Sí que fue un día maravilloso. Siempre hay momentos en los que se descubre el fondo de las personas. Y de nuevo yo descubrí que donde hay alguien con el ánimo por los suelos, se acerca un cadiforniano para cambiar la situación. Hoy no puedo hablar de moto ni de amigo motero; sino de sentimientos; esos que te brotan y te sobrecogen cuando abres los ojos y te das cuenta de la capacidad que tenemos de dar y compartir. Dar un abrazo, un beso, una palmada en la espalda; y compartir el rato de una comida. Es agradable a la vez que de gran responsabilidad, comprobar que la felicidad está, en gran medida, en nuestras manos. Mejor será que no lo desperdiciemos.
Un beso, un abrazo y una palmada en la espalda para todos; y comidas como la de ayer, las que queráis.