Muchos ánimos para Marcos.
Tras leer su historia me he quedado pensando en que nos puede pasar a cualquiera, también he pensado que él al retirar su moto de la carretera ha hecho algo que no es muy habitual y que nos indica lo grande que es su corazón...
Pero después me he indignado. Marcos, aún herido, ha retirado su K75 (hasta hace un año yo también compartía mis kilómetros con una k75) de la vía. Sin embargo el enlatao que ha atropellado al perro no ha tenido el más mínimo interés en quitarlo de en medio a pesar de no estar herido. Quizás haya parado para comprobar si había daños en su carrocería pero al perro y a los que vengan detrás... "que les den" ha pensado el enlatado.
Esta forma de ir por la vida me indigna y creo que los moteros somos distintos en eso. Lo somos porque siendo frágiles sabemos lo importantes que son los demás.
Los que van en la lata con 9 airbags, zonas de deformación controlada, control del carril, etc, terminan por creerse invencibles y por lo tanto no les importa nada de lo que hay a su alrededor. Lo mismo atropellan un perro que echan fuera una moto, no paran no vaya a ser que se altere su vida.
Voy a parar yo que me caliento.
Por cierto, los tíos de verde y blanco siempre me han ayudado cuando me ha hecho falta.
Saludos a todos y a reponerse para seguir enseñando a todos no sólo cómo hay que ir en moto sino también cómo hay que ir por la vida.