Gente que viaja tanto es posible que esté en HorizonsUnlimited.com o en ADVrider.com
también puedes buscar páginas de localización de dueños de cámaras. Hay varias:
ifoundyourcamera.net o
CameraFound.com - The ORIGINAL Camera Lost and Found son algunas de ellas. Te diría que suerte para ti, pero sería suerte para ellos coincidir en esos sitios web para poneros en contacto.
Nosotros conocimos a 2 peregrinos en el camino de Santiago. Hicimos muy buenas migas durante muchos días, pero a uno de ellos le dio un coma hipoglucémico al llegar a Santiago y se fueron al hospital, con lo que nos quedamos con sus nombres de pila y que eran... de Sevilla. Les queríamos invitar a nuestra boda, dos años después, así que la cosa estaba crudilla con tan pocos datos. Sabía que ella vivía en la calle Kansas City -que por lo visto es larguísima- con su madre (no con su padre) con lo que sólo con un apellido (recordábamos que era Hernández o Fernández) no nos diría mucho y el apellido era de lo más popular, así que no iba a ser fácil. Facebook todavía no era lo que es hoy, así que lo intentamos por los medios a nuestro alcance: pedimos información al registro de peregrinos con el día de sellar la Compostela y porque sabíamos que habían fichado justo detrás nuestro. Dando nuestros nombres y apellidos y la fecha y, por supuesto los motivos de querer encontrarlos y no tener más datos y, viendo la buena fe, supongo que aceptaron darnos las pistas necesarias para seguir sin pecar mucho de saltarse la Ley de protección de datos. Nos pidieron un par de días, pues tanto tiempo había pasado que esos libros ya no estaban allí. A través de ahí supimos los apellidos pero no nos dijeron las direcciones, sólo que eran de Sevilla, algo que ya sabíamos y, tirando del hilo, tirando del hilo, al final dimos con ella. Imagina hacer una búsqueda de Hernández en Sevilla y encontrar un montón de Hernández en la calle Kansas City y llamando, llamando y llamando, dando la explicación de la película número por número, por fin hablé con la madre de ella, titular de la línea y de la que no sabíamos el nombre y nos contó que ellos también estuvieron buscándonos sin éxito, pues perdieron la tarjeta que yo les dí. Increíble. Pactamos la sorpresa de llamar cuando estuvieran seguro en casa y no se lo podían creer. Una gran alegría y finalmente sí vinieron a la boda.