Je,je, me encantan todas.
Cuenta un 4 de ellas de quemaduras:
1ª, primer día, mi Honda XBR recien comprada, flamante. Yo 18 añitos, mi primera moto. En nuestra primera salida, la moto empieza a realizar ruidos extraños, muy extraños, yo escoltado por los 15 amiguetes que eligieron la moto conmigo (el propitario se asustó), empiezo a perder velocidad, y la moto se para. Me voy al arcen, el de delante:
- Pero novato... si no les ha puesto gasolina, eso te ha entrado en reserva.
El amiguete de atrás:
- Dale al grifo! venga que no podemos estar esperándote todo el día
Yo con los nervios, sin saber cual es el grifo de la gasolina, veo un flamante tornillo..si de esos que tiene una lengueta como para apretarlo con la mano, pero lástima que estaba en el mismo cilindro... y claro, que contar, los nervios de la moto nueva, el agobio, pues con fuerza (y sin guantes) agarré el "susodicho" tornillo y... alaridoooo al perder por completo las huellas dactilares.
2ª... mejor (no mq quemé yo)
Y otra, en viaje de vuelta desde Marbella a Málaga (60km), con la fogosidad de los 19 añitos, a ritmito "alegre", noto que la moto suena raro, sin perder el ritmo, pues andar, andaba, llego a mi barrio y me encuentro a dos amiguetes moteros, uno de ellos con conocimiento de mecánica. Me paro en seco, me bajo, y les comento el caso del ruidito. El amigo mecánico, me dice:
- arráncala... acelera, si ya lo oigo, mantenla
El otro amigo, con desparpajo y soltura dice:
- que torpe sois los dos, no veis que este escape está suelto (a la vez que coge el escape, justo en su salida del cilindro con la misma soltura que se cogía la "churra" para mear)
Mi amigo mecánico y yo ni reaccionamos hasta escuchar el grito y oler a carne "quemá"... ni se nos pasó por la mente que cogiera el escape.
3ª
Esta creo que es de premio.... En mis viajes fugaces a Cadiz (época universitaria) me sale una acompañante, una chica de la facultad que es de Cai, y que le encantan las motos. total, compañia perfecta para realizar el viaje Málaga/Cadiz.
A unos 5 km de Málaga noto que se mueve considerablemente.
Cortesmente, le pregunto
- ¿vas cómoda? ¿quieres que paremos?. (Hay que tener en cuenta que apenas la conocia)
10 kms depués, los movimientos eran más bruscos. Fui prudente y aguanté.
A los 20 km, ya mas mosqueado que la puñeta y pensando donde podía coger ella el autobus, le pregunto más secamente
- ¿Estas bien? Nos paramos, te veo incómoda, te mueves muchos
Contesta, de forma más sería
- Voy bien. No me preuntes más
La tensión se mascaba en el ambiente.
A los 30 km para en el arcen, le digo muy cabreado que se baje, que así era imposible conducir, y después de esperar unos segundos, me dice:
- Ejem.... (garraspea) no puedo bajarme... me he quedado pegada a la moto
-

mi cara era de alucine ¿Como "cojones" se había quedado pegada a la moto
Pues si amigos...mi amiga, no había puesto los pies en los reposapies, NO, sino que los había puesto en mis flamantes tubos de escape cromados de mi flamante moto nueva.
Al ser esos zapatos que se llevaron en su día muy altos enorme entresuela de madera, y suela de goma, no se había enterado del estropicio. La suela de goma en un efecto "mágico" al derretirse se habían ido enfriando en sucesivas capas laerales que le hacia disponer de unos zapatos pegados a mi moto y con dos espléndidos alerones.
Al final nos dios a los dos por reir y acercarnos a un pueblo cercano para arreglar el estropicio
P.D. Los zapatos qedaron pegados al escape. Ella se bajo descalza hasta que pude arreglarlo.