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Primero pongo este vídeo de cómo se ha de mirar para ver las motos venir. Somos pequeños en el tráfico y más pequeños en un retrovisor, venimos rápido, somos ágiles, pero somos invisibles o, al menos difíciles de ver incluso cuando cuentas con que igual viene una. Sin luces ya ni te cuento, pero cuando los coches también llevan luces, volvemos a estar en clara desventaja. Look, look, and look again. Mira a un lado, mira al otro y vuelve a mirar antes de salir. Yo incluso miro de nuevo también al otro lado cuando cruzo el primer carril y antes de pisar el segundo.
En lo del vídeo de David, hay varias coincidencias en el accidente:
- velocidad inadecuada de la moto lo primero, quizás más excesiva de lo normal para intentar acabar los adelantamientos antes de la zona de la intersección, pero entra en la zona de slow muy pasado, máxime llegando a un cruce en el que sin semáforo entran por ambos lados y, aunque el otro puede que no le haya visto, era su responsabilidad haber visto que venía el coche y pensar que podía no respetar su preferencia. Aún así la preferencia puede no serlo si vas al triple de la velocidad de la vía.
- El adelantamiento en el último momento antes del cruce aumenta quizás la confianza del coche de llegar a tiempo y no planifica una reducción, pues puede haber visto una fila de coches lo suficientemente lejos, pero si espera al primero, ha de parar y esperar al resto, con lo que decide no parar. Ese ahorrarse un segundo, es una parte muy activa de la causalidad del accidente.
- La confianza en que los demás cumplirán la norma aunque nosotros nos la pasemos por el forro es una temeridad.
- El del coche mira mal y no confirma su posibilidad de paso nuevamente, se cruza con el carril contrario sin ceder el paso a una moto que aparece de la nada. Si no hubiera adelantado al último coche, no habría alcanzado esa velocidad, ni los cálculos del coche habrían sido erróneos. No vuelve a mirar y ese no volver a mirar, a comprobar que las condiciones siguen siendo las mismas, anula las posibilidades del motorista, pero si el motorista no hubiera ido a esa velocidad, le habría dado tiempo al coche a pasar y a la moto a reducir velocidad y ahora no habría ocurrido nada más que un susto y una sonora pitada.
A veces nos pensamos que por tener la preferencia podemos ir a lo que nos dé la gana, pero no es cierto. Los demás no pueden ni tienen porqué presentar una cautela tan exagerada por si viene otro vehículo tan por encima de la legalidad. Si lo hiciéramos nadie saldría de los stops o los semáforos. Sin embargo entre un exceso de cautela y un exceso de confianza, prefiero ser de los de cautela. A veces me sorprendo no pasando entre coches de los que no me fío a pesar de haber un buen hueco y otras sin embargo paso muy cerca de los retrovisores. La desconfianza en los demás ayuda mucho a llegar siempre a casa. El motorista del vídeo confía en que los demás harán lo correcto para que él pase y ese error lo paga con el precio más alto: la vida.