Otra anécdota también de hace muchos años, es un poco larga pero es de las cosas más increíbles que me han pasado teniendo la moto como protagonista, creo que merece la pena leerla.
Vacaciones en el verano del ’93 en Ibiza. Teníamos la habitación del hotel en la primera planta y en la parte de atrás, justo debajo de la terraza, dejaba aparcada la moto y entre que la veía y que llevaba alarma estábamos tranquilos con el tema de los amigos de lo ajeno. Observé que varias veces un matrimonio de alemanes de mediana edad con 2 hijos se quedaban mirándola y daban vueltas alrededor, parecían inofensivos pero yo les puteaba haciendo sonar la alarma, teníais que ver como saltaban los jodíos del susto…
Al cabo de unos días me los encuentro esperándome en la puerta del hotel y me empiezan a hablar, como yo de alemán nada de nada por señas nos indican que les acompañemos a la moto. Cuando pensaba que me iba a dar la brasa por lo de la alarma el padre me da a entender que tiene una igual que la mía y entondes pasamos a reírnos pero al rato hace gestos como queriéndome comprar la moto, yo alucinaba...
Les pregunto si alguno habla inglés, no es que yo sea Shakespeare pero mejor que el alemán seguro. La hija dice que si, pero como no acabábamos de entendernos decidimos entrar al hotel para que la recepcionista hiciera de intérprete, una vez allí es cuando realmente le comprendo: quería comprarme el top case y el soporte Givi que llevaba instalado en mi VFR750F y le digo que no, que lo siento, que lo necesito para regresar a Madrid.
Ahí quedo la cosa pero cada vez que nos encontrábamos por el hotel nos saludábamos con los dedos en V o hacíamos ruido con la boca si fuéramos en moto o simplemente nos mirábamos y sonreíamos. Eso si, cuando les veía rondando mi moto dejé de joderlos con la alarma…
Un día me lleva a recepción para intentar convencerme, amablemente le vuelvo a decir que no, que lo necesito para volver. El amigo Josef –por cierto, clavadito al Kevin Schwantz de entonces- me pregunta que cuanto me costó, si no recuerdo mal le digo que unas 23.000 ptas. en total. Es entonces cuando el tío se mete la mano en el bolsillo, saca 25.000 ptas. y me las da para que se lo compre en Madrid y se lo mande a Alemania. Estupefacto miro a la de recepción, le miro a él, a mi mujer… me quedé tan pasmado que lo único que se me ocurrió fue dejar mi DNI para que le hicieran una fotocopia y por lo menos supiera como me llamaba y donde vivía. Me da la pasta, su dirección y se marcha tan contento...
Ya en Madrid lo primero que hicimos fue pasar por la antigua Motocan de Bravo Murillo para comprar el soporte y la maleta, pero una vez descontados los gastos de envío nos sobraron unas 1.000 ptas. y me daba apuro quedármelas. Al final decidimos llenar el topcase con botellas de vino, las metimos dentro y le enviamos todo a su casa, me hubiera encantado verle la cara al abrir la maleta.
Hasta hace pocos años estuvimos enviándonos una felicitación navideña, fotos de los hijos… lástima perder el contacto, siempre recordaré con cariño a la familia de Josef Sodusch que vivía en Castrop-Rauxel, Alemanía.
V's.