Pues no me parece nada mal la idea. Como dicen algunos, hace unos años más de uno se habría llevado las manos a la cabeza ante la obligatoriedad del casco o del cinturón de seguridad. Pues lo mismo. Estas medidas pueden resultar chocantes al principio, pero que narices. Tampoco están pidiendo que te vistas de astronauta. Hay guantes fresquitos de verano que protegen los puntos claves de la mano. Soy incapaz de ver donde está el problema para algunos.
Yo ahora me pongo guantes para ir hasta a al esquina. Hace un par de años decidí que para ir al súper no hacía falta. A menos de 2 manzanas del parking, a velocidad de ciudad, un coche giró desde el carril central sin verme. En realidad fue un revolcón sin importancia. El resultado:

No he querido poner fotos con le herida más "fresca". También tuve cortes por el dorso de la mano. Se me llevaron con ambulancia, tuvieron que atenderme y darme puntos por todos lados, estuve yendo a rehabilitación varias semanas, de baja laboral un mes y medio o dos, y la indemnización le costó una pasta al seguro de mi contrario. La yema de este dedo se me ha quedado insensibilizada hasta hoy, al igual que una parte del meñique. Y repito que fue un accidente a bajísima velocidad y al lado de casa.
No es solo que alguien tenga el derecho a decirme que debo o no llevar. Es que con un gesto mínimo puedo no solo ahorrarme disgustos a mi, sino también un buen dinero a la sanidad pública y, con ello, a todos nosotros.
Yo ahora me pongo guantes para ir hasta a al esquina. Hace un par de años decidí que para ir al súper no hacía falta. A menos de 2 manzanas del parking, a velocidad de ciudad, un coche giró desde el carril central sin verme. En realidad fue un revolcón sin importancia. El resultado:

No he querido poner fotos con le herida más "fresca". También tuve cortes por el dorso de la mano. Se me llevaron con ambulancia, tuvieron que atenderme y darme puntos por todos lados, estuve yendo a rehabilitación varias semanas, de baja laboral un mes y medio o dos, y la indemnización le costó una pasta al seguro de mi contrario. La yema de este dedo se me ha quedado insensibilizada hasta hoy, al igual que una parte del meñique. Y repito que fue un accidente a bajísima velocidad y al lado de casa.
No es solo que alguien tenga el derecho a decirme que debo o no llevar. Es que con un gesto mínimo puedo no solo ahorrarme disgustos a mi, sino también un buen dinero a la sanidad pública y, con ello, a todos nosotros.