Hola
¡La batería había sufrido una “muerte repentina”!
“Bueno, tranquilidad que no pasa nada, esto se soluciona en 2 minutos”.
Para no estorbar, y también por buscar una sombra, empujé la moto unos metros más adelante, me quité casco, guantes y chaqueta, hacía calorcito, abrí la maleta en la que llevaba el arrancador, conecté las pinzas a la batería y brummmm, liisto, el motor cobró vida de nuevo.
El alternador cargaba correctamente, así que había que resolver el problema ponienso una batería nueva. Llamé al amigo Juan Pablo, gerente de Motoravel.
¿A qué ciudad tienes previsto llegar hoy? me preguntó.
-A Temuco.
-En cinco minutos te mando la ubicación en dónde te cambiarán la batería en Temuco. O si vas a llegar tarde, me dices el nombre de tu hotel y te la dejan allí.
En estas circunstancias viajar con un arrancador, te da una seguridad parecida a la que tienes viajando por estas latitudes con una moto con un depósito normal, pero llevando atrás una garrafa con gasolina extra. Viajas, y más viajando solo como hago ahora, con la tranquilidad que, en teoría, ciertos imprevistos no revisten la gravedad que tendrían en otras condiciones. Por eso no me importó hacer otra parada más antes de Temuco, a tomar algo, aunque luego tuviera que volver a sacar el arrancador y conectarle de nuevo a la batería.
Llegué a Temuco antes de las 6 de la tarde, fui derecho al taller que me había indicado Juan Pablo y en 5 minutos salí con la batería nueva instalada, por supuesto sin tener que pagar nada, solamente la propina que le di el chico que cambió la batería. y fui camino de mi hotel. Por la noche tenía hambre, así que me pedí una buena pieza de carne y una Austral.
La ciudad no tiene ningún encanto especial, grande, industrial y poco más. Para ir desde Temuco al paso Hua Hum, la
zona más bonita es la que discurre por Villarrica y Lincaray, pero como esa ruta la hice el año pasado, decidí tomar otra más al sur y que también discurre por lugares espectaculares, es la que bordea al lago Panguipulli. Y desde ahí ya hasta Puerto Fuy, último pueblo chileno y que hace honor a su nombre, porque la carretera termina en un muelle.
Una de las particularidades del paso Hua Hum, es que en Puerto Fuy hay que bajarse de la moto en la orilla del lago Pirihueico. Para llegar al puesto fronterizo hay que tomar una barcaza, pero esto, más que un inconveniente es una bendición. Durante hora y media vas navegando entre montañas repletas de vegetación, en especial de araucanias y realmente me pareció una gran experiencia. Además del paisaje, el ir en cubierta habando con unos y otros viajeros locales, te enteras de muchas cosas, aunque siempre pasa parecido «uy, no deje usted de visitar tal o cual sitio», y casi siempre son lugares que te quedan más bine alejados de la ruta prevista. Mientras esperaba para embarcar entablé conversación con los únicos motoristas que también iban a embarcar. Una pareja argentina, ya de cierta edad, hasta eran mayores que yo. Llevaban una moto de fabricación argentina y un remolque de fabricación «casera», muy casera. Regresaban a casa después de 2 meses de viaje. El remolque y su enganche no pareciína muy seguros, y así me confesaron que en algunos momentos del viaje habían tenido ciertos problemas. Lógicamente en la cubierta del barco su moto, su remolque y ellos, llamaban mucho más la atención de los otros pasajeros que mi vulgar BMW y que yo mismo.
Hice bien en escuchar a los amigos de Santiago que mientras preparaba en España mi viaje, algunos me habían recomendado hacer este paso… Además otra sorpersa, el precio del ticket de la moto para embarcar fue barato, unos 6 euros, y el ticket para mí pasaje, directamente fue un regalo, 0,25 euros (sí, está bien escrito, veinticinco céntimos) por tener ya los 65 años cumplidos…
Los trámites aduaneros en el lado chileno fueron rápidos y sin el menor inconveniente, como me sucede siempre con las motos de Mototravel, ya que toda la documentación, formularios y permisos están perfectamente rellenados de antemano por Juan Pablo, solamente pasas las tres ventanillas habituales, te estampan unos sellos y listo..
A partir del puesto chileno hay un corto tramo hasta el puesto argentino, aquí ya desaparece el asfalto y comienza el ripio hasta San Martín de los Andes, que está a algo más de 50 kilómetros. Hacía tiempo que no circulaba por ripio argentino y sigue sin gustarme, no está tan asentado como el chileno, está lleno de piedrecitas en los que cuando se mete la rueda delantera, ésta ya no quiere ir por dónde tú quieres que vaya. Además este tramo discurre entre montañas, lo que implica subidas, bajadas y curvas de todo radio que es donde más de esas piedrecitas se acumulan…Mientras conducía camino de San Martín, iba pensando que incluso me gustan más las trochas peruanas, con sus propias peculiaridades, sus dificultades y sus «piedrolos», que el ripio argentino.
Viajar uno solo en estas situaciones, para mí tiene una gran ventaja respecto a viajar con otras motos, y es que solamente tengo que preocuparme de mí y principalmente de no tener una caída. Para ello tomo todas las precauciones necesarias, si tengo que ir más lento pues lo hago, total nadie tiene que esperar por mi y yo no tengo tampoco que seguir ninguna rueda, y además tenía tiempo más que suficiente para llegar a mi destino.
San Martín de los Andes, por su ubicación y alrededores, es un pueblo muy turístico. Nada más llegar a su avenida principal salta a la vista, hoteles, albergues, bares, restaurantes, tiendas…llenan uno y otro lado, además sus edificios de madera le dan una imagen de lugar cuidado y agradable.
Lo primero conseguir otra Sim para el teléfono, acá no funcionan las chilenas, y también tener efectivo en pesos argentinos. Ay, cómo eché de menos el cambio del «dólar blue», desde que entró Milei se terminó eso del cambio ilegal-legal, y que todo el mundo te hacía, que era el «dólar blue». Los precios han subido bastante, los hoteles, las comidas…Pregunté a la gente si los sueldos también les habían aumentado en la misma proporción, la recepcionista del hotel me dijo que sí, que estaba contenta porque la habían subido el salario, la chica que atendía la casa-museo del Che Guevara me contó que había tenido que buscarse un segundo «laburo» (empleo) y otro tipo del bar donde cené me contestó «acá estamos acostumbrados a estos vaivenes, estamos siempre con el agua al cuello, pero estiramos la cabeza y así sobrevivimos…». Cada uno contó una historia diferente. La única pequeña ventaja es que los extranjeros al pagar con tarjeta de crédito, el tipo de cambio es más alto que el oficial, pero en algunos lugares no te damiten pagar con tarjeta por la alta comisión que les cobra su banco y porque el dinero no se le abonan hasta pasados 30 días, y tampoco se vuelven locos de contentos si te ofreces a pagarles en dólares. Total, el hotel, cierto que era un 4 estrellas de los de verdad, me costó unos 140 euros. Según mis cáculos, hace 2 años me habría costado (al cambio del dólar blue) menos de 100 euros.
Por acá estuvieron varios días el Che y su amigo Alberto Granado durante su viaje en moto allá por el 1952. Y el lugar donde durmieron esos días, la pastera, (así llamado porque era un almacén donde se guardaba el pasto para el ganado) lo han adecuado como museo. Como era la atracción que cerraba más tarde, tuve tiempo de visitarlo.
Por la mañana visité los alrededores de la ciudad, unos miradores y poco más porque por delante tenía 3 días de conducción cruzando un poco del norte de la Patagonia y luego parte de la Pampa, con paradas a descansar y dormir en Neuquen y San Rafael. Pensé en subir por la 40, pero ya hice tiempo atrás parte de esa zona por esa conocida carretera, y por ella, o por más al centro, el paisaje iba a ser igual de monótono con la ventaja que por la carretera que sube más alejada de la 40, la 151, es todo asfalto mientras que la 40 es ripio abandonado y aburrido. Aunque la 151 y la 143 están asfaltadas, éste tiene 100 kilómetros después de Neuquen, totalmente destrozados, con grandes rizados y jorobas que muchas veces no te dejan ir lo rápido que se podría por estas rectas y que a mi me gustaría para paliar un poco la monotonía del paisaje. Aunque otras veces el asfalto estaba bastante bien, había que recuperar el tiempo y subiendo la velocidad es la manera en que estas rectas sean más llevaderas ..
Como las ciudades están bastante separadas entre sí, llegué a Neuquen sobre las 17h y ya di por finalizado ese día. La región de Neuquel es la zona petrolífera de Argentina, cerca de aquí está el famoso yacimiento «Vaca Muerta», aquel que en 2012 el gobierno de Cristina Fernández expropió a Repsol. Al día otra vez carretera pero «sin manta», hacía calor de verdad. Una parada a comer un rico «choripan» y llegué a San Rafael sobre las 16 h y el calor seguía dando fuerte. Pero ya había echado el ojo a un hotel estupendo en esta ciudad, el Tower Inn, con un aspecto excelente y, según estaba el día, con algo primordial, tenía piscina, o pileta como dicén allá. En ella pasé la tarde y cuando el sol bajó, y también la temperatura, salí a dar una vuelta. San Rafael es más «amigable» que Neuquen, más bonita. El hotel estaba en una larga avenida llena de tiendas, parques, bares y gente, mucha gente que había hecho igual que yo, esperar a que se pusiera el sol para salir a pasear.
Y otro día más por delante, pero hoy ya cambia el paisaje y de nuevo a terreno conocido. Cruzo Mendoza por el extra radio, la conocí bien hace 2 años. Hice una parada en las afueras en un puestecito junto a la carretera para tomar un café a la sombra y para dar un poco de ganar a esta gente que haga calor o frío, llueva o haga viento, siempre están atendiendo su puestecito.
Tomo la ruta 40 norte, por aquí hay mucho tráfico pesado que bajan del norte hacía Mendoza para luego cruzar por Libertadores a Chile. En San Juan reposto y tomo algo en un lugar que paro siempre, al entrar creo haberme equivocado, pero pregunto y me aclaran que lo reformaron el año pasado. Unos 50 kilómetros después hago una última parada antes de tomar una carreterita que no conozco. La parada es en el único lugar con bebidas que encuentras entre San Juan y San José de Jachal y que siempre paró en el porque fuera tiene una sombra que se agradece.
La carreterita es la 436, que más tarde conecta con la 149 y ésta es la que me llevará hasta mi destino de hoy, un pequeño pueblecito llamado Las Flores. ¿Y qué se me ha perdido a mi allí? Pues nada especial , pero es el último pueblo de Argentina antes de tomar la dirección de mi segundo paso de los Andes, el de Agua Negra. La carretera está muy pero que muy bien, buen asfalto, nada de tráfico, cuestas, curvas, rectas…Me estoy divertiendo mucho. Aquí, como en todas estas carreteras no hay radares, así que….Hay que aprovechar. Sobre las 5 de la tarde llego a Las Flores, y si es pequeño, mucho, unas cuantas casas desperdigadas, pero tiene lo esencial y lo que necesito, alojamientos, casas de comidas y gasolinera…
Y ya mañana voy a cruzar Agua Negra, espero no me decepcione porque las expectativas, a tenor de lo que me han comentado dle paso, son muy altas. Pero a pocos minutos de mi llegada a Las Flores, voy a enterarme de un lamentable suceso ocurrido hace pocas horas en el propio Agua Negra...
Saludos