Una vez me estaban moviendo la moto para meter un coche donde estaba aparcado yo, en batería. Me acerqué educadamente y le pregunté que qué hacía moviendo mi moto. Me dijo que si movía la moto, entraba su coche. Le dije que era la plaza de un coche que se acababa de ir y que yo aparqué ancho, no tocando puertas, que pagaba mi impuesto de circulación y que la moto se quedaba ahí. Me pidió que la subiera a la acera, que no me costaría tanto. Le dije que diera más vueltas para encontrar un aparcamiento LIBRE, que todavía me costaría menos. Y se fue. A regañadientes, pero se fue.