llegada noté que la presencia policial y militar había disminuido considerablemente, únicamente había habilitada una oficina para tramitar la documentación de entrada al país.
Me solicitaron la documentación de la moto y el pasaporte. Al percatarse de que aún no había cumplimentado el formulario de tamaño cuartilla con mis datos que me había facilitado en la garita de entrada, una amable funcionaria soviética que se hallaba en el interior de la oficina me la rellenó. Se extrañó de que tuviese dos visados, ya que he utilizado el mismo pasaporte que en mayo. Sin ningún tipo de explicación, ni certificados covid, ni gaitas y transcurridos cinco minutos ya obraba en mi poder el visado de entrada. Vía libre. Ningún impedimento y todo buenas caras, muy diferente al intento de mayo que me estuvieron tres horas interrogando en un container.
Primera noche en Astrakhán, sin novedad, a excepción de las hordas de perros asilvestrados agresivos que hay por la calle y que son adictos a perseguir motos, con el consiguiente riesgo que conlleva.
Segunda noche en Elistá, sin novedad.
Salida de Rusia por Vladikavkaz. Aquí tuve el único "incidente" reseñable. A 130 kms. de la frontera con Georgia, en la entrada de la república de Osetia del Norte me detuvieron en un control militar de acceso al "país". Me revisaron la moto de arriba abajo y me indicaron que había un problema. Estuve cuatro horas con los susodichos. Uno de ellos que llevaba la voz cantante, me indicó que debía esperar. Después de multitud de llamadas y rellenar a mano 6 o 7 folios para el COA, me indicó que tenía que abonar una cantidad próxima a los 150 € en rublos. Que se debía hacer a través de "bancomat" (cajero) y que tenía que presentarle el comprobante bancario de dicho ingreso para poder autorizarme a seguir hasta la frontera. Como no disponía de tanto efectivo y dada la imposibilidad de utilizar cualquier tipo de tarjeta europea en Rusia, al final le pude convencer que me dejara pasar y que sin falta a la llegada de la frontera con Georgia, le haría el ingreso y le enviaría por whatsapp el justificante de pago. El funcionario aceptó mi propuesta, facilitándome su número de teléfono, no sin antes advertirme que la moto estaba "señalada" y que bajo ningún concepto me dejarían salir del país si no abonaba la multa.
Aquí me encontraba en una encrucijada. Era tarde, de noche cerrada y mis previsiones de llegar a la frontera con luz diurna se habían desvanecido. Tenía dos opciones, continuar hasta la capital de Osetia-Alania que es Vladikazkav y hacer noche allí, esperar que amaneciese, abonar la denuncia y cruzar de día la frontera; o la segunda opción que sería cruzar esa misma noche.
Evidentemente, como habréis adivinado, opté por la segunda opción, circular por Osetia del Norte de noche hasta la frontera con Georgia y que sea lo que Dios quiera.
Al cabo de hora y media me hallaba en dicha frontera. Bastantes camiones que fui esquivando hasta que me situé en primera posición. Las instalaciones estaban en obras, con un cierto caos. Opté por meterme en uno de los carriles de despacho y al ver que no me atendía nadie metí la cabeza por la ventanilla y me golpeó un pestazo a alcohol considerable. A los pocos minutos apareció un funcionario de edad un tanto "perjudicado" etílicamente hablando. Empezó a pedirme papeles de la moto, solicitaba la "entrada". Tras mostrarle multitud de documentos, consciente de que la entrada obraba en mi poder ya que había entrado por Kazajistán en el año 2019, le entregué el papel que me habían dado en Osetia horas antes. Cuando lo víó, me dijo textualmente, "esto es mierda, no vale para nada" y sorpresivamente me dijo tira para adelante, con un gesto de "no me toques más los huevos". Bingo !!!. De lo que se deduce que las relaciones Osetia del Norte - Rusia no son de lo más fluidas.
El resto sencillísimo, sello de salida y adiós Rusia, sin más complicaciones.
Al día siguiente estuve tentado desde Georgia de enviarle un whatsapp con un "calvo" al funcionario que me retuvo cuatro horas en Osetia, pero me contuve...
Las siguientes fronteras sin problema, Georgia, Turquía, Albania y para Europa por Grecia.
Ya tengo mi moto en casa y maquinando África 2023.