Juan Xixon
Arrancando
Alucino con lo que encuentro en los periódicos en ocasiones, le gente es la leche... >
Copiado de El Comercio. http://www.elcomerciodigital.com/pg050926/prensa/noticias/Asturias/200509/26/GIJ-AST-002.html
Picaresca natural
Fapas alerta de la instalación de colmenas en zonas oseras cuyo único fin es ser destruidas para cobrar indemnizaciones
Hay algo extraño que la gente del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) se viene encontrando en los últimos tiempos cuando se hace al monte: «Están apareciendo colmenas en sitios de bosque donde nunca antes las había habido», dice Roberto Hartasánchez, presidente de la asociación conservacionista. Si esto es curioso, también llama la atención el hecho de que esas colmenas «no están protegidas, y además tienen muy poca producción de miel».
El espectáculo no tendría mucho sentido si no fuera porque los lugares en donde se han localizado son «zonas oseras: las estamos viendo en Somiedo, Belmonte, en muchos sitios, y nos están llamando poderosamente la atención», dice Hartasánchez.
A juicio del presidente del Fapas, «quien coloca ahí las colmenas sabe que el oso se las va a destrozar». Si a esto se une el hecho de que, según asegura, «las subvenciones por daños a la miel son muy buenas», en el Fapas encuentran una buena explicación al curioso proceder de ciertos vecinos de zonas rurales.
Se trata, mantienen desde el Fapas, de una nueva modalidad de economía sumergida. En principio, y tomado lo anterior con cierta laxitud moral, no tendría por qué haber problema: el oso come y el agricultor cobra. Sin embargo, la dinámica es perversa. «Hacer estos negocios a costa del oso no es bueno», dice Hartasánchez, porque para cobrar las subvenciones «hay que llorar, decir que el animal es malo». Eso, a la larga, crea «una fama inmerecida a la especie, como que causa muchos destrozos».
Engaño fácil
Pese a esto, desde Fapas reconocen que este tipo de actitudes son muy golosas para algunos agricultores, si es de dinero de lo que se habla: para conseguir una producción de miel hay que llevar la colmena al monte para que produzca, luego «coger los cuadros, llevarlos a casa, sacar la miel, ponerla en un bidón para que 'posen' todas las impurezas, envasarla y venderla». Si un oso destroza la colmena, «te ahorras todo este trabajo y cobras lo mismo. El animal te libra de todo el trabajo».
Dicen desde el Fapas que el engaño es tan fácil como parece, porque el oso «lo destroza todo», de manera que, incluso, «si te come diez, puedes decir que te ha comido quince».
Puede que el asunto de las colmenas sea más o menos nuevo. Pero se trata de la misma filosofía que mueve a otras picarescas que en la asociación parecen conocer bien. «Como el caso de los potros; mucha gente los cría para que se los mate el lobo», asegura Hartasánchez. E incluso mantiene que hay quien ha traído a la región «ganado viejo de Galicia, a bajísimo precio, porque aquí, matado por un lobo, alcanza mucho más valor». Y también habla de esos casos en los que «el ganado muere en la cuadra, y luego llevan el cadáver al monte; cuando lo devoran los lobos, dicen que lo han matado. Y a cobrar».
Pero hay otra cara de la moneda. ¿Y el daño que estas acusaciones pueden hacer a agricultores y ganaderos que sí sufren los verdaderos ataques? «Detrás de los ataques es cierto que hay daños de verdad pero también situaciones irregulares». Y el presidente del Fapas señala que este tipo de picarescas opera sólo cuando se dan determinados factores.
Las ovejas de los Picos
Así, señala Hartasánchez que estas actuaciones fraudulentas se dan cuando es el objeto del ataque el que produce dinero de manera directa en el mercado. Se explica: «El caballo lo puedes querer para venderlo. Si en vez de criarlo y llevarlo a una feria, te lo mata el lobo, te ahorras todo eso y cobras bien». Sin embargo, este tipo de situaciones «no se da, por ejemplo, en la zona de los Picos de Europa con las ovejas». La explicación está en que en estos casos «para convertir el animal en dinero no lo vendes: lo usas para producir leche, y esa leche para conseguir queso, y es de ahí de donde sale el beneficio económico». Por eso, no resulta 'rentable' la muerte de ovejas en los Picos.
En cualquier caso, el Fapas alerta de una picaresca que desde el punto de vista ecológico «no es preocupante», porque, al final, los animales salvajes son los que se dedican a disfrutar de suculentos festines. Algo que no es malo «si la Administración lo asume». Sin embargo, lo que sí perjudica es «esa aureola de dañinos que se crea en torno a los animales».

Copiado de El Comercio. http://www.elcomerciodigital.com/pg050926/prensa/noticias/Asturias/200509/26/GIJ-AST-002.html
Picaresca natural
Fapas alerta de la instalación de colmenas en zonas oseras cuyo único fin es ser destruidas para cobrar indemnizaciones
Hay algo extraño que la gente del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) se viene encontrando en los últimos tiempos cuando se hace al monte: «Están apareciendo colmenas en sitios de bosque donde nunca antes las había habido», dice Roberto Hartasánchez, presidente de la asociación conservacionista. Si esto es curioso, también llama la atención el hecho de que esas colmenas «no están protegidas, y además tienen muy poca producción de miel».
El espectáculo no tendría mucho sentido si no fuera porque los lugares en donde se han localizado son «zonas oseras: las estamos viendo en Somiedo, Belmonte, en muchos sitios, y nos están llamando poderosamente la atención», dice Hartasánchez.
A juicio del presidente del Fapas, «quien coloca ahí las colmenas sabe que el oso se las va a destrozar». Si a esto se une el hecho de que, según asegura, «las subvenciones por daños a la miel son muy buenas», en el Fapas encuentran una buena explicación al curioso proceder de ciertos vecinos de zonas rurales.
Se trata, mantienen desde el Fapas, de una nueva modalidad de economía sumergida. En principio, y tomado lo anterior con cierta laxitud moral, no tendría por qué haber problema: el oso come y el agricultor cobra. Sin embargo, la dinámica es perversa. «Hacer estos negocios a costa del oso no es bueno», dice Hartasánchez, porque para cobrar las subvenciones «hay que llorar, decir que el animal es malo». Eso, a la larga, crea «una fama inmerecida a la especie, como que causa muchos destrozos».
Engaño fácil
Pese a esto, desde Fapas reconocen que este tipo de actitudes son muy golosas para algunos agricultores, si es de dinero de lo que se habla: para conseguir una producción de miel hay que llevar la colmena al monte para que produzca, luego «coger los cuadros, llevarlos a casa, sacar la miel, ponerla en un bidón para que 'posen' todas las impurezas, envasarla y venderla». Si un oso destroza la colmena, «te ahorras todo este trabajo y cobras lo mismo. El animal te libra de todo el trabajo».
Dicen desde el Fapas que el engaño es tan fácil como parece, porque el oso «lo destroza todo», de manera que, incluso, «si te come diez, puedes decir que te ha comido quince».
Puede que el asunto de las colmenas sea más o menos nuevo. Pero se trata de la misma filosofía que mueve a otras picarescas que en la asociación parecen conocer bien. «Como el caso de los potros; mucha gente los cría para que se los mate el lobo», asegura Hartasánchez. E incluso mantiene que hay quien ha traído a la región «ganado viejo de Galicia, a bajísimo precio, porque aquí, matado por un lobo, alcanza mucho más valor». Y también habla de esos casos en los que «el ganado muere en la cuadra, y luego llevan el cadáver al monte; cuando lo devoran los lobos, dicen que lo han matado. Y a cobrar».
Pero hay otra cara de la moneda. ¿Y el daño que estas acusaciones pueden hacer a agricultores y ganaderos que sí sufren los verdaderos ataques? «Detrás de los ataques es cierto que hay daños de verdad pero también situaciones irregulares». Y el presidente del Fapas señala que este tipo de picarescas opera sólo cuando se dan determinados factores.
Las ovejas de los Picos
Así, señala Hartasánchez que estas actuaciones fraudulentas se dan cuando es el objeto del ataque el que produce dinero de manera directa en el mercado. Se explica: «El caballo lo puedes querer para venderlo. Si en vez de criarlo y llevarlo a una feria, te lo mata el lobo, te ahorras todo eso y cobras bien». Sin embargo, este tipo de situaciones «no se da, por ejemplo, en la zona de los Picos de Europa con las ovejas». La explicación está en que en estos casos «para convertir el animal en dinero no lo vendes: lo usas para producir leche, y esa leche para conseguir queso, y es de ahí de donde sale el beneficio económico». Por eso, no resulta 'rentable' la muerte de ovejas en los Picos.
En cualquier caso, el Fapas alerta de una picaresca que desde el punto de vista ecológico «no es preocupante», porque, al final, los animales salvajes son los que se dedican a disfrutar de suculentos festines. Algo que no es malo «si la Administración lo asume». Sin embargo, lo que sí perjudica es «esa aureola de dañinos que se crea en torno a los animales».