Pues yo soy motero desde hace poco más de un año y pensaba que no tenía ninguna historia que contar, pero de repente me ha venido la inspiración y he recordado una que me pasó hace porrón de años, cuando yo debía andar +/- por los 15.
Antes de nada diré que me atrevo a contarlo porque el delito cometido habrá prescrito, tras el paso de 30 años.;D ;D ;D
Por aquel entonces vivía en un pueblo segoviano de no más de 100 vecinos. Nuestra pandilla estaba formada por chicos y chicas de 3 pueblos muy cercanos (en el nuestro no había suficiente juventud) y ninguno de nosotros, excepto uno, tenía moto, por lo que nos movíamos siempre en bicicletas (y no de las de cambios como son todas ahora).
El caso es que otro amigo y yo, queríamos ir una noche a las fiestas de Pedraza (pueblo que supongo conocereís muchos de oídas y algunos de comer excelente cordero asado). Ese lugar distaba unos 11 kms de nuestro pueblo. Pues como no estábamos por la labor de ir en bici por la noche, decidimos "tomar prestada" la moto del único amigo que tenía una de 49 cc. (por supuesto sin conocimiento del propietario, que nos habría dicho que no). Este chaval vivía en Segovia capital y sabíamos que ese fin de semana no iba al pueblo.
Preparamos "el golpe" concienzudamente. Tras un reconocimiento previo, sabíamos que la moto no tenía luz, por lo que nos llevamos una linterna de petaca y una cuerda para anclarla al manillar. Sabíamos que tampoco tenía gasolina, por lo cual también tomamos prestada una botellita del líquido elemento, que llenamos a base de chupar gomita en la moto de otro chaval del pueblo, aunque este era de una panda de más edad que la nuestra.
Totalmente pertrechados para cubrir las carencias de nuestra "presa", fuimos andando al pueblo donde se encontraba (a 2 kms del nuestro); llegamos a la cuadra donde estaba guardada (por supuesto antes en los pueblos la mayoría de estos lugares tenían puerta pero nunca cerradura) y con nocturnidad y alevosía sacamos la moto de allí y, sin arrancarla, la llevamos hasta el lado de la carretera.
Montamos como pudimos la linterna, echamos la gasolina que portábamos en la botellita, arrancamos la moto después de varios intentos (mi amigo y yo jamás habíamos montado en moto y sólo teníamos de referencia lo que le habíamos visto hacer al propietario, que jamás nos la había querido dejar) y... a la carretera... a disfrutar de las fiestas patronales de tan medieval pueblo.
Conducía yo y, por supuesto, ibamos ambos sin casco y en manga corta. Nuestra velocidad de crucero debía ser por lo menos de 40-50 km/hora

. Recorrimos así 7 u 8 kms sin ningún percance y cuando empezamos a entusiarmarnos porque se oían los acordes de la orquesta, me deslumbró un coche que venía de frente, me aparté hacia el arcén, por aquel entonces de gravilla, la moto derrapó y nos pegamos una "chufa" muy respetable, terminando ambos en un sembrado.
Tras unos momentos de incertidumbre, conseguimos levantarnos y nos preguntamos uno al otro si estábamos enteros a los que ambos respondimos afirmativamente. ¡¡Se jodió la fiesta¡¡, media vuelta para casita. Por supuesto la linterna desapareció en la caída y no hubo manera de encontrarla por ningún lado. La moto estaba maltrecha pero conseguimos arrancarla. Montamos de nuevo en ella e iniciamos la vuelta. A Dios gracias había luna llena y aún sin linterna se veía decentemente.
No habíamos recorrido más de 1 km cuando noté que la moto empezó a pegar tirones hasta que decidió pegar el último, estiró la pata y nos dijo: Hasta aquí hemos llegado, no os aguanto más encima y menos con la poca gasolina que me habéis echado, so mamones... Lo que hace no tener ni idea: yo pensé que con menos de 1 litro teníamos para recorrer media provincia de Segovia, pero fue que no.
Pues nada, no quedaba otra que llevar la moto del manillar y recorrer a patita lo que antes anduvimos en moto. Evidentemente, por aquel entonces no había teléfonos móviles, ni 112, ni ná de ná. Además todo el mundo debía estar ya en las fiestas de Pedraza porque no pasaba un jodio coche por aquella carretera.
Como pudimos, sangrantes aunque con nada grave, turnándonos en el acarreo de la moto, llegamos a la cuadra de la que, horas antes, habíamos recogido nuestro "préstamo". Se nos ocurrió la estupenda idea de dejarla tirada en el suelo, pensando que nuestro amigo imaginaría que los daños se habían producido en una caída fortuita en la cuadra. Claro que para eso había que tener mucha imaginación y pensar que las motos sangran al caerse ;D, porque estaba bastante manchadita de rojo (la ventaja es que por aquel entonces las pruebas del ADN y esas virguerías no se usaban).
Nosotros llegamos a nuestras respectivas casas, mentimos a nuestros respectivos padres diciéndoles que nos habíamos caído de las bicis y nos encontramos en la consulta del médico del pueblo, donde nuestros progenitores nos llevaron a curar las heridas. Yo salí mejor parado que mi amigo, con solo magulladuras múltiples, pero a él le tuvieron que escayolar un brazo.
A la semana siguiente, el dueño de la moto fué al pueblo, supongo que nada más verla adivinó lo que había pasado y claro, cuando nos vió a nosotros maltrechos, nos espetó:
- "NO SE QUIEN HABRÁN SIDO LO"S" CABRON"ES" QUE ME HAN ROBADO LA MOTO Y SE HAN PEGADO UNA LECHE CON ELLA. El jodio hablaba en plural... ;D
Nosotros, interpérritos, con todo nuestro cinismo, le respondimos casi al unísono:
- Llevas razón, joer, si es hay mucho desaprensivo por ahí suelto.
A lo que el respondió, con una cara de tener clarísimo quien habían sido esos "desaprensivos":
- Por cierto ¿a vosotros que os ha pasado, que estaís hechos unos zorros?.
- Pues nada, que nos hemos caído de las bicis, respondimos.
- ¿Los dos a la vez?
- Pues sí, ya ves, chocamos entre nosotros. Un accidente tonto por hacer el indio.
FINNNNNNNNNN, .... por fin.
Joer, esta historia no se la traga nadie, pero me ha encantado recordar esos momentos tan lejanos y narrarlos aquí.