Manuel caminaba por la calle y encuentra un espejito de cartera. Lo levantó, se miró y dijo:
- Coño... a ese tío lo conozco!
Y se lo guardó en el bolsillo del pantalón. De regreso a su casa, volvió a mirarse en el espejito y repitió:
- Joder...! ¿De dónde conozco a ese tío?
Al entrar a su casa, guardó el espejito en el bolsillo del pantalón. Se sentó a la mesa del comedor. Mientras Josefa le servía la comida, volvió a mirarse en el espejito.
- Hostias...! Que yo a ese tío lo conozco... creo que es el que se corta el pelo al frente mío.
Curiosa, Josefa le pregunta:
- Oye Manuel... ¿qué tienes en la mano?
- Nada importante mujer.
Y guardó nuevamente el espejito en el bolsillo del pantalón.
Terminada la cena, Manuel se fue a dormir, dejando el pantalón sobre la silla. Josefa, intrigada, y una vez dormido su esposo, se acercó a la silla y retiró el espejito del bolsillo... se miró en el mismo y dijo:
- Lo sabía! Una foto de mujer...! Y qué cara de puta que tiene...!!
- Coño... a ese tío lo conozco!
Y se lo guardó en el bolsillo del pantalón. De regreso a su casa, volvió a mirarse en el espejito y repitió:
- Joder...! ¿De dónde conozco a ese tío?
Al entrar a su casa, guardó el espejito en el bolsillo del pantalón. Se sentó a la mesa del comedor. Mientras Josefa le servía la comida, volvió a mirarse en el espejito.
- Hostias...! Que yo a ese tío lo conozco... creo que es el que se corta el pelo al frente mío.
Curiosa, Josefa le pregunta:
- Oye Manuel... ¿qué tienes en la mano?
- Nada importante mujer.
Y guardó nuevamente el espejito en el bolsillo del pantalón.
Terminada la cena, Manuel se fue a dormir, dejando el pantalón sobre la silla. Josefa, intrigada, y una vez dormido su esposo, se acercó a la silla y retiró el espejito del bolsillo... se miró en el mismo y dijo:
- Lo sabía! Una foto de mujer...! Y qué cara de puta que tiene...!!