castrovic
Curveando
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Ahí va la historia de lo que me pasó hoy en Pedro Bernardo, y de como me salvaron la papeleta los protectores del cilindro y las maletas.
En mi anterior moto, una caída similar me ocasionó el escape roto y el bloque marcado para siempre.
Iba por el centro del pueblo, por una calle más o menos ancha, cuando de repente se empieza a estrechar poco a poco y a empinarse hacia abajo, como no había ninguna señal de dirección prohibida ni de calle sin salida seguí, pero cada vez se estrachaba y se empinaba más, hasta que ya solo cogía la moto y poco más y no había posibilidad de dar la vuelta, me empecé a acojonar y me paré, y ví como al final de la calle había una viejecita sentada en el quicio de la puerta mirandome, tendría unos 80 años. Como ví que allí era imposible dar la vuelta y menos aún salir hacia atrás sin ayuda, le pegué un grito a la vieja:
- Oiga! Señora! Hay salida por ahí?
- Sí, hijo, sí
Respire, menuda salvada, pensé y baje poquito a poquito (no os exagero si os digo que la cuesta era de un 12-13 % de desnivel), cuando llegué a la altura de la vieja, mi alivio se tornó en acojone, viendo que la calle acababa en escaleras hacia otra calle igual de estrecha.
- Señora, ¿pero no me dijo que había salida?
- Sí, hijo, en cuanto bajas las escaleras esa calle ya anchea y sale del pueblo.
-¿Y como pretende que baje las escaleras con la moto?
-Ahhh... ¿no se puede? ¿Entonces como has venido por aquí?
- Joder, pues porque no soy de aquí y no hay ninguna señal que diga que esta calle acaba en un callejón de un metro de ancho con escaleras
- Ya, es que nunca han puesto una señal porque ya todo el mundo lo sabe... (Surrealista)
No sabía que hacer, no veía salida posible, los dos primeros escalones no eran muy altos, pero el tercero era de unos 20 - 25 cms y en curva. No veía otra forma de salir más que bajando los escalones, pero el ultimo...
Apagué la moto y le pregunté a la señora
- Usted no tendrá algun nieto por ahí que me pueda echar un cable, no?
-Sí, nietos tengo tres. (Y sigue quieta, sentada en la silla y mirandome)
- ¿Y no podría salir alguno a ayudarme a bajar la moto a peso?
-No, es que viven en Madrid (Esto ya me ayudó a comprender lo surrealista en general de la conversación)
El resto de las casas tenían las puertas y contraventanas cerradas a cal y canto, por lo que me ví en la unica opción de intentarlo yo solo. Baje poquito a poquito, con la moto apagada y yo a pie los dos primeros escalones, con mas cuidado todavía baje la rueda delantera del ultimo escalón (El grande), rezando para que no tocaran los bajos de la moto, por milimetros, pero libraron... Ahora tocaba bajar la rueda trasera, pero al tiempo girando la delantera, porque de frente había una pared, no podía subir a la moto porque no llegaba al suelo, fui soltando la maneta del freno poco a poco hasta que la rueda bajó, y la moto se fue al suelo.
La situación ya había llegado al máximo del esperpento, la moto caida en una calle de un metro y medio, apoyada completamente sobre la maleta y el protector del cilindro, y la rueda trasera a una cuarta del suelo, y mientras la vieja diciendo... Ahora sí que la has hecho buena!! (Pa matarla)
Recordé la máxima de los pilotos dakarianos, maneta del freno delantero apretada y manillar girado, y puse en pie la moto sin demasiado esfuerzo. Acojonantemente sin ningun daño aparente, la encendí, y me fuí de allí pa no matar a la vieja.
Un poco más alante paré, y ehando un vistazo más detenido, vi algún rascazo nuevo en la maleta, pero poca cosa, y ví también que el protector del cilindro estaba más cerca del bloque de lo normal. Lo desmonté para que no se derritiese en la vuelta y ví que eran las patillas que sujetan unos cojinetes de goma para que no se apoye en el bloque las que habían cedido, nada que no se solucione con un alicates en casa, pero el resto del protector, intacto, son un elemento cojonudo, logicamente el bloque y el resto de la moto ni un rasguño.
En cuanto saque las herramientas para desmontar el protector ya tenía a cuatro viejos curioseando a mi alrededor y comentando entre ellos y conmigo los pasos de la reparación , y eso que ya estaba en la carretera a unos 400 metros del pueblo. Lo que hace el aburrimiento en estas aldeas, increible!
En mi anterior moto, una caída similar me ocasionó el escape roto y el bloque marcado para siempre.