La Capitana Sudamérica

Gracias! Mañana si todo va bien vuelvo a Argentina y aunque mi recorrido ya es un poco de vuelta, aun quedan muchos sitios interesantes por visitar.
 
Sigo pegado a la pantalla, leyendo este magnifico relato.
A la espera de la prixima entrega.
 
Gracias por seguir ahí.

Os dejo el vídeo de mi paso por Perú

[video=youtube;UNe2tLwrwws]http://www.youtube.com/watch?v=UNe2tLwrwws[/video]
 
Gracias por compartir, saludos desde la isla picuda.......
 
IMPRESIONANTE!!!!! Menuda aventura compañero, eres un valiente.
Gracias por la crónica, los vídeos, las fotos.... por todo. Es un lujazo tenerte en primicia ;).
Buena suerte.
 
Sí, es un verdadero lujo poder seguir las andanzas de Martín casi en caliente: un trabajo realmente digno de agradecer y una lectura que hace volar la imaginación... :)
 
Sencillamente ¡¡¡EXPECTACULAR!!! Gracias por dejarnos viajar contigo.

v´ssssss
 
Martin,

yo aun estoy alucinando contigo, despues de todo un día de "fiesta" en la moto aun tengas tiempo y te pongas escribir la crónica y ponernos los dientes largos ;)

Mil gracias por compartir con nosotros, así que no te preocupes, esperaremos tus noticias cuando puedas darlas, hasta entonces a disfrutar!
 
Tranquilo Martín, tu disfruta , descansa , asimila lo que has hecho y ya nos contarás ....saludos
 
Os dejo un nuevo vídeo
[video=youtube;6xbOirQVe88]http://www.youtube.com/watch?v=6xbOirQVe88&feature=youtu.be[/video]
 
Magnífica crónica compañero, toda una aventura la que te has montado.

Gracias por trasladarnos a esos maravillosos y peculiares lugares.
 
(...) Ésta es mi visión...

Me ha encantado el vídeo. Muchas cosas pueden parecer perogrulladas y otras no tanto; también algunos puntos de vista pueden ser algo subjetivos y otros todo lo contrario; en cualquier caso me parece altamente interesante haber dedicado un buen rato a todos estos consejos a la hora de afrontar un viaje de este calibre porque éstos están basados en la experiencia y ahí está lo relevante...
 
Que bueno lo de piezatecht. La verdad que se pasan mucho con los precios.
Esas ruedas tienen que ser la ostia.
Donde se consiguen?
Como se escribe. Haidenaw?
 
Esas ruedas tienen que ser la ostia.
Donde se consiguen?
Como se escribe. Haidenaw?

Heidenau.
Yo las he montado en Neumáticos Ángel de la Cruz, en la calle Rodriguez San Pedro, 9 de Madrid.
Me han gustado mucho cuando las he usado en la KTM 620. Al no ser muy conocidas por aquí -aunque se usan mucho en Alemania-, tienen un precio increíble.
 
Última edición:
Esta es la tercera vez que empiezo a escribir la crónica y las dos anteriores se fueron directas a la papelera.



Pasé unos días algo “encabronao” con el mundo y no me salía nada bueno. No era capaz de transmitir lo que quería decir y sobre todo porque el mensaje sonaría injusto para muchas personas.



En realidad no me pasó nada. No hay una causa concreta ni sobre todo de magnitud suficiente para haberme causado ese estado de ánimo pero se sumaron varias pequeñas cosas y en lugar de cantar sobre la moto me dedicaba a pensar y siempre con un cariz negativo de fondo.



Probablemente fuera el sentimiento de estar de vuelta que aunque me acompaña desde que salí de Cuzco en realidad empezó a ser notable desde el momento en que crucé la frontera con Chile. Hasta ahí había estado demasiado ocupado con mi intoxicación y sobrevivir a aquellas montañas. El paso de esa frontera empezó a agotar mi paciencia y el desierto de Atacama terminó por matarme sobre todo por un contacto desafortunado con un policía chileno.



Arequipa me gustó mucho aunque no pude disfrutarlo demasiado por estar aun convaleciente pero lo que pude ver era moderno, limpio y tranquilo. Me dijo un policía que la ciudad había cambiado mucho por la proliferación de minas para la extracción de oro.

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El desierto comprendido entre esas minas y la frontera con Chile es una maravilla. Se ven grandes bancos de dunas a los lados de la carretera pero no se hace monótono ni mucho menos porque el fondo es bien cambiante y hay muchas montañas o dunas enormes que crean un escenario perfecto.

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Ese desierto transcurre paralelo a la costa pero a una cierta distancia y algo elevado sobre el nivel del mar así que cada cierto tiempo se atraviesa algún valle que había quedado escondido en el horizonte pero que desvela unos curiosos oasis verdes siguiendo el curso del rio.



La frontera como os he dicho era un desastre. Llegaron a pedirme que rellenara uno de eses tediosos formularios con mis datos y los de la moto que te matan pero en este caso varias veces porque increíblemente me pidieron rellenarlo por cuadruplicado. ¿Cómo!!! ¡¡¡Estamos locos!!! Ni una sola fotocopiadora ni tan siquiera un humilde papel de calco como en todo el resto de las fronteras que he cruzado. Un absoluto sinsentido que me ocupó casi un cuarto de hora para luego llevarme directo a ridículas colas en un sinfín de ventanillas.



Llegué a Arica ya de noche y aunque me costó un rato encontrar un hotel de precio aceptable la verdad es que acerté con la elección y la ciudad me gustó mucho. Me causó una imagen muy diferente a la que me han descrito de hace tan solo quince años.

A la mañana siguiente me tocaba cruzar el desierto de Atacama y con ese nombre tan mítico, la fama que tiene por el Dakar y lo bien que me lo había pasado por su zona Sur me lo esperaba abrumador, bonito e inmenso.

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Únicamente acerté en lo de inmenso porque me llevó todo el día llegar a Calama pero el paisaje por la zona donde pasaba la carretera era un auténtico coñazo. Llanuras enormes de piedras con un viento lateral muy molesto que encima levantaba pequeñas tormentas de polvo y con tan solo algunos pequeños pueblos de esos que son casi ficticios por haber nacido al amparo de nuevas minas.

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En mitad del camino me encontré una aduana que aun no llego a entender pero lo cierto es que estaba y no era un espejismo.



Junto al cartel anunciador había unas flechas grandes que dirigían a autobuses y camiones y como todo aquello no me cuadraba demasiado y vi esas flechas pensé que no sería para vehículos particulares así que empecé a cruzarlo despacio.



Cuando estaba a la altura de las ventanillas veo que hay un coche parado y me doy cuenta de que si que tengo que hacer algún trámite así que como estaba ya justo a su altura, me di la vuelta ahí mismo para acercarme.



Nadie me dijo nada, ni me dieron el alto ni mucho menos tuvieron que salir en mi persecución. Simplemente di la vuelta en ese punto y le di mis papeles a la funcionaria de turno. Me los devolvió sin mayor problema y me dijo que podía continuar.



En ese momento aparece a mi lado el policía mas tonto del país y sin venir a cuento me dice “En Chile hay que cumplir las normas y si no te gustan mejor vete del país”



Ante tal ataque injustificado y de muy mal gusto me sentí mordido en lo mas hondo de mi orgullo. El tipo ya había quedado definido con un auténtico gilipollas y sin duda que no representaba absolutamente a nadie por mucho que su uniforme llevara unas banderas. No las merecía.



Si esto mismo me pasa con un policía Peruano o Argentino reconozco que me hubiera quedado callado porque tienen fama de que te pueden sacar pasta por el artículo 33 pero contaba a mi favor con la rectitud incorruptible de la policía chilena así que le mentí vilmente y le contesté:



“No se preocupe que vengo de visitar Perú y voy a visitar Argentina y en Chile estoy simplemente de paso” Puede parecer una respuesta de mierda pero si tenemos en cuenta que los chilenos son los mas orgullosos nacionalistas que he conocido y que precisamente le estaba nombrando a su eterno vecino y al país con el que acaban de tener un conflicto por sus aguas internacionales…. puedo asegurar que aquello le dolió en el alma.



No obstante se despidió de mi en un tono de cierta mala leche pero con un correctísimo “Buen viaje” que sonaba a un “veteatomarpolculo” en toda regla y yo no menos diplomático le contesté con un “qué tenga buen día” que sonó a un maravilloso “ahítequedaspringao”



No estoy nada orgulloso de mi salida de tono por muy provocada que fuera. Se que no acepto nada bien la prepotencia desde un uniforme y creo que un policía el respeto solo se lo puede ganar con educación y no imponiendo su autoridad.



Aun así, si tan solo hubiera sido un pelín mas tonto de lo que demostró me podía haber metido en algún lio y estas cosas en los viajes hay que cuidarlas.





Claro que salí de allí aun incrédulo por lo absurdo de la situación vivida y me pasé el resto del camino gruñendo en mi cabeza.
 
Calama tampoco ayudó a mejorar mi estado de ánimo porque la ciudad no me gustó nada y me pareció tan artificial como el resto de pueblos fantasmas de las minas pero aun mas pasado de escala. Visité unos cuantos hostales en los que no me recibieron nada bien. Parece que en cuanto cae la noche, ver llegar a un motero extranjero es parecido a ver al mismísimo diablo y en todos me decían que estaban completos pero de verdad que el tono y la forma en que me miraban no me parecía nada convincente. Daba la sensación de que simplemente pasaban de alojarme.



Seguí dando vueltas por el centro en busca de alojamientos y me tocó huir de varias manadas de perros que me atacaban en marcha. Debe ser que los atraigo cuando estoy encabronado. Luego me tocó luchar un poco con un “gorrilla” que me pedía dinero por haber parado medio minuto en la puerta de un hotel que estaba en “su calle”.



Por fin encontré un hotel a precio aceptable y donde me atendió una chica muy simpática. Me dejó meter la moto en el pasillo de la recepción porque decía que ahí las habían metido cuando pasó el Dakar y me recomendó un buen sitio para cenar.



Al día siguiente me tocaba un desplazamiento bien cortito para llegar a San Pedro de Atacama y tenía algunos tramos bonitos pero yo seguía en modo gruñón y no paré demasiado.

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San Pedro es un pueblo pequeñito metido en mitad del desierto y con todas sus casas hechas de adobe. Suena muy idílico y eso era lo que esperaba encontrarme dada su fama. Por desgracia es un sitio demasiado comercial y lleno de hostales caros, agencias que te venden aventuras por la zona y un montón de tiendas de artesanía idénticas a las que llevaba viendo durante el último mes en Bolivia y Perú.

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Lo siento pero no puedo mas con esas tiendas en las que casi todo lo que venden no tienen nada de artesano y es de procedencia industrial además de ser de dudoso gusto al menos en mi opinión.



Podía haberme quedado un par de noches y haber disfrutado de su entorno que sin duda merece mucho la pena pero mi encabronamiento sufrió un pequeño repunte al encontrarme con otro tonto que pasaba por allí.



Mi delito fue que mientras buscaba la escondida gasolinera en aquel laberinto de callejuelas de sentido único paré a preguntarle a una chica de una tienda que me recomendaba hacer treinta metros en dirección prohibida sin molestar a nadie para no tener que volver a dar toda la vuelta al pueblo.



En estas apareció un tipo raro por allí que sin tener invitación en esa fiesta empezó a gritarle a la chica que de eso nada, que esa calle era prohibida y que me mandara a dar toda la vuelta. Le ignoramos un poco y se fue de allí gritando que él era chileno y se hacía lo que él dijera.



Todas esas pequeñas tonterías, cuando ya estás sensible porque notas que el viaje de tu vida se te acaba te acaban afectando. Por desgracia a mi me encabronaron y me hicieron perderme los alrededores a pesar de que en mi hostal coincidí con unos moteros brasileños, otros alemanes y unos canadienses, aunque ella descendía de Santander, con los que compartí unas buenas charlas de viajes en el patio junto a las motos.



Prefería no escribir sumido en mi mala leche porque me acordaba de toda la gente que me ha tratado genial en Chile y sabía que si ponía algo no sería justo con ellos y no se entendería.



Me acordaba de Cecia en Puerto Montt, de Juan Carlos en Temuco, de Edgar, su novia, Mailynz y el gran Potrillo con aquella noche loca en Chillán, el hostal Casa Matte en Santiago y de todos los Ovejas Negras, de Ernesto que ha estado pendiente de mi desde que Alicia le dijo que había tenido un problema de retenes. Por todos ellos no podía quedarme con una mala impresión por tres detalles nimios y por eso no me apetecía escribir.



Así que en mi estado de ánimo estaba mi penitencia, me dejaba por descubrir una zona interesante y por la mañana me disponía a cruzar el famoso Paso de Jama para volver a Argentina.



Nada mas dejar atrás San Pedro enfilas una enorme recta con forma de tobogán que parece no tener límite en su subida y que pasa junto a un bonito volcán. Enseguida ganas mucha altura y los paisajes pasan de ser el desierto de las llanuras a encontrarte por unos valles entre montañas peladas. En un punto pasas por el cruce que te llevaría a Uyuni porque en estas últimas semanas he cerrado el círculo y la frontera con Bolivia está a escasos cinco kilómetros. Realmente en ese punto dan ganas de perderse entre las montañas por aquellas pistas que salen a ambos lados.

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Todo el paso de Jama es asfaltado con buena carretera lo que hace que pierda un poco la gracia. Además a estas alturas de viaje, llegar a 4.800m. de altitud no me da ningún miedo y eso también le quita un poco de épica. Aun así los paisajes son preciosos y paré algunas veces a contemplarlos con detenimiento.



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Se que la frontera está a tan solo 165km. de San Pedro y aunque había salido medio huyendo de allí cada vez que miraba el cuentakilómetros me daba mas pena de que se terminara el paso.



Me hice algunas fotos en el punto que marca la división de los países con un arco y sus correspondientes carteles. Nada mas cruzar al lado argentino está la aduana compartida pero justo acababan de llegar dos autobuses y había algo de cola así que me quedé fuera charlando con un policía.

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Cuando se fue despejando todo de gente pasé por todas las ventanillas en un trámite rápido y sencillo. Esto ha sido tónica general en todas las aduanas Chile/Argentina y por lo menos se agradece.



Desde allí un enorme trecho por la vertiente Argentina donde te mantienes por encima de los 4.000m. y se pasa por el Salar Grande que había visto en una impresionante foto en casa de Juan Nicolau. Ya me había avisado mi amigo el policía de la aduana que estaba muy feo y con agua por ser temporada de lluvias. En lugar de tener el color blanco como el de Uyuni, estaba todo marrón y nada bonito.



Seguí mi camino y fui volviendo a notar calorcito porque en la parte alta del puerto llegué a estar a 9ºC. Pasé por Pumamarca, donde me había quedado a dormir el día antes de entrar en Bolivia un mes antes pero llegué desde el otro lado y pasando por un pedazo puerto de montaña de los de verdad, con curvas y buenas vistas. Era largo, con poquísimo tráfico y poco tenía que envidiar a los mas famosos puertos de los Alpes o los Pirineos.



Paré en un pueblo cualquiera justo cuando anochecía. Me acerqué a la oficina de turismo pero estaba cerrada así que me quedé junto a la moto fumando un cigarro mientras buscaba algún alojamiento en el GPS. A mi lado paró un coche que me ofrecía una habitación a muy buen precio así que lo seguí por el pueblo con ciertas reticencias. Me encontré una buena habitación en una buena casa con jardín donde aparcar la moto y con buena conexión a internet. Además el dueño de la casa tenía un restaurante en el pueblo y la cena fue de las buenas.



Al día siguiente debía pasar por el concesionario KTM de Salta para hacer el último cambio de aceite a la Capitana. Había contactado días antes con ellos por medio de Facebook para anunciar mi llegada y que me hicieran un hueco para poder sacar la moto el mismo día. Me trataron de forma excepcional desde su mecánico Carlos a su gerente que además había estado compitiendo en enduro por España.



Me sorprendió que el taller estaba extremadamente limpio y ordenado y me gustó la forma de trabajar de Carlos. Además compartimos buenas charlas sobre motos y la vida demostrando una vez mas que la gente de las motos conectamos de una forma especial siempre porque tenemos una pasión común.



Me fui a comer al centro de Salta que es bonito aunque yo ya lo conocía un poco de mi anterior paso por allí con el Dakar. Me di un buen paseo por los alrededores de la plaza principal y como ya es tradición cada vez que cambio el aceite de la moto en el viaje me acerqué a una peluquería para afeitarme porque había vuelto a las barbas selváticas que tan poco le gustan a mi madre por mucho que refuercen mi imagen, tampoco muy pretendida, de aventurero sin fronteras.



Por aquello de avanzar y esas prisas absurdas del final de viaje no quería quedarme en Salta a dormir y cuando a las siete de la tarde me dieron mi moto quise avanzar un poco aunque solo quedara una hora de luz.
 
El problema era que en mi ruta no había ningún pueblo sospechoso de tener algo de alojamiento así que paré en un cruce y le pregunté a un camionero que me recomendó desviarme un poco y llegar a Metán porque contaba con varios hostales.



En la entrada del pueblo, en un semáforo, había unas chicas haciendo malabares y paré allí para preguntar por un buen sitio. Esta vez el guiño de mi estrella que hizo que me parara fue que una de ellas llevaba una camiseta de Extremoduro que es sin duda mi grupo de rock español preferido de adolescencia (y que por aquello de no madurar creo que sigue siéndolo a día de hoy).



Allí me pasé un buen rato hablando del Robe, de Iñaki, de la última gira que habían hecho por Argentina, de mi viaje, sus vidas en aquel pueblo y recordando los muchos conciertos que he tenido la suerte de poder disfrutar. ¡Qué viva Extremoduro!



Me alojé un buen hotel muy bien de precio y atendido por gente muy amable. Allí conocí a un ingeniero químico muy majo que me hablaba de su vida y su trabajo en unas minas cercanas y también a un vendedor de Volkswagen que me contaba que se desplazaba por los pueblos ofreciendo una cosa un poco rara que no llegué a entender muy bien que se llama “Plan Ahorro” que básicamente es que la gente les empieza a pagar los coches mucho antes de tenerlos y te hacen ver que te están financiando la entrada pero que no se muy bien porqué se hacía como una especie de compra en grupo.



Este tipo era majo y buen vendedor pero cuando fue ganando confianza y supongo que pensando que al ser yo europeo le entendería perfectamente me empezó a contar que admiraba la ideología nazi, “no por el exterminio pero si porque eran una raza superior”



Ante tal afirmación y como ya sabéis que yo soy un tocahuevos profesional en esas circunstancias decidí no discutir pero si darle un poco de su propia medicina.



Le dije que yo no sabía si me gustaría haber sido alemán pero que me “conformaba” con haber sido negro y correr como Usain Bolt o como los maratonianos keniatas a los que no hay alemán que gane.



Se quedó un poco cortado y entonces me hizo un cambio de tercio hablando de la tecnología alemana y esas cosas que para él eran lo que los convertía en una raza superior.



Luego me contó que su empresa le mandó de viaje a Brasil por cumplir objetivos y allí se pasó una semana en un todo incluido donde conoció a un español con el que entabló una buena amistad. Me contaba sus fiestas, borracheras y puteríos.



En aras de la cordialidad no me atreví a mencionarle que en ese caso para él aquellos escarceos debían ser con mujeres de raza inferior y que seguro que le hubiera gustado mucho mas que fueran regias alemanas que esas simples brasileñas.



En fin, que el tipo era un auténtico cretino pero a pesar de todo majo para un rato y en cuanto empezó a resultar un poco cargante me retiré a mi habitación.



En el mapa de Argentina se puede ver perfectamente una enorme y perfecta recta que cruza el país por el Norte y que era mi único camino lógico para llegar a la provincia de Misiones. Con esta explicación os podéis imaginar que no afronté esa etapa con demasiadas esperanzas de diversión. Las rectas son lo peor que le puede pasar a un motero y esa era de seiscientos kilómetros acompañada de un calor insoportable, con demasiada vegetación que no te dejaba ver nada a los lados y con algunos tramos minados de baches que no te permitían ni parpadear.



Seguramente fuera la etapa mas sosa de mi viaje y se hizo dura porque ya las fuerzas no son las del principio pero como no había mas remedio que afrontarla me cargué de resignación y poco a poco fuimos avanzando.



En algunos tramos había millones de mariposas que irremediablemente morían contra mi visera, la pantalla de la moto y el radiador. Para que os hagáis una idea de la magnitud de la plaga me tocó parar porque subía demasiado la temperatura de la moto al quedar el radiador totalmente obstruido. Desmonté el protector de plástico donde se quedaban prensadas y fui rascando con el culo del mechero para quitarlas todas.



Vi una especie de combate aéreo entre dos águilas justo sobre la carretera con tan mala suerte de que una de ellas decidió soltar lastre para ganar agilidad en sus maniobras justo cuando yo pasaba por debajo. El resultado fue un buen truñazo en mi manga derecha del traje que me obligó a parar a limpiarlo muerto de risa por mi desdicha.



Lo peor sin duda de la famosa recta es que como siempre en Argentina tienes la incertidumbre de si la siguiente gasolinera tendrá o no combustible y estás obligado a parar cada menos de 200km a repostar y en esa zona volvieron a aparecer las enormes colas.

En algunos casos me tocó estar mas de una hora al sol y eso te mina la paciencia sobre todo al ver que son colas injustificadas porque en las gasolineras puede haber ocho surtidores pero un único gasolinero y aquí lo del autoservicio no se lleva así que hay que esperar para ir pasando de uno en uno.



Me quedé a unos 100km. de Iguazú en un hostal cutre y barato. De hecho me sorprendieron los precios de los alojamientos en toda la zona Norte de Argentina porque en general eran mucho mas baratos que en el Sur. También me sorprendió pero negativamente el precio de la gasolina porque en solo un mes había subido un 40% en el marco de la flagrante inflación que asola el país.



Allí descubrí que la moto por la noche al enfriarse perdía un poco de aceite por el tornillo de vaciado. KTM te dice que cada vez que se cambie el aceite hay que sustituir la arandela de ese tornillo pero en Argentina viven en una especie de bloqueo aduanero que hace que encontrar ciertas piezas, por sencillas que sean, sea complicado así que no la tenían en el taller y me volvieron a poner la misma.



Parece que con el motor caliente la dilatación mantiene todo en su sitio pero cuando se enfriaba por las noches perdía tres gotitas así que tampoco era grave.



Al día siguiente se cerraría el círculo de aquellos puntos que inicialmente había marcado en el mapa para trazar la ruta. Las Cataratas de Iguazú eran el último de esos sitios que vertebraban mi viaje antes de volver a Buenos Aires y por los comentarios de mucha gente que decían que era lo mas impresionante que habían visto en sus vidas tenía muchas ganas de pasar por allí.



Pues nada, otra vez yo a llevar la contraria al mundo porque la visita me decepcionó un poco. Las Cataratas no puedo decir que no sean impresionantes pero no llegaron ni con mucho a transmitirme las mismas sensaciones que sentí en el Perito Moreno, en la Carretera Austral o en Uyuni por ejemplo.



En parte fue por haber llegado en sábado y al medio día. Estaba demasiado lleno de gente y ver cualquier maravilla de la naturaleza rodeado de la peor especie de la creación siempre lo desmerece todo un poco.

A eso hay que añadirle que el parque temático que han construido para el acceso no me gustó nada por ser una especie de Disneyland de hormigón lleno de tiendas de recuerdos, restaurantes y otras cosas totalmente prescindibles. Hay un tren que es el que te lleva a las zonas donde se ven los saltos de agua pero para montarse hay que hacer largas colas bajo un sol terrible y luego montarse al mas puro estilo de la India formando una masa de cuerpos sudorosos nada agradable.



Cuando llegas a la última estación hay que hacer un paseo por unas pasarelas metálicas que te van acercando a una nebulosa enorme que se ve al fondo y que te indica perfectamente donde está desbordando el agua a lo bestia. Salí del tren corriendo para por lo menos ir por delante del resto de los pasajeros pero me daba igual porque me cruzaba con todos los que volvían y se formaban auténticos atascos en las pasarelas.



Te vas acercado poco a poco y lo notas por el ruido del agua al caer y porque te empiezas a mojar con esa espesa niebla. Allí ya la situación se desmadra porque la gente se va quitando la ropa por el calor insoportable. Algunas mujeres van directamente en sujetador y las que no, están tan mojadas que te da lo mismo. Esto, lejos de lo que pudiera parecer, crea un paisaje dantesco porque obviamente no todo son mozuelas en edad de lucir e incluso me crucé con una monja que nunca fue tan transparente en su vida como en ese momento. Haceros a la idea de lo que hablo.



Con las últimas lluvias el río venía muy crecido por lo que creo que no era el mejor día para contemplarlas en la zona de la Garganta del Diablo ya que no se veía el fondo por la nebulosa gigante que lo envolvía todo.

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Con todos esos extras que os cuento podréis entender que la visita quedara desmerecida. Fui a los otros miradores pero como no soportaba las colas ni el trato como ganado en los trenes me fui andando a pleno sol.



En esa zona la vista aunque era mas lejana si que era un poco mas bonita pero estaba totalmente abrasado por el calor y la humedad y mosqueado por la caminata así que no me quedé demasiado.

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Tengo claro que si esas cataratas las veo en un ambiente menos precocinado y mucho mas natural y sobre todo sin tanta gente me hubiera quedado con la boca abierta pero en este caso el continente desmerecía demasiado el contenido y no tardé mucho en irme de allí.

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Mi siguiente destino era Brasil para ir a visitar a Luiz Paulo, el motero solitario que conocí en Torres del Paine al principio de mi viaje y que me había invitado a su casa.



Con Luiz Paulo, con Eduardo Cooke, Juan Nicolau, Daniel y Rocío volví a encontrar la senda que marcaba mi estrella pero esas historias os la cuento en la próxima entrega.
 
En estas últimas líneas ya parece que se va superando el bache sufrido días atrás y nos alegramos por ello... :)
 
Me alegro de que ya la cosa se va calmando jajjaja, ufff, la historia del policía en Chile me puso nervioso. Disfruta de lo que queda de viaje y saludos desde la isla picuda.Suerte.
 
Salí del parque de las Cataratas muerto de calor pero con muchas ganas porque me disponía a entrar en Brasil con la moto.



Días atrás había llegado a plantearme cruzar todo Paraguay para llegar a Brasil desde allí y hacer la visita a Iguazú a mi vuelta pero algunos amigos no me lo recomendaban por problemas de seguridad en ciertas zonas y además me daba pereza cruzar tantas fronteras en solo dos días con las colas y burocracias varias que eso suponía.



Por estas cosas absurdas entre países y sus fronteras, me daba un poco de miedo cruzar a Brasil porque no tenía del todo claro que me fueran a dejar pasar. Los brasileños consideran que en España les hemos tratado muy mal en la frontera cuando venían a nuestro país y ahora aunque no nos llegan a pedir visado si que se nos piden ciertos requisitos que en estos mementos no cumplo. En teoría piden que se demuestre la solvencia económica justificando mediante documento bancario que tienes al menos 5.000€. Te piden billete de avión de ida y vuelta y reserva de hotel o si como en mi caso vas a casa de algún amigo te piden una carta de invitación ante notario. Yo no tenía ninguno de esos documentos aunque esperaba que al entrar por frontera terrestre las cosa fuera mas tranquila.



Esos días me contactó por Facebook Eduardo Cooke un grandísimo motero Argentino que además contaba con el aval de ser amigo y compañero de viajes del gran Juan Recio. Eduardo me dio muy buenos consejos sobre esas rutas y me contó que en esa frontera de Iguazú por ser una zona tan turística la burocracia se relaja mucho y te dejan pasar a Foz sin mas problemas.



Llegué allí con cierta incertidumbre y en el lado argentino simplemente me apuntaron los datos pero ni me sellaron el pasaporte ni me pidieron el trámite de la importación temporal de la moto. En el lado brasileño la cosa fue aun mas sencilla porque simplemente me preguntaron si iba a Foz a lo que les contesté que si y me dejaron pasar sin mostrar ni mi pasaporte. Tampoco les mentí porque pasé por Foz y ellos no me preguntaron si después tenía pensado ir a mas sitios.



En Foz fui a buscar un cajero porque en mi camino a casa de Luiz Paulo en Cascavel había peajes y necesitaba tener moneda local. Me causó muy buena impresión esta zona de Brasil que no tenía nada que ver con la zona Norte que visité unos años antes con amigos.



Una vez pasada la pequeña angustia por ver si conseguiría cruzar la frontera o no, enfilé la autopista pero enseguida empecé a pensar que entrar de forma ilegal en un país puede tener consecuencias graves si pasa cualquier cosa. Además en ese tramo de 100km. me encontré varios controles policiales en los que por suerte no me pararon y no pasó nada.



Un rasgo cultural que me sorprendió es que en una gasolinera al ver que era español por primera vez en este viaje no me hablaron de futbol y de Messi sino que me preguntaban por Fernando Alonso. Parece que es cierto que aquí la F1 causa pasiones lo que no deja de sorprenderme. Con lo marchosos que parecen y que les guste tanto una cosa tan aburrida…



No tenía mapa de Brasil en el GPS pero días antes le había pedido a Luiz Paulo que me pasara el track para llegar a su casa desde la frontera. Para los no iniciados en estos temas el track no es otra cosa que una línea de puntos que marca un recorrido en el GPS y que normalmente se ve sobre el mapa. En mi caso sólo veía la línea y trataba de seguirla por las calles de la ciudad ya que no veía ningún mapa debajo.



Llegué a mi destino anocheciendo y me encontré su moto en la calle para marcarme el punto exacto en el que debía pararme. No hice mas que pitar un par de veces y por allí apareció mi anfitrión tan sonriente como siempre. Este reencuentro tan poco previsto antes del viaje, entrando en un país que no pensaba tocar y con un amigo al que hace dos meses no conocía tenía algo de especial. La magia del viaje una vez mas.

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Fui recibido mucho mejor de lo que merezco y todo fueron facilidades y ayudas. Pude darme una necesaria ducha después de mi paseo por las cataratas, lavar mi ropa, relajarme un poco mientras seguíamos hablando de motos y viajes. Me presentó a su novia de la que ya nos había hablado durante aquellos tres días de viaje juntos y me contó un poco como era su vida por allí.





Después nos fuimos a cenar al centro de la ciudad a una enorme cervecería en la que fabricaban su propia cerveza y que puede ser el restaurante mas grande en el que he estado nunca. El ambiente era muy bueno con música en directo y lleno a rebosar de gente joven y alegre. No lo voy a negar, se me disparaba el radar en cada momento por la cantidad de pivonazos que pasaban por allí pero eso si, todas blanquitas de piel en un Brasil muy diferente al estereotipado por el mundo.



Por desgracia yo estaba muerto de cansancio y no fuimos a mas bares aunque el ambiente prometía y mucho. De todas formas a esas alturas ya estaba totalmente arrepentido por no haber intentado entrar de forma legal para poder seguir mi viaje al Sur por este lado de la frontera. Mi única esperanza de volver a salir sin problemas era cruzar otra vez por Foz.



Por la mañana y sin mucha prisa me llevaron a hacer una pequeña ruta turística por la ciudad pasando por su curiosa catedral de hormigón, tan típicas de este país y pasando por el centro y un lago muy chulo que había en un parque de las afueras.

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Me dejaron enfilado en la autopista sin posibilidad de perderme y mi vuelta fue tranquila con tan solo unos pequeños sustos cada vez que veía un punto de control policial en los que por suerte no me pararon. ¡¡¡Qué jodido tiene que ser estar en un país para buscarse la vida y hacerlo de forma ilegal!!!

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Mi paso de vuelta en la frontera fue bien sencillo. En el lado brasileño no había ni un solo policía y en el argentino solo pasar por una ventanilla sin bajarme de la moto. Allí me atendió un policía joven y cuando le estaba entregando mis papeles vi que tenía una empanada sobre su mesa. Le dije que venía muerto de hambre de Brasil y que si se despistaba se la robaba. Siguiendo con la broma me dijo que no estaba permitido entrar con hambre en Argentina y que como ya había comido me regalaba la bolsa en la que aun quedaban cuatro deliciosas empanadas que devoré encantado porque realmente tenía hambre y porque me encantó el detalle.

Con esto me evité parar a comer en Puerto Iguazú y además estas cosas te alegran el día. Da gusto encontrarse gente tan maja por el mundo.



Luiz Paulo me había recomendado parar en San Ignacio Mini donde hay unas ruinas de un antiguo asentamiento de Jesuitas y en el que hacen un espectáculo nocturno de luz, sonido, hologramas y proyecciones que era muy recomendable.



El pueblo es pequeño pero cuenta con buena oferta de hoteles y restaurantes así que llegué a media tarde y me instalé en un hotelito humilde y bien de precio donde descansé un rato. Fui a las ruinas paseando y al llegar allí me encabroné por última vez en este viaje al volver a comprobar que los precios para extranjeros eran al menos cinco veces mayores que para los locales. Le pregunté al tipo de la taquilla que si eso suponía algún valor añadido porque nos lo traducían a algún otro idioma o era simplemente un robo. Me contestó con un “Las cosas son así” que no me dejó ni mucho menos mas contento.



El espectáculo me sorprendió muchísimo por ser algo muy original al hacernos pasear por la noche entre las ruinas siguiendo a un narrador virtual que aparecía proyectado por cualquier sitio y nos contaba la historia del lugar. Además de ser algo que yo no había visto en ninguna parte del mundo, estaba hecho con gracia y resultaba atractivo para el visitante y muy entretenido.



Comenté el asunto de las entradas en Facebook muy mosqueado porque me parecía una discriminación que he venido sufriendo en todo el viaje. En algunos casos como en Perú además la diferencia de precios es abismal. Se montó un poco de revuelo con ello y me recordó a una de las cosas mas tristes que he visto en internet en los últimos tiempos.



El viajero gaditano “Búfalo KTM” colgó hace un año un vídeo sobre la diferencia de precio en la gasolina en Bolivia entre nacionales y extranjeros. Los comentarios a ese vídeo son la peor basura que he podido leer porque inmediatamente se transformó en un pozo de ignorancia amparado en el escudo de internet donde unos y otros soltaban cada cual mayor burrada racista y xenófoba. Desde quienes culpaban a los españoles de todos los males de sus vidas a quienes definían a los bolivianos como indios de mierda. De verdad que cuando vi aquello sentí mucho asco y repulsión contra la humanidad y por desgracia aquel comentario mío estaba creando algo parecido aunque quienes comentaron aquello eran muchísimo mas educados y respetuosos. No me gustó nada el asunto y me dejó pensativo y con sentimiento de culpa todo el día.



Hablando del tema con Eduardo Cooke en su casa me hizo ver un argumento interesante sobre ese asunto y es que en realidad aunque existe esa diferencia de precio para los extranjeros tampoco la cantidad a pagar es desorbitada. Ahora mismo el poder adquisitivo de muchos argentinos está un poco limitado y si pagásemos todos la tarifa cara para algunos locales sería un gran esfuerzo. Me vale ese argumento y lo acepto cuando el precio de la entrada sigue siendo razonable pero no lo voy a aceptar nunca cuando como en el caso de la visita a Machu Picchu te cuesta casi 300$ porque eso es un robo se mire por donde se mire.



En cualquier caso sigo estando mas a favor de la igualdad dejando los precios de estas cosas en el valor que sus ciudadanos puedan pagar y creo que los gobiernos deberían aprender a cuidar a los turistas y saber que al final van a dejarse su dinero en el país en comida, alojamiento y otras muchas cosas que terminan por general riqueza y no creo que sean necesarios algunos peajes.
 
Mi siguiente etapa era corta y tenía como objetivo llegar a la casa de Eduardo en Villa Elisa en la provincia de Entre Ríos. Me lo tomé con calma porque casi todo era autopista y por suerte la temperatura había bajado un poco.



Cerca de su casa estaba el parque nacional del Palmeral y me había recomendado su visita. Se trata de una zona llena de palmeras muy curiosa con un paisaje totalmente diferente a lo que venía viendo en el último tramo de la carretera.

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Allí se pueden recorrer unas buenas pistas desde donde se ven muchos pájaros que para mi son rarísimos y algunas especies de roedores gigantes muy curiosos.



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Desde allí aun me quedaban unos 50km. para llegar a la casa de Eduardo pero aun me esperaba una sorpresa. El GPS me decía que aun debía avanzar un poco mas por la autopista para tomar el desvío al pueblo pero me encontré un cartel anunciador que dirigía el tráfico y decidí hacer mas caso a esa señal. Me metí en una pista que con las últimas tormentas estaba algo embarrada pero aun así no me di la vuelta porque tenía buena pinta y como mucho serían 10km.



En uno de los tramos iba yo totalmente confiado pero sin correr, a unos 60km/h cuando noto que se me empieza a ir la rueda delantera. Voy girando el manillar para compensar el derrape mientras dejo de acelerar progresivamente para que con la retención del motor no empiece a derrapar la rueda trasera. Por desgracia aquello era peor que el hielo y en un momento me vi con el manillar totalmente cruzado y con la rueda trasera intentando adelantarme por la derecha. No podía tocar los frenos y simplemente fui compensando el peso sobre los estribos en un equilibrio milagroso pensando que tan solo con que pasara un pajarito por allí batiendo sus alas, ese viento sería suficiente para darme desequilibrarme y darme un buen leñazo. No fue así y poco a poco fui perdiendo velocidad salvando la caída milagrosamente.



Seguí despacio pero pasé por un par de sitios en los que había pozos de barro de ese que te atrapa y no me apetecía lo mas mínimo quedarme allí enganchado así que me tocó entrar un poco rápido y darle gas en cuanto parecía que quería parase la moto.



Por fin llegué a casa de Eduardo y me encantó el entorno porque todo eran casas sin ningún cerramiento en sus jardines con un aspecto natural e idílico. Allí me esperaba Eduardo en “El Bunker” que es donde guarda sus preciadas motos y con las paredes decoradas con sus artículos sobre viajes en moto que son habitualmente publicados en la mejor revista de motos de Argentina.



No hizo falta mucho tiempo para notar que nos llevaríamos muy bien y es que ser motero y arquitecto son excelentes credenciales para que podamos estar varios días hablando de nuestras cosas sin aburrirnos.



Fuimos a comprar la carne para el pertinente asado con el que me agasajaban esa noche y de paso pudimos contemplar el centro del pueblo con ese urbanismo tan típico de los pueblos del interior y que sigue siendo tan avanzado creando núcleos con grandes avenidas que se cruzan en el centro del pueblo y una malla ortogonal de calles anchas con zonas verdes. Para alguien que viene de la vieja Europa con ciudades que han nacido de pueblos medievales ese urbanismo es una maravilla.



El asado es todo una ciencia en este país y se disfruta con amigos y familia en cuanto se presenta la ocasión. La materia prima es muy buena pero además muy bien tratada y se cuida todo el proceso desde el mismo momento de hacer las brasas.



Aquella cena con Eduardo y toda su extensa familia fue otro de esos momentos mágicos de este viaje y de verdad que me sentí muy cómodo en todo momento. Por suerte podré volver a verlos este verano cuando viajen a España para recorrer junto al gran Juan Recio parte de nuestro país y salir en busca de los orígenes de su familia, los Cooke, por Irlanda.



Por la mañana y sin madrugar nada me dedique a subir un vídeo y cuando se acercaba mi hora de partir avisé a Eduardo que se vino en un momento desde su oficina para ayudarme a engrasar la cadena y despedirnos. Estoy muy agradecido por su hospitalidad y además fue para mi un honor poder firmar en su nuevo libro de invitados moteros que seguro que en unos meses estará repleto de bonitas historias.



Mi última etapa era cortita pero algo tensa al final por tener que entrar en el gran Buenos Aires. Por el camino fui fijándome donde podía haber un sitio para lavar la moto pero en Argentina no se lleva como en España lo de los sitios de autolavado a presión en las gasolineras. La moto estaba un poco llena de mierda por el barro del día anterior y la mezcla de mosquitos y mariposas que tenía pegados por todos lados y no me hacía mucha gracia llevarla así a embarcar en el avión. Por desgracia no encontré ningún sitio mientras me empezaba a acercar a la gran urbe.



Los últimos kilómetros se me hicieron mentalmente duros. Por un lado sentía que era el final de mi aventura americana y eso me llenaba de nostalgia y me hacía recordar miles de momentos vividos pero por otro lado cuando entraba por una de las grandes vías de acceso desde Zárate no hacía mas que oír ruidos raros en la moto y pensar en que sería una buena gracia del destino que me quedara ahí tirado a falta de tan poco para mi pequeña gloria.



La entrada en la ciudad fue sencilla y sin ningún problema. El tráfico a media tarde estaba muy tranquilo y con la ayuda del GPS me planté en casa de Rocío sin ningún contratiempo. Llamé al timbre y no estaba en casa así que la llamé por teléfono y me dijo que se acercaba en un momento. Recuerdo ese momento de espera como un momento de contenida euforia. Sabía que volverla a ver era el momento de cerrar el círculo que había empezado a trazarse dos meses antes. En cuanto la volví a ver frente a su casa me dio la sensación de que tan solo habían pasado un par de días desde que nos despedimos en ese mismo punto y aunque pude contenerme me sentía muy emocionado.



Eso si, las sensaciones eran bien distintas entre esos dos momentos, cuando me fui y ahora que volvía, porque cuando salí estaba estresado por enfrentarme al viaje de mi vida y sintiendo que había millones de cosas que podían salir mal y arruinármelo pero en aquel preciso momento de mi vuelta, volvía a sentirme invencible. Puede sonar un tanto prepotente decirlo pero es la pura verdad ya que en ese momento recordaba todos los preparativos, los sacrificios que he tenido que hacer por vivir esta experiencia, los momentos duros del viaje que aunque han sido pocos también han existido y con todo eso superado te crees capaz de cualquier cosa. No es por demostrarle nada a nadie, es simplemente un momento mágico para uno mismo.



Rocío me dejó solo en casa un rato y ahí si que tenía ganas de ponerme a gritar, de ponerme a llorar como un niño, de tirarme en el suelo y cerrar los ojos para volver a revivirlo todo. Como estaba solo me conecté a Skype y llamé a una persona importante en mi vida y como me saltó su buzón de voz dejé un mensaje delirante y rebosante de pura alegría parecido al que escribí en Facebook para anunciarle al mundo mi llegada.



Me he pasado todo el viaje diciéndole a la gente que me seguía por internet que no era para tanto, que mi viaje lo puede hacer cualquiera, que solo hay que proponérselo y desearlo para poder hacerlo pero en ese momento me dije a mi mismo que lo que había hecho era algo muy grande para mi insignificante escala y la experiencia de vida que me llevo es algo que no se puede medir ni comparar con nada.



Salí a la terraza, ese sitio mágico que tanto había recordado cuando estaba en hostales de mierda durante el viaje, cerré los ojos y respiré bien fuerte un par de veces. Le di las gracias a mi Estrella por haberme guiado y protegido durante 22.000km. y me acordé de mucha gente.



¡Gracias a todos!





En la próxima os cuento mis siguientes días en Buenos Aires llenos de emociones por estar rodeado de tan buena gente y en una ciudad que por muchos motivos podría ser la capital del mundo.
 
Felicidades Martin. Ahora, a gozar de los recuerdos, los viajes se viven tres veces: cuando se preparan, cuando se realizan y cuando se recuerdan.
 
Enhorabuena por conseguir cerrar el círculo sin incidentes más allá de lo que entra de lleno en el terreno de la aventura. Muchas vivencias y muchos recuerdos inolvidables que te traerás de Sudamérica -o Suramérica, como a ellos les gusta decir- unas tierras y unas gentes generosas con el viajero (ya verás la nostalgia que te entrará de aquellos lugares cuando vuelvas a casa)...
 
Hola

Felicidades por tu viaje y gracias por irlo contando para nosotros, sé el trabajo extra que lleva eso.

Tu crónica y fotos me ha traido muchos recuerdos de cuando hemos viajado por allí, aunque Conchi y yo lo hayamos hecho en tres viajes diferentes y, evidentemente, las situaciones, los lugares, las experiencias...se viven y se ven de forma distinta a un viaje de tu duración y en solitario, con sus ventajas y sus inconvenientes.

Y no me canso de repetirlo, e imagino que ahora estarás de acuerdo conmigo, la gente, la cultura, los tan variados paisajes de sudamérica... son ideales para cualquier español que quiera hacer un buen viaje de moto-aventura. En diciembre-enero hemos estado por Centroamérica y ahi no hemos conseguido "tomarla el punto", y en cuanto pueda contaré el por qué, aunque desde luego no fue por culpa de su gente, que se portaron maravillosamente con nosotros.

enhorabuena, un saludo y a seguir disfrutándolo
 
Pues otro más que te agradece las horas de lectura de tus crónicas, fotos, de tus experiencias sobre la moto, días buenos, días malos, gentes con ganas de joderte el viaje y no lo lograron, gentes que te ayudaron y seguro que serán amigos de por vida. En fin , gracias y felicidades por llegar al destino de regreso y con muchas anécdotas y sin problemas que no se pudieran resolver. Bueno , ahora toca lavar la moto , empaquetar todo y mandarla a casa.....saludos desde la isla picuda y feliz regreso.
 
Gracias por vuestras palabras.

Os dejo el enlace a mi última crónica del viaje. No tengo tiempo hoy viernes noche de transcribirla entera y lo haré mas adelante.

Penúltima estación: Buenos Aires. | Martín Solana ... nos-aires/

Ahora me queda por terminar de editar los últimos vídeos y empezar con la maquinación del libro pero eso ya os lo iré contando.
 
Increible viaje, enhorabuena.
Me has tenido enganchado hasta el final.

V´ssssssssssssssssss
 
Tranquilos que aun me quedan un par de vídeos por subir. ¡¡¡¡Esto no se ha terminado!!!!
 
Ultimo vídeo del viaje

Etapa final

[video=youtube;lZxUV8h4rZg]https://www.youtube.com/watch?v=lZxUV8h4rZg&feature=youtu.be[/video]
 
Buen vídeo Martín, me alegro saber que ya estás en casa y que todo fue bien . Saludos desde la isla picuda. Gracias por haber compartido TU VIAJE.
 
Mision cumplida, enhorabuena! Gracias por compartir tus andanzas.
V'ssss
 
Sensacional colofón de un gran viaje, muchas gracias y enhorabuena de nuevo por haberlo conseguido...
 
Pues que se puede decir, que genial .. fantástico... tremendo ... y que a ver si con suerte seguimos tus huellas en breve :)

buena ruta!
 
Vídeo resumen de mi viaje condensado en un suspiro
[video=youtube;umhB2zb1QBM]https://www.youtube.com/watch?v=umhB2zb1QBM&feature=youtu.be[/video]
 
Solo se me ocurre esto compañero:

[video=youtube_share;f0Lj-1jXPVk]http://youtu.be/f0Lj-1jXPVk[/video]

Gracias por todo lo que nos has transmitido y hecho vivir junto a tí. Saludos cordiales.
 
Magnífico resumen en este último vídeo; viéndolo se te nubla la razón y te invaden pensamientos de recorrer esas tierras... pufff
 
Gracias a vosotros por acompañarme en estos meses. Espero haber conseguido que por un momento vuestras cabezas solo pensaran en viajar y conocer y no en la vida cotidiana.

Lo mas importante, si yo he podido hacerlo, cualquiera puede. Solo es cuestión de buscar el hueco en la rutina y ahorrar un poco aunque ahora mismo esto pueda ser algo mas complicado. Yo me he gastado todos mis ahorros y ahora me queda la parte mas complicada del viaje pero sin dudas ha merecido la pena.
 
en la última crónica escritas dabas a entender que aun faltaba alguna más de los días pasados en buenos Aires y el regreso ... :huh: ¿te cansaste ya de escribir? ;)

Martin, un 10 por todo lo que nos has contado (aunque dejes la última estas excusado) y por llevarnos de viaje contigo por tierras lejanas. Insisto, lo de ir narrando sobre la marcha no tiene nombre, a mi me da pereza actualizar mi diario de viajes en cada etapa así que lo tuyo es de libro.

Gracias de nuevo y buena ruta!
 
en la última crónica escritas dabas a entender que aun faltaba alguna más de los días pasados en buenos Aires y el regreso ... :huh: ¿te cansaste ya de escribir? ;)

Que va, están todas en este post pero hay una que no me daba tiempo a copiarla entera en el foro y puse simplemente el enlace al blog. No me gusta nada hacer eso y siempre he hecho el esfuerzo de copiarlas enteras y meter otra vez las fotos de una en una pero ese día me fue imposible y después fui actualizando información y creo queya no procede porque me saltaría el orden cronológico y podría liar a quien entrase en el post ahora. Por tanto están todas menos esa del final pero aparece el enlace a mi blog donde lo cuento. Te lo dejo aquí para no liarte y espero que me entiendas los motivos que he explicado para no haberla transcrito aquí.

Penúltima estación: Buenos Aires. | Martín Solana

Un saludo y gracias por vuestras palabras.
 
¡Genial! Una aventura de verdad y contada de forma exquisita.
Muchas gracias.
Rodar por el lago salino debe ser lo más parecido a rodar por el cielo.
 
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