Sí Miquel, los foros están bien para mantener vivo el anhelo de viajar y conocer a personas con una pasión en común. Respecto a este viaje, me gustaría poner el relato entero pero debe de estar a punto de publicarse en el Solo Moto 30.
Efectivamente Rafael es un personaje y Masse una bellísima persona que nos proporcionó comida y un hueco en una habitación de su casa donde plantar un par de colchones y poder pasar la primera noche.
En casa de Masse, degustando una sabrosa cena.
El amigo Rafael antes de comenzar el viaje
También nos sirvió este viaje para descubrir esa África de libro..."El corazón de las tinieblas" de Joseph Conrad que decía lo siguiente..."El crepúsculo lllegó deslizandose hasta allí mucho antes de que se pusiera el sol. La corriente fluía mansa y veloz, pero una muda inmovilidad se había asentado en las riberas. Los árboles vivientes, aprisionados por las lianas y por cada uno de los arbustos vivos que crecían en la maleza, podrían haber sido transformados en piedra, incluso la rama más delgada, incluso la hoja más ligera. No era un sueño, parecía algo sobrenatural, como un estado de trance"....
Navegando al atardecer en el Río Gambia
Pero lo que realmente nos impactó fue descubrír el otro África más real y humano. Esta fue mi reflexión, tras una etapa larga..."Nos dirigíamos de Tambacounda hacia Kaffrine disfrutando de una larga y recta carretera cuando de repente vi algo que me llamó poderosamente la atención. Dos niños de una edad comprendida entre los 5 y 7 años, empujaban de un carro que ellos mismo habían sobrecargado de leña, intentado ayudar aun pequeño burro que medio agonizando de rodillas era incapaz de dar un paso más. Intenté frenar, parar y ayudar mientras pasaba pero me parecio tan irreal que cuando mi mente reaccionó definitivamente, ya habían pasado unos cuantos kilómetros. ¿Por qué no lo hice? Quizá porque durante esos días mis ojos estuvieron expuestos a "llamativas formas de vida ". Y pensé que aquella imagen era una más. Similar a la del burro recien atropellado que aun con convulsiones intentaba llegar al otro lado de la carretera, o la del niño descalzo con harapos que me ofreció una eterna sonriosa a cambio de un efímero e insignificante caramelo.
Está claro que la injusticia del Mundo con África conlleva a que existan demasiadas preguntas para pocas respuestas ...
La injusticia de África
El olor de la miseria
Un abrazo y gracias.
Juan