Szlak Orlich Gniazd - 'Nidos de Águilas' (Polonia)

Gabbercore

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Buenas a todo el foro.

Como ya dije en la crónica que abrí del viaje de este verano de 2025 hacia Silesia y Cárpatos (Polonia, Eslovaquia y República Checa), aquí os traigo una zona también poco conocida para el viajero que suele ir a Polonia en moto, pero que por bien razones de tiempo o por visitas a otros lugares más conocidos, pues no está valorada como ‘visita obligatoria’ por muchos. Sin embargo no deja de ser curioso.

Bien, el tema en cuestión es que como me sobraban algunos días en Polonia, pregunté por casa qué había cerca de Katowice que pudiese levantar mi interés y no fuese bajar al sur, pues las montañas Tatry ya las tengo vistas. Ademas pensé: “¿qué hago? ¿me quedo tirado en el sofa viendo Saber y Ganar en version polaca, o busco algo diferente?”. Opté por lo segundo, aunque lo primero tampoco lo descarto para futuras vacaciones. Me recomendaron una zona que estaba muy chula de recorrer, pero que quizá no tenía tantas curvas como yo acostumbro a buscar. Y es que a la hora de preparar cualquier viaje en moto, creo yo, todos buscamos también kurwas y paisajes lo más asombrosos posible.

La zona en cuestión está, digamos, en un punto entre Katowice y Częstochowa, en su parte este. Es una zona muy tranquila, con carreteras prácticamente vacías y donde vas atravesando en su mayor parte zonas de bosque combinadas con zonas un poco más rurales. Lo que más interés despertó en mí es que está repleta de castillos, y es por eso que estoy escribiendo esta mini crónica de esta zona.

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Para el que no lo sepa, zamek en polaco significa “castillo” en nuestra lengua, lo digo porque seguramente aparecerá en más de una foto o descripción. Por supuesto las descripciones de los lugares, sobre todo de los castillos, las he ido traduciendo y me lo ha ido contando la ‘jefa’, rollo “he estado aquí”… porque mi polaco, sintiéndolo mucho, no es para tirar cohetes de momento, aunque algo me defiendo hay algunas palabras que me quedo mirandolas como a runa nordica.
Bien, para que os situéis un poco, esta zona se conoce como la ruta de los Nidos de Águilas (Szlak Orlich Gniazd). Son una serie de castillos levantados en lo alto de formaciones rocosas de piedra caliza, construidos sobre todo en el siglo XIV bajo el reinado de Casimiro el Grande. La idea era crear una línea defensiva frente a los checos, aprovechando lo escarpado del terreno, encaramados en riscos imposibles, como si los hubieran construido con la única intención de que los enemigos se cansaran antes de llegar.

Algo que llama la atención de muchos de estos castillos es que la mayoría están en ruinas, culpa de los suecos. No por Ikea ni por ABBA : en el siglo XVII Polonia sufrió lo que se conoce como el “Diluvio Sueco”, cuando los ejércitos de Suecia invadieron y saquearon gran parte del país. Durante aquellos años (1655-1660) arrasaron fortalezas, ciudades y pueblos enteros, dejando tras de sí un reguero de destrucción. Por eso, en esta ruta de castillos, lo habitual no es encontrar palacios enteros sino murallas caídas y torres medio vencidas, que precisamente les dan ese aire tan especial.

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Salí de Katowice con la moto muy temprano, dejando atrás los polígonos industriales y el bullicio de la ciudad. Al principio la carretera principal está bastante concurrida, autopista/“droga nacional” con tramos de muchas marcas de neumáticos, tráfico de camiones, señales y urbanizaciones por los márgenes. Poco a poco, te vas desviando por carreteras secundarias (viales provinciales) que se internan en zonas de bosque: hayas, pinos; el verde se vuelve más íntimo. Las colinas empiezan a dibujarse en el horizonte, con rocas calcáreas asomando entre los árboles.

Cuando ya llevas una media hora o así, el asfalto mejora a tramos tranquilos, curvas suaves que suben y bajan. Casas de campo, pueblos pequeños con iglesias antiguas, campos cultivados, todo muy pausado. Se respira otra Polonia distinta de la urbana; menos ruido, más silueta de naturaleza. Y justo antes de llegar al castillo, los últimos kilómetros cruzan colinas más pronunciadas, la carretera se estrecha un poco, y de pronto aparece, sobre una roca, el perfil del torreón del Zamek Rabsztyn elevándose sobre árboles: algo así como si lo hubieran colocado ahí para que lo descubras rodando.

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Zamek Rabsztyn

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Aunque la moto no trepa aun, quiza en la proxima actualizacion de BMW.

Es una fortaleza que tiene sus orígenes en la Edad Media, levantada sobre un risco calizo como casi todos en esta ruta. En el siglo XIV perteneció a poderosos nobles de la región y más tarde fue ampliado con estilo renacentista. Durante las guerras con Suecia en el siglo XVII quedó prácticamente destruido y desde entonces no volvió a recuperar su esplendor. Hoy quedan las ruinas de la parte alta y una reconstrucción parcial del palacio, lo que lo hace muy pintoresco para la visita. No llegué a subir arriba, por lo escarpado, pero creo que por detrás se podría subir sin ningún problema.


De Rabsztyn seguí hacia el este, por carreteras secundarias bastante tranquilas. Es un tramo corto, apenas unos kilómetros, pero agradable: pasas por campos abiertos, praderas con heno y pequeños pueblos donde parece que el tiempo va más despacio. La carretera serpentea entre suaves colinas y, de vez en cuando, vuelven a aparecer esas formaciones rocosas de caliza blanca tan típicas de la zona. Es un paisaje sencillo pero muy agradable para rodar en moto, sin apenas tráfico y con buenas vistas.
El destino era el Zamek Pilcza, en la localidad de Smoleń. A diferencia de otros de la ruta, aquí sí se puede entrar y explorar el interior. El castillo se remonta al siglo XIV y estuvo ligado a familias nobles importantes, entre ellas los Pilecki. Más tarde pasó a manos de la reina Bona Sforza en el siglo XVI, época en la que tuvo bastante relevancia. Con las guerras y el paso del tiempo quedó en ruinas, pero hoy en día está restaurado en parte y se puede subir a la torre, desde la que se tienen unas vistas magníficas de todo el parque paisajístico de las colinas de Cracovia-Częstochowa. Pasear por dentro, entre murallas y torreones reconstruidos, permite hacerse una idea de cómo era la vida en estas fortalezas medievales. Las vistas impresionantes.

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Tienen como un sitio para pagar en su entrada, o eso parecia.

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Por si la lluvia acecha, que no te estropee la barbacoa.

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Rodeado de bosques verdes, puedes dar la vuelta al castillo, pero solo un sitio de subida.

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Por aqui es por donde se sube, mas vale estar en forma, la subida es pronunciada.

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Info.

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Y despues de casi echar el bofe, llegas a las puertas del Eden.

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Supongo que eso de madera, era para ajusticiar a gente lanzandoles todo tipo de verdura de temporada.

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Se puede tambien subir al torreon.

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Subida pronunciada, cuidado con las rocas resbaladizas.

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Espectaculares imagenes.

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Vista desde arriba a la 'plaza del castillo', llamemoslo asi.

Que conste, creo que para subir al castillo hay que pagar. La cantidad es irrisoria, hay como un puesto ahí donde puedes pagar y subir, pero no hay nadie vigilando y en el momento en el que yo llegué, no había nadie tampoco para cobrar, por lo tanto, pasé ‘gratis’, sin quererlo.

Desde Pilcza puse rumbo hacia el Zamek Ogrodzieniec, seguramente el más conocido de toda la ruta. El trayecto hasta allí continúa entre colinas y bosques, con tramos muy agradables de moto. La carretera va cruzando pueblos pequeños, donde lo que más destaca son las iglesias de torre puntiaguda y las casas bajas de tejados rojos. A medida que te acercas, empiezas a ver más movimiento: coches aparcados a los lados, carteles turísticos y gente caminando por los alrededores. Se nota que es un lugar mucho más concurrido.

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El castillo en sí es impresionante por lo que pude leer sobre él: levantado en el siglo XIV, llegó a ser una de las fortalezas más grandes y poderosas del “Nido de Águilas”. Pasó por manos de varias familias nobles y fue testigo de guerras y saqueos, hasta quedar en ruinas tras las invasiones suecas del siglo XVII. Hoy sus murallas y torres dominan el paisaje de las formaciones rocosas de Ogrodzieniec, y por eso es también el más visitado.

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Zamek Ogrodzieniec

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Zamek Ogrodzieniec, otro día nos veremos.

Yo, sin embargo, al ver la cantidad de gente que había, preferí seguir ruta. El bullicio no pegaba mucho con la tranquilidad de la moto y de los castillos más escondidos que había visto antes. Aun así, os dejo un par de fotos para que os hagáis una idea de su tamaño y de la espectacular silueta que tiene desde la carretera.

Desde Ogrodzieniec continué la ruta hacia el Zamek Bąkowiec, en la localidad de Morsko. El trayecto se hace por carreteras secundarias, con un ambiente mucho más relajado después del bullicio del castillo anterior. Vuelven los bosques y los campos abiertos, alguna que otra cantera de caliza y carreteras estrechas que se disfrutan en moto sin apenas tráfico. Es de esos tramos en los que te da la sensación de rodar “fuera de ruta”, casi escondido entre colinas.
El castillo de Bąkowiec, también conocido como las ruinas de Morsko, está situado sobre un promontorio rocoso y hoy forma parte de un complejo turístico con hotel y zona de recreo. Fue construido en el siglo XIV como parte de la línea defensiva de los Nidos de Águila, aunque su tamaño era mucho más modesto que otros de la ruta. Con el tiempo quedó abandonado y en ruinas, pero todavía conserva murallas y una torre que le dan carácter. No es el más espectacular, pero tiene ese encanto de castillo perdido entre bosques, casi olvidado, y precisamente por eso merece la parada.

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Zamek Bąkowiec

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Una foto a la vaca, que hacia mucho que no echaba una foto.

No llegué a investigar si se puede entrar o no, parecía más como algo turístico que allí permanecía frente al tiempo. Lo más impresionante era la zona donde estaba, recalco lo de entre bosques.

Desde Morsko puse rumbo hacia el Zamek Mirów, otro de los castillos más conocidos de esta ruta. El trayecto vuelve a ser corto, con carreteras que cruzan colinas suaves y pueblos muy pequeños, donde apenas hay movimiento. Es un rodar tranquilo.
El castillo de Mirów, hoy en ruinas, fue levantado en el siglo XIV como parte de la defensa contra los checos. Durante siglos perteneció a distintas familias nobles, hasta que quedó abandonado en el XVII tras el famoso “Diluvio Sueco”. A diferencia de otros, aquí las ruinas son muy evidentes: torres desmoronadas, muros abiertos, y todo ello rodeado de un entorno natural precioso. Cuando pasé por allí vi que había gente entrando, aunque no sé si de forma oficial o por senderos abiertos; yo decidí no entrar y seguir con la ruta porque me quedaban aún un par de ellos y empezaba a haber hambre. Aun así, impresiona ver cómo esas piedras medio vencidas siguen dominando el paisaje tantos siglos después.

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Zamek Mirów, con ventanas y todo aun.

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Muy cerca de Mirów, apenas a un kilómetro de distancia, se levanta el Zamek Bobolice. De hecho, se puede ir caminando de uno a otro siguiendo un sendero que conecta ambos castillos, lo que demuestra lo estratégica que era esta zona en tiempos medievales. La carretera que lleva hasta allí discurre entre colinas verdes y formaciones rocosas de caliza, y en cuanto te acercas, la silueta del castillo destaca enseguida.
A diferencia de Mirów, el castillo de Bobolice ha sido reconstruido en gran parte. Originalmente se levantó en el siglo XIV bajo Casimiro el Grande, sufrió el mismo destino que muchos otros durante las guerras con Suecia, y quedó en ruinas durante siglos. En los últimos años fue restaurado y hoy luce prácticamente entero, con torres, murallas y un aspecto que recuerda a un castillo de cuento, casi de película de Disney.

Yo no entré, preferí quedarme con la vista desde fuera, que ya de por sí es espectacular. Las imágenes hablan por sí solas: un castillo blanco sobre la roca, rodeado de verde, con un aire majestuoso que contrasta mucho con las ruinas de Mirów que acabas de dejar atrás.

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Zamek Bobolice

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Este sí que lo tengo pendiente de pasar dentro, porque la zona es espectacular. 100% recomendable.

Desde Bobolice seguí hacia Olsztyn, ya bastante más al norte, acercándome de nuevo hacia Częstochowa. El camino se va haciendo más abierto, con tramos de carretera secundaria en buen estado, pasando por pueblos rurales y colinas de caliza que cada vez aparecen más a menudo. Aquí ya notas que estás recorriendo el corazón de la meseta de Jura de Cracovia-Częstochowa, con paisajes amplios y esas rocas blancas que brotan entre bosques y praderas.
Antes de llegar al castillo, me desvié por una pista offroad para poder acercarme y sacar algunas imágenes desde otro ángulo. Fue un acierto, porque desde esas sendas el castillo aparece casi de golpe, dominando el horizonte sobre un promontorio rocoso.

El Zamek Olsztyn es uno de los más espectaculares de la ruta, incluso en ruinas. Se levantó en el siglo XIV como parte de la línea defensiva de Casimiro el Grande, y llegó a ser una fortaleza importante. Como tantos otros, quedó arrasado durante las invasiones suecas del XVII, pero aún conserva torres muy altas y murallas extensas que le dan una silueta imponente. Pasear por los alrededores, con las rocas y las ruinas mezclándose con el paisaje, hace que sea de los castillos que más transmiten la fuerza de aquella época.

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Zamek Olsztyn

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No se nota en la foto, pero la pendiente era un poco pronunciada.

Y para rematar la jornada, paré a comer en la misma localidad de Olsztyn, en un restaurante llamado Leśny. Pedí un plato típico de la zona… no me preguntéis qué era, porque entre el polaco del menú y mi hambre voraz me limité a señalar y asentir con la cabeza. Eso sí, estaba buenísimo, de esos que te dejan con la duda de si realmente quieres saber lo que lleva o mejor quedarte con la magia del momento.

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Restauracja Lesny

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No me preguntéis que es, estaba refrescante y muy natural.

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Riquísimo, a ver si me dice alguien como se llama el plato.

Con el estómago lleno y el móvil cargado de fotos, puse fin a esta pequeña aventura por los Nidos de Águilas. Una ruta sin grandes curvas alpinas ni puertos interminables, pero con castillos en cada esquina y un ambiente que mezcla historia, ruinas y naturaleza a partes iguales. Vamos, que no me crucé con ningún dragón ni princesa, pero por un día rodé entre murallas como en un cuento medieval… versión motera, claro.

En lo personal, me ha parecido un recorrido muy interesante. Creo que es de esos sitios que, sin ser “visita obligatoria”, aportan mucho valor si algún año alguien del foro decide hacer un viaje centrado solo en Polonia. Aquí tiene un buen ejemplo de lugares que merecen una parada y que no salen siempre en las guías de viaje rápidas. Probablemente lo siguiente que haga sea tirar hacia el noreste, a la zona de los Lagos de Masuria (Mazury), con un amigo, y explorar todo ese paisaje que me han vendido como espectacular.
Además, Polonia es un país muy libre y abierto, con una cultura sorprendentemente cercana a la nuestra. El choque cultural es mínimo: a poco que te sueltes, los polacos y los españoles nos entendemos de maravilla. Ya lo decía un amigo mío: “si nos ponen a beber juntos, no se nota quién es de dónde”. Así que entre paisajes, carreteras tranquilas y castillos en cada esquina, puedo decir que ha sido una experiencia más que positiva.

Si has llegado hasta aquí, muchas gracias por leer. Espero que esta crónica sirva para dar ideas y que, si alguien se anima, tenga claro que Polonia es mucho más que Varsovia, Cracovia y las montañas Tatry.

- Ruben -
 

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Jo, otro pedazo de crónica, de esas rutas que invitan a ir, fuera de -en algún lugar concreto- masificaciones.

Gracias por compartir y acompañar de estupendas fotos.😉
 
Una interesante ruta y un elaborado trabajo.

Está catalogado en las crónicas en la misma línea que la de Silesia (etc.) al tratarse del mismo viaje (aunque separado por "//").

Gracias por la publicación (y)

.
 
Muchas gracias. Muy interesante y muy bonito.

Un saludo.
Gracias a ti por leerlo. Un saludo!

Super interesante ! me encanta Polonia y me apunto la ruta por varias razones.

Gracias
Muchas gracias. Si ya has ido mas veces poco te voy a decir, yo lo tengo claro y a base de viajar me voy dando mas cuenta, de que prefiero este tipo de viajes/aventuras, que los tipicos sitios masificados y archiconocidos. Quiza me esta cambiando el gusto, sin menospreciar ningun lugar ojo.

Jo, otro pedazo de crónica, de esas rutas que invitan a ir, fuera de -en algún lugar concreto- masificaciones.

Gracias por compartir y acompañar de estupendas fotos.😉
Mil gracias. Justo lo que le estaba comentando al compi de arriba, josepmaria, que desde luego este pais invita. Tengo ganas de darle a Mazury, veremos a ver.

Una interesante ruta y un elaborado trabajo.

Está catalogado en las crónicas en la misma línea que la de Silesia (etc.) al tratarse del mismo viaje (aunque separado por "//").

Gracias por la publicación (y)

.
Muchas gracias a vosotros Carolus, es un gusto compartir en este foro las cronicas. Un saludo.

Muy interesante tu viaje, un saludo.
Muchas gracias Quique, un saludo!
 
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