Es el nombre del viaje que he hecho en solitario durante doce días. El principal objetivo era ver la "parte cantábrica", pero llegar allí y regresar supuso conocer otros muchos lugares hasta completar los 3000 km.
Acabo de publicar una entrada en mi blog con el relato de este viaje. Lo hago así porque la crónica es extensísima, tal vez, la mayor de mis crónicas, incluye sobre 100 fotos y varios vídeos cortos a modo de resúmen. De haber "pegado" el texto aquí sería muy difícil su lectura en éste formato. Así que si alguien tiene ganas de leer un rato, o solo ver fotos o vídeos, puede hacerlo aquí:
No obstante, dejo "pegado" un fragmento del texto y alguna foto.
" ... Me he empapado del verdor del norte, tanto del verde, blanco y azul de las montañas cántabras como del verde de los bosques navarros; he olido intensamente el Cantábrico en Elantxobe; me he quedado largo rato mirando a Los Picos de Europa desde el Mirador del Oso; he intentado, sin éxito, llegar hasta la Ermita de San Juan de Gaztelugatxe (demasiadas pendientes para hacerlas andando con la equipación de montar); he creido ver diligencias e indios en Las Bárdenas; he "dejado pasar el tiempo" mirando el paisaje en los alrededores de Caín; he visto vacas, caballos y ovejas de toda clase por todos sitios; he cambiado mi opinión ( a mejor) sobre la ciudad de Bilbao; he parado casi en cada curva del Puerto de La Lunada y de la Estaca de Truebas ; he visto la "cuna" del español en San Millán; he aprendido algo sobre las bodegas soterradas de Baltanás (Palencia); he visto el Camino de Santiago lleno de peregrinos por todas partes; he tenido el placer de pasear por La Concha lloviendo; he comido en el Kasino Lesaka y en el pueblo abandonado de Ruesta (Huesca) y también bocadillos de tortilla en otros sitios; he tenido que tirar a la basura a mi ya casi querida vieja tienda (la tormenta de Zarautz pudo con ella); he sentido la dureza del paisaje de Las Arribes y he visto sus espectaculares miradores; he visto, hasta donde la vista alcanzaba, campos de trigo y girasoles por Salamanca; he comido "sobaos" y "quesada" en Vega de Pas; he oido a mayores y niños hablando en euskera; he notado los diferentes acentos de las gentes en las diversas regiones que he atravesado; he comprobado, una vez más, que un mero saludo o un simple intercambio de palabras con desconocidos pueden terminar en un intercambio de historias sentados a la sombra en alguna plaza de algún pueblo; he confirmado, otra vez, que la gente del lugar tienen la mejor información sobre el entorno; he lamentado que no en todos los sitios venden el tipo de tabaco que fumo;..."
Gracias a quien se atreva a leerlo y saludos a todos.
Acabo de publicar una entrada en mi blog con el relato de este viaje. Lo hago así porque la crónica es extensísima, tal vez, la mayor de mis crónicas, incluye sobre 100 fotos y varios vídeos cortos a modo de resúmen. De haber "pegado" el texto aquí sería muy difícil su lectura en éste formato. Así que si alguien tiene ganas de leer un rato, o solo ver fotos o vídeos, puede hacerlo aquí:
No obstante, dejo "pegado" un fragmento del texto y alguna foto.
" ... Me he empapado del verdor del norte, tanto del verde, blanco y azul de las montañas cántabras como del verde de los bosques navarros; he olido intensamente el Cantábrico en Elantxobe; me he quedado largo rato mirando a Los Picos de Europa desde el Mirador del Oso; he intentado, sin éxito, llegar hasta la Ermita de San Juan de Gaztelugatxe (demasiadas pendientes para hacerlas andando con la equipación de montar); he creido ver diligencias e indios en Las Bárdenas; he "dejado pasar el tiempo" mirando el paisaje en los alrededores de Caín; he visto vacas, caballos y ovejas de toda clase por todos sitios; he cambiado mi opinión ( a mejor) sobre la ciudad de Bilbao; he parado casi en cada curva del Puerto de La Lunada y de la Estaca de Truebas ; he visto la "cuna" del español en San Millán; he aprendido algo sobre las bodegas soterradas de Baltanás (Palencia); he visto el Camino de Santiago lleno de peregrinos por todas partes; he tenido el placer de pasear por La Concha lloviendo; he comido en el Kasino Lesaka y en el pueblo abandonado de Ruesta (Huesca) y también bocadillos de tortilla en otros sitios; he tenido que tirar a la basura a mi ya casi querida vieja tienda (la tormenta de Zarautz pudo con ella); he sentido la dureza del paisaje de Las Arribes y he visto sus espectaculares miradores; he visto, hasta donde la vista alcanzaba, campos de trigo y girasoles por Salamanca; he comido "sobaos" y "quesada" en Vega de Pas; he oido a mayores y niños hablando en euskera; he notado los diferentes acentos de las gentes en las diversas regiones que he atravesado; he comprobado, una vez más, que un mero saludo o un simple intercambio de palabras con desconocidos pueden terminar en un intercambio de historias sentados a la sombra en alguna plaza de algún pueblo; he confirmado, otra vez, que la gente del lugar tienen la mejor información sobre el entorno; he lamentado que no en todos los sitios venden el tipo de tabaco que fumo;..."
Gracias a quien se atreva a leerlo y saludos a todos.