livingstone
Curveando
Después de muchos años soñando con hacer este viaje, por fin nos ponemos en marcha el 19 de octubre. Después de 1 hora de vuelo Coruña-Madrid, y unas 9 en el Madrid-Chicago por fin estábamos en los EE.UU.
Nos emociónó un poco pasar sobre nuestras queridas Rías Baixas gallegas al abandonar la península.
Nos llamó la atención la "cámara subjetiva" del avión montada en la deriva, desde la que puedes ver la maniobra de despegue:
Chicago desde el aire es impresionante, inmenso.
El aeropuerto también, aunque un poco mal señalizado. Hay un tren sin conductor que lo va rodeando y no teníamos nada claro a qué terminal teníamos que ir par coger el vuelo de American Airlines hacia San Francisco. "Namer tri, namer tri!", nos decía un empleado hindú del aeropuerto. Sin mucha convicción, nos bajamos en
"Namer tri" y acertamos, pero no había ninguna señalización antes de subir al tren.
Aún nos quedaban 5 horas más de vuelo hasta San Francisco pero al tocar el primer aeropuerto de EE.UU tienes que pasar el control de frontera que fue bastante rápido: Te hacen una foto, te toman las huellas digitales electrónicamente y algunas preguntas del tipo "desde dónde vienen", "cuál es su destino" y "vienen ustedes por vacaciones". Después tienes que coger ("colectar", según la empleada de Iberia) tu maleta y dejarla en la cinta de al lado. No nos las hicieron abrir, que era lo que esperábamos.
Llegamos a San Francisco cansados pero sin contratiempos, hasta que vi mi maleta:
La habían reventado! Venía medio cerrada por una cinta de El Corte Inglés y una cinta adhesiva de plástico que ponía "Inspected. Transportation Securty Administration" (Su madration, pensé yo) pero la maleta traía una buena rendija por la que de milagro no se había perdido nada. Dentro venía una nota muy amable de esos señores que venía a decir que por razones de seguridad habían inspeccionado la maleta, que lo sentían mucho pero que no tenía derecho ni a un duro de indemnización, y que para otra vez consultara su página web para evitar estas molestias, llevara la maleta cerrada con alguna de las combinaciones que ellos te proponen, o la lleves abierta o uses alguno de los modelos del mercado que traen un orificio que usando una llave maestra especial, los equipos de seguridad pueden abrirla para inspeccionarla.
Tengo que deciros que me la abrieron en todos los vuelos de vuelta. Me imagino que porque llevaba herramientas de la moto y un kit reparapinchazos, (sin las bombonas). ¿Tanto les hubiera costado hacérmela abrir?
En fin. En San Francisco hay un metro muy práctico llamado "BART", (sin el Simpson), que nos dejó a 200 m del hotel Metropolis, situado en pleno centro y muy recomendable. Engañamos a nuestros estómagos en un "Burrikín" y nos fuimos para la cama, pues llevábamos casi 24h en pie.
Nos llamó mucho la atención la cantidad de vagabundos que había en San Francisco por la noche, con unas pintas iguales que las de las películas pero que no se metieron con nosotros en ningún momento.
Nos emociónó un poco pasar sobre nuestras queridas Rías Baixas gallegas al abandonar la península.
Nos llamó la atención la "cámara subjetiva" del avión montada en la deriva, desde la que puedes ver la maniobra de despegue:
Chicago desde el aire es impresionante, inmenso.
El aeropuerto también, aunque un poco mal señalizado. Hay un tren sin conductor que lo va rodeando y no teníamos nada claro a qué terminal teníamos que ir par coger el vuelo de American Airlines hacia San Francisco. "Namer tri, namer tri!", nos decía un empleado hindú del aeropuerto. Sin mucha convicción, nos bajamos en
"Namer tri" y acertamos, pero no había ninguna señalización antes de subir al tren.
Aún nos quedaban 5 horas más de vuelo hasta San Francisco pero al tocar el primer aeropuerto de EE.UU tienes que pasar el control de frontera que fue bastante rápido: Te hacen una foto, te toman las huellas digitales electrónicamente y algunas preguntas del tipo "desde dónde vienen", "cuál es su destino" y "vienen ustedes por vacaciones". Después tienes que coger ("colectar", según la empleada de Iberia) tu maleta y dejarla en la cinta de al lado. No nos las hicieron abrir, que era lo que esperábamos.
Llegamos a San Francisco cansados pero sin contratiempos, hasta que vi mi maleta:
La habían reventado! Venía medio cerrada por una cinta de El Corte Inglés y una cinta adhesiva de plástico que ponía "Inspected. Transportation Securty Administration" (Su madration, pensé yo) pero la maleta traía una buena rendija por la que de milagro no se había perdido nada. Dentro venía una nota muy amable de esos señores que venía a decir que por razones de seguridad habían inspeccionado la maleta, que lo sentían mucho pero que no tenía derecho ni a un duro de indemnización, y que para otra vez consultara su página web para evitar estas molestias, llevara la maleta cerrada con alguna de las combinaciones que ellos te proponen, o la lleves abierta o uses alguno de los modelos del mercado que traen un orificio que usando una llave maestra especial, los equipos de seguridad pueden abrirla para inspeccionarla.
Tengo que deciros que me la abrieron en todos los vuelos de vuelta. Me imagino que porque llevaba herramientas de la moto y un kit reparapinchazos, (sin las bombonas). ¿Tanto les hubiera costado hacérmela abrir?
En fin. En San Francisco hay un metro muy práctico llamado "BART", (sin el Simpson), que nos dejó a 200 m del hotel Metropolis, situado en pleno centro y muy recomendable. Engañamos a nuestros estómagos en un "Burrikín" y nos fuimos para la cama, pues llevábamos casi 24h en pie.
Nos llamó mucho la atención la cantidad de vagabundos que había en San Francisco por la noche, con unas pintas iguales que las de las películas pero que no se metieron con nosotros en ningún momento.
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