ZZigZag
Allá vamos
Después de otra temporada con la pelirroja empiezo a darme cuenta de que empiezan a surgir los primeros problemas en nuestra relación… cierto es que ella me lo ha dado todo, que me ha devuelto la ilusión… pero también ha despertado a la bestia que dormía en mi interior… y yo he sido muy bestia.
Me he despertado en un mundo "limitado”, repleto de fantasmas de bar con motos “limitadas en papeles”… y no, yo soy de subirse a la burra y darle sin limites.
Me he despertado en un mundo repleto de niñatos que se jactan de “tocar rodilla”… no se dan cuenta, pero no pueden ser mas ridículos. Lo de tocar rodilla es igual que hacer el amor con una mujer… es placentero, adrenalina pura… es maravilloso… pero también es íntimo, los que se jactan de ello son como los niños de 14 años que falsean sobre sus conquistas (comen una y cuentan veinte), esos que vienen superexcitados con la novedad… ¿que os parecería a vosotros, hombres hechos y derechos, si viniera uno de estos a contaros que “ya pillan”? yo seguramente torcería una sonrisa mientras me atuso el bigote y le daría dos palmaditas... “muy bien chaval”, mientras pienso “ángelito mío”… apuraría mi cerveza, cogería mi casco, arrancaría mi pelirroja, y seguiría mi camino para que al rato me pasase el niñato sin piedad, en discontinua, dejando tras de si el sonido de su Akrapovic sin DB Killer… el primer pensamiento de reproche y desprecio se disolvería pronto entre ese cautivador ruido, que deja casi desnudo el ajustado sonido de las entrañas de esa sumisa y musculosa japonesa… y me diría la pelirroja: Oye guapo, que se te van los ojos… córtate un poco ¿no? … que estás conmigo… imagino que estaría mas desquiciado de lo pueda estar si llevase sin yacer con hembra lo mismo que llevo sin tocar rodilla, pero bueno, eso es otra historia… el tema es que uno empieza a añorar que lo de frenar sea cuando tu digas, y no cuando la pelirroja pueda, que se meta en la curva por donde tu quieres, y no por donde su peso le permita… que no se ponga nerviosa y de “latigazos”… siento que no me hace caso… lo se, le pido demasiado…
La pelirroja es muy grande, me cuida, no me deja hacer locuras… y salir con ella es relacionarse con caballeros cabales como yo, gente con la que estoy agusto... tomar el otro camino supondría rodearme de chavales del pelaje descrito anteriormente, y ponerme a contar yo también como toco rodilla... pero a veces veo pasar a esas otras mas vestidas o mas ligeritas, y se empieza a caer la baba… sobre el depósito de mi pobre pelirroja…
No es ella… soy yo…
Me he despertado en un mundo "limitado”, repleto de fantasmas de bar con motos “limitadas en papeles”… y no, yo soy de subirse a la burra y darle sin limites.
Me he despertado en un mundo repleto de niñatos que se jactan de “tocar rodilla”… no se dan cuenta, pero no pueden ser mas ridículos. Lo de tocar rodilla es igual que hacer el amor con una mujer… es placentero, adrenalina pura… es maravilloso… pero también es íntimo, los que se jactan de ello son como los niños de 14 años que falsean sobre sus conquistas (comen una y cuentan veinte), esos que vienen superexcitados con la novedad… ¿que os parecería a vosotros, hombres hechos y derechos, si viniera uno de estos a contaros que “ya pillan”? yo seguramente torcería una sonrisa mientras me atuso el bigote y le daría dos palmaditas... “muy bien chaval”, mientras pienso “ángelito mío”… apuraría mi cerveza, cogería mi casco, arrancaría mi pelirroja, y seguiría mi camino para que al rato me pasase el niñato sin piedad, en discontinua, dejando tras de si el sonido de su Akrapovic sin DB Killer… el primer pensamiento de reproche y desprecio se disolvería pronto entre ese cautivador ruido, que deja casi desnudo el ajustado sonido de las entrañas de esa sumisa y musculosa japonesa… y me diría la pelirroja: Oye guapo, que se te van los ojos… córtate un poco ¿no? … que estás conmigo… imagino que estaría mas desquiciado de lo pueda estar si llevase sin yacer con hembra lo mismo que llevo sin tocar rodilla, pero bueno, eso es otra historia… el tema es que uno empieza a añorar que lo de frenar sea cuando tu digas, y no cuando la pelirroja pueda, que se meta en la curva por donde tu quieres, y no por donde su peso le permita… que no se ponga nerviosa y de “latigazos”… siento que no me hace caso… lo se, le pido demasiado…
La pelirroja es muy grande, me cuida, no me deja hacer locuras… y salir con ella es relacionarse con caballeros cabales como yo, gente con la que estoy agusto... tomar el otro camino supondría rodearme de chavales del pelaje descrito anteriormente, y ponerme a contar yo también como toco rodilla... pero a veces veo pasar a esas otras mas vestidas o mas ligeritas, y se empieza a caer la baba… sobre el depósito de mi pobre pelirroja…
No es ella… soy yo…