debe ser que por aquí hay menos guardias. Impoluto no soy, ya te lo digo yo, pero un descerebrado tampoco. Que de más joven he tenido mis épocas más... digamos inconscientes, pues como todos o casi todos, pero ya pasó hace muchos años. Leyendo el ritmo de denuncias de otros -por ejemplo de mi propio hermano que hace kms a porrillo aunque sea en coche- o yo tengo mucha suerte, o tengo cara de bueno y me paran poco. Santito desde luego no soy, pero tampoco voy tentando a la suerte más de lo necesario.
Recuerdo una gloriosa en la que había un control en Valencia, en la manzana siguiente a la que yo iba. Curiosamente yo tenía que parar unos metros antes, pues iba a un organismo a dejar unos papeles. El del control se percató de que yo paraba antes de llegar al control y me dijo que siguiera hasta su posición. Le dije que ahora en cuanto entregara los papeles, no tenía otra que pasar el control para volver a mi casa. No debió creerme, así que se vino con su adjunto con la pistola de sonido y el listado de documentación que me iba a pedir, porque ya que pensaba escaparme -según ellos-, seguro que algo me encontrarían y me crujirían. Les dí todo, me hicieron subir la moto de vueltas bastante a ver si superaba el límite... en fin, que todo salió ok, llevaba todo en regla, la moto sonaba bien y me dijeron que llevándolo todo bien, que para qué me escondía. Que todo en regla y que circulara. Les dije que no, que yo iba a entregar una documentación y que la moto se quedaba ahí hasta que saliera. El adjunto se descojonó a sus espaldas, porque su superior iba de listo y no pudo multarme. Ah, que a mí casi me cierran las oficinas por su culpa!.
En otra, como siempre en época de Fallas, ponen controles por todos lados. En media hora me pararon dos veces. El guardia me pidió todos los papeles, se fue al coche y volvió diciéndome que tenía el seguro caducado una semana. Oiga... que eso es la fecha del recibo, 12 de marzo, que la fecha de la póliza es aquí abajo... ¿vé? de la semana pasada hasta dentro de un año menos una semana... Gensanta... qué paciencia!