Vivo en medio de un paraíso. Voy atravesando, por autovía, un puente en la desembocadura de un río. Voy a 100 por el carril derecho. La marisma a un lado, marea alta. Al otro un meandro amplio. Gaviotas, cormoranes, charranes. Está nublado (en este cálido otoño norteño que tenemos éste año) pero la temperatura es muy agradable.
Veo que se me acerca un coche lentamente. Si yo voy a 100 él irá a 105. Tarda en adelantarme. Lleva las dos ventanillas abiertas y tengo que sufrir su música (que por respeto no diré al estilo que respondía).
Quito gas para despegarme. Seguimos así menos de 1km, justo cuando aparece una salida.
La toma, yo abro un poco para recuperar velocidad. Pero justo en el momento en el que él inicia la salida y yo abro, tira una colilla por la ventana. Flipo, por la cerdada y por la falta de educación. Pero flipo más aún cuando veo la colilla rebotar en el suelo, y con el viento, levantarse hasta la altura de mi espinilla izquierda, contra la que impacta.
Le pego un golpe con la mano para cerciorarme de que no se me queme el vaquero. Intento fulminarle con la mirada y aniquilarle con mi vista de rayos X, pero la curva de la salida le salva la vida para que pueda volver a hacerlo.
Me lamento, pienso en que si me llega a impactar en la cordura me hubiera dejado un agujero de recuerdo: fijo. Luego miro otra vez, y el paraíso consigue relajarme, pero no evita que termine pensando en los incendios, en las campañas de los famosos, en los muertos que por intentar apagarlos dejan familias incompletas, en.....
Respiro, miro otra vez al monte, y disfruto de la brisa.
Qué pena de Rayos X!
Pd. Me pasó ayer. Y se me había terminado la medicación, así que lo he contado. Siento el turre, pero es verano.
Veo que se me acerca un coche lentamente. Si yo voy a 100 él irá a 105. Tarda en adelantarme. Lleva las dos ventanillas abiertas y tengo que sufrir su música (que por respeto no diré al estilo que respondía).
Quito gas para despegarme. Seguimos así menos de 1km, justo cuando aparece una salida.
La toma, yo abro un poco para recuperar velocidad. Pero justo en el momento en el que él inicia la salida y yo abro, tira una colilla por la ventana. Flipo, por la cerdada y por la falta de educación. Pero flipo más aún cuando veo la colilla rebotar en el suelo, y con el viento, levantarse hasta la altura de mi espinilla izquierda, contra la que impacta.
Le pego un golpe con la mano para cerciorarme de que no se me queme el vaquero. Intento fulminarle con la mirada y aniquilarle con mi vista de rayos X, pero la curva de la salida le salva la vida para que pueda volver a hacerlo.
Me lamento, pienso en que si me llega a impactar en la cordura me hubiera dejado un agujero de recuerdo: fijo. Luego miro otra vez, y el paraíso consigue relajarme, pero no evita que termine pensando en los incendios, en las campañas de los famosos, en los muertos que por intentar apagarlos dejan familias incompletas, en.....
Respiro, miro otra vez al monte, y disfruto de la brisa.
Qué pena de Rayos X!
Pd. Me pasó ayer. Y se me había terminado la medicación, así que lo he contado. Siento el turre, pero es verano.
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