4ª Etapa: M’Hamid-Tata
Para mi esta era la etapa más esperada. La hice con Albert hace tres años y me dejó impresionado y agotado… pero me entusiasmó.
Aquel año Albert con su Superenduro y yo con la BMW GSA enseguida nos encontramos con las dunas, luego un pedregal de los que te saca los empastes hasta llegar al Oasis Sagrado, de allí hacia el sur cruzando por en medio del Erg Chegaga (dunas y arena de verdad) hasta la frontera con Argelia haciendo la pista prohibida (se llama así porque si no puedes rodear un control militar sin que te vean te hacen volver para atrás y coger la carretera.
En esta etapa sentí realmente la soledad del desierto, en muchas horas no vimos absolutamente a nadie –algo poco habitual en Marruecos donde sale gente cuando menos te lo esperas-. Recuerdo el alivio con que veía una traza de neumáticos y como parecía que las dunas nos iban rodeando para impedirnos el paso… en algunos momentos pasé miedo, me sentía demasiado agotado para dar vuelta atrás y volver a desandar lo andado pero tampoco tenía ni idea de lo que quedaba por delante… una pasada… aventura de la buena.
También se cruza el lago Iriki, una inmensa planicie normalmente seca pero que puede ser una trampa de barro… todo eso nos esperaba hoy y tenía muchas ganas de volver a pasar por allí… poco esperaba que eso no fuera posible.
NOS PONEMOS EN MARCHA:
Llenamos los depósitos ya que son muchos km sin repostaje, tenía dudas de si la Super Ténéré tendría autonomía suficiente ya que la etapa es de unos 350 km, justito…En M’Hamid no hay gasolinera, primer reportaje de garrafón pero la moto ni se entera.
Mientras llenamos aparece un hombre en 4x4 que nos dice que vamos a sufrir mucho con estas motos. Se ofrece (pagando, claro está) a llevarnos el equipaje y hacernos de asistencia ya que de lo contrario no pasaremos la arena… este tío no sabe con quién está hablando… jejeje. Declino su oferta amablemente diciéndole que ya hemos pasado por allí antes y lo hemos conseguido … ¿Era una premonición?.
Entramos en las dunas y empiezan las enganchadas, uno tras otro vamos pillando, conseguimos avanzar pero nos estamos pegando una buena paliza de entrada, los depósitos a tope no ayudan. Pienso que aquel año con Albert pasamos más rápido y que a este ritmo no acabaremos una etapa tan dura y larga… y queda el Chegaga.. La verdad es que no voy mal, estos días le he ido cogiendo el truco a la arena y me divierto. Quizás por un exceso de confianza no esquivo la raíz de un árbol que hay en la arena justo antes de subir una duna. En plena aceleración la rueda trasera la toca, desliza y hace que se me clave la moto en la duna a bastante velocidad, salgo disparado y la moto cae hacia un lado. No ha pasado nada ya que la arena es blanda. Arranco de nuevo y me reúno con los otros que se cachondean de mi vuelo sin motor… aquí nadie perdona nada!! cabr… Antes ha sido David el que ante los ojos alucinados del conductor de un 4x4 ha hecho un supermán con su GSA, Joan ha tunelado una duna y Enric ha hecho un geiser de arena. Mientras Albert con su KTM avanza lento pero seguro gracias a sus casi dos metros y sus piernas inacabables… así cualquiera!!
De repente veo una luz roja en el tablier, la temperatura!! Enseguida paro la moto y veo el vapor saliendo del motor… intuyo el problema. En esta moto el radiador está a un lado y si se cae hacia la izquierda se puede doblar el soporte del ventilador dejándolo atrapado contra el radiador por lo que se quema el motor del ventilador. No entiendo que no haya un fusible o algo así que salte antes de que esto pase pero si no te das cuenta y lo liberas estás fastidiado…. Eso es lo que me ha pasado a mí… a menos de 500 metros del final de las dunas, que put…!!
No hay nada que hacer, hay que buscar ayuda. Por suerte estamos aún muy cerca de M’Hamid en una zona por la que pasan constantemente 4x4. No quiero ni pensar si eso hubiera pasado en el Chegaga: problemón!!
Pasa un todo terreno con un montón de chicas en el, curiosamente hay un montón de voluntarios para subirse en el… al final son Enric y Joan los afortunados que van a buscar ayuda mientras David, Albert y yo volvemos a montar todo lo que habíamos desmontado de la moto buscando como solucionar la avería. Nuestras dudas es si esos dos volverán o se quedarán con las chicas…
Estoy desolado y cabreado conmigo mismo… ¿cómo no habré comprobado que el ventilador estaba atascado?, ya me pasó una vez!! Burro!! Llamo a Ausió, mi concesionario, rápidamente se pone en marcha para ver como me hace llegar un ventilador al culo del mundo… no será fácil, me hago a la idea de que mi viaje termina aquí…
Al cabo de un rato llegan Joan y Enric en una pickup, en el fondo son buena gente… subimos mi moto a la camioneta y me despido de mis compañeros que siguen la ruta. El conductor me lleva a un pequeño taller en Oulad Driss, cerca de M’hamid: Garaje Dakar, apuntaros el nombre.
Alucino con que facilidad bajan la vaca de 250kgs de la camioneta. Mientras regateo con el conductor que me quiere desplumar, le explico el problema al mecánico sin ninguna esperanza de que consiga arreglarlo. Llegamos a un acuerdo con el bandido de la pickup y me centro en la moto. De repente aparece el mecánico con un ventilador viejo en la mano, me dice que es de un Polaris y que cree que irá bien.
Le pregunto cuanto me va a costar, que ya no me queda dinero y como que por carretera la moto no necesita ventilador si se pasa de precio me iré a Zagora donde puedo sacar dinero y hay mecánicos… la cuestión es que no crea que estoy atrapado… lo piensa… 800 dirham con trabajo incluido (unos 80€). Le digo que si funciona y puedo salir antes de una hora no le regateo, abre unos ojos como platos y se pone rápidamente manos a la obra. Seguro que es caro pero pensando que un ventilador nuevo de ST vale mas de 300€ y que gracias a este hombre puede que siga con el viaje lo encuentro un regalo del cielo.
Al cabo de un momento lo tiene conectado, ponemos la moto en marcha. A 105 grados se tiene que poner en marcha el ventilador… 100, 101, … 104, 105… FUNCIONA!! Nos abrazamos… y enseguida sale con un te, tiene tiempo de sobra para ganarse los 800 DHR.
Llamo a Ausió, se alegra un montón. Ya tenía un operativo en marcha para hacerme llegar el ventilador pero me habría costado como mínimo un día de viaje … y mucha pasta…, un 10 para el también.
Con la moto arreglada me pongo en marcha, lógicamente no voy a seguir en solitario el track pero me espera una buena kilometrada ya que tengo que dar una vuelta enorme por carretera de M’Hamid hacia Zagora (100km), de Zagora a Foum Zguid (125km) i de allí a Tata (140km). Lo que los demás harán en línea recta yo lo tengo que hacer dando un buen rodeo para ir por carretera, pero no me sabe nada mal perderme la etapa, hace un rato creía que se me había acabado el viaje!!
Disfruto del paisaje pero hay que ir muy atento a la carretera, hay una estrecha franja de asfalto en el centro y tierra a los dos lados, al cruzarte con un coche o camión puede que se aparte.. o puede que no y en ese caso te toca meterte en la tierra, saltar un escalón … y luego intentar volver a entrar en el asfalto… nada fácil. En un par de curvas casi me salgo a la cuneta.
Llego a Zagora, saco dinero de un cajero y enseguida estoy rodeado de gente, mi moto llama mucho la atención, desde luego discreta no es. Un chico me pide que le acompañe a su taller para poder sacar una foto de la moto. No se porqué lo sigo. Por primera vez durante el viaje no tengo prisa, me apetece meterme en el país, hablar con la gente, vivirlo el viaje de otra forma. Llegamos al taller y todos salen a ver la moto y hablar conmigo. Me invitan a un te, me ofrecen comida… aquí son tan hospitalarios… y creo que si te ven sólo aún más. Les pregunto cual es la forma más rápida para llegar a Tata. Hay dos formas: por carretera dando un rodeo enorme por carreteras de montaña y por tanto haciendo muchos km de noche, o por pista, la que yo pensaba que era carretera hasta Foum Zguid. Me dicen que la pista está en obras para hacer una carretera y que hay tramos malos y un río de piedras un poco complicado.
Aún así decido ir por la pista. Me pegan un adhesivo en la moto con su teléfono por si necesito ayuda… ayayay… Pongo gasolina y salgo de Zagora, empieza la pista… fantástica, rápida y bien arreglada… van pasando los kilómetros… se estrecha… empieza a ser peor,,, piedras… piedras más grandes… piedras enormes!! … y de repente me viene un flash que me deja helado: si pincho no puedo arreglar la rueda, no llevo palancas!!. Resulta que nos hemos repartido las herramientas para no ir tan cargados y no me he acordado de pedirles unas palancas, mierda, yo que siempre llevo más herramientas de la cuenta ahora estoy aquí en medio de la nada sin palancas!! ¿Cómo puedo ser tan pardillo?. En fin, hay que seguir, pero lo que antes eran piedras ahora me parecen cuchillas que buscan como cortar el neumático, que estrés!!.
Aún así paro a hacer fotos, nadie me achucha para seguir dando gas, la luz de la tarde es increíble, la sensación de soledad es completa, nunca la había sentido así, es nuevo para mí, me gusta.
Al cabo de un buen rato de pista rota y de cruzar el rio de piedras varias veces, de repente empieza el asfalto de nuevo, nunca me había alegrado tanto ir por carretera!!. Paro a hacer unas fotos a unos dromedarios y llego a Foum Zguid. De aquí a Tata ya todo es carretera, disfruto de la puesta de sol pero al hacerse de noche hay que ir con mucha atención, no se si es para ahorrar o que pero van con las luces apagadas y las encienden al verte llegar, encuentras gente y ciclistas sin luz por cualquier lado… un peligro!!.
Llego al precioso hotel de Tata, ya había estado antes, es una antigua casa muy bien restaurada por unos franceses. Encuentro a mis compañeros acabados de llegar, cuando me ven y les explico que la moto funciona no se lo pueden creer, abrazos, brindis y a cenar.
Por culpa de la avería ellos tampoco han podido hacer todo el track, han evitado el Chegaga y el tramo final lo han hecho por carretera, aún así han podido cruzar el Iriki y se han pegado una buena paliza. Pero lo importante es que volvemos a estar juntos y mañana empezamos el Atlas, desconocido para la mayoría de nosotros.
Me voy a dormir dándole vueltas a la cabeza: Me encanta ir con mis compañeros, me parto de risa con ellos, me lo paso bien dando gas a fondo a su lado, las charlas en las cenas, me dan seguridad y confianza para meterme por sitios imposibles si no fuera con ellos… pero también me ha gustado ir solo, a mi ritmo, dar gas a fondo cuando me apetecía pero también parar el rato que hiciera falta sin pensar que estaba fastidiando al resto del grupo, me ha gustado hablar con la gente, la aventura de arreglar la moto, negociar con esos maestros del regateo y al final tomarme un te con ellos en señal de haber llegado a un acuerdo (aunque ellos siempre salgan ganando…).
Será que me hago mayor y empiezo a buscar algo más que el ir gas a fondo por los caminos pero quiero conocer mejor este país increíble y a su gente, no ir de paso… la próxima vez quizás venga solo…