Hola a todos,
Ya puse en el foro que le había comprado una BMW K1200RS última serie (la del servo) a un buen amigo mío.
La moto está impecable porque mi amigo es el tío más meticuloso y exagerado (en el buen sentido de la palabra) que conozco. Sólo os diré que usaba un jabón especial para cada cosa cuando la limpiaba (bueno, en eso yo soy igual) y la tenía en el garaje cubierta con una funda especial antirayaduras. Es más, hasta le aplicaba una especie de aceite especial a las horquillas por fuera que las han conservado como nuevas. ¡Incluso desmontaba el carenado periódicamente para quitar hasta el polvo del motor!. La moto no tiene ni siquiera una picada. Se puede decir que está nueva.
Además, es un tío muy muy tranquilo llevando moto así que la moto no ha sufrido nada. Estamos hablando de una moto del 2004 o sea que tiene casi 20 años.
Antes de explicar mis sensaciones con ella, os diré el motivo por la cual la he comprado teniendo una GSA 1250.
Cuando mi amigo la compró me gustó mucho el diseño (es la blanca y azul, o sea los colores típicos de BMW) y medio en broma le dije entonces que cuando la vendiera me lo dijera, que me gustaba estéticamente y también me gustaba que llevara un motor peculiar, con los cilindros tumbados, que además tiene fama de ser uno de más fiables de la marca pudiendo hacer sin problemas muchos cientos de miles de kilómetros.
Hace unas semanas, nos encontramos por la calle por casualidad y como hacía tiempo que no nos veíamos y somos buenos amigos nos pusimos a hablar. Me comentó que dejaba el mundo de las motos por motivos de salud (no serios, pero que no le permiten seguir con la moto) y que ese mismo día la pondría a la venta.
Le pregunté el precio, me preguntó si la quería para mí y al decirle yo que sí me dijo una cifra vergonzosa…. de baja. Menos de la mitad del precio medio de estas motos. El motivo fue porque somos amigos y porque él sabía que la cuidaría bien y no le iría a tocar las narices si a la moto le pasaba algo porque, obviamente, ya hace muchos años que no tiene garantía.
Se la pagué hace ya semanas pero por ir mal de tiempo los dos, hasta la semana pasada no hicimos el cambio de nombre. De allí me fui a hacer un seguro a mi nombre y esta mañana hemos quedado a desayunar y a recogerla.
La verdad es que las motos clásicas y yo no nos hemos llevado muy bien. Con los coches ha sido diferente, he tenido habitualmente coches clásicos y siempre he disfrutado con ellos pero con las motos clásicas no ha sido así. No me han acabado de gustar nunca estéticamente y llevándolas no me lo he pasado bien.
Como muestra, os diré que hace años un amigo me vendio su R90S, lo que para muchos es el “summum” de las BMW, la cual compré para salir con el Club de Vehículos Clásicos de mi zona, pero nunca me pude hacer a ella. Simplemente, no me van las motos tan antiguas como habrá quien esas motos les irán estupendas y las modernas no les gustarán. Cuestión de gustos. Como decía mi abuela “entre todos hacemos el mundo”.
Pero estoy divagando y os había dicho que diría el motivo por la cual la he comprado. Bien, tengo un Z4 del mismo año que también está impecable con sólo 40.000 kms hechos todos por mí. Dentro de no mucho, será un vehículo clásico y el tener coche y moto de la misma marca y del mismo año y, además, los dos impecables y relativamente modernos para ser usados, hace que dentro de poco pueda salir con ellos con el club que os he mencionado antes. Me evito tener que restaurarlos, tengo las ventajas de la inyección y llevan muy poca electrónica pero la que llevan me gusta mucho: más que nada el ABS y el servo.
Volvamos ahora a la moto. En estos últimos 20 años solo he tenido una tetracilíndrica y, además, con un motor con la arquitectura totalmente diferente, la K1200S. Fue un paréntesis entre todas las GS que he tenido desde el 2004 para darme el gusto de tener un tetra gordo y relativamente deportivo por última vez pero soy un tío básicamente de moto de campo, fue con las motos que empecé y salvo etapas cortas de mi vida que he tenido RR y he entrado en circuito, las trail son las que me han llenado.
Así, pues, esta ha sido mi primera tetra en muuucho tiempo y me gustaría dejar aquí algunas impresiones.
Al sentarme sobre la moto, ya notas que es muy voluminosa pero, sobretodo, pesada. Es muy muy pesada y eso que yo vengo de una GSA que no es que sea ligera precisamente pero esta lo es más y además se nota.
Me he reencotrado también con mi añorado servofreno que, a pesar de tener detractores, a mí siempre me ha parecido una maravilla. Ya quisieran las motos modernas tener la potencia de frenado de esta moto de hace 20 años. En mi GS del 2004 lo tuve y desde entonces lo he añorado. Lo ideal sería tener esa potencia con el tacto de los frenos de hoy en día. Eso sería perfecto.
Una cosa que jamás me ha gustado e incluso odio con todas mis fuerzas es la antigua intermitencia de BMW con tanto mando. Que si un boton para el intermitente izquierdo, que si otro para el derecho y otro más para pararlos. Me parecía antediluviano ya antes y ahora ya ni os cuento. Si hubiera un kit para poner un monomando de intermitencia lo cambiaría sin dudarlo. Quizá esa manía se deba a que todas las motos no BMW que había tenido antes de entrar en la marca llevaban el monomando de intermitencia y me acostumbré a él pero es que, además, me parece de lo más lógico, no fallan nunca, sólo usas un dedo y no le das al cláxon por equivocación. Menos mal que ya hace muchos años que la marca no los usa. En fin, de nuevo cuestión de gustos y como no puede ser de otra manera respeto enormemente a los que la prefieran así.
Una vez en marcha con la K, para mí lo peor es el peso. Es una moto cabezona que, siendo sport turismo, tiene “escrito” sport es minúsculas y turismo en mayúsculas. Como he dicho, es una moto “cabezona” y te tienes que aplicar para entrar en curva. No es amante de carreteras tipo curvas de montaña y donde se siente más a gusto es en carreteras anchas y de buen asfalto, aunque si eres consciente de lo que llevas entre manos puedes llegar a disfrutar también por carreteras ratoneras pero no es para nada su habitat natural.
Otra cosa es su posición de conducción. Es casi de RT, muy cómoda. Es una Sport Turismo de esas de hace décadas con la cual podías hacer muchos kms por vías rápidas a velocidades que hoy en día serían de cárcel sin problemas y ese es, para mí, uno de sus problemas: hoy en día ya no viajo de esa manera y no porque no me guste (igual lo haría de vez en cuando, como también ll hacía de uvas a peras antes) sino porque no se puede.
Otra cosa que me ha sorprendido es que creía que su motor era muy fino y a falta de probarlo más no veo gran diferencia con la 1250 GSA que tengo. Tirar tira mucho, son casi los mismos caballos, pero veinte años de tecnología se notan y, en un bicilíndrico, se notan para bien.
A veces he oído hablar de la calidad de construcción actual y cómo lo de antes era mejor. Tengo mis dudas al respecto y teniendo ahora mismo la GSA y la K una al lado de otra, me cuesta mucho encontrar razones para pensar que la K tiene más calidad de materiales. Las dos me parece que, en este aspecto, son excepcionales. Veremos como envejece la GSA y cómo está dentro de 20 años pero me temo que seguirá luciendo bien a poco que se la cuide. Además, esto lo he visto en el foro desde siempre: se tiende ha decir que lo pasado era mejor y, personalmente, no me parece que sea así. Más simple y, por tanto, más sencillo de arreglar, no lo discutiré pero mejor… eso ya es harina de otro costal y no creo que nos pusiéramos de acuerdo. No obstante, repito que ahora mismo las tengo una al lado de otra y me he pasado un buen rato mirando y remirando y no encuentro que una sea mejor que la otra en ese sentido.
Dicen que las comparaciones son odiosas y, desde luego, comparar dos motos que tienen dos décadas de diferencia no es justo y está claro que la moderna se llevará el gato al agua por motor, por facilidad de conducción, etc. y eso sin contar que estoy comparando dos tipos de motos diferentes pero falta el último capítulo de este tostón.
Y el último capítulo, que es totalmente subjetivo, es el factor emocional. El llevar un vehículo clásico tiene que si conectas con él, las sensaciones van más allá de la finura, el peso, las prestaciones o la facilidad de conducción. Es más, es que estas cosas no es ya que pasen a un segundo plano, es que ni siquiera se tienen en cuenta. Y, precisamente, estoy contento porque así como con la R90S no conecté con esta sí lo he hecho y espero que no salga nunca de mi garaje. Además, a mí me gusta la tecnología y así como ahora estoy empezando a hacerle ojitos a los microordenadores de los 80 como el ZX Spectrum (con el que empecé a programar en Basic siendo niño), el Commodore 64 o el Amstrad, también me gusta que la K lleve tecnología “retro” de la que había cuando aún no había dejado mi década de veinteañero.
Por último, dejando aparte el tema del consumismo y demás, la verdad es que lo que hacen las motos modernas ya quisieran para sí tenerlo las clásicas. Sí que es verdad que con una moto con años a cuestas puedes hacer prácticamente lo mismo que con una moderna pero… de otra manera. Mi abuelo decía que para viajar en moto sólo hacían falta dos cosas: ganas de viajar y una moto (cualquier moto) y hoy en día sigue siendo así, pero la evolución es la evolución y quizás de un modelo a otro no lo notemos pero cuando te vas varias décadas hacia atrás te das cuenta de lo que hemos avanzado. Si es para bien o para mal depende de cada uno. Para mí, es para bien, no volveria a una GS de aire para un uso diario aunque sí tendría una de la primera serie para colección, pero eso no se dará porque no quiero más vehículos, lo que quiero es tener pocos y muy bien cuidados.
En fin, perdonad de nuevo el tocho y mi intención no es empezar discusiones de si X es mejor que Y. Simplemente os hablo de mis sensaciones y de lo que he ido pensando hoy mientras probaba mi “nueva” moto. Incluso puede que en unos años cambie de opinión porque nosotros también evolucionamos y, en consecuencia, lo hacen nuestros gustos.
Un saludo.
Ya puse en el foro que le había comprado una BMW K1200RS última serie (la del servo) a un buen amigo mío.
La moto está impecable porque mi amigo es el tío más meticuloso y exagerado (en el buen sentido de la palabra) que conozco. Sólo os diré que usaba un jabón especial para cada cosa cuando la limpiaba (bueno, en eso yo soy igual) y la tenía en el garaje cubierta con una funda especial antirayaduras. Es más, hasta le aplicaba una especie de aceite especial a las horquillas por fuera que las han conservado como nuevas. ¡Incluso desmontaba el carenado periódicamente para quitar hasta el polvo del motor!. La moto no tiene ni siquiera una picada. Se puede decir que está nueva.
Además, es un tío muy muy tranquilo llevando moto así que la moto no ha sufrido nada. Estamos hablando de una moto del 2004 o sea que tiene casi 20 años.
Antes de explicar mis sensaciones con ella, os diré el motivo por la cual la he comprado teniendo una GSA 1250.
Cuando mi amigo la compró me gustó mucho el diseño (es la blanca y azul, o sea los colores típicos de BMW) y medio en broma le dije entonces que cuando la vendiera me lo dijera, que me gustaba estéticamente y también me gustaba que llevara un motor peculiar, con los cilindros tumbados, que además tiene fama de ser uno de más fiables de la marca pudiendo hacer sin problemas muchos cientos de miles de kilómetros.
Hace unas semanas, nos encontramos por la calle por casualidad y como hacía tiempo que no nos veíamos y somos buenos amigos nos pusimos a hablar. Me comentó que dejaba el mundo de las motos por motivos de salud (no serios, pero que no le permiten seguir con la moto) y que ese mismo día la pondría a la venta.
Le pregunté el precio, me preguntó si la quería para mí y al decirle yo que sí me dijo una cifra vergonzosa…. de baja. Menos de la mitad del precio medio de estas motos. El motivo fue porque somos amigos y porque él sabía que la cuidaría bien y no le iría a tocar las narices si a la moto le pasaba algo porque, obviamente, ya hace muchos años que no tiene garantía.
Se la pagué hace ya semanas pero por ir mal de tiempo los dos, hasta la semana pasada no hicimos el cambio de nombre. De allí me fui a hacer un seguro a mi nombre y esta mañana hemos quedado a desayunar y a recogerla.
La verdad es que las motos clásicas y yo no nos hemos llevado muy bien. Con los coches ha sido diferente, he tenido habitualmente coches clásicos y siempre he disfrutado con ellos pero con las motos clásicas no ha sido así. No me han acabado de gustar nunca estéticamente y llevándolas no me lo he pasado bien.
Como muestra, os diré que hace años un amigo me vendio su R90S, lo que para muchos es el “summum” de las BMW, la cual compré para salir con el Club de Vehículos Clásicos de mi zona, pero nunca me pude hacer a ella. Simplemente, no me van las motos tan antiguas como habrá quien esas motos les irán estupendas y las modernas no les gustarán. Cuestión de gustos. Como decía mi abuela “entre todos hacemos el mundo”.
Pero estoy divagando y os había dicho que diría el motivo por la cual la he comprado. Bien, tengo un Z4 del mismo año que también está impecable con sólo 40.000 kms hechos todos por mí. Dentro de no mucho, será un vehículo clásico y el tener coche y moto de la misma marca y del mismo año y, además, los dos impecables y relativamente modernos para ser usados, hace que dentro de poco pueda salir con ellos con el club que os he mencionado antes. Me evito tener que restaurarlos, tengo las ventajas de la inyección y llevan muy poca electrónica pero la que llevan me gusta mucho: más que nada el ABS y el servo.
Volvamos ahora a la moto. En estos últimos 20 años solo he tenido una tetracilíndrica y, además, con un motor con la arquitectura totalmente diferente, la K1200S. Fue un paréntesis entre todas las GS que he tenido desde el 2004 para darme el gusto de tener un tetra gordo y relativamente deportivo por última vez pero soy un tío básicamente de moto de campo, fue con las motos que empecé y salvo etapas cortas de mi vida que he tenido RR y he entrado en circuito, las trail son las que me han llenado.
Así, pues, esta ha sido mi primera tetra en muuucho tiempo y me gustaría dejar aquí algunas impresiones.
Al sentarme sobre la moto, ya notas que es muy voluminosa pero, sobretodo, pesada. Es muy muy pesada y eso que yo vengo de una GSA que no es que sea ligera precisamente pero esta lo es más y además se nota.
Me he reencotrado también con mi añorado servofreno que, a pesar de tener detractores, a mí siempre me ha parecido una maravilla. Ya quisieran las motos modernas tener la potencia de frenado de esta moto de hace 20 años. En mi GS del 2004 lo tuve y desde entonces lo he añorado. Lo ideal sería tener esa potencia con el tacto de los frenos de hoy en día. Eso sería perfecto.
Una cosa que jamás me ha gustado e incluso odio con todas mis fuerzas es la antigua intermitencia de BMW con tanto mando. Que si un boton para el intermitente izquierdo, que si otro para el derecho y otro más para pararlos. Me parecía antediluviano ya antes y ahora ya ni os cuento. Si hubiera un kit para poner un monomando de intermitencia lo cambiaría sin dudarlo. Quizá esa manía se deba a que todas las motos no BMW que había tenido antes de entrar en la marca llevaban el monomando de intermitencia y me acostumbré a él pero es que, además, me parece de lo más lógico, no fallan nunca, sólo usas un dedo y no le das al cláxon por equivocación. Menos mal que ya hace muchos años que la marca no los usa. En fin, de nuevo cuestión de gustos y como no puede ser de otra manera respeto enormemente a los que la prefieran así.
Una vez en marcha con la K, para mí lo peor es el peso. Es una moto cabezona que, siendo sport turismo, tiene “escrito” sport es minúsculas y turismo en mayúsculas. Como he dicho, es una moto “cabezona” y te tienes que aplicar para entrar en curva. No es amante de carreteras tipo curvas de montaña y donde se siente más a gusto es en carreteras anchas y de buen asfalto, aunque si eres consciente de lo que llevas entre manos puedes llegar a disfrutar también por carreteras ratoneras pero no es para nada su habitat natural.
Otra cosa es su posición de conducción. Es casi de RT, muy cómoda. Es una Sport Turismo de esas de hace décadas con la cual podías hacer muchos kms por vías rápidas a velocidades que hoy en día serían de cárcel sin problemas y ese es, para mí, uno de sus problemas: hoy en día ya no viajo de esa manera y no porque no me guste (igual lo haría de vez en cuando, como también ll hacía de uvas a peras antes) sino porque no se puede.
Otra cosa que me ha sorprendido es que creía que su motor era muy fino y a falta de probarlo más no veo gran diferencia con la 1250 GSA que tengo. Tirar tira mucho, son casi los mismos caballos, pero veinte años de tecnología se notan y, en un bicilíndrico, se notan para bien.
A veces he oído hablar de la calidad de construcción actual y cómo lo de antes era mejor. Tengo mis dudas al respecto y teniendo ahora mismo la GSA y la K una al lado de otra, me cuesta mucho encontrar razones para pensar que la K tiene más calidad de materiales. Las dos me parece que, en este aspecto, son excepcionales. Veremos como envejece la GSA y cómo está dentro de 20 años pero me temo que seguirá luciendo bien a poco que se la cuide. Además, esto lo he visto en el foro desde siempre: se tiende ha decir que lo pasado era mejor y, personalmente, no me parece que sea así. Más simple y, por tanto, más sencillo de arreglar, no lo discutiré pero mejor… eso ya es harina de otro costal y no creo que nos pusiéramos de acuerdo. No obstante, repito que ahora mismo las tengo una al lado de otra y me he pasado un buen rato mirando y remirando y no encuentro que una sea mejor que la otra en ese sentido.
Dicen que las comparaciones son odiosas y, desde luego, comparar dos motos que tienen dos décadas de diferencia no es justo y está claro que la moderna se llevará el gato al agua por motor, por facilidad de conducción, etc. y eso sin contar que estoy comparando dos tipos de motos diferentes pero falta el último capítulo de este tostón.
Y el último capítulo, que es totalmente subjetivo, es el factor emocional. El llevar un vehículo clásico tiene que si conectas con él, las sensaciones van más allá de la finura, el peso, las prestaciones o la facilidad de conducción. Es más, es que estas cosas no es ya que pasen a un segundo plano, es que ni siquiera se tienen en cuenta. Y, precisamente, estoy contento porque así como con la R90S no conecté con esta sí lo he hecho y espero que no salga nunca de mi garaje. Además, a mí me gusta la tecnología y así como ahora estoy empezando a hacerle ojitos a los microordenadores de los 80 como el ZX Spectrum (con el que empecé a programar en Basic siendo niño), el Commodore 64 o el Amstrad, también me gusta que la K lleve tecnología “retro” de la que había cuando aún no había dejado mi década de veinteañero.
Por último, dejando aparte el tema del consumismo y demás, la verdad es que lo que hacen las motos modernas ya quisieran para sí tenerlo las clásicas. Sí que es verdad que con una moto con años a cuestas puedes hacer prácticamente lo mismo que con una moderna pero… de otra manera. Mi abuelo decía que para viajar en moto sólo hacían falta dos cosas: ganas de viajar y una moto (cualquier moto) y hoy en día sigue siendo así, pero la evolución es la evolución y quizás de un modelo a otro no lo notemos pero cuando te vas varias décadas hacia atrás te das cuenta de lo que hemos avanzado. Si es para bien o para mal depende de cada uno. Para mí, es para bien, no volveria a una GS de aire para un uso diario aunque sí tendría una de la primera serie para colección, pero eso no se dará porque no quiero más vehículos, lo que quiero es tener pocos y muy bien cuidados.
En fin, perdonad de nuevo el tocho y mi intención no es empezar discusiones de si X es mejor que Y. Simplemente os hablo de mis sensaciones y de lo que he ido pensando hoy mientras probaba mi “nueva” moto. Incluso puede que en unos años cambie de opinión porque nosotros también evolucionamos y, en consecuencia, lo hacen nuestros gustos.
Un saludo.