Yo en este sentido voy a ser un aguafiestas.
Hace cinco años pensaba como vosotros y me compré una Harley. Quería una moto sencilla, clásica, resistente y con cierta estética contracorriente.
Error.
Me encontré con una moto mediocre, poco fiable, incómoda, no muy apta para ir lejos; eso sí muy bonita. También me encontré con muy buena gente, idealista y romántica, pero que se hacían unas ideas muy lejanas de la realidad. Y por último, me encontré con un negocio que hace pagar a precio de oro los sueños del prójimo.
Desde ese momento huyo de estéticas y poses de youtube, tan típicamente harlistas (ellos ya rodaba videos de youtube antes de que existiera youtube), de concentraciones vintage a 20.000 € la máquina, y de toda una parafernalia que es la fachada de un negocio extraordinario en forma de parque temático para cincuentones.
Descubrí que lo que más me gusta es ir en moto, cuanto más lejos mejor, con la máquina y la ropa que me dé la gana. Y eso en el mundo vintage no se puede hacer, las normas no escritas son mucho más estrictas que las de fuera, aunque os parezca un contrasentido.
Ahora conduzco una vulgar naked de aire que me encanta, visto cordura o cuero cuando me da la gana, y me siento tan libre y joven como siempre.
En realidad, creo que le damos demasiada importancia a la moto y los accesorios.