Re: ANDALUSIAN KDDILLAS (II)
Buenoooooooooooooo... :-/
Ya m'enterao lidel. Yo también voy a tener que operarme de la vista pa poder ver los privaos. Lo siento tio pero no me cosco.
Últimamente, entro poco, de prisa y según veo despistao. Ya os he dicho varias veces que me dáis un montón de envidia los que podéis salir to los dominguitos a dar un paseito en moto. Espero que en breve pueda pillar algunos de ellos.
Con lo de la salida pantanera, veo dificil poder arreglar lo del domingo 9, aunque lo sigo intentando. precisamente el día siguiente comienzo los 4 descansos ¿ ????
En cualquier caso y más justificadamente en estas fechas, os envío a todos un fuerte abrazo y el deseo de que el 2005 consolide el grupito...
¿Donde anda el Danijeans que se le ve poco...?.
Lo dicho señores-as: a disfrutar en estos diillas y cuidadin con las copitas, carretera, ... etc
Os dejo una reflexión que me acaban de mandar hace un rato.
Dentro de nada... Nochevieja, ¿eh? ¡Qué estrés! Yo en Nochevieja me
siento... me siento... no sé, me siento como un toro, ¿no? Cuando llega la
fiesta miro alrededor y me da la sensación de que todo el mundo se lo está
pasando bien, menos yo.
El estrés comienza con la cena. Aquello parece una prueba del Gran Prix:
tienes que llevar calzoncillos rojos, tener algo de oro para meterlo en la
copa, preparar las doce uvas... Y contarlas varias veces, porque, como son
todas iguales, te equivocas:
- Una, dos, tres, cuatro... una, dos, tres, cuatro, cinco, seis... Esta
pocha ya la he contado... Una, dos... siete, ocho... ¡Joder, las doce
menos veinte!
¡Chavalín, trae el Rotring, que las voy a numerar, como en el Bingo!
Y tu madre:
- ¿Queréis venir, que se enfrían las gambas?
Que esa es otra: te tienes que comer todo lo que está en la mesa...¡antes
de las doce!; que, con las prisas, más que pelar gambas, parece que estás
desactivando una bomba.
- ¡Coño, las doce menos diez! ¡Mamá, no me da tiempo: hazme
un sándwich con el cochinillo, que ya está terminando Cruz y Raya!
Y no eres el único que está agobiado, ¿eh? No hay más que ver la tele.
Allí están Ana Obregón y Ramón García, explicando a toda España como
funciona un reloj. Acojonados por si se equivocan:
- Cuando la aguja pequeña esté en las doce y la grande también... serán
las doce. ¡Coño, como todas las noches!
- Y entonces bajará la bola y... luego vienen los cuartos, ¡No vayan a
empezar a comerse las uvas, ¿eh?
Vamos a ver: ¿por qué nos explican mil veces que nos comamos las uvas en
los cuartos y nadie nos explica por qué coño tiene que bajar una bola?
¿Qué clase de reloj es ése?
Cuando por fin llegan las doce, en toda España se oye lo mismo:
Cla, cla, cla, cla...
-Es la bola: cla, cla, cla...
Din-don...
- ¡Ah no, que son los cuartos!
Din-don...
- ¡Escupid que son los cuartos!
Din-don...
- Pfbbbbbbbb... ¿qué son qué?
Din-don...
- Los cuartos...
Ton...
- ¡Ahora, ahora!
Ton...
- ¡Una!
- ¡Que no, que vamos por la segunda!
Ton...
- Pues me meto dos...
Ton...
- Seis...
- ¿Cómo que seis?
Ton...
- A mí ya no me caben más, ¿eh?
Ton...
-¡Eh!, ¡deja mis uvas, cabrón!
Ton...
- ¡Es que se me ha caído una al suelo!
Ton...
- Bgrfds...
Ton...
- Bggggdffffff...
Ton...
- A mí ya no me quedan...
Ton...
- Bgggggdffffff....
- ¡Pues a mí me sobran cuatro!
Ton...
- Bfgggggggg, grounfffffff...
Y cuando acaban, toda la familia con la boca llena de babas, a darse
besos:
- Feliz año, eeeeeeeeeh, felicidades, grfdddfd...
Y suena el teléfono: ¡riiiiiiiiiing!
- ¡Pero coño! ¿Ya están llamando? ¿No se pueden esperar?
- Pues a mí todavía me sobran dos...
- ¡Champán, que alguien venga el Champán!
Pero, bueno, ¿a vosotros os parece lógico empezar el año así?
¡Qué estrés, de verdad!
Pero como es Nochevieja... tienes la obligación de divertirte. Así que
después te vas a un fiestorro a un sitio en el que, si caben mil personas,
el dueño ha decidido meter a cinco mil doscientas. ¡Muy bien! ¡Cuatro mil
doscientas más de las que caben! ¡Quédate en la calle si te apetece, con
la pelona que está cayendo!
Así que entras. Lo bueno que tiene ir a un sitio así es que te puede
pasar cualquier cosa.
A mí el año pasado me ocurrió de todo. Yo estaba tan tranquilo, tomándome
mi cubatita de garrafón, cuando de repente un tío me cogió por detrás y me
dijo:
- ¡¡¡¡COOOOOOOOONGAAAAA!!!!!
Y, claro, que vas a hacer, pues te pones a bailar... ¡Eso te lo hace un
tío en el autobús y le partes la cara! ¡Pero como es Nochevieja... ! ¡Pues
hala! Y de repente te das la vuelta y llevas cien personas enganchadas a
tu culo. ¡A ver como escapas de ésta! Porque una conga es como una secta:
entrar es muy fácil pero salir es muy jodido. Porque en el garito hay como
doce congas girando a toda pastilla... Bueno, pues iba yo conduciendo mi
conga... por mi derecha, cuando, de pronto, me veo venir en dirección
contraria una conga suicida acojonante conducida por un gordo con casco de
vikingo. Yo le iba a hacer ráfagas, pero como las congas no llevan ni
luces ni nada... pues, para evitar la colisión, di un giro brusco a la
derecha... ¡Y me tragué entera unacolumna de espejitos! ¡Siniestro total!
Doce heridos leves y una columna de espejitos destrozada. Y yo, con una
ceja abierta tirado en el suelo pensaba: "cagao". Y en ésas, me desmayé.
Al despertar estaba en la sala de urgencias, rodeado por todos los de mi
conga.
Algunos todavía no se habían desenganchado; habían venido corriendo
detrás de la ambulancia.
Bueno, las urgencias en Nochevieja, hay que vivirlas. Si en la sala
caben cincuenta personas, el dueño ha metido a ciento cincuenta... Como el
de la discoteca. Y como allí también es Nochevieja, el camillero lleva un
gorrito de moro, la enfermera un collar de hawaiana y el que te cose la
ceja unos dientes de Drácula, ¡que te da una confianza... ! El tío te
dice: - ¿Qué ha sido? ¿Con una moto?
- No, con una conga. - ¡Ay!, si es que van como locos con las congas...
Cuando salí de allí me quería ir a mi casa, pero como era Nochevieja,
acabé a las ocho de la mañana con la ceja grapada en un bareto....
- Oiga, póngame un chocolate con churros.
- Pues sólo nos queda Nesquick y algunos dónuses... Es que los últimos
churros se los han tomado los de una conga, ¡traían un cachondeo...!
Había un gordo que llevaba un casco de vikingo... ¡No le digo más! Y es lo
que yo le digo a los clientes: si no disfrutas en Nochevieja, ¿cuándo vas
a disfrutar?