Tengo, o tenía, una 1200 GS Adventure estrenada en junio. Tras un fascinante viaje este verano por los Alpes (Francia, Suiza, Italia...) sin ningún percance digno de mención, me dirijo a trabajar el pasado 11 de septiembre y, a dos manzanas de mi casa, me veo volando por los aires sin saber muy bien qué pasaba. Yo iba por la calle Cartagena de Madrid (calle de dos sentidos de circulación pero bastante estrechita en algunos de sus tramos) a 40 ó 50 km/h cuando, de repente, un Fiat Seicento se atraviesa en mi carril, no puedo evitar el choque contra su aleta derecha, salgo despedido y aterrizo a cuatro o cinco metros del coche. Luego supe, por los testigos y por la confesión del propio conductor, que él venía en el sentido opuesto al mío, quiso hacer un cambio de sentido, no me vio (como si una Adventure con maletas, top case y faro de xenon pasara desapercibida) y, sin dudarlo, invadió mi carril con el objeto de recular después y seguir en sentido inverso tranquilamente.
Afortunadamente, todo quedó, más o menos, en un susto: tuve una luxación de hombro y magulladoras en las piernas (llevaba cazadora de cuero con protecciones pero iba con los pantalones del traje de vestir). A los pocos días sufrí una pequeña depresión al saber que tanto la moto como el coche fueron declarados en siniestro total. Imagináos lo que podía haber sido de mí.
Ahora viene la reflexión: mi moto tenía tres meses escasos y 10.000 km. ¿Es necesario jugarse la vida montando a diario en moto y, especialmente, en una ciudad con un tráfico tan endiablado y poco respetuoso con las motos como Madrid? Creo que no. La experiencia me ha demostrado que si hay algún sitio en el que no dependes sólo de ti sino también de las imprudencias de los demás es en el tráfico urbano. Además, en el tráfico urbano, por lo corto de los desplazamientos y por utilizar la moto con utilitario, se suele descuidar la equipación que todos empleamos en una excursión por carretera.
Como podéis imaginaros, estuve dos semanas sin querer saber nada de las motos pero la cabra tira al monte y, poco a poco, me va entrando el gusanillo. Parto de la base de que, de acuerdo con mi reflexión anterior, la moto no la voy a usar en ciudad (en cualquier caso, dentro de unos meses o un año me marcho a vivir a un pueblecito tranquilo de las afueras) sino sólo en excursiones ocasionales por la sierra los fines de semana y largos viajes en verano. Y aquí viene la consulta: no tuve ninguna queja de la Adventure pero, tras el accidente, no me apetece repetir (y es paradójico porque precisamente voy a dejar de hacer el uso en el que la Adventure se desenvuelve peor -el urbano-); tampoco querría la GS 'normal' porque ya tuve una. La 1200 RT me encanta pero me parece demasiado grande y burguesa (tengo 36 añitos sólo) y la que me está tirando mucho es la R 1200 R que tal vez -otra nueva paradoja- sea la menos apta para largos viajes de miles de kilómetros (la cabeza me la desaconseja pero el corazón la desea, jejejeje). Estoy pendiente de los rumores sobre la GS 1200 nuevo pero, que yo sepa, no hay nada definitivo aún. En cualquier caso, voy a dejar pasar el invierno y, si me compro algo, será la próxima primavera.
En fin, me gustaría recibir algún comentario. Os pido perdón por el ladrillo pero echaba de menos el foro y hoy es el primer día en el que puedo escribir con las dos manos.
Ráfagas desde el banquillo,
MacGuffin.
Afortunadamente, todo quedó, más o menos, en un susto: tuve una luxación de hombro y magulladoras en las piernas (llevaba cazadora de cuero con protecciones pero iba con los pantalones del traje de vestir). A los pocos días sufrí una pequeña depresión al saber que tanto la moto como el coche fueron declarados en siniestro total. Imagináos lo que podía haber sido de mí.
Ahora viene la reflexión: mi moto tenía tres meses escasos y 10.000 km. ¿Es necesario jugarse la vida montando a diario en moto y, especialmente, en una ciudad con un tráfico tan endiablado y poco respetuoso con las motos como Madrid? Creo que no. La experiencia me ha demostrado que si hay algún sitio en el que no dependes sólo de ti sino también de las imprudencias de los demás es en el tráfico urbano. Además, en el tráfico urbano, por lo corto de los desplazamientos y por utilizar la moto con utilitario, se suele descuidar la equipación que todos empleamos en una excursión por carretera.
Como podéis imaginaros, estuve dos semanas sin querer saber nada de las motos pero la cabra tira al monte y, poco a poco, me va entrando el gusanillo. Parto de la base de que, de acuerdo con mi reflexión anterior, la moto no la voy a usar en ciudad (en cualquier caso, dentro de unos meses o un año me marcho a vivir a un pueblecito tranquilo de las afueras) sino sólo en excursiones ocasionales por la sierra los fines de semana y largos viajes en verano. Y aquí viene la consulta: no tuve ninguna queja de la Adventure pero, tras el accidente, no me apetece repetir (y es paradójico porque precisamente voy a dejar de hacer el uso en el que la Adventure se desenvuelve peor -el urbano-); tampoco querría la GS 'normal' porque ya tuve una. La 1200 RT me encanta pero me parece demasiado grande y burguesa (tengo 36 añitos sólo) y la que me está tirando mucho es la R 1200 R que tal vez -otra nueva paradoja- sea la menos apta para largos viajes de miles de kilómetros (la cabeza me la desaconseja pero el corazón la desea, jejejeje). Estoy pendiente de los rumores sobre la GS 1200 nuevo pero, que yo sepa, no hay nada definitivo aún. En cualquier caso, voy a dejar pasar el invierno y, si me compro algo, será la próxima primavera.
En fin, me gustaría recibir algún comentario. Os pido perdón por el ladrillo pero echaba de menos el foro y hoy es el primer día en el que puedo escribir con las dos manos.
Ráfagas desde el banquillo,
MacGuffin.