Es así de sencillo. Quitas el conector de bujía, quitas la bujía. Aflojas los cuatro tornillos y sale la tapa, posiblemente tengas que darle un pequeño golpe con un martillo de plástico o un taco de madera para que suelte. Te puedes encontrar con un poco de aceite que haya quedado reposado en la culata, pon un cartón o un recipiente debajo en el suelo para recogerlo ( es poco).
Pero lo más importante: Cuando vayas a montar de nuevo acuérdate de apretar los tornillos en cruz y no pasarte del par máximo, pues corres el riesgo de romper las roscas.
La tapa tiene dos juntas, una en forma de anillo para el asiento del hueco de la bujía y otra más grande rectangular para el asiento del perímetro de la tapa. Si están en buen estado no es necesario cambiarlas.