En la orilla de la carretera, el Mosso de escuadra ve venir un coche que avanza muy despacio. Se sube en su coche patrulla y va tras el infractor. Cuando se acerca ve que hay cinco ancianas dentro, con los ojos bien abiertos y pálidas como fantasmas. La señora que va al volante, visiblemente confundida, le reprocha al agente:
- Señor Mosso, no lo entiendo. Yo iba conduciendo exactamente a la velocidad permitida".
- "Caramba, señora, conducir a una velocidad mucho más baja que el límite también puede ser peligroso".
- "¡Pero, señor Mosso, yo iba exactamente a la velocidad permitida: 22 kilómetros por hora!"
Tratando de contener la risa, el Mosso le explica que 22 no es el límite de velocidad, sino el número de la carretera. Un poco avergonzada, la dama sonríe y le agradece al policía haberla sacado de su error.
- "Pero antes de dejarla ir, señora, dígame si todas están bien. Sus compañeras parecen estar muy asustadas y no han dicho palabra".
Restándole importancia al hecho, de inmediato la señora responde:
- "No se preocupe, pronto estarán bien. ¡Es que acabamos de salir de la carretera 190!".
- Señor Mosso, no lo entiendo. Yo iba conduciendo exactamente a la velocidad permitida".
- "Caramba, señora, conducir a una velocidad mucho más baja que el límite también puede ser peligroso".
- "¡Pero, señor Mosso, yo iba exactamente a la velocidad permitida: 22 kilómetros por hora!"
Tratando de contener la risa, el Mosso le explica que 22 no es el límite de velocidad, sino el número de la carretera. Un poco avergonzada, la dama sonríe y le agradece al policía haberla sacado de su error.
- "Pero antes de dejarla ir, señora, dígame si todas están bien. Sus compañeras parecen estar muy asustadas y no han dicho palabra".
Restándole importancia al hecho, de inmediato la señora responde:
- "No se preocupe, pronto estarán bien. ¡Es que acabamos de salir de la carretera 190!".