ovejanegra
Curveando
Una vez vuelto de vacaciones
, doy mi opinión sobre los temas comentados, porque digo yo que el mundo la puede necesitar.
?
Voy a intentar ser breve (complicado), porque estos temas ya se han tocado en varios hilos y estos debates no son nuevos.
Con respecto al primer tema, sobre qué es falta de civismo al manillar, qué es falta de respeto y los derechos y obligaciones de unos y otros, estuvimos discutiendo encarnizadamente hace muy poco y no hay acuerdo. Básicamente unos inciden en los derechos de los rápidos sobre los lentos, que prácticamente faltan al respeto a los que van más ligeros si no circulan ceñidos a la derecha. Otros pensamos que todos tienen el derecho de circular por todo su carril y que es el rápido el que tiene que adelantar siempre cumpliendo las reglas prescritas para ello sin que una maniobra comenzada con las condiciones adecuadas sea interferida intencionadamente por el lento. En esto ya no hay acuerdo y por lo que vimos, no lo va a haber a corto plazo. Para empezar, es imposible definir para todos lo que es rápido y lo que es lento, así que el cacao está asegurado y yo no me encallaría en este debate que no tiene solución.
Y el siguiente tema importante a mi juicio es el de las pruebas multitudinarias y la falta de civismo conduciendo o las maniobras temerarias. A ver cómo resumo lo que pienso.
Todos los eventos tipo raid motero en este país están enfocados como negocios. Es decir, una empresa privada los organiza con ánimo de lucro. Estas empresas se limitan a coordinar salidas y puntos de paso y lo que pase entre ellos se deja a la responsabilidad de los propios clientes y de los poderes públicos. Este es un punto básico del negocio, porque hacer algo más puede suponer más gastos para esas empresas y mucho trabajo desagradable que puede acarrear descontentos y mala publicidad. Es decir: descalificaciones, sanciones, vigilancias, pueden derivar en reclamaciones y opiniones negativas de los clientes. Esto es anti-económico, y por lo tanto es mucho más fácil y rentable que esos palos los aguante el propio usuario y las autoridades. Esto puede parecer lógico porque en realidad la prueba transcurre por dominio público y abierto, pero cabe preguntarse si esas infraestructuras están preparadas para absorber esos centenares o miles de motos en unas pocas horas, todo para satisfacer una actividad económica privada.
Teniendo en cuenta esto, opino que estas empresas no harán absolutamente nada con respecto a lo que pase entre controles si lo que ocurra no empieza a restarle clientes. Hasta que la prueba no se degrade de tal modo que el número de inscripciones empiece a bajar, no creo que haya ninguna reacción porque la rentabilidad del negocio depende mucho de que la seguridad de los trayectos recaiga exclusivamente en los participantes y los diversos cuerpos de policía.
De esta manera, yo en cierto modo doy la razón a los que dicen que lo que hay que hacer es no participar si no se cambia el modelo de estos certámenes. La filosofía actual obliga a masificar para aumentar la rentabilidad y huye de medidas coercitivas para los incívicos y los temerarios con el objetivo de ahorrar costes y publicad negativa. En mi opinión, y solo en mi opinión, este modelo es tóxico y como dice el autor del hilo, autodestructivo, por lo que desde que en su tercera edición la Rider 1000 catalana pasó a manos privadas, no he vuelto a participar en ningún evento de este estilo ni creo que lo haga si no siguen un modelo de organización radicalmente distinto.


Voy a intentar ser breve (complicado), porque estos temas ya se han tocado en varios hilos y estos debates no son nuevos.
Con respecto al primer tema, sobre qué es falta de civismo al manillar, qué es falta de respeto y los derechos y obligaciones de unos y otros, estuvimos discutiendo encarnizadamente hace muy poco y no hay acuerdo. Básicamente unos inciden en los derechos de los rápidos sobre los lentos, que prácticamente faltan al respeto a los que van más ligeros si no circulan ceñidos a la derecha. Otros pensamos que todos tienen el derecho de circular por todo su carril y que es el rápido el que tiene que adelantar siempre cumpliendo las reglas prescritas para ello sin que una maniobra comenzada con las condiciones adecuadas sea interferida intencionadamente por el lento. En esto ya no hay acuerdo y por lo que vimos, no lo va a haber a corto plazo. Para empezar, es imposible definir para todos lo que es rápido y lo que es lento, así que el cacao está asegurado y yo no me encallaría en este debate que no tiene solución.
Y el siguiente tema importante a mi juicio es el de las pruebas multitudinarias y la falta de civismo conduciendo o las maniobras temerarias. A ver cómo resumo lo que pienso.
Todos los eventos tipo raid motero en este país están enfocados como negocios. Es decir, una empresa privada los organiza con ánimo de lucro. Estas empresas se limitan a coordinar salidas y puntos de paso y lo que pase entre ellos se deja a la responsabilidad de los propios clientes y de los poderes públicos. Este es un punto básico del negocio, porque hacer algo más puede suponer más gastos para esas empresas y mucho trabajo desagradable que puede acarrear descontentos y mala publicidad. Es decir: descalificaciones, sanciones, vigilancias, pueden derivar en reclamaciones y opiniones negativas de los clientes. Esto es anti-económico, y por lo tanto es mucho más fácil y rentable que esos palos los aguante el propio usuario y las autoridades. Esto puede parecer lógico porque en realidad la prueba transcurre por dominio público y abierto, pero cabe preguntarse si esas infraestructuras están preparadas para absorber esos centenares o miles de motos en unas pocas horas, todo para satisfacer una actividad económica privada.
Teniendo en cuenta esto, opino que estas empresas no harán absolutamente nada con respecto a lo que pase entre controles si lo que ocurra no empieza a restarle clientes. Hasta que la prueba no se degrade de tal modo que el número de inscripciones empiece a bajar, no creo que haya ninguna reacción porque la rentabilidad del negocio depende mucho de que la seguridad de los trayectos recaiga exclusivamente en los participantes y los diversos cuerpos de policía.
De esta manera, yo en cierto modo doy la razón a los que dicen que lo que hay que hacer es no participar si no se cambia el modelo de estos certámenes. La filosofía actual obliga a masificar para aumentar la rentabilidad y huye de medidas coercitivas para los incívicos y los temerarios con el objetivo de ahorrar costes y publicad negativa. En mi opinión, y solo en mi opinión, este modelo es tóxico y como dice el autor del hilo, autodestructivo, por lo que desde que en su tercera edición la Rider 1000 catalana pasó a manos privadas, no he vuelto a participar en ningún evento de este estilo ni creo que lo haga si no siguen un modelo de organización radicalmente distinto.