La ingeniería humana había logrado una técnica fabulosa que permite que una simple gota de gasolina pueda mover vehículos que pesan toneladas, pero, en efecto, no hay que ser un profeta para ver claramente que esta tecnología de los motores de explosión ha sido condenada, y que vamos hacia la movilidad eléctrica. La diferencia es que en anteriores etapas, el tránsito del tiro animal al vapor y del vapor a los motores de explosión, se había hecho de forma natural, es decir que una tecnología mucho mejor se imponía paulatinamente a la anterior, porque era más eficiente. Esta es la primera vez en que no se trata de que tengamos una tecnología mejor (que aún no es el caso) sino que la propia sociedad se ha lanzado con desesperación hacia esta secta milenarista del cambio climático y para ello se está construyendo una nueva inquisición. No son los políticos, es la sociedad que se encuentra prisionera de los mitos que ha creado. Ahora mismo no hay un concejal en toda España que resista a un adolescente histérico cuando le dice que estamos matando el planeta y que nos quedan horas antes de la extinción. Me veo yendo a comprar gasolina a un "camello" para darme paseos a escondidas con la R65.