javier bikerman
Curveando
Motociclista, motorista, motero...
No me importa cómo me llamen, pero yo me siento MOTERO. Me gusta, lo reconozco, esta palabra. Me siento plenamente identificado con ella.
Quizás porque es de más reciente creación, quizás porque se oye mucho en los ambientes de rutas y salidas en moto. Puede ser...
A mí me gusta por lo que me suscita: MOTERO, pasión en y por la moto.
Ciertamente no entiendo la moto de otra manera. Es para mí ante todo una pasión que vivo con deleite, con enorme agrado y en la que a través de los años he encontrado un salvaguarda para esta vida en ocasiones compleja, rutinaria y caótica.
Porque, por mayores que sean los problemas, me basta subir en la moto y tomar cualquier destino, para que éstos, como por arte de magia, se diluyan hasta desaparecer...
Ni siquiera las malas épocas, ésas que al parecer todos pasamos, han vencido mis anhelos de montar en moto. Antes al contrario, la moto ha servido de acicate para superarlas, para no dejarme vencer... Pensar en la nueva moto que te vas a comprar, en las experiencias y rutas inexploradas que vas a tener y recorrer, a menudo han representado el soplo de aire fresco que mi alma necesitaba para resurgir, para levantarme, o para no dejarme caer...
La moto, lo reconozco, en mi vida ha sido el hilo conductor. Han pasado las situaciones, los eventos, las personas; pero a través de todos ellos la moto ha subsistido como elemento permanente, fijo, inamovible.
Ni siquiera los años han apaciguado este dulce sentir por la moto. Al contrario, lo han fortalecido, lo han madurado. Ya no están la necesidad obsesiva de ser el primero, de adelantar a todo el mundo, de no faltar al o los grandes premios, de recorrer esta piel de toro que es España en busca de otra Concentración, de la más reciente, la de más solera, de la más famosa...
Ya no necesito justificar ante propios y extraños esta práctica, por largo tiempo minoritaria y exclusiva, de montar en moto, de llevarla para todo, haga frío, llueva o haga calor.
Y ello porque me siento y me declaro MOTERO. Apasionado por la moto.
No en vano este término podemos observarlo como si fuera la evolución de dos palabras distintas, que han decidido fusionarse: EROS, el dios griego del goce, del éxtasis, de la pasión. Y MOTO, abreviatura y expresión familiar de Motocicleta y motociclista.
A mí me gusta verlo así. Por eso me considero y declaro "MOTERO, apasionado de la moto".
Yo soy MOTERO...!!
Y tú...??
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No me importa cómo me llamen, pero yo me siento MOTERO. Me gusta, lo reconozco, esta palabra. Me siento plenamente identificado con ella.
Quizás porque es de más reciente creación, quizás porque se oye mucho en los ambientes de rutas y salidas en moto. Puede ser...
A mí me gusta por lo que me suscita: MOTERO, pasión en y por la moto.
Ciertamente no entiendo la moto de otra manera. Es para mí ante todo una pasión que vivo con deleite, con enorme agrado y en la que a través de los años he encontrado un salvaguarda para esta vida en ocasiones compleja, rutinaria y caótica.
Porque, por mayores que sean los problemas, me basta subir en la moto y tomar cualquier destino, para que éstos, como por arte de magia, se diluyan hasta desaparecer...
Ni siquiera las malas épocas, ésas que al parecer todos pasamos, han vencido mis anhelos de montar en moto. Antes al contrario, la moto ha servido de acicate para superarlas, para no dejarme vencer... Pensar en la nueva moto que te vas a comprar, en las experiencias y rutas inexploradas que vas a tener y recorrer, a menudo han representado el soplo de aire fresco que mi alma necesitaba para resurgir, para levantarme, o para no dejarme caer...
La moto, lo reconozco, en mi vida ha sido el hilo conductor. Han pasado las situaciones, los eventos, las personas; pero a través de todos ellos la moto ha subsistido como elemento permanente, fijo, inamovible.
Ni siquiera los años han apaciguado este dulce sentir por la moto. Al contrario, lo han fortalecido, lo han madurado. Ya no están la necesidad obsesiva de ser el primero, de adelantar a todo el mundo, de no faltar al o los grandes premios, de recorrer esta piel de toro que es España en busca de otra Concentración, de la más reciente, la de más solera, de la más famosa...
Ya no necesito justificar ante propios y extraños esta práctica, por largo tiempo minoritaria y exclusiva, de montar en moto, de llevarla para todo, haga frío, llueva o haga calor.
Y ello porque me siento y me declaro MOTERO. Apasionado por la moto.
No en vano este término podemos observarlo como si fuera la evolución de dos palabras distintas, que han decidido fusionarse: EROS, el dios griego del goce, del éxtasis, de la pasión. Y MOTO, abreviatura y expresión familiar de Motocicleta y motociclista.
A mí me gusta verlo así. Por eso me considero y declaro "MOTERO, apasionado de la moto".
Yo soy MOTERO...!!
Y tú...??


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