Oído en una entrevista de selección de personal:
Hace muchos, muchos años, los distintos órganos del cuerpo humano discutían para saber cuál de ellos era el más importante, querían saber quién era el jefe del cotarro y debía mandar sobre los demás.
Hablaron las piernas: "Gracias a nosotras el cuerpo puede desplazarse para buscar alimento, y correr para huir de las fieras que nos acechan. Nosotras debemos ser las más importantes del cuerpo."
Contestaban los brazos: "¡Qué va! Nosotros somos el órgano principal. Gracias a nuestras habilidades el cuerpo puede trepar, recolectar alimentos, fabricar instrumentos... Nosotros hemos de mandar sobre los demás."
Respondía el cerebro: "Estáis todos equivocados, el máximo responsable soy yo. Gracias a las órdenes que envío al resto de órganos todos ellos trabajan en armonía, lo que permite que el cuerpo funcione correctamente en su conjunto. Yo debo ser el jefe."
Y, así, el resto de órganos iba loando sus funciones para convencer a los demás que ellos debían ser "el jefe".
Pero habló la mierda: "No, no. El jefe debo ser yo."
Los demás rieron: "¿Pero cómo? ¿El residuo que genera el cuerpo, lo que se expulsa porque sobra, lo que se "caga" quiere ser el jefe? Imposible, esto no tiene ningún sentido. La mierda no vale para nada..."
Contestó la mierda: "¿Ah, sí? Pues ahora me enfado ¡y no salgo!"
Al segundo o tercer día sin cagar el cuerpo empezó a sufrir las consecuencias: piernas agarrotadas, calambres en los brazos, dolor en las tripas, mareo en el cerebro...
Viendo que aquello podía acabar en desastre, todos los órganos le pidieron a la mierda: "¡Por favor, por favor, sal del cuerpo y te dejamos ser el jefe!"
Así que la mierda salió y todo volvió a la normalidad.
Y esta es la explicación de por qué cualquier mierda puede llegar a ser el jefe...