Pablo R65
Allá vamos
- Registrado
- 8 Oct 2008
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Escribo este tema para compartir mis reflexiones sobre mi aniversario como miembro de este foro.
Para empezar, la R65 es mi primera moto grande. Antes tuve scooters, coches, vespa, alguna 125... Pero cuando me saqué el carnet siempre fue con intención de ir a una grande y, además, a una clásica.
Hubo un hecho en concreto que me hizo soñar con una BMW y fue un viaje a Porto (Portugal) en la vespa. Cerca de Vigo me adelantó una R100 con sus maletas y su manta amarradas. Hizo sonar su claxon y me enamoré del tututututú de sus escapes. Me dije: Quiero una así. Y quiero viajar así.
Pero que me decantara, finalmente, se debió en gran medida a este foro.
Aunque soy un tanto solitario en esto de las motos como, por lo demás, en casi todo, necesito pertenecer, y el ambiente del foro, la acogida y la disposición de la gente a compartir y ayudar me brindó el referente que necesitaba. Desde entonces mi vida ha cambiado.
Vale, no seamos exagerados ni vayamos a pecar de un romanticismo exacerbado. Pero el caso es que, a efectos prácticos, las cosas han cambiado bastante.
Yo estoy contento con mi moto, con las sensaciones que me transmite, la autoimagen que me permite recrear. Es mi único vehículo. Condiciona mi vida y dejo con gusto que lo haga. Me he dado cuenta con ella de que lo de que ser motero "es un estilo de vida" va más alla de una frase hecha: cuando la moto se convierte en una fuente de placer y bienestar -y también de sufrimiento- hasta condicionar la vida diaria...
Con el foro he aprendido a ir entendiéndola, a cuidarla, a repararla, y en este año ya le he hecho unas cuantas cosillas gracias a todos vosotros:
- limpieza de carburadores
- reglajes de válvulas
- reglajes de carburación
- reglaje de encendido
- holguras axiales
- montaje de culatas
- retenes de suspensiones, de cigüeñal, primario, bomba de aceite
- ajuste de embrague
- reparaciones eléctricas varias: bocinas que dejan de funcionar, cables de la piña, masas escondidas, interruptores de embrague y punto muerto.
- montarla, desmontarla
- revisiones varias y docenas de pequeños detalles
No os aburro. Pero os lo debo.
Y quiero decir que, además de haber aprendido todo esto con vosotros, lo más importante -y lo que más agradezco- es el apoyo recibido en los momentos díficiles con la moto, que, por extensión, a menudo lo eran en el día a día.
También comentar que, a parte de conocimientos técnicos, otra cosa que he asimilado de vosotros, y que me parece digna de imitar, es el cuidado y el cariño por vuestras motos, los sentimientos que proyectais a través de estos pedazos de metal y plástico: la solidaridad, la gentileza, la cortesía, la generosidad. En fin, términos poco habituales y que, aún no siendo exclusivos de la moto clásica, en mi imaginario me parecen propio de estas.
Creo que ser propietario y cuidador de una clásica es un pretexto para flotar sobre las maneras abruptas y egoistas y retrotraerse a una época que, aunque sólo sea en nuestra fantasía, nos resulta más noble, más elegante y que además, de alguna manera, nos hace ser mejores ante nuestros propios ojos.
No entendais esto como una actitud retrógrada o algo por el estilo, porque no tiene nada que ver conmigo una postura conservadora...
La última cosa que quería comentar es que, por momentos, el foro me ha ensanchado el mundo de una forma curiosa. Y es que he conocido gente de lo más dispar e interesante. Cada cual a su manera. Pero uno, que es abierto de mente, y voraz ante lo nuevo, valora todas las experiencias y personalidades del modo menos prejuicioso del que es capaz.
Vamos, que he hecho amigos. Y ¿Qué es la moto sino una buena excusa para hacer amigos?
Un abrazo a todos.
Para empezar, la R65 es mi primera moto grande. Antes tuve scooters, coches, vespa, alguna 125... Pero cuando me saqué el carnet siempre fue con intención de ir a una grande y, además, a una clásica.
Hubo un hecho en concreto que me hizo soñar con una BMW y fue un viaje a Porto (Portugal) en la vespa. Cerca de Vigo me adelantó una R100 con sus maletas y su manta amarradas. Hizo sonar su claxon y me enamoré del tututututú de sus escapes. Me dije: Quiero una así. Y quiero viajar así.
Pero que me decantara, finalmente, se debió en gran medida a este foro.
Aunque soy un tanto solitario en esto de las motos como, por lo demás, en casi todo, necesito pertenecer, y el ambiente del foro, la acogida y la disposición de la gente a compartir y ayudar me brindó el referente que necesitaba. Desde entonces mi vida ha cambiado.
Vale, no seamos exagerados ni vayamos a pecar de un romanticismo exacerbado. Pero el caso es que, a efectos prácticos, las cosas han cambiado bastante.
Yo estoy contento con mi moto, con las sensaciones que me transmite, la autoimagen que me permite recrear. Es mi único vehículo. Condiciona mi vida y dejo con gusto que lo haga. Me he dado cuenta con ella de que lo de que ser motero "es un estilo de vida" va más alla de una frase hecha: cuando la moto se convierte en una fuente de placer y bienestar -y también de sufrimiento- hasta condicionar la vida diaria...
Con el foro he aprendido a ir entendiéndola, a cuidarla, a repararla, y en este año ya le he hecho unas cuantas cosillas gracias a todos vosotros:
- limpieza de carburadores
- reglajes de válvulas
- reglajes de carburación
- reglaje de encendido
- holguras axiales
- montaje de culatas
- retenes de suspensiones, de cigüeñal, primario, bomba de aceite
- ajuste de embrague
- reparaciones eléctricas varias: bocinas que dejan de funcionar, cables de la piña, masas escondidas, interruptores de embrague y punto muerto.
- montarla, desmontarla
- revisiones varias y docenas de pequeños detalles
No os aburro. Pero os lo debo.
Y quiero decir que, además de haber aprendido todo esto con vosotros, lo más importante -y lo que más agradezco- es el apoyo recibido en los momentos díficiles con la moto, que, por extensión, a menudo lo eran en el día a día.
También comentar que, a parte de conocimientos técnicos, otra cosa que he asimilado de vosotros, y que me parece digna de imitar, es el cuidado y el cariño por vuestras motos, los sentimientos que proyectais a través de estos pedazos de metal y plástico: la solidaridad, la gentileza, la cortesía, la generosidad. En fin, términos poco habituales y que, aún no siendo exclusivos de la moto clásica, en mi imaginario me parecen propio de estas.
Creo que ser propietario y cuidador de una clásica es un pretexto para flotar sobre las maneras abruptas y egoistas y retrotraerse a una época que, aunque sólo sea en nuestra fantasía, nos resulta más noble, más elegante y que además, de alguna manera, nos hace ser mejores ante nuestros propios ojos.
No entendais esto como una actitud retrógrada o algo por el estilo, porque no tiene nada que ver conmigo una postura conservadora...
La última cosa que quería comentar es que, por momentos, el foro me ha ensanchado el mundo de una forma curiosa. Y es que he conocido gente de lo más dispar e interesante. Cada cual a su manera. Pero uno, que es abierto de mente, y voraz ante lo nuevo, valora todas las experiencias y personalidades del modo menos prejuicioso del que es capaz.
Vamos, que he hecho amigos. Y ¿Qué es la moto sino una buena excusa para hacer amigos?
Un abrazo a todos.