blurry2008
Acelerando
No sé si el viaje al Stelvio me ha compensado del todo.
Salí con 10.954 y he llegado a casa con 16.639 km. 5.685 km desde Asturias, recorriendo el interior de Francia, norte de Italia, algo de la Toscana, una parte de Pirineos ...
Han sido días de incertidumbre, con todo listo pero pendiente de que nada me lo estropeara, una caída en bici, una lesión, un catarro, mi madre que ya es mayor, mi hija, mi mujer ...
Han sido 12 días fuera de casa, cargados de kilómetros, curvas, paisajes y sobre todo de horas encima de la moto, saliendo a las 6:30 de la mañana, haciendo de 9-10 horas al día, y en alguna ocasión 12 horas (un día que se torció un poco). Y ahora, de vuelta, siento una mezcla extraña entre satisfacción y duda.
El esfuerzo físico, el económico … el riesgo asumido en tantos kilómetros, me han hecho pensar si me ha merecido la pena. Yo mismo me he contestado y pienso que con el paso de los días y los meses seguro. Pero me hace reflexionar sobre la ambición de los grandes viajes, cuando se es "pobre", y para mi ser pobre no es más que tener un tiempo limitado de tu vida para disfrutar de lo que uno quiere (vacaciones) añadiendo además la condición de marido y padre.
Siempre he querido comerme una salchicha en el Stelvio (ehhh!!!!!! ojo con los de la mente sucia) y recorrer los Alpes. Llegar allí con la GSA fue brutal (lo hice 2 veces por un lado y otras dos por el otro), una sensación de “estoy aquí” que no se olvida. Pero también hubo momentos en los que me pregunté: ¿de verdad compensa tanto sacrificio? ¿O habría disfrutado más una ruta más corta, más cercana, comiendo mejor, con más calma y menos renuncias?
Para mi el viaje, han sido un montón de experiencias que he vivido pero que me han pasado muy rápido, cada un día un hotel, cada día nuevos paisajes, cada día nuevos puertos, buscar sitio para dormir, esquivar radares, visitar las ciudades a las que llegaba al atardecer ...
Ahora me veo, como muchos de vosotros capaz de llegar al fin del mundo en una moto fabricada para ello, mi cuerpo aguanta bien y la máquina mucho mejor ... pero nunca he llegado a casa con esa sensación de duda, cosa que jamás me ha pasado en mis viajes por España.
Al final, me queda la reflexión: lo que más valor tiene ahora mismo no son los kilómetros, ni siquiera el destino, sino cómo elegimos gastar ese tiempo que nunca vuelve. Y ahí es donde me pregunto si el Stelvio … ¿ha sido un logro que compensa? o ¿es una lección de que a veces el verdadero reto no está en la carretera, sino en cómo gestionamos ese tiempo que tenemos, el esfuerzo, la ausencia de casa, la energía mental y lo que dejamos atrás?
¿Os ha pasado?

Salí con 10.954 y he llegado a casa con 16.639 km. 5.685 km desde Asturias, recorriendo el interior de Francia, norte de Italia, algo de la Toscana, una parte de Pirineos ...
Han sido días de incertidumbre, con todo listo pero pendiente de que nada me lo estropeara, una caída en bici, una lesión, un catarro, mi madre que ya es mayor, mi hija, mi mujer ...
Han sido 12 días fuera de casa, cargados de kilómetros, curvas, paisajes y sobre todo de horas encima de la moto, saliendo a las 6:30 de la mañana, haciendo de 9-10 horas al día, y en alguna ocasión 12 horas (un día que se torció un poco). Y ahora, de vuelta, siento una mezcla extraña entre satisfacción y duda.
El esfuerzo físico, el económico … el riesgo asumido en tantos kilómetros, me han hecho pensar si me ha merecido la pena. Yo mismo me he contestado y pienso que con el paso de los días y los meses seguro. Pero me hace reflexionar sobre la ambición de los grandes viajes, cuando se es "pobre", y para mi ser pobre no es más que tener un tiempo limitado de tu vida para disfrutar de lo que uno quiere (vacaciones) añadiendo además la condición de marido y padre.
Siempre he querido comerme una salchicha en el Stelvio (ehhh!!!!!! ojo con los de la mente sucia) y recorrer los Alpes. Llegar allí con la GSA fue brutal (lo hice 2 veces por un lado y otras dos por el otro), una sensación de “estoy aquí” que no se olvida. Pero también hubo momentos en los que me pregunté: ¿de verdad compensa tanto sacrificio? ¿O habría disfrutado más una ruta más corta, más cercana, comiendo mejor, con más calma y menos renuncias?
Para mi el viaje, han sido un montón de experiencias que he vivido pero que me han pasado muy rápido, cada un día un hotel, cada día nuevos paisajes, cada día nuevos puertos, buscar sitio para dormir, esquivar radares, visitar las ciudades a las que llegaba al atardecer ...
Ahora me veo, como muchos de vosotros capaz de llegar al fin del mundo en una moto fabricada para ello, mi cuerpo aguanta bien y la máquina mucho mejor ... pero nunca he llegado a casa con esa sensación de duda, cosa que jamás me ha pasado en mis viajes por España.
Al final, me queda la reflexión: lo que más valor tiene ahora mismo no son los kilómetros, ni siquiera el destino, sino cómo elegimos gastar ese tiempo que nunca vuelve. Y ahí es donde me pregunto si el Stelvio … ¿ha sido un logro que compensa? o ¿es una lección de que a veces el verdadero reto no está en la carretera, sino en cómo gestionamos ese tiempo que tenemos, el esfuerzo, la ausencia de casa, la energía mental y lo que dejamos atrás?
¿Os ha pasado?
