docemonos
Curveando
- Registrado
- 7 May 2004
- Mensajes
- 1.963
- Puntos
- 0
Buenas foro.
He encontrado este interesante y divertido mensaje en un foro de telefonía móvil, pero está claramente orientado a los moteros, a ver que os parece, a mí me ha parecido para enmarcar...
"
Me he tomado la libertad de hacer copy&paste de este artículo directamente desde otro foro de motos. El original es de la revista "MOTORCYCLE PERFORMANCE" (de febrero 2002) y el autor del texto que sigue, Alex Tornasol.
NOS VAMOS YA, ¿O QUÉ ?
Consejos, comentarios e ideas para preparar bien un viaje en moto.
Enredando com mapas, revisando la moto, ojeando revistas, recontando nuestros ahorros, renovando el pasaporte, comprobando la presión de nuestras pelotas –hinchadas tras un año de duro y esclavista trabajo- e iniciando la cuenta atrás de lo que nos queda para las vacaciones. Así estamos muchos, preparando nuestro mes de carretera. Lo llaman ilusión.
Pero, ¡ay, amigos! un viaje en moto no es ninguna tontería. Hay que hacer bien las cosas si no queremos regresar antes de tiempo con los bolsillos vacíos, un ojo negro y la moto subida en un camión. ¡Tenemos que preparar nuestro viaje!
¿QUE NECESITAMOS?
Para hacer un viaje en moto, evidentemente, necesitamos una moto. ¿Y qué moto? Da igual. Se puede viajar en una megarutera, en una Cady, en una R, en una clásica o en un carrito de polos. Lo único que se debe tener en cuenta es que cada tipo de moto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Vamos, que la tuya te sirve perfectamente. Lo de la moto no es un problema. ¡Una cosa resuelta!
¿Qué más necesitamos? Claro, necesitamos dinero. Pero no creáis que esto supone un problema muy grave. Basta con acomodar nuestro viaje a nuestras posibilidades económicas. Es decir, si andas a dos velas ni te plantees una ruta por los Paradores. Por supuesto, es mucho mejor dormir en una cama que en el banco de un parque, así que (seguramente llego tarde para dar este consejo), ponte a ahorrar desde ya. No es muy divertido viajar fumándote las colillas que han tirado otros fumadores y bebiéndote los culines de los cubatas que algunos inconscientes han dejado sin terminar. No obstante, hay gente que ha logrado sobrevivir vaciando los platillos de las propinas de las terrazas de verano. Es una cuestión de habilidad.
¿Alguna cosa más? Sí, lo más difícil de conseguir. Nos hace falta tiempo, un buen viaje en moto necesita, por lo menos, 20 días libres. Con 30 se logran resultados excelentes. Si se tienen 90 es posible que por fin se olviden de ti en la Dirección General de Policía y si puedes gozar de todo un año es que te has jubilado o te ha tocado la bono-loto.
A veces tienes tiempo, pero tu suegra quiere que vayas a la boda de la hortera de la prima Puri, o tu novia pretende que vayas a conocer a sus primos que son majísimos, o tu madre quiere que cuides del abuelito, o...¡Mándalos al guano! Solo son vampiros de tiempo disfrazados de familiares. Esto del tiempo sí que es un problema irresoluble.
Pero bueno, supongamos que tenemos una moto normal y corriente, un mes de vacaciones y una cuenta corrienteque goza de buena salud. ¡Vamos a organizarlo todo!
¿SOLO O ACOMPAÑADO?
He aquí el primer dilema que se nos presenta cuando preparamos un viaje. ¿Nos vamos de "lonely rider" o nos las piramos con algún amigo/s? Sopesemos las ventajas de cada caso:
En solitario:
- No tienes que discutir con nadie (cuanta más gente, más violenta resulta la discusión)
- Tu dinero es solo tuyo
- Vas a donde te da la gana sin consultarlo
- No tienes que aguantar sus borracheras (de él o de ellos)
- Cuando pillas con una gachi no tienes que aguantar que se te enfaden porque les dejas colgados
- Nadie te gorronea tabaco
-.....................(rellena con tus propias ideas)
En compañía:
- Tienes alguien con quien hablar en medio del desierto
- Puedes compartir presupuesto y ahorras gastos
- Vas a dónde tú propones imponiéndote a mamporros al resto del grupo (así se hace ejercicio)
- Tus compañeros te llevan a la cama cuando la borrachera te supera
- Cuando uno de tus amigos pilla con una gachí los demás tenéis posibilidades con alguna de sus amigas
- Siempre hay alguien al que gorronear tabaco
-......................(rellena con tus propias anti-ideas)
Como veis, ésta es una cuestión sin solución clara. La opción elegida dependerá de tu propio carácter. Eso sí, voy a daros un consejito. Si optas por ir en grupo, y de tienda de campaña, que cada uno se lleve su tienda. Yo no pienso ir a separaros a las 5 de la mañana cuando os estéis matando porque uno se ha "peído" o porque otro ronca.
EQUIPAJE Y EQUIPAMIENTO
En moto, el equipaje debe ser como el sostén de una cupletista, cuanto más pequeño y ligero, mejor. Se trata de no llevar volúmenes engorrosos ni un peso inaguantable, y de que cada vez que descarguemos la moto, podamos llevarlo todo sin que se nos parta la espalda. Al mismo tiempo debemos lograr que lo que llevemos sea absolutamente necesario. ¡No acarrear nada inútil!; justo como un buen matrimonio (si es que hay esa clase de matrimonios).
Cada persona debería llevar un conjunto de ropa de repuesto mínimo (os recuerdo que hay lavanderías y que en los hoteles tú mismo puedes transformar tu bañera en una formidable lavadora manual). Más de dos mudas sería un exceso intolerable. Y la habilidad previsora consiste en que en su momento podamos disponer de ropa apta lo mismo para un día caluroso (el nudismo está perseguido en algunos países) que para un día de lluvia (hay chubasqueros de esos que se ponen encima de todo y que caben bajo el asiento que son una maravilla).
El neceser de aseo personal se puede confeccionar a base de botecitos de esos que te dan de regalo con la compra del megaenvase familiar de 18 litros (recuerdo aquí que al motorista se le perdona un cierto desaliño y falta de aseo personal por su peculiar modo de vida y autotransporte).
Yo recomiendo, esto es una opinión personal (y como decía Harry "el sucio", las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene una), que os llevéis una tienda individual (de esas que venden para cicloturismo que ocupan lo que un paquete de kleenex y pesan –es el caso de la mía- menos de 1,5 kg) y un saco bien comprimido (también de los que usan los bicicleteros). Aunque penséis ir de hotel en hotel, tened en cuenta que en ocasiones pueden surgir imprevistos o que apetezca pasar la noche en un lugar salvaje y sin infraestructura hotelera (esos son los mejores destinos).
Durante el viaje, esto es, en la conducción; yo apuesto por el cuero o el terno tipo barbour. Sí, aunque haga muchísimo calor (ya veréis como se os ocurra ir en manga corta y luego notéis que el aire caliente os ha abrasado la piel..., entonces os acordareis de este imbécil que propone ir de cuero por Extremadura en agosto). Ahora, un truco muy bueno para no deshidratarse al circular sin tener que parar cada veinte kilómetros en un bar: Se trata de una especie de joroba de agua fresquita que los bicicleteros y los del enduro llevan a la espalda con un tubito y van chupando. ¡Funciona estupendo!
Además, hay que pensar en la moto, que también tiene sus necesidades. No olvidéis preparar un bien pensado cajetín de herramientas (no se trata de que hagáis un cambio de segmentos en el arcén, debéis pensar en pequeñas caidas, en ligeros pero molestos desperfectos y en las averías más comunes con que os castigue vuestra moto). En caso de viajes-aventura yo buscaría la manera más sencilla y efectiva de reparar neumáticos y llevaría repuestos para muchas piezas vitales. Y para cualquier viaje largo (sin aventura ni nada), siempre es aconsejable llevar una maneta y un reposapiés de repuesto por si se os cae la moto en un aparcamiento. Y que no se os olvide un rollo de cinta americana y unos metros de cable eléctrico.
Luego hay que acordarse de la ley y el orden público. No os dejéis en la mesita de noche la documentación al día (la poli nunca duerme y aparece cuando menos se la espera, son como unas almorranas de uniforme). Aseguraos de que tenéis una asistencia en viaje del seguro efectiva (si vais de viaje-aventura olvidaos de esto último y llevaos cuentas de vidrio para intercambiar con los nativos).
Y por último, nos asalta el pánico: ¿cómo llevamos todo esto? Tú sabras, tío. Hay bauletes, alforjas, maletas, bolsas-sobredepósito y hasta las más simples mochilas amarradas con redes o pulpos. ¿¡O es que te lo tengo que decir todo yo!?
¿DÓNDE DORMIMOS?
Veamos; ¿cómo andamos de pelas?, ¿cómo estamos de la columna?, ¿todo bien? Pues entonces lo ideal es alternar los hotelitos recoletos y agradables con las noches en tu tienda de campaña, en lugares idílicos, dormitando bajo las estrellas. ¿Qué no nadáis en el dólar pero gozáis de una salud física envidiable? Pues a gitanear en la tienda que también tiene su encanto. ¿Ni dinero ni cervicales en buen estado? Pues te quedas en casa y te bajas todas las tardes al Hogar del Jubilado a jugar una partidita de dominó con el resto de momias, digo, perdón, de pensionistas.
Eso sí, la mejor relación calidad/precio en esto de la hostelería se consigue siguiendo ciertas premisas: En España un hostal es siempre más barato que un hotel. Una pensión es más barata que un hostal. En una pensión puedes oír trotar a las pulgas bajo tu cama. El resto de establecimientos hoteleros carece de zoológico. Un establecimiento en una ciudad es siempre más caro que otro similar en un pueblo cercano. Lo que se anuncia como hotel pero está pintado de rosa y tiene un cartel de neón rojo que pone Jessica's no es un hotel. Una casa rural suele ser la mejor opción, pero hay que reservar porque están siempre plagadas de matrimonios catalanes con dos niños. La acampada libre siempre es mejor que un camping. Recordad que un camping no es otra cosa que un campamento de refugiados kurdos de pago. En el extranjero, todo lo anterior sigue siendo válido si tenéis en cuenta que cambian de nombre a las diferentes categorías hosteleras. Para cada país confeccionaos vuestra propia tabla de analogías. Pero ¡desconfiad de Italia! pues allí no siempre se corresponde la categoría oficial del hotel con la calidad de las instalaciones.
¿CON QUIÉN DORMIMOS?
Nos engañaríamos a nosotros mismos si no reconociésemos que uno de los objetivos de cualquier viaje es el siempre cochino y cansado pero divertido sexo. El que diga que viaja exclusivamente por cultura o por disfrutar de la naturaleza está mintiendo. Y si no, ...¿por qué en todas las guías turísticas de este planeta siempre aparece una maciza en la portada? Reconozcámoslo, somos unos guarros. Y esto del sexo se basa en dos cuestiones: 1.- ¿me lo llevo puesto o me lo busco por el camino? (traducción: ¿me voy con la novia o me la dejo en casa?) 2.- ¿pago o intento entrar en colada? (traducción: no necesita traducción, tío asqueroso, que lo has entendido perfectamente). Y al final, la respuesta a estas preguntas es siempre la misma. Vuelves a casa y en un bar les cuentas a tus amigos que te has puesto ciego a pibitas y que, para machote tú, cuando en realidad no te has comido ni los mocos.
¿DÓNDE COMEMOS?
Aunque no os lo creáis, esto, al final, cuando haces recuento al volver a casa, es lo que resulta más costoso. Pero hay soluciones para que este asunto no nos amargue el viaje. Mis recomendaciones son:
1.- Un restaurante para turistas de esos que anuncian comida típica se distinguen por sus escasas raciones y sus extensas facturas.
2.- Un restaurante para camioneros (perdón, hoy transportistas) se distingue por sus extensas raciones y sus escasas facturas.
3.- Ni que decir tiene que la cocinera del restaurante de carretera sabe mucho más de su oficio que el artista restaurador del pesebre para sibaritas.
4.- Si estás lejos de las rutas transitadas sigue a la primera cuadrilla de albañiles, peones camioneros o currelas sin clasificar, a la hora del almuerzo. Ellos sí que son un perfecto indicio del mejor menú por el menor precio. Son mil veces mejor que la guía Michelín y funcionan gratis.
5.- Y el mejor almuerzo es el que te montas tú con un buen jamón, un taco de queso, un racimo de uvas y una botella de buen vino en un lugarejo agradable paisajísticamente.
6.- Los supermercados te abastecerán cuando todo falle.
¿LE ECHAMOS UN VISTAZO A LA MOTO?
Tú sabrás como tienes la moto, pero si contamos, de entrada, con un motor en condiciones yo revisaría (por este orden): neumáticos (un manómetro de bolsillo es un estupendo compañero de viaje), radios (si los hay) y llantas, suspensiones (cambiar el aceite de horquilla por primera vez en los últimos 5 años no estaría de más), frenos (pastillas, zapatas, líquido...), transmisión, correa o cadena y piñones (sale más barato cambiar que un disgustillo), limpieza de carburadores y filtro de aire (en verano es cuando más polvo chupa un filtro y a veces un cambio viene bien), encendido, bujías (¡cámbialas, coño, que son 500 pelas!) y un apriete de tornillería nunca sobra.
Y lo más importante: ¡no dejes la revisión para el último día! Recuerda que las motos siempre se averían al día siguiente de la visita al taller (esto es una ley física infalible) y que conviene hacer por lo menos 200 kilómetros con la moto (para cercionarse de que todo va bien) antes de salir de viaje.
¿POR DÓNDE VAMOS?
Sí, no queda más remedio que hacerse con un buen mapa. Y la cosa está difícil si vais al extranjero. Si el destino es otro país de Europa no os queda más remedio que visitar una buena librería especializada en cartografía e ir comparando hasta elegir el que mejor pinta tenga (que no siempre será el mejor). Esto, o perderte buscando mapas en Internet.
La escala ideal para hacer carretera es 1:200.000. Si vais a los USA lo tenéis a huevo, os compráis en el primer revistero yanqui el Rand Mcnally Road Atlas y os despreocupáis del asunto. Si vais a África o a la extinta Unión Soviética no os compréis un mapa, compraos un AK-47 y varias cajas de munición. Si vais a Sudamérica, pasad de mapas y preguntad a los nativos; ¡cualquier ocasión es buena para desarrollar la habladera que todo latinoamericano lleva dentro!
Y si vais a España la cosa se pone fácil. Para planear el viaje lo mejor es visitar www.guiacampsa.com (si tienes Internet) o una oficina muy graciosa que seguro que hay en la capital de tu provincia y que da en llamarse Instituto Geográfico Nacional. Allí te compras mapas provinciales 1:200.000 si vas por carretera o los típicos de 1:25.000 y 1:50.000 si quieres aventurarte por el campo. Está fenomenal y es barato.
¿POR DÓNDE VOLVEMOS?
Pero vamos a ver, ¿tú eres idiota, o qué te pasa? Si hacemos un viaje es con la esperanza de no tener que volver a la misma rutina de siempre. Tú planea el viaje hasta el destino, que de la vuelta ya se encargará la providencia. Suerte, y ¡BUEN VIAJE!"
He encontrado este interesante y divertido mensaje en un foro de telefonía móvil, pero está claramente orientado a los moteros, a ver que os parece, a mí me ha parecido para enmarcar...
"
Me he tomado la libertad de hacer copy&paste de este artículo directamente desde otro foro de motos. El original es de la revista "MOTORCYCLE PERFORMANCE" (de febrero 2002) y el autor del texto que sigue, Alex Tornasol.
NOS VAMOS YA, ¿O QUÉ ?
Consejos, comentarios e ideas para preparar bien un viaje en moto.
Enredando com mapas, revisando la moto, ojeando revistas, recontando nuestros ahorros, renovando el pasaporte, comprobando la presión de nuestras pelotas –hinchadas tras un año de duro y esclavista trabajo- e iniciando la cuenta atrás de lo que nos queda para las vacaciones. Así estamos muchos, preparando nuestro mes de carretera. Lo llaman ilusión.
Pero, ¡ay, amigos! un viaje en moto no es ninguna tontería. Hay que hacer bien las cosas si no queremos regresar antes de tiempo con los bolsillos vacíos, un ojo negro y la moto subida en un camión. ¡Tenemos que preparar nuestro viaje!
¿QUE NECESITAMOS?
Para hacer un viaje en moto, evidentemente, necesitamos una moto. ¿Y qué moto? Da igual. Se puede viajar en una megarutera, en una Cady, en una R, en una clásica o en un carrito de polos. Lo único que se debe tener en cuenta es que cada tipo de moto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Vamos, que la tuya te sirve perfectamente. Lo de la moto no es un problema. ¡Una cosa resuelta!
¿Qué más necesitamos? Claro, necesitamos dinero. Pero no creáis que esto supone un problema muy grave. Basta con acomodar nuestro viaje a nuestras posibilidades económicas. Es decir, si andas a dos velas ni te plantees una ruta por los Paradores. Por supuesto, es mucho mejor dormir en una cama que en el banco de un parque, así que (seguramente llego tarde para dar este consejo), ponte a ahorrar desde ya. No es muy divertido viajar fumándote las colillas que han tirado otros fumadores y bebiéndote los culines de los cubatas que algunos inconscientes han dejado sin terminar. No obstante, hay gente que ha logrado sobrevivir vaciando los platillos de las propinas de las terrazas de verano. Es una cuestión de habilidad.
¿Alguna cosa más? Sí, lo más difícil de conseguir. Nos hace falta tiempo, un buen viaje en moto necesita, por lo menos, 20 días libres. Con 30 se logran resultados excelentes. Si se tienen 90 es posible que por fin se olviden de ti en la Dirección General de Policía y si puedes gozar de todo un año es que te has jubilado o te ha tocado la bono-loto.
A veces tienes tiempo, pero tu suegra quiere que vayas a la boda de la hortera de la prima Puri, o tu novia pretende que vayas a conocer a sus primos que son majísimos, o tu madre quiere que cuides del abuelito, o...¡Mándalos al guano! Solo son vampiros de tiempo disfrazados de familiares. Esto del tiempo sí que es un problema irresoluble.
Pero bueno, supongamos que tenemos una moto normal y corriente, un mes de vacaciones y una cuenta corrienteque goza de buena salud. ¡Vamos a organizarlo todo!
¿SOLO O ACOMPAÑADO?
He aquí el primer dilema que se nos presenta cuando preparamos un viaje. ¿Nos vamos de "lonely rider" o nos las piramos con algún amigo/s? Sopesemos las ventajas de cada caso:
En solitario:
- No tienes que discutir con nadie (cuanta más gente, más violenta resulta la discusión)
- Tu dinero es solo tuyo
- Vas a donde te da la gana sin consultarlo
- No tienes que aguantar sus borracheras (de él o de ellos)
- Cuando pillas con una gachi no tienes que aguantar que se te enfaden porque les dejas colgados
- Nadie te gorronea tabaco
-.....................(rellena con tus propias ideas)
En compañía:
- Tienes alguien con quien hablar en medio del desierto
- Puedes compartir presupuesto y ahorras gastos
- Vas a dónde tú propones imponiéndote a mamporros al resto del grupo (así se hace ejercicio)
- Tus compañeros te llevan a la cama cuando la borrachera te supera
- Cuando uno de tus amigos pilla con una gachí los demás tenéis posibilidades con alguna de sus amigas
- Siempre hay alguien al que gorronear tabaco
-......................(rellena con tus propias anti-ideas)
Como veis, ésta es una cuestión sin solución clara. La opción elegida dependerá de tu propio carácter. Eso sí, voy a daros un consejito. Si optas por ir en grupo, y de tienda de campaña, que cada uno se lleve su tienda. Yo no pienso ir a separaros a las 5 de la mañana cuando os estéis matando porque uno se ha "peído" o porque otro ronca.
EQUIPAJE Y EQUIPAMIENTO
En moto, el equipaje debe ser como el sostén de una cupletista, cuanto más pequeño y ligero, mejor. Se trata de no llevar volúmenes engorrosos ni un peso inaguantable, y de que cada vez que descarguemos la moto, podamos llevarlo todo sin que se nos parta la espalda. Al mismo tiempo debemos lograr que lo que llevemos sea absolutamente necesario. ¡No acarrear nada inútil!; justo como un buen matrimonio (si es que hay esa clase de matrimonios).
Cada persona debería llevar un conjunto de ropa de repuesto mínimo (os recuerdo que hay lavanderías y que en los hoteles tú mismo puedes transformar tu bañera en una formidable lavadora manual). Más de dos mudas sería un exceso intolerable. Y la habilidad previsora consiste en que en su momento podamos disponer de ropa apta lo mismo para un día caluroso (el nudismo está perseguido en algunos países) que para un día de lluvia (hay chubasqueros de esos que se ponen encima de todo y que caben bajo el asiento que son una maravilla).
El neceser de aseo personal se puede confeccionar a base de botecitos de esos que te dan de regalo con la compra del megaenvase familiar de 18 litros (recuerdo aquí que al motorista se le perdona un cierto desaliño y falta de aseo personal por su peculiar modo de vida y autotransporte).
Yo recomiendo, esto es una opinión personal (y como decía Harry "el sucio", las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene una), que os llevéis una tienda individual (de esas que venden para cicloturismo que ocupan lo que un paquete de kleenex y pesan –es el caso de la mía- menos de 1,5 kg) y un saco bien comprimido (también de los que usan los bicicleteros). Aunque penséis ir de hotel en hotel, tened en cuenta que en ocasiones pueden surgir imprevistos o que apetezca pasar la noche en un lugar salvaje y sin infraestructura hotelera (esos son los mejores destinos).
Durante el viaje, esto es, en la conducción; yo apuesto por el cuero o el terno tipo barbour. Sí, aunque haga muchísimo calor (ya veréis como se os ocurra ir en manga corta y luego notéis que el aire caliente os ha abrasado la piel..., entonces os acordareis de este imbécil que propone ir de cuero por Extremadura en agosto). Ahora, un truco muy bueno para no deshidratarse al circular sin tener que parar cada veinte kilómetros en un bar: Se trata de una especie de joroba de agua fresquita que los bicicleteros y los del enduro llevan a la espalda con un tubito y van chupando. ¡Funciona estupendo!
Además, hay que pensar en la moto, que también tiene sus necesidades. No olvidéis preparar un bien pensado cajetín de herramientas (no se trata de que hagáis un cambio de segmentos en el arcén, debéis pensar en pequeñas caidas, en ligeros pero molestos desperfectos y en las averías más comunes con que os castigue vuestra moto). En caso de viajes-aventura yo buscaría la manera más sencilla y efectiva de reparar neumáticos y llevaría repuestos para muchas piezas vitales. Y para cualquier viaje largo (sin aventura ni nada), siempre es aconsejable llevar una maneta y un reposapiés de repuesto por si se os cae la moto en un aparcamiento. Y que no se os olvide un rollo de cinta americana y unos metros de cable eléctrico.
Luego hay que acordarse de la ley y el orden público. No os dejéis en la mesita de noche la documentación al día (la poli nunca duerme y aparece cuando menos se la espera, son como unas almorranas de uniforme). Aseguraos de que tenéis una asistencia en viaje del seguro efectiva (si vais de viaje-aventura olvidaos de esto último y llevaos cuentas de vidrio para intercambiar con los nativos).
Y por último, nos asalta el pánico: ¿cómo llevamos todo esto? Tú sabras, tío. Hay bauletes, alforjas, maletas, bolsas-sobredepósito y hasta las más simples mochilas amarradas con redes o pulpos. ¿¡O es que te lo tengo que decir todo yo!?
¿DÓNDE DORMIMOS?
Veamos; ¿cómo andamos de pelas?, ¿cómo estamos de la columna?, ¿todo bien? Pues entonces lo ideal es alternar los hotelitos recoletos y agradables con las noches en tu tienda de campaña, en lugares idílicos, dormitando bajo las estrellas. ¿Qué no nadáis en el dólar pero gozáis de una salud física envidiable? Pues a gitanear en la tienda que también tiene su encanto. ¿Ni dinero ni cervicales en buen estado? Pues te quedas en casa y te bajas todas las tardes al Hogar del Jubilado a jugar una partidita de dominó con el resto de momias, digo, perdón, de pensionistas.
Eso sí, la mejor relación calidad/precio en esto de la hostelería se consigue siguiendo ciertas premisas: En España un hostal es siempre más barato que un hotel. Una pensión es más barata que un hostal. En una pensión puedes oír trotar a las pulgas bajo tu cama. El resto de establecimientos hoteleros carece de zoológico. Un establecimiento en una ciudad es siempre más caro que otro similar en un pueblo cercano. Lo que se anuncia como hotel pero está pintado de rosa y tiene un cartel de neón rojo que pone Jessica's no es un hotel. Una casa rural suele ser la mejor opción, pero hay que reservar porque están siempre plagadas de matrimonios catalanes con dos niños. La acampada libre siempre es mejor que un camping. Recordad que un camping no es otra cosa que un campamento de refugiados kurdos de pago. En el extranjero, todo lo anterior sigue siendo válido si tenéis en cuenta que cambian de nombre a las diferentes categorías hosteleras. Para cada país confeccionaos vuestra propia tabla de analogías. Pero ¡desconfiad de Italia! pues allí no siempre se corresponde la categoría oficial del hotel con la calidad de las instalaciones.
¿CON QUIÉN DORMIMOS?
Nos engañaríamos a nosotros mismos si no reconociésemos que uno de los objetivos de cualquier viaje es el siempre cochino y cansado pero divertido sexo. El que diga que viaja exclusivamente por cultura o por disfrutar de la naturaleza está mintiendo. Y si no, ...¿por qué en todas las guías turísticas de este planeta siempre aparece una maciza en la portada? Reconozcámoslo, somos unos guarros. Y esto del sexo se basa en dos cuestiones: 1.- ¿me lo llevo puesto o me lo busco por el camino? (traducción: ¿me voy con la novia o me la dejo en casa?) 2.- ¿pago o intento entrar en colada? (traducción: no necesita traducción, tío asqueroso, que lo has entendido perfectamente). Y al final, la respuesta a estas preguntas es siempre la misma. Vuelves a casa y en un bar les cuentas a tus amigos que te has puesto ciego a pibitas y que, para machote tú, cuando en realidad no te has comido ni los mocos.
¿DÓNDE COMEMOS?
Aunque no os lo creáis, esto, al final, cuando haces recuento al volver a casa, es lo que resulta más costoso. Pero hay soluciones para que este asunto no nos amargue el viaje. Mis recomendaciones son:
1.- Un restaurante para turistas de esos que anuncian comida típica se distinguen por sus escasas raciones y sus extensas facturas.
2.- Un restaurante para camioneros (perdón, hoy transportistas) se distingue por sus extensas raciones y sus escasas facturas.
3.- Ni que decir tiene que la cocinera del restaurante de carretera sabe mucho más de su oficio que el artista restaurador del pesebre para sibaritas.
4.- Si estás lejos de las rutas transitadas sigue a la primera cuadrilla de albañiles, peones camioneros o currelas sin clasificar, a la hora del almuerzo. Ellos sí que son un perfecto indicio del mejor menú por el menor precio. Son mil veces mejor que la guía Michelín y funcionan gratis.
5.- Y el mejor almuerzo es el que te montas tú con un buen jamón, un taco de queso, un racimo de uvas y una botella de buen vino en un lugarejo agradable paisajísticamente.
6.- Los supermercados te abastecerán cuando todo falle.
¿LE ECHAMOS UN VISTAZO A LA MOTO?
Tú sabrás como tienes la moto, pero si contamos, de entrada, con un motor en condiciones yo revisaría (por este orden): neumáticos (un manómetro de bolsillo es un estupendo compañero de viaje), radios (si los hay) y llantas, suspensiones (cambiar el aceite de horquilla por primera vez en los últimos 5 años no estaría de más), frenos (pastillas, zapatas, líquido...), transmisión, correa o cadena y piñones (sale más barato cambiar que un disgustillo), limpieza de carburadores y filtro de aire (en verano es cuando más polvo chupa un filtro y a veces un cambio viene bien), encendido, bujías (¡cámbialas, coño, que son 500 pelas!) y un apriete de tornillería nunca sobra.
Y lo más importante: ¡no dejes la revisión para el último día! Recuerda que las motos siempre se averían al día siguiente de la visita al taller (esto es una ley física infalible) y que conviene hacer por lo menos 200 kilómetros con la moto (para cercionarse de que todo va bien) antes de salir de viaje.
¿POR DÓNDE VAMOS?
Sí, no queda más remedio que hacerse con un buen mapa. Y la cosa está difícil si vais al extranjero. Si el destino es otro país de Europa no os queda más remedio que visitar una buena librería especializada en cartografía e ir comparando hasta elegir el que mejor pinta tenga (que no siempre será el mejor). Esto, o perderte buscando mapas en Internet.
La escala ideal para hacer carretera es 1:200.000. Si vais a los USA lo tenéis a huevo, os compráis en el primer revistero yanqui el Rand Mcnally Road Atlas y os despreocupáis del asunto. Si vais a África o a la extinta Unión Soviética no os compréis un mapa, compraos un AK-47 y varias cajas de munición. Si vais a Sudamérica, pasad de mapas y preguntad a los nativos; ¡cualquier ocasión es buena para desarrollar la habladera que todo latinoamericano lleva dentro!
Y si vais a España la cosa se pone fácil. Para planear el viaje lo mejor es visitar www.guiacampsa.com (si tienes Internet) o una oficina muy graciosa que seguro que hay en la capital de tu provincia y que da en llamarse Instituto Geográfico Nacional. Allí te compras mapas provinciales 1:200.000 si vas por carretera o los típicos de 1:25.000 y 1:50.000 si quieres aventurarte por el campo. Está fenomenal y es barato.
¿POR DÓNDE VOLVEMOS?
Pero vamos a ver, ¿tú eres idiota, o qué te pasa? Si hacemos un viaje es con la esperanza de no tener que volver a la misma rutina de siempre. Tú planea el viaje hasta el destino, que de la vuelta ya se encargará la providencia. Suerte, y ¡BUEN VIAJE!"