¡Celebrando los 50 por Sudamérica!

Gracias una vez mas por compartir tu experiencia. La verdad es que a veces no valoramos donde vivimos.....suerte y gracias de nuevo.
 
Hoy chic@s me encuentro en Uyuni, y tengo pensado hacer durante los próximos tres días una ruta 4x4 visitando el salar, un volcán y unas aguas termales, sin que seguramente pueda conectarme a internet. Os dejo algunas fotos que me ha dejado el día, entre ellas las de unos buenos amigos brasileños. Un cordial saludo.

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Precioso, José Pedro; pásalo de primera por esa fantástica zona de Bolivia...
 
Te estoy siguiendo desde hace días y me estas haciendo replantear el cambiar la moto y hacer una excursión como la tuya, toda esa aventura me hace la boca agua, se que es una pasta pero yo estoy a las mismas que tu, este año que viene el 2016 cumplo 50 y que mejor idea que regalarme un lujazo de viaje lleno de aventuras y recuerdos...

Gracias por compartir estas experiencias y vivencias y hacernos despertar ese aventurero/motero que a veces se nos duerme y apalanca en las comodidades cotidianas.

Suerte en tu cruzada y ánimos compañero!

Un saludo.

Xavi
 
Pues vosotros no se Lapizlatzuli, pero a mi me esta viciando mucho! y ya me estoy mirando una BMW barrigona y precios para llevar la moto para allí. :shocked: A ver yo tengo a mi mujer que será un peliculon venderle la moto que me voy a pasar de dos a tres meses fuera pero, 50 solo se hacen una vez en la vida y ya lo dice Kenko, vida solo hay una (mujeres muchas :tongue:) , así que a meter hilo a la aguja y el tiempo dirá. Un saludo compañeros
 
Os agradezco que me estéis acompañando en mi viaje, y me alegra también que valoréis ser próximamente vuestros propios protagonistas. Hasta este momento os puedo decir que me lo estoy pasando genial, y que desde luego os animo a seguir mis pasos igual que yo estoy siguiendo los que en su momento me cautivaron de Martín Solana. Además otra de mis intenciones con mi futuro libro es además de ser una entretenida lectura de viaje en moto, una guía para que todos aquellos que quieran y puedan hagan suyo este viaje animándose a dar el salto con plena confianza. Un abrazo!
 
Esta crónica la tenía prevista para ayer, pero la wifi en Bolivia es de adobe, como muchas de sus casas. Que la disfruteis!&lt;br&gt;<br>
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Hola de nuevo a tod@s!&lt;br&gt;<br>
Después de tres días sin wifi ni cobertura de teléfono vuelvo a daros noticas de mis avatares. Como titular de estos días perdido en los Ándes: ¡FANTÁSTICO! Ha sido todo un acierto apuntarme a este recorrido en vehículo 4x4 y además con la agencia Quechua Coneccion recomendada por el colega Geromo Pirotto a quien agradezco su información.&lt;br&gt;<br>
Veréis, el salar de Uyuni sabía que me iba a gustar, lo que desconocía es que me fuera a emocionar una bar aridad. Si el día que rodé con mi moto por el salar me entusiasmó, el viernes pasado fue realmente una vivencia inolvidable, pues adentrarse en él sin temor a perderse y conocer lugares fascinantes dentro de su perímetro es sin lugar a dudas una experiencia sublime. Incluso esta empresa es la única que ofrece con la adquisición del paquete turístico un paseo en bicicleta por el salar. Si bien no es lo mismo que rodar con tu moto, es una bonita sensación la que se experimenta. El guía es un licenciado de turismo, ya que en la mayoría de las otras empresas es el propio conductor, y sus dotes didácticas y lúdicas se hicieron presentes multitud de veces, como la que nos enseñó a plasmar fotos curiosas dentro del salar. Incluso contemplar el atardecer dentro del salar fue otra bonita referencia de la visita a este desierto blanco, y que desde luego vi como altamente arriesgada hacerla en moto porque la salida del salar se hace por otro punto de acceso distinto al típico de entrada con multitud de caminos sin señalizar y firmes del terreno deformados y arenosos, complicando mucho la salida y más cuando se hace ya de noche. Además el lugar de pernoctación es un hotel recién construido en un pueblo, o mejor reunión de unas pocas casas en medio de la nada, y con los servicios tan justos que ni cargador de luz tuvimos en la habitación, aunque según me contaron otras sí. No obstante para mí el salar ha sido el punto álgido de todo el recorrido y un lugar sin lugar a dudas inolvidable por su vistosidad y sensaciones que deja en el afortunado admirador.&lt;br&gt;<br>
El día siguiente transcurrió visitando monumentos naturales como piedras esculpidas caprichosamente por la naturaleza, apreciando la belleza de multitud de volcanes o lagos sustento de flamencos. Y todo ello rondando altitudes de 4000 m, y que por la tarde un viento arrebatador hace caer las temperaturas en picado. El lugar para pernoctar fue un albergue que apenas sus placas solares dan para encender unas bombillas, sin agua caliente ni mucho menos enchufes eléctricos. Y es que todo el recorrido transcurre por plena naturaleza, sin pisar un pueblo ni una carretera asfaltada, y con mucha naturaleza que contemplar que bien merece este pequeño sacrificio.&lt;br&gt;<br>
Para mí lo más curioso de la vivencia es que de las 15 personas que integrábamos el grupo, yo era el único español, todos los demás australianos, alemanes, japonesa, taiwanesa, canadiense, y dos brasileñas. De ahí que el guía pusiera todo su interés en dar las explicaciones en inglés olvidándose de mí. Es cierto que me dijo el primer día al terminar la jornada que por la noche me daría unas nociones con unos mapas, pero terminé tan cansando que después de cenar me fui a la cama. Además en las charlas era muy gráfico, y yo entendía su inglés a groso modo, y las dudas y otras informaciones se las preguntaba a Dioni, el conductor y socio de la empresa, con el que hice buenas migas. Sin embargo lo que me mantenía un tanto extrañado es que el resto de turistas eran todos jóvenes que se les notaba que acababan de finalizar la universidad y estaban realizando un viaje por el mundo o parte de él como una asignatura más. Todos sabían inglés, pero aun así la mayoría no hablaban entre ellos, durante las explicaciones ninguno preguntaba nada al finalizar, incluso conmigo ninguno quería esforzarse en hablar, tan solo las brasileñas conversaron conmigo. Además había una chica alemana que hablaba español pero igualmente se mantenía al margen de todos. Además durante las comidas o las cenas cada uno se servía lo suyo, mientras que yo no tenía inconveniente en servir a otro si delante de mí tenía el perolo. Sinceramente tuve la sensación de que eran jóvenes que sin la wifi no sabían qué hacer, y que estaban pasando por los países pero los países no pasaban por ellos. Yo me hice amigo de Dioni y conversaba con él sobre la ruta, Bolivia o su vida. Seguramente yo vivo mi viaje con tanto entusiasmo porque siento que cada vez me queda menos tiempo para hacer cosas, mientras que ellos es tanto el tiempo que tienen por delante que cada momento es tan solo un principio más. Además tengo que confesar que me sentí orgulloso de ser motero, pues eché de menos que no fueran moteros, la conversación entre todos nosotros hubiese fluido por el simple hecho de compartir la pasión por la moto. No habéis tenido más que observar los encuentros con mis colegas moteros argentinos a lo largo del viaje que han sido realmente sorprendentes y enormemente entrañables. Incluso ya visteis el encuentro con los últimos moteros brasileños que hasta nos paramos en medio de la carretera para saludarnos después de tantos kilómetros sin ver un apasionado de este maravilloso mundo de la moto. Sí, vuelvo a repetirlo, los que profesamos este pasión por las dos ruedas nos sentimos tan unidos que no tenemos fronteras de ningún tipo para sentirnos partícipes de un mismo colectivo, sin barreras comunicativas.&lt;br&gt;<br>
Durante todo el recorrido, que han sido cerca de 800 ó 900 km, todos por caminos en muchas ocasiones de difícil tránsito, y sin pisar una gasolinera, para lo cual los tres TT llevaban en la baca unos bidones de gasolina para repostar el vehículo, habría sido muy complicado de hacer con mi propia moto. Esta mañana sin embargo vi una Kawa, de un inglés, que hablaba español y no tuvimos reparos en ponernos a charlar, y que le pregunté cómo había llegado hasta allí, comentándome que había sido muy difícil, que para ahorrar gasolina bajaba sin motor, y que aun así no sabía si iba a llegar a Chile, de todos modos él no hacía nuestro recorrido, sino sólo una parte, la más transitada, y que también había roto el amortiguador de su moto, que tuvo que sustituir el de serie por otro más reforzado, con lo cual creo que estoy en lo cierto que hago bien en no forzar el mío por estos ripios.&lt;br&gt;<br>
Como anécdota durante la cena de ayer una chica taiwanesa me preguntó si había tenido algún problema de seguridad en mi viaje, le dije que no, y al preguntarle yo lo mismo ella me contestó que tampoco, pero una amiga suya lo tuvo precisamente en Madrid, que la quitaron una Tablet, para que veáis que a lo mejor el peligro está más cerca de allá que de acá, jaja.&lt;br&gt;<br>
Hoy como de los 15 turistas 10 se han quedado en la entrada de Atacama para pasar a Chile, otra chica alemana durante la comida (por cierto esta empresa es la única que organiza picnic para comer en medio del campo pero con mesas y sillas, el resto de empresas lo hace obligando a los turistas a comer de pie o en el suelo) me ha dicho que sabía español y le ha sorprendido mis vivencias por Sudamérica, sobre todo porque su padre también tiene moto y está jubilado, y que iba a tratar de convencerlo para que se animara a emprender este viaje o el del mítico Cabo Norte, de hecho me ha pedido el título para conseguírselo a su padre.&lt;br&gt;<br>
Han sido tres días muy divertidos y emocionantes, pero sabéis una cosa, que estoy deseando volver a coger mi moto, sí coger, que acá en Bolivia coger es sólo coger, jeje.&lt;br&gt;<br>
Siguiente destino la Paz, en dos etapas.&lt;br&gt;<br>
Buenas noches desde Uyuni.&lt;br&gt;<br>
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Última edición:
Kenko sigue con tu ilusionante viaje que nosotros te acompañaremos por alla donde vayas con nuestra imaginación. .. de disfrutar de tus experiencias y anécdotas

Buen viaje.
 
Gracias Paracabip! Además tienes razón, Dulcinea me está haciendo unos buenos cruceros, como por estas alturas le cuesta más correr la última vez he conseguido hacer 300 km antes de que saltara a reserva. Además aún llevo los dos bidones de 5 l llenos con gasolina de Argentina, por si en algún momento me encuentro con gasolina de mala calidad, aunque la verdad es que hasta ahora esta bien la que he ido poniendo. La pega es que los chavales brasileños que conocí en Uyuni van con los bidones vacíos y luego dejan la moto fuera de la gasolinera y le piden al gasolinero que les llene los bidones, de ese modo se lo venden a 3 bolivares el litro, mientras que a mí me lo cobran a 8,66 bolivares el litro, pero tendría que vaciar al menos uno de mis bidones, y además ir a llenarlo varias veces, y tragarme muchas veces las colas de los vehículos, así que al final lo pago a 8,66 bolivares y listo, en un presupuesto como el que manejo unos euros más ya me da lo mismo, busco la comodidad. Me alegro que me estés acompañando en mi viaje, trataré de que lo pases bien. Un abrazo.
 
Se suma un seguidor más, conozco bastante esa zona, estaré pendiente de tu peripecia y cuando pases por Santiago de Chile te puedo informar de posibles datos para talleres o mecanicos. Un saludo desde Cáceres
 
Hola Kenko, de las fotos que has subido chulisimas como siempre, pero las 6 primeras del post no salen, salen una con la chica Tailandesa y la Japonesa (Creo) con unos 4x4 detrás y otra que debe ser delante del volcán y sales tu con el pulgar hacia arriba al final y las otras ninguna, no se si es a mi o a todos los foreros...!

Un fuerte abrazo y unas ráfagas con bocinazo para Dulcinea!!!
 
Disculparme por la ausencia de las fotos, pero es que entre los problemas de la wifi y que subir las fotos también en ocasiones resulta complicado, me pasan estos fallos. Espero que ahora podáis disfrutar un poco más con las nuevas imágenes. Un cordial saludo a tod@s!
 
Fantásticas fotos...reflejan lo "mal" que lo estas pasando!!!...Disfruta, que nosotros aquí seguiremos puntualmente tus andanzas.

Un abrazo!!
 
(...) y otra que debe ser delante del volcán y sales tu con el pulgar hacia arriba (...)

Si no estoy equivocado son los géiseres de Sol de Mañana que están a casi 5.000 msnm, un sitio fantástico como todo ese recorrido por el Suroeste boliviano.

Muy bueno Kenko; un viaje envidiable se mire como se mire... :)
 
Hola amigos, soy nuevo en el foro y me interesó mucho tu viaje Kenko, ya que soy chileno y he viajado por todo el cono sur. Te felicito por la aventura y el espíritu. Y si puedo ayudarte en algo, cuenta con eso. Vivo en Rancagua, a 100 Km al sur de Santiago. Cuando pases por estos lares me avisas y te doy algún soporte. No puedo publicar mi email, pero seguiré tu ruta por acá para ver como vas.
Saludos.
 
Hola a tod@s vosotros compañeros de viaje.
Esta noche estoy en La Paz, a donde he llegado dando un pequeño rodeo para salvar 14 km de ripio muy arenoso que había en la distancia más corta entre Uyuni y Oruro, pero algún fiel seguidor ya me avisó que este tramo podía ser un verdadero infierno con muchísima arena en el camino y serrucho, vamos pequeños badenes deformando el liso del camino. El tramo de Potosí a Oruro buena parte contiene un montón de curvas que pensé que me iban a hacer el camino más divertido, pero pronto me di cuenta de que no iba a ser así. Pues en una curva tumbé un poco y noté como mi moto de pronto se convertía en un velero zozobrando, y es que los carriles contienen rodadas o surcos que hacen que no puedas trazar una trayectoria limpia. De ahí que la mayoría de vehículos en las curvas con visibilidad se vayan de un carril a otro para hacerlas más abiertas, y yo también me apunté a ese estilo boliviano en vista de que iba surcando la mar. Además con la lluvia se apreciaba perfectamente con el agua los charcos sobre las diferentes rodadas labradas sobre el asfalto.
En cuanto al truco de la gasolina de dejar la moto fuera de la gasolinera y acudir con un bidón a que me lo llenen y me lo cobren a 3 bolivianos, es un poco cargante, pues tendría que esperar la cola varias veces hasta rellenar el depósito, y además mis garrafas todavía contienen gasolina de 98 de Argentina por si en algún momento me meten algún líquido no inflamable en Bolivia o Perú. No obstante nunca me ponen pegas para cargar gasolina siempre que pague el litro a 8 bolivianos.
Tanto el día de ayer como hoy he tenido momentos muy agradables que son los que me hacen disfrutar de mi viaje solitario por este extenso continente. Veréis durante la ruta me paré a hacer unas fotos de un pueblecito, para enseñaros los contrastes entre el mundo rural y el urbano, porque realmente la gente del campo vive en viviendas la mayoría de las veces de adobe y viste indumentarias más tradicionales, como las faldas y sombreros típicos del traje boliviano, que los de la ciudad llaman cholas o polleras, por la prenda (falda) que llevan, y que incluso estas personas de la ciudad reconocen como indumentarias antiguas y personas rurales chapadas a la antigua. Pues en ese momento se acercó un hombre en bicicleta y se puso a charlar conmigo, aunque el lenguaje que utilizaba era muy cerrado y apenas entendía alguna palabra. Pero lo que más me gustó es cuando me dijo: “los gringos franceses u otros se sienten huérfanos acá, pero los españoles compartimos la misma lengua y eso nos hace diferentes”. Lo cual lo consideré un hermoso mensaje, y una agradable sensación de confraternización a pesar de la distancia entre ambos pueblos.
Hoy también he tenido otra agradable conversación cuando he repostado un poco antes de entrar en La Paz, en la que el gasolinero me ha comentado que si me parecía bien el combustible a 7 bolivianos, “bueno siendo español habrá que mejorar esa oferta”, le comenté, “pues a 6 bolivianos”, me contestó él. Después hemos conversado sobre mi moto, mi viaje y de paso me han aconsejado un hotel, pero la sensación nuevamente ha sido de una cordialidad extraordinaria debido a nuestra lengua común.
Lo curioso de esta etapa han sido las muestras de ausencias de infraestructuras que hacen que Bolivia esté alejado del mundo desarrollado, como la propia autopista que lleva a La Paz, donde se construye los dos carriles, pero no hay accesos de salida o incorporación, ni aéreos, de tal modo que ves cruzando la calzada personas, vehículos o animales, o inclusive atraviesa un pueblo con un mercado a los lados de la calzada. Esta mañana he preguntado a un policía donde podía cargar gasolina, porque varias veces vi el cartel pero luego no encontré la gasolinera. Y entonces me indicó “aquella””, pero está al otro lado de la vía, le dije, “no importa, cruce al otro lado”, y así tuve que pasar la mediana para ir hasta ella. Otro aspecto de falta de infraestructuras es la basura que se aprecia por el camino, tanto por el campo, como mediante basureros al aire libre o quema de residuos que producen un olor horripilante, incluso en las ciudades se observa la falta de contenedores de basura.
La entrada a La Paz es un reguero de coches cruzando de un lado a otro, gente por acá y por allá, miles de furgonetas similares a una Nissan Vanet convertidas en pequeños autobuses que paran en cualquier lado, los viajeros se suben o bajan igualmente en cualquier sitio. No obstante detecto un cierto respeto, se circula despacio, y se toca el claxon pero acariciándolo la mayoría de las veces, no suelen ser sonidos largos, sino de “cuidado por favor”. Lo que sí es tremendamente impresionante es cuando se llega a la ciudad, con toda una ladera en círculo repleta de casas construidas sobre una impresionante inclinación, y aunque lo había visto en fotos la realidad supera con creces lo imaginado. Me habría gustado pararme para hacer una foto desde lo alto, pero entre que llovía y que el navegador no siempre tiene las calles con el sentido de circulación correcto y que además me avisaron de que no parara ni a mear al llegar a una zona conocida como el Alto por problemas de seguridad, pues me he quedado con las ganas. También la contaminación acá es lo más espantoso que he conocido, tengo la garganta y las narices resecas y además me pica la garganta, y es de la porquería que vierten a la atmósfera sobre todo los autobuses y vejestorios de vehículos que pululan por la ciudad contaminando a raudales. Es por eso que estoy deseando salir cuanto antes y recobrar aire en vez de veneno.
Mañana he decidido que haré la famosa Carretera de la Muerte pero en bicicleta, pues Adrián me ha comentado que es una romería de ciclistas la ruta, y debe serlo porque la ciudad está llena de empresas que anuncian este evento diariamente, y además no tengo ganas de volver a meterme en este caos, porque esto es como un Potosí pero a lo bestia, y la moto en las pendientes cuesta arriba no sé si será por la altitud pero le cuesta mantenerse con una velocidad metida y también la arrancada, tendiéndose a calar, y arrancar gran parte de las veces es a la segunda vez. Además así aprovecho para hacer algo de ejercicio, aunque el punto de partida está a más de 4000 m, pero prácticamente todo es cuesta abajo. Ya os contaré como le fue al gringo español.
Buenas noches desde La Paz.

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En realidad ésta es la crónica de ayer, llevo un poco de retraso, a ver si logro ponerme al día. Un saludo.
 
Kenko, a pesar de hacer la ruta en bici no dejes pasar la oportunidad de ir con ka moto por la carretera nueva de La Paz / la cumbre 4670m / Coroico 1230 m el asfalto es muy bueno para lo que es Bolivia y los paisajes espectaculares, además de poder disfrutarlos sobre la moto.
Abrigate, pues con las nieblas y la altura te harán castañear los dientes, a pesar de que pico después terminaras sudando.
Suerte y buena ruta!
 
Hola a tod@s una noche más.&lt;br&gt;<br>
Hoy finalmente he realizado la ruta en bicicleta por la Carretera de la Muerte, si bien ya no tiene nada que ver con lo que fue. Es más, la verdad es que me ha parecido una ruta más sencilla de lo que me esperaba, y eso se debe a que como os digo ya no hay circulación de vehículos como antes porque han construido una carretera nueva, y prácticamente los únicos usuarios del camino son ciclistas, y el ancho del mismo es también bastante más amplio de lo que me pensaba, lo que sucede es que hay unas cuantas zonas más angostas, precisamente las más fotografiadas, y por eso da la impresión de que es más arriesgada la conducción de lo que realmente es. Además la vegetación a los lados es muy frondosa y eso en la mayoría de las ocasiones no te permite apreciar la caída desde el camino. Hacerlo en bicicleta ha sido divertido, y la organización igualmente muy puesta en todo tipo de detalles. Por unos 55 € al cambio me han llevado en furgoneta junto con siete turistas más, hasta el punto de inicio en la cumbre, me han facilitado la bicicleta con amortiguadores y el equipo, dos guías, un desayuno, un pequeño refrigerio a medio camino, una botella de agua, la comida, la ducha, un reportaje fotográfico en CD y una camiseta, más regreso a La Paz, con lo cual yo creo que está amortizado el gasto. En esta ocasión de los 8 que integrábamos el grupo, yo de nuevo era el único español, y además todos ellos jóvenes pero en esta ocasión varios de ellos hablaban también español. Menos una japonesa que no hablaba mucho español y que sí ha querido hablar conmigo, el resto pues ni siente ni padece. Además todos ellos iban en parejas, menos la japonesa, con lo cual tenían tendencia a hablar con su novia o amiga más que con el resto. Me sorprende que siendo tan viajeros, un par de chicas francesas llevaban tres meses viajando y todavía les quedaban otros tres meses, no sean más abiertos. Yo al final me he vuelto a enganchar a los guías y al conductor y me lo he pasado de nuevo genial. Incluso Philip, uno de los guías francés, repetía siempre las explicaciones en inglés, francés y español, un tipo muy majo. Philip está casado y tiene una niña y trabaja como intérprete del consulado, asesor, y guía, porque con una sola cosa no alcanza el sueldo, y cuando le he comentado que a mí me costaba la gasolina más cara, pensaba que me estaban engañando, para que veáis como hay aspectos que todavía algunos residentes desconocen. Como os digo no me ha parecido tanto el peligro, y me he pegado a la rueda de Philip y apenas tocaba los frenos en la bajada, porque todo es bajada. Además he tirado de mis habilidades con la moto de campo, y poniéndome de pie y sujetándome un poco al asiento con las piernas y no cargando en exceso los brazos y muñecas, ninguno de los demás lograba adelantarme. Además me ha llamado también la atención que prácticamente todos ellos a pesar de su juventud no parecían estar en forma ninguno, en cada descanso se quejaban de los brazos, de las muñecas, del cansancio, vamos unos flojos. Estos detalles hacen que me sienta joven, pues todavía conservo mi forma física, como cuando el otro día para llegar a Oruro de las 9 horas de ruta descansé unas dos, porque al llegar a Potosí vi que me había llovido con unos potentes rayos, y la nube seguía hacia donde yo iba, y me dije que lo primero era llegar, y el comer cuando se pudiera. Los dos días de gimnasio a la semana y alguna carrerita también, que practico en mi ciudad de residencia, al final me proporcionan un buen estado físico que me agrada conservar porque igualmente son cuestiones que me hacen olvidar mis cincuenta tacos.&lt;br&gt;<br>
Sinceramente hacer la ruta con la moto no es nada complicado, el piso es un poco pedregoso, pero asumible fácilmente, y como digo el ancho también, y tampoco hay tanta circulación de bicicletas como para que te molesten. La circulación es al estilo inglés, circulando por la izquierda, basada en que en los vehículos, sobre todo los pesados, pudieran ver la posición de las ruedas del vehículo directamente y no por medio del retrovisor, pero como apenas hay tránsito tampoco hay que ir tan pegado al borde. Quizás lo mejor de la ruta es gozar de las fotos posando con tu propia moto, así como el orgullo de ser uno de los que ha conducido por la que fue una peligrosa vía de comunicación de Bolivia. No obstante a cambio he gozado de hacer una conducción más atrevida con la bicicleta, más ligera que la moto, y el gusto de ver como aquellos jóvenes parecían tener más edad que yo viendo sus rostros cansados, jeje.&lt;br&gt;<br>
Otro momento jocoso es el diálogo que se establece entre el conductor y la furgoneta cargada con once bicicletas en la baca, otras once personas y los equipos, superando rampas y cuestas que se convierten en situaciones grotescas. De tal modo que el conductor obliga al motor a dar todo lo mejor de sí, “¡venga que tú puedes!”, y la máquina esclavizada comienza a soltar un encolerizado ¡“Ahahahahaahahahahahahahaahahahahahahahahahaahahahahah!” apunto de agonizar en toda esa entrega de energía explosiva, hasta que el conductor cambia de marcha para que tome un poco de aire diciéndole “¡venga que tampoco es pa tanto”, y el tiranizado motor suelta un “¡pues entonces lo subes tú con los cuernos!”, y como respuesta el conductor suelta “¡Así, pues se acabó el respiro, para que espabiles!, y de nuevo comienza el diálogo enloquecedor hasta que en algún momento digo yo que el esclavo propulsor acabe reventando o suicidándose.&lt;br&gt;<br>
Ya por la tarde como anécdotas me ha sucedido que tomando un pastelito en una pastelería al pagar le he dado un billete de 100 pensando que era de 20, y la chica me ha hecho saber que estaba equivocado. Y luego por la noche me he comprado un par de empanadas para cenar y le he pagado a la señora mayor, una chola, cinco bolivianos, pero una de ellas era de 2 y la señora me ha devuelto uno de más, y todo porque no había mucha luz y las gafas de cerca aunque me resisto a ponérmelas al final me pasan factura. Además he aprovechado estos dos días para lavar la ropa, y al recogerla la señora y su marido se han interesado por mi viaje, y por España, ya que su marido tenía un apellido de una ciudad española, Antequera, y quería saber por dónde estaba.&lt;br&gt;<br>
En La Paz yo diría que hay personas que han logrado colmar sus expectativas de salir adelante, con empleos y una vida en cierta medida digna, otros que no acaban de lograrlo y apenas salen adelante vendiendo cualquier cosa en medio de la calle, y otra multitud que siguen aguardando conseguir dar alcance a sus sueños sin absolutamente nada.&lt;br&gt;<br>
Hoy me marcho a Copacabana, junto al lago Titicaca, para ya desde allí pasar a Perú.&lt;br&gt;<br>
Un saludo a tod@s y gracias por acompañarme.&lt;br&gt;&lt;br&gt;&lt;br&gt;
 

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Hola a tod@s una noche más.
Lo primero que tengo que contaros es que hoy casi se termina mi viaje en moto, menudo susto, pero bueno comencemos por el principio que el día no ha tenido desperdicio.
Lo primero fue la salida de La Paz, una misión para no olvidar. Tuve que subir a lo más alto para poder enlazar con la carretera que lleva a Copacabana, y las cuestas son de órdago, y con las calles saturadas de coches quiere decir que tuve que arrancar y darle gas para lograr avanzar apenas un par de metros, y de nuevo al momento otra vez, de tal modo que tengo todavía agujetas en la muñeca izquierda de embragar, y además la moto se ha cogido un calentón de miedo, incluso muchas veces se calaba no sé si a causa de los 4000 m de altitud o por el propio calentón. Y cuando por fin consigo llegar al alto, veo que la pesadilla continúa, con un sinfín de vehículos separados por centímetros avanzando a paso de tortuga. En aquel escenario si vi ya un poco de agresividad, pues el conductor de una de las Vanet se quería meter en el carril de la izquierda, pero el todo terreno que estaba en ese carril le arreó con las defensas, despacito pero con el mensaje “de por listo”. Una vez que consigo superar el semáforo parece que responsable de aquel embrollo, de repente la carretera se corta por una obra, pero sin cartel alguno que diga desvío por aquí o por allá, y veo que una Vanet se tira al lado por un camino de tierra, como le veo convencido me voy detrás de él. Voy pendiente porque lo mismo va a otro sitio, pero al llegar al siguiente cruce gira a la izquierda, paralela a la que antes íbamos, ¡y de repente me encuentro con otras cuatros Vanet que vienen defrente! Comienzan a pitar, pero yo me escondo detrás de la Vanet a la que seguía que pone los cuatro intermitentes. ¡Qué caos Dios! Poco a poco avanzamos por el lateral hasta lograr salir de nuevo a la general mediante caminos de tierra repletos de cráteres como si hubieran sido creados por morteros. Además se ven neumáticos quemados, que deben ser de las manifestaciones que me comentaron en el hostal de los vecinos que quieren más obras en el barrio. Y al cabo de una hora o más por fin logro salir de aquel agujero irrespirable, porque además tuve que soportar varias veces un camión delante de mí y eso es más peligroso que el tabaco.
Pero lo mejor estaba por llegar. Al arribar al hermoso lago Titicaca me encuentro que la carretera termina en un embarcadero. Recordé entonces que Pablo me había comentado algo de que tenía que tomar una barcaza. Pero aquella embarcación no era más que una barca con unos tablones a los lados pensada para los vehículos de cuatro ruedas. Me pongo a mirar antes de subir y aquello no me mola nada, la moto tengo que ponerla a un lado, porque en el medio no hay tablones, y los tablones están medio sueltos. “Sí, suba usted que no hay problema alguno”, me dice el tipo de la embarcación. “¿Pero no hay otros barcos más grandes?”, le pregunto. “Nooo señooor, éste está bien, suba su moto”, me dice nuevamente. Veo subir un par de coches y finalmente subo la moto no muy convencido, pero me dicen que si no subo tengo que dar una vuelta de tres horas. No me mola nada como queda la moto pegada a un lateral de la barcaza y con un palmo la rueda trasera al final de la rampa, y además no tiene portón alguno, el agua queda a otro palmo de la cubierta. Cuando todavía no estoy convencido el tipo empieza a empujar la embarcación con una pértiga y es cuando me doy cuenta que acabo de cometer un error. No debería haber subido a aquel artefacto flotante. La nave se mueve bastante a uno y otro lado, le pregunto si es que no tiene motor y me contesta “pues claro no me ve”, un tanto gracioso. Después si pone en marcha un pequeño motor, pero aquella travesía nada tiene que ver con las que he disfrutado por los fiordos noruegos, aquellas si eran aguas tranquilas, pero éstas no. Veo un enorme barco a unos cientos de metros que empieza a provocar unas olas que vienen hacia la maltrecha embarcación en la que estamos. La cubierta empieza a dar tumbos a uno y otro lado, y mi moto de repente cobra vida. El motor está parado, pero aprecio como su cuerpo empieza a desplazarse a uno y otro lado. Escucho que me dice “no me dejes aquí en el fondo”, y la sujeto siendo consciente de que la amistad que hemos fraguado todos estos días nos hará a los dos terminar bajo las aguas. Mi cara es de espanto total, y el conductor del coche de delante viene a echarme una mano y sujeta a Dulcinea de la defensa delantera para evitar que salga despedida hacia el otro lado. El tipo de la embarcación nos mira y su cara tampoco infunde mucha tranquilidad. “Sujeten la moto”, dice. Madre mía en que lío me he metido. “Ya ha habido veces que se ha hundido algún micro”, me dice el conductor. “¿Pero usted ha pasado el lago más veces?”, le pregunto. “Sí, no se preocupe”, me dice. “Papa pues ahora vienen más olas”, dice la niñita de aquel hombre que me está ayudando. “Madre mía, en qué hora me habré subido en esta mierda”, me digo una y otra vez. Si no se cae la moto por el lateral se cae por la rampa, voy pensando solamente. Estoy completamente tenso, sujetando el manillar y frenando la rueda delantera con todas mis fuerzas para evitar que se deslice hacia atrás. Además yo igualmente estoy inestable, una de las tablas sobre la que piso se mueve. “¿Queda mucho para llegar?”, porque yo ni quiero mirar para atrás, sólo miro hacia la costa de salida. “Todavía no hemos llegado a la mitad”, me contesta. Y yo miro la distancia que hemos recorrido y es inmensa. “Madre mía aquí se termina el viaje”. Y después todo el mundo ya sabía lo que iba a pasar, mi madre: “Si ya lo sabía yo…”, los colegas: “A quién se le ocurre…”, los colegas del curre: “Si es que eso sólo se te ocurre a ti…”. Os prometo que han sido unos minutos eternos. Al final, al cabo de unos 20 interminables minutos llegamos al otro lado. Pero cuando termina de situar la embarcación junto al embarcadero veo que hay un palmo de diferencia entre el piso de la embarcación y el del embarcadero, quedando más baja la lancha. “La moto no tiene marcha atrás”, le digo al piloto, “no se preocupe, la empujamos”, me contesta. “Es que esto pesa 300 kilos, y ese bordillo no creo que lo subamos”, le digo yo. Entonces saca una cuña y nos ponemos los tres a empujar, pero yo sujeto la moto y con las tablas moviéndose todavía me temo lo peor. Y encima estamos a 4000 m y con el esfuerzo estoy que no tengo aliento. Qué experiencia, no preguntéis si tengo fotos de la moto en la lancha, porque en lo último que pensé fue en hacer fotos, me pasé todo el trayecto abrazado a Dulcinea jurándola que no la dejaría caer a aquel abismo acuoso, todavía teníamos mucho por hacer juntos.
Junto al embarcadero había un comedor curioso, una señora está en el medio de un cuadrado, rodeado de bancos, y te sirve la comida, todo pescados del lago, teniéndola de frente mientras uno come. Luego me acerqué a la orilla a comerme una banana que traía, y en un banco estaban sentados dos policías, que al verme me han preguntado por datos de España, habitantes, distancias. Y a cambio me han contado que en Bolivia sólo hay una policía, “acá no hay problemas de competencia, todos somos de la misma policía, aunque yo ejerza una especialidad, como es en mi caso inmigración, si tengo que tocar un tema de tránsito, también lo hago si no requiere un conocimiento muy especializado”, me dijo el agente. Además el otro policía me quería comprar mi moto, pero creo que no íbamos a llegar a un acuerdo, porque le dije que tenía que ir a recogerla a Buenos Aires, y me contestó “me va a salir más caro el viaje que la moto”.
Menos mal que Copacabana es un pequeña ciudad que me gusta, y además visitando su iglesia descubrí que había misa y que cantaban acompañándose de un violín, con lo que me tragado toda la misa, pero me ha venido de miedo para relajarme de tanta tensión del día.
Mañana tengo pensado ir a la isla del Sol, y también hay un barquito de por medio…
Un cordial saludo y espero poder seguir dando pie a que me acompañéis.
Buenas noches desde Copacabana.

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No puedo subir las fotos. En el facebook sí me deja. Trataré de intentarlo otro día. Lo siento.
 
Hola a tod@s!
Tengo que deciros nada más comenzar que Bolivia me está encantando y sorprendiendo especialmente por su gente tan acogedora que están dejando una gran huella en mí viaje.
Esta mañana he visitado la Isla del Sol en una pequeña embarcación capitaneada por un nuevo amigo al que antes de montar le comenté si tendríamos buena travesía, “sí amigo, hoy las aguas están tranquilas”, y así ha sido afortunadamente. La travesía dura unas dos horas hasta el puerto norte, y en la embarcación he conocido a un matrimonio argentino, Hugo y su mujer, una simpática y encantadora pareja que están de vacaciones estos días. Él trabaja en una editorial y tiene a su cargo 101 personas, y su mujer dice que está tan acostumbrado a estar trabajando todos los días sin parar, que durante estas vacaciones no acaba de relajarse por estar todavía con la dinámica estresante del laburo. Lo que más me encanta de ellos es que están orgullosos de llevar 32 años juntos (si no recuerdo mal) y todavía les veo enamorados para otros tantos años. Después de llevarnos el guía al lugar sagrado de nacimiento del sol y la luna y contarnos la leyenda de estos astros sagrados, una de las propuestas era ir andando durante unas tres horas hasta el puerto sur, pero ayer unos chavales portugueses que se hospedaban en el mismo hotel que yo, me comentaron que habían hecho esa caminata pero que les resultó muy estresante porque tienen que llegar a tiempo a coger el barco, y no les dio tiempo ni a comer, incluso el último tramo tuvieron que correr un poco, con lo cual me recomendaron que volviera a la otra punta en barco, y así lo hemos hecho tanto yo como la pareja argentina.
Otra de las personas que he conocido ha sido una monja, María Patricia, que es boliviana pero está en una orden religiosa en Buenos Aires. Se dedica a labores de atención social a jóvenes en riesgo de exclusión social. Cuando le he preguntado por los inicios de su vocación he visto que coincide con otros patrones que he conocido. Personas que además de tener una familia religiosa practicante era una persona que desde joven se interesaba por los demás, practicando voluntariados de ayuda a otras personas. Me comenta que ha estudiado odontología, y que estos días está con su familia conociendo un poco su país.
De regreso a Copacabana, y después de despedirme de estas agradables personas con las que he pasado esta excursión, me he ido a dar una vuelta por la playa (aunque el lago es de agua dulce) haciendo fotos porque el lugar me gusta y me estimula la observación fotográfica. Me ha llamado la atención que varios vehículos estaban adornados con unas flores y cintas de fiesta, y le he preguntado a unas personas que estaban junto a una flamante furgoneta. Entonces me han comentado que no era ninguna boda, sino un ritual llamado chanlla (si tampoco recuerdo mal), que consiste en ir a Copacabana para pedirle a la Virgen que bendiga al auto. Me han invitado a unos vasos de cerveza, y hemos estado conversando sobre España y Bolivia, y sobre la imagen que me llevaba yo de su país. Y la verdad es que Bolivia además de poseer unos bellos lugares y paisajes lo que más me ha sorprendido ha sido su gente, muy humilde y acogedora. Se han alegrado de que me lo haya pasado bien estos días y de que me lleve esta imagen para transmitirla a los demás, porque como dice Bryan, “aquí hay gente mala que roba, de hecho a notros nos han quitado un celular hablando en la calle, pero la mayoría es gente humilde y honrada”. De verdad que no podía tener mejor despedida de Bolivia, me lo he pasado genial brindando con ellos y charlando aprendiendo cosas sobre sus costumbres que al final son muy parecidas a las nuestras. Además creo que también se han alegrado de mis vivencias de estos días y de lo orgulloso que estoy de ellas y de que las proclame a los cuatro vientos, para ellos es un orgullo que sus compatriotas hayan dejado esta hermosa huella en mí, al igual que ellos mismos. “A partir de ahora cuando vea un boliviano le preguntaré de dónde es, porque antes estas ciudades me eran desconocidas, pero a partir de ahora me traerán a la memoria estos maravillosos días de mi estancia en este espectacular país repleto de gente tan amable y trabajadora”, les he comentado al preguntarme sobre el concepto que me llevo de Bolivia. Dª Emilia, su marido Calixto, Fredy, Bryan y otra chica que no recuerdo ahora el nombre, han puesto el broche de oro, y les deseo que el nuevo auto, de fabricación china pero manufacturado expresamente para Bolivia, por el tema de la altitud y las pendientes según me han comentado, tenga feliz vida en La Paz, porque la pobre furgo no sabe todavía lo que le espera en ese laberinto empinado que es la ciudad. Muchas gracias amigos por haberme hecho pasar una velada inolvidable y que sea Bolivia la que pasé por mí.
Mañana pondré rumbo a un nuevo país, Perú, y después de Argentina y Bolivia el listón está muy alto para que pueda superar a estos inolvidables países.
Buenas noches desde Copacabana.

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Quería felicitarte por el gran viaje que estás haciendo y agradecerte el esfuerzo que haces cada día para contárnoslo, sacrificando horas del poco tiempo libre que te queda cuando te bajas de la moto para mantenernos al tanto de tus peripecias.


Un saludo.
 
Muchas gracias GS Torrent, lo cierto que con vosotros me siento más acompañado y aunque duermo poco me siento recompensado con vuestros mensajes y visitas. Lo que siento es no poder poner las fotos, pues entre que la wifi no ha sido muy buena en Bolivia y no me parece que en Perú también es un poco floja, y que aquí las fotos cuesta más ponerlas que en el facebook, no puedo enseñaros las fotos diarias, y lo siento de veras, porque además de mis relatos me apetece ilustrarla con mis fotos...


POR FIN LO HE CONSEGUIDO!!!!!

Parece que el problema estaba en el peso de las imágenes. Espero que ahora las disfrutéis más.

Un saludo.
 
Última edición:
Hola a tod@s un día más!
Hoy he cruzado la frontera de Bolivia para entrar en Perú. Tengo que decir que no he disfrutado mucho con este cruce. Al salir de Bolivia nada más salir me atendió un aduanero que fue muy atento y cordial y no me puso ninguna pega, pero luego tuve que ir a inmigración y entonces me tocó un policía boliviano chulo y corrupto que me pidió 50 bolivianos (unos 6,50 €) porque decía que no tenía la tarjeta de inmigración. Hasta ese momento tengo que decir que todos los policías con los que he hablado han sido muy amables y jamás me crearon ningún problema, pero aquel tipo se veía a la legua que le molaban los cobros ilegales. Le dijo a un chaval joven que me cobrara, pero noté que éste no parecía estar muy de acuerdo, pero como el policía estaba pendiente, al final me los cobró. Después pasé a la aduana peruana y primero me tocó inmigración, donde un funcionario fue muy atento e incluso me rellenó el impreso porque la letra era muy pequeña y no llevaba conmigo mis gafas. Luego me toco pasar por la aduana para el tema de la moto, y entonces me cuenta el jefe, un chaval joven vestido de chándal y con un chaleco de aduanas, que como ha llovido mucho estos días no funciona la línea del ordenador. Que puedo esperar a ver si mañana lo solucionan, o pasar haciéndome él los papeles pero que ese día terminaba su turno y no volvía hasta el sábado siguiente, para lo cual su subordinado, al que llamaba “pajarito”, cuando regresara la línea se encargaría de introducirlos. Yo no obstante llevaría el documento correspondiente, pero que hasta que no introdujese los datos en el ordenador no podría salir del país. Que a cambio le tendría que dar una propina al “pajarito” porque él lo tendría que hacer en su tiempo libre porque vivía allí, mientras que él no. Para darle más realismo me mostró la pantalla del ordenador para que viene no había línea, y que él también tendría un problema si se descubría que estaba dejando pasar sin introducir los datos, con lo cual no tenía que preocuparme, sólo que tendría que esperar para salir a que volviera la línea, y que creía que en uno o dos días volvería, porque si no se iba a organizar un lío, porque como yo estaba llegando más gente, de hecho me dijo que ya tenía la documentación de tres que también tenía que meter el “pajarito”. Al final tuve que darle otra propina de 40 bolivianos (unos 5 €) para que “pajarito” haga su trabajo extra y pueda salir del país.
Una vez que me puse en marcha le empecé a dar vueltas al tema y me encendí, pues me arrepentí de haber pagado al policía, tenía que haberla montado, seguramente que no habría tardado algo menos de una hora en cruzar la frontera, y por eso lo hice, pero estoy seguro que si le pido factura, el nombre suyo y del funcionario joven y llamo a sus superiores a ese le pongo firme. La próxima vez la monto.
El caso que tan encendido estaba, incluso hasta pensando en volver, que paré a ponerme un jersey porque pesar del sol el aire era frío y llegó una señora mayor ataviada con sus coletas y falda pollera, Encarnación me dijo que se llamaba. Me resultaba difícil entenderla, no sé si porque hablaba un español cerrado u otro idioma, pero con solo algunas palabras que la entendía charlamos un poco, e incluso aceptó una de mis galletas de chocolate yo creo que más que por que tuviese hambre por ver qué era eso que comía. Me di cuenta que aquella peruana era muy amable, me dio la mano al despedirse, y entonces me alegré porque pensé que Perú sería una continuación de la cordialidad disfrutada hasta entonces.
Hay pocas diferencias entre Bolivia y Perú, las casas son de ladrillo de obra pero con tejados de chapa, las carreteras poco más o menos, al principio con bastantes agujeros, y aquí las motos son sustituidas por motocarros, tipo tuc-tuc que pululan por todas partes.
Esta tarde me he ido a visitar las islas Uros, que son flotantes hechas sobre juncos. No está mal la visita, es curiosa, pero he notado cierta presión en sacarnos la pasta con las artesanías, las entradas extras y paseítos en barcas de mimbre. Durante el trayecto he estado hablando con una chica que es de Tanga, pero que está trabajando en Puno, y que me ha contado hablando de mundo rural, que una amiga suya vino a Puno a estudiar, y al principio era también muy rural, vistiendo los trajes típicos, pero que luego fue cambiando y dejando de lado esa vestimenta y la mentalidad rural. Porque incluso me ha confirmado que es también un poco machista, la mujer tiene que ir detrás del marido, no puede hablar si está él, detalles que ya me había dado cuenta estos días en Bolivia, y que me recordaban a Marruecos, que también la mujer está supeditada a hombre. Al final cuando su amiga regresó al pueblo tuvo un conflicto con las gentes de allá y su propia familia, indicándole su padre que tenía que dejar aquellas vestimentas y adaptarse a la cultura suya. Pero ella decidió regresar a Puno y aquí sigue.
Sobre esto creo que los turistas también influimos sobre los jóvenes, pues nos ven y quieren parecerse a nosotros, con indumentarias más joviales y modernas, y un mayor cuidado de la estética personal y alejarse de esa cultura antigua, dejándola para los mayores.
Buenas noches desde Puno.

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Imagino que ya tienes la ruta más o menos planificada, imagino que irás a Machu Pichu, no dejes de ver las líneas de Nazca y sobre todo deleitate con la maravillosa gastronomía peruana, personalmente el Ají de gallina es muy exquisito.
Un saludo y suerte en esas rutas.
 
Hola a tod@s!
La última crónica fue desde Puno, pues desde entonces tengo que contaros una bonita historia que estoy seguro os va a gustar. Todo comienza cuando Juan Recio o “Trailman” (y autor del prólogo de mi libro “Tras la pista del mítico Cabo Norte”) me contó la vivencia que tuvo en su viaje por Perú, en la cual llegando a Santa Lucía, una población situada sobre los 4000 m de altitud, estaba helado de frío, y a pesar de buscar alojamiento y no encontrar nada, una señora de una tienda de comestibles al verle en aquel estado le invitó a que pasara la noche en su casa, dejándole la chaqueta de su marido para que se abrigara e invitándole a cenar, sin que quisiera aceptar dinero a cambio. Este gesto me produjo una enorme satisfacción por tratarse de una bella acción hospitalaria, y más tratándose de una familia humilde. Pues como Juan se comprometió cuando volviera a llevar la foto que se hicieron de aquel día junto con su familia, pero debido a su situación familiar no le ha sido posible regresar, le dije que yo me comprometería a entregarla en su nombre. Así que salí de Puno en dirección a Santa Lucía, a unos 100 km por una carretera secundaria, que después pude comprobar que este tipo de carreteras son más bien un mixto entre asfalto y ripio, teniendo en los primeros tramos que ir decidiendo en que agujero menos profundo metía las ruedas de Dulcinea. Finalmente llegué a la localidad y como no sabía la dirección exacta pregunté en un primer puesto que me encontré a la entrada. Las señoras que estaban allí enseguida conocieron a la familia y se alegraron de lo que me llevaba a hasta allí. Llegué a otra tienda pensando que era esa la que me habían indicado, y una chica y un hombre me dijeron que no era allí, sino enfrente, y nuevamente al contarles el motivo de mi visita se entusiasmaron, y hasta me acompañó a la puerta que estaba cerrada llamando e identificándose para que me abriera por miedo a que al ser un desconocido no me quisiera abrir. Tuve la sensación de formar parte de un programa televisivo “un desconocido llama a tu puerta” o algo parecido, jeje. Al final salió una chica joven y le enseñé la foto, y se entusiasmó al verse en ella y contarle el porqué de mi presencia. En un principio mantuvo cierta desconfianza, pero a medida que le fui contando detalles de los motivos y mi viaje terminó por invitarme a su casa presentándome a su madre y hermana, sintiéndose todas ellas, Nancy, Eva Luna, la hermana pequeña, y Raimunda, su madre, gratamente satisfechas por semejante detalle. Nos hicimos nuevas fotos porque además la foto que me envió Juan no acababa de ver el sitio donde se la hicieron, y es que fue en el interior del patio, donde repetimos nuevas tomas. Creo que mi misión fue acertada porque con ella quise demostrarles que el detalle hospitalario que tuvieron fue inolvidable para Juan y para todos los que la hemos conocido posteriormente. Nancy, me comentó que si la podía llevar a Juliaca, que tenía que solventar unos asuntos para un trabajo, pero no puede llevarla porque mi asiento trasero estaba ocupado por mi bolsa, y la verdad es que no me habría gustado llevarla sin casco ni ropa de protección.
De camino a Cusco, el recorrido era muy lindo y me entretuve haciendo fotos e incluso al parar a comer, los moteros brasileños de Uyuni pasaron y al ver mi moto pararon para saludarme. Me alegré un montón por el detalle, e incluso me invitaron a que si iba por Brasil que les avisara para acompañarme en rutas o darme información. Me encantó el gesto y con unos abrazos nos despedimos porque ellos iban a Puno.
El caso es que al final me di cuenta que para llegar a Cusco lo tendría que hacer de noche, pues no contaba con un montón de travesías urbanas que demoraban más mi llegada. Precisamente lo que no se debe hacer es viajar de noche por entrañar mayores riesgos. Me habría quedado en algún lugar intermedio, pero no vi ninguno, y lo que fui haciendo es ponerme detrás de los coches y aprovechar sus luces, porque la de Dulcinea es más bien pobre. Uno de ellos fue un todo terreno Toyota del que fui pisando por una de sus rodadas, fijándome si sus ruedas hacían algún extraño para intuir cualquier socavón. Lo peor no era la gente andando por la carretera sin ningún tipo de reflectante, animales junto a la carretera, si no los camiones que llevan una parrilla de luces y muchas veces las largas, como también los turismos que no las quitaban al cruzarse conmigo y me dejaban medio ciego. Pero con aquel Toyota casi llegué a Cusco, y ya luego la ciudad estaba iluminada.
Estoy alojado en una casa solariega abierta como hostel y que encontré por Booking con unos buenos comentarios, donde Coco es el dueño y me ha comentado qué ver en la ciudad, y sobre todo cómo llegar a Machu Picchu sin tomar el tren. Aunque tendré que andar unas dos horas por la vía del tren, algo que ya me había comentado un viajero que conocí días atrás, y que parece un bonito paseo y así de paso haré ejercicio.
Cusco me ha parecido hasta ahora la ciudad más bonita de todas las que he visto, pues sus calles empedradas, un tráfico más organizado, autobuses municipales que destierran las furgos de las otras ciudades que crean un caos impresionante, y las plazas y construcciones religiosas que son hermosas, con claustros que me han encantado. Ahora entiendo porque la chica de la barca de Puno decía que Cusco era la ciudad más bonita de todas las que conocía de Perú. La única pega, y de la que ya me avisó un argentino viajero de un restaurante de Copacabana en la que esos días estaba echando una mano para sacarse unas pelas, es que los comerciantes son muy pesados, incluso por las calles te atosigan a que compres o entres en los establecimientos. Esta noche incluso han llegado unos niños para que les comprara, y uno de ellos llevaba una camiseta del barsa, con el que me he puesto a hablar de los equipos de fútbol de Perú, acompañándome hasta la calle que buscaba para cenar que me había recomendado Coco, y allí al final me ha pedido que le comprara unos gorros típicos, pero ya tengo uno, y lo siento por él, porque al final entiendo que seguramente él y su familia salen adelante con estas ventas, y por eso al final trato de rechazar a los vendedores con un “no gracias”, sin alterarme por tanta insistencia.
Hoy hace justo un mes que empecé esta aventura viajera, y por el momento tengo unos magníficos recuerdos que me están haciendo sentir lo acertado que ha sido este año mi regalo de cumpleaños. Estoy sorprendido porque las vivencias personales no me las esperaba que fueran tan maravillosas, haciéndome sentir como en mi propia casa. A pesar de viajar solo no hay día que conozca nuevas personas y disfrute con agradables conversaciones. Descubro lugares bellos que contribuyen a hacer divertida la conducción de mi moto. Mi hobby fotográfico es cada día mi quehacer y me proporcionan unas entretenidas jornadas. La gastronomía también la disfruto, son platos que a pesar de tener un estómago delicado es muy parecida a la de allá. He conseguido tanta soltura comunicativa que esté donde esté no me cuesta nada ponerme a charlar con la gente, porque siempre, siempre, me responden cordialmente.
Pero no todo es tan bonito, los daños colaterales son que ya no puedo ver cada día a mi Princesita, mamá sé que me echa de menos, el otro día mi pandilla del pueblo hicieron una salida campera con las motos de campo de fin de semana que para mí es una gran diversión y que eché de menos. También hay días que llego a la hora de la siesta al alojamiento con ganas de echar una cabezada pero entonces me dicen que hay algo muy bonito que visitar que cerrará pronto y que tengo que ir a ver ya, quedándome sin mi anhelado relax. A pesar de ser verano por las noches en estas altitudes de los 4000 m hace bastante frío, y tienes que dormir con un par de mantas, el edredón y un pijama de invierno, y en la moto aunque haga sol el aire es fresco teniendo igualmente que ponerte algo más que la camiseta, y algún día que he llegado tarde me he quedado helado por no parar a abrigarme más pensando en llegar. Cargar y descargar la moto casi cada día son rutinas un tanto pesadas, y hay veces que me gustaría estar ya en mi casa descansando. Pero al final cada bella jornada hace que me olvide de todos estos daños colaterales y que tenga la sensación de que esta aventura viajera será inolvidable y entrañable.
Muchas gracias por acompañarme durante todo este tiempo y un cordial saludo a tod@s.

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Por cierto os dejo también un vídeo que me hizo Fabián C. Barrio sobre mi viaje y que por el caos del inicio del viaje con el transporte de la moto no puede poner, pero que ahora entiendo más su mensaje. Espero que también os guste.

[video=youtube;_a9YCBhx3nk]https://www.youtube.com/watch?v=_a9YCBhx3nk&amp;feature=youtu.be[/video]
 
Otro días de agradecimiento por narrarnos TU VIAJE. Gracias y adelante, te esperamos.
 
Vamos Kenko por la siguiente etapa y crónica que no puedo esperar .....vamos si no tenía suficiente con engancharme a la novela acacias 38 además ahora con tus crónicas. ...... Ánimo ...cuenta cuenta......
 
Genial Kenko! cómo me alegro que todo vaya bien!

A mí me encanta Cusco, es una de mis ciudades favoritas de America.

Un abrazo y espero nos veamos pronto por aquí.

Pura vida
 
Hola a tod@s!
En Perú la naturaleza no es dominada por completo por el hombre, así ayer tuve la ocasión de vivir tres carreteras de la muerte, y pasar sin wifi porque el viento había roto la antena y todo el pueblo de Santa Teresa está sin conexión.
Empiezo por el principio. Salí de Cusco en busca de las salineras de Maras, y realmente merece la pena la visita por las bonitas imágenes que ofrecen. Lo más complicado bajar hasta ellas, pues se trata de un camino de tierra que aunque está en buen estado a un lado queda un enorme precipicio, pero se hace bien porque el camino es ancho y no hay mucho tráfico. Me encontré con un grupo de quads que hacían una excursión organizada, y uno de ellos se puso a hablar conmigo sobre mi moto y las visitas que había hecho, era un joven colombiano que estaba también viajando.
Cerca de allí quedan las ruinas de Marais, los famosos anillos concéntricos que servían como laboratorio a los incas para probar cultivos a distintas altitudes. Pero lo dejé de lado porque vi que la hora se me echaba en encima y además me dijo el colombiano que tenía una entrada cara.
Seguí mi ruta y la carretera poco a poco comenzó a mostrarme un paisaje frondoso, se apreciaba que estaba yendo hacia la parte semi-selvatica. En un momento subiendo un puerto me paré a hacer una foto, y entonces se aproximó por detrás un coche que ponía carreteras, y que llevaba dos policías. Después de preguntarme si todo estaba bien, les pregunté por un sitio para comer, y me indicaron que subiendo un poco más adelantee encontraría una playa de estacionamiento a la izquierda y una casa a la derecha, allí podría comer trucha frita. Una vez más fueron muy amables conmigo y siguieron su ruta. Efectivamente hallé la casa, y para mi sorpresa cuando le dije al hombre de la entrada que quería comer se fue a una pequeña piscina junto con uno de sus hijos y con unas redes se pusieron a sacar mi trucha, así que más fresca imposible, jeje. Cuando estaba comiendo llegaron tres vigilantes de un blindado con sus revólveres sujetos a la pierna. Al principio les noté que no se fiaban de mí, guardaban un poco la distancia, tal vez por si realmente era un nuevo “Billy el niño” y de un momento a otro desenfundaba de debajo de la mesa mi revolver y les robaba el furgón, pero poco a poco les fue hablando de mi viaje y mi moto y se relajaron conversando conmigo, jeje.
Ya me avisaron que al otro lado había niebla y que tuviera cuidado, lo que no me esperaba es que sobre la carretera había desprendimientos que asustaban, con pedruscos en medio de la carretera, generalmente sobre mi carril que quedaba pegado a las altas pendientes. En un momento la niebla sí me dejó ver un cambio de tonalidad en el asfalto, lo que todavía no sé es como no terminé por los suelos, pues la rueda se metió en un cráter de alguna megapiedra caída y aunque la habían retirado no estaba tapado el boquete, con lo cual la moto se metió en aquel socavón y un buen susto que me llevé. Los derrumbes sobre la carretera eran continuos, además cuando quería parar para hacer alguna foto como muestra, vi un cartel que ponía derrumbes constantes, PELIGRO. Con lo cual ni siquiera paré porque temía que me cayera algún pedrusco en toda la cabeza. Además es que no era una piedrecita lo que veía, es que eran buenos pedruscos y muchas veces parte de la ladera tapando mi carril. Además ya temía hasta que el ruido de Dulcinea provocara algún desprendimiento, o que cuando pasaba algún camión con más ruido provocará lo mismo. Fueron momentos de tensión. Cuando comencé a bajar la montaña parecía que la cosa iba mejorando, ya no había niebla, pero entonces me percaté de una nueva novedad, los cauces de agua cruzaban la carretera y algunos de ellos eran muy caudalosos. Luego me encontré con un nuevo derrumbe que era el mayor de todos, pues como medio metro de piedras habían tapado los dos carriles de la carretera, teniendo que superarlo pasando por una de las rodadas que habían creado el tráfico de vehículos. Además miraba las paredes de las montañas circundantes y un montón de piedras sobresalían de la pared y se apreciaban las zonas vivas que mostraban el reciente derrumbe. Para colmo uno de las casitas junto a la carretera levantada por la muerte de alguna persona en accidente de circulación estaba rodeado de piedras y una grande sobre la casa, que parecía indicar que fue por aplastamiento de roca. Estuve todo el tiempo deseando terminar ese tramo.
Finalmente Dios quiso que llegará a Santa María, donde pregunté por el grifo para repostar a Dulcinea, “arriba señor”, me contestaron. Vuelvo a subir y sigo sin verla, “abajo señor”, me contesta otra persona. Pero vamos a ver si vengo de abajo, “junto al restaurante, que también vende combustible”. Entonces me percato de un tipo sentado junto a unos bidones. “¿Le ponemos un galón?”, y veo que un chaval saca un embudo con un trapo y aquel tipo se pone a verter sobre él un líquido marrón que a mí no me parece gasolina. “¿Eso es gasolina?”, le pregunto. “Sí señor, de 85 octanos”. Arranco y la moto al momento se para, y así varias veces. Veo que me miran como diciendo a qué nos echa la culpa. Pero en un cartel a la entrada vi que ponía la altura de la localidad, mil y pico de metros, con lo cual puede ser que la inyección todavía esté ajustándose por el cambio de altura. Finalmente consigo irme manteniendo el puño acelerado para que la moto no se venga abajo.
Santa Teresa quedaba a media hora por un camino de tierra, “pero muy bueno señor”. Y es cierto que el camino está bien, no es de los que tienen ondulaciones, se ve que lo mantienen. Lo que empiezo a notar es que me adelantan unas furgos a toda pastilla, aquellos tipos se saben el recorrido con los ojos cerrados, pero entonces para mí va a ser más de media hora con mi conducción defensiva, y esto quiere decir que voy a llegar de noche porque está oscureciendo. Mi primera prueba cruzar un puente con listones para las ruedas de los coches a los lados, y en el medio otros listones pero alguno partido por los que se veía el agua embravecida del río. Así que a pasar por una de las rodadas, pero no me atrevía a pasar dando gas por si me salía de los listones, así que poco a poco con los pies abiertos a ambos lados, menos mal que soy alto porque llegaba con la punta de los pies a los otros listones más bajos, aunque temía meter el pie en alguno roto, así que no me quedó más remedio que ir animándome y tratar de poner todos los sentidos en demostrar que todavía puedo aprobar el carnet de moto a la primera. Pero Dios tenía para mí nuevas pruebas guardadas. El camino comenzó a ascender y me percaté que uno de los lados del camino daba a un enorme precipicio, menos mal que yo iba por el lado de la pared. Hasta que después de una curva se invirtió la tendencia y me toco ir por el carril junto al precipicio, pero como apenas venían coches de frente al medio me tiré. La oscuridad cada vez era más cerrada, y yo no veía el fin, además no podía hacer como la noche anterior y ponerme detrás de un coche para aprovecharme de sus luces, porque en esta ocasión el polvo del camino me haría no ver nada. Sí veía luces detrás de mí, con lo cual si me caía podrían ayudarme. Entonces llegó una nueva prueba. Otro puentecillo pero sin barandillas laterales, y con la misma historia de los tablones, pero esta vez los del medio parecían no estar rotos. Pasar por los de las rodadas me resultó la opción más peligrosa, así que por el medio y dando gas, escuchando como se movían las tablas, y el sonido de las aguas bajo ellas. Pero estaba visto que eso no era todo, porque entonces llegué a una riada que atravesaba el camino, y no veía el fondo. Tenía dos opciones o pasar junto a las piedras arrastradas por el agua que supuse que es donde menos profundidad tendría, o por la parte central, pero sin saber la altura del agua. Y encima no pasaba ningún coche para hacerme una idea. Tampoco podía esperar porque la noche cerrada estaba al caer. Al final pasé junto a las piedras temiendo que resbalara el neumático en alguna y terminara dándome un chapuzón. Di gas y lo que si noté es que el agua me entró por encima de las botas, pero ya los pies era lo de menos, llegar, esa era sólo me preocupación. Además ya le prometí a Dios que si me ayudaba a salir de esta me comprometía a ir a misa aunque no tocaran el órgano. Vi unas luces y pensé que Dios había aceptado, pero un hombre me dijo “diez minutitos más”, pero aprecié que me vio asustado y que debía haberme animado con algunos minutos menos. Y fueron algunos minutos más, menos mal que ya no veía el precipicio sólo concentrado en el camino. Lo primero que apareció ante mí fue una enorme cruz iluminada que supuso el final de mi suplicio. Pregunté a un chaval por un hotel con parking, y me dijo “ese de allá no tiene pero le dejará meter la moto dentro”. Y así fue, convertida Dulcinea en una pieza decorativa en el salón del hotel, junto con una Suzuki de un californiano.
Esta mañana he cogido el tren para llegar a Aguas Calientes y subir hasta Machu Picchu, un lugar ¡INCREIBLEMENTE LINDO!”. Los estacazos te vienen por todos los lados, el tren, el autobús, la entrada, que me han llegado a sumar los 100 €, y eso que a la vuelta he decidido venir andando por la vía del tren, un paseo de unos 10 km pero que me ha encantado. Machu Picchu según la explicación que nos ha dado el guía era un lugar de culto al Dios Sol, de experimentación por los estudios que se hacían también de cultivos a distintas alturas en terrazas, y de estudio al llevar allí profesores de diversos ámbitos. Unas explicaciones por parte del guía muy académicas y completamente diferente a las que Martín Solana comenta en su libro un tanto absurdas que a él le dieron aunque ahora mismo no recuerdo, pero hasta a él le resultaban ridículas. De regreso por la vía del tren me he reencontrado con Roberto, un Polaco que también viaja en moto, una VStrom, que vi en Copacabana, y que esta vez ha decidido dejar su moto en Cusco para descansar y hacer el tour de Machu Picchu. Un tipo viajero y no turista, pues cuando le he visto iba con un grupo de gente charlando, ya que los turistas cuando me los cruzaba por la vía ni me miran y menos saludan. Otro al que también he visto ha sido al colombiano del quad, que quería subir hasta Machu Picchu andando, y creo que no porque se quisiera ahorrar unas pelas, sino porque se le veía un tipo muy deportista. Me atrevería a decir que si los viajeros gobernaran no habría guerras, pues los considero personas muy sociables y sin perjuicios de ningún tipo a la hora de charlar con gente sean de donde sean.
En Santa Teresa son famosas unas aguas termales, e incluso el taxista que me ha traído desde la hidroeléctrica, donde termina el paseo en tren, me las ha recomendado, como el dueño del hostel de Cusco, pero cuando me vacuné en el centro médico de Madrid una de las cosas que me dijo la doctora fue “baños en aguas dulces ni se te ocurra”, al parecer pueden contener gran cantidad de bacterias perjudiciales para mi salud, así que me he quedado descansando y escribiendo todo este ladrillo para cuando logre “guafai” que es como le llaman acá a la wifi.
Machu Picchu supone el final de mi viaje hacia el Norte, de tal modo que ahora seguiré rumbo sur en dirección Arequipa y Chile hasta llegar a Tierra de Fuego, donde nuevamente invertiré mi rumbo hacia el Norte. Mañana tengo que rehacer lo andado hasta Cuzco, con lo cual tendré que volver a revivir las últimas experiencias esperando obtener de nuevo el éxito en la misma.
Buenas noches desde Santa Teresa.

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Hola a tod@s!
Hoy he vuelto a vivir el poder de la naturaleza que está por encima del hombre. Esta mañana he salido de Santa Teresa para rehacer el camino andado hasta casi Cusco. Por el camino he visto a un chaval que estaba parado con su moto, le preguntado que le pasaba y me ha comentado que se le había salido la cadena. Como no tenía herramientas he sacado mi llave inglesa y ha solucionado el problema. Se llama Marco Antonio, y a cambio en señal de agradecimiento me ha comentado que podía ir a los baños termales medicinales del pueblo, pues al parecer son muy famosos, e incluso otros sitios cercanos. Después he continuado con mi camino donde he apreciado perfectamente los grandes desniveles, pero el camino no tenía demasiado tránsito y lo he hecho sin percance alguno.
Ya en la carretera me he encontrado con un montón de coches parados, y les he preguntado porque estaban bajados de los vehículos, y me han comentado que acaba de producirse un derrumbe, me he acercado y el desplome de la montaña era realmente terrorífico, enseguida he preguntado si había víctimas, pero me han comentado que no, que empezaron a ver como caían piedras y poco después llegó el cataclismo dejando cortada totalmente la carretera. Sinceramente da miedo pensar que todo ese material pueda caerte encima. Enseguida me he puesto a conversar con la gente que estaba alrededor, y me decían que incluso muchas veces se llevan los autos por el terraplén y mueren. Uno de ellos me ha comentado que su sobrino trató de pasar y cuando empezaron a caer piedras quiso dar marcha atrás pero los coches de atrás no guardaron distancia de seguridad y se lo llevó la masa de piedras muriendo. Incluso mientras la máquina de la comunidad limpiaba la carretera se producían desplomes, enseguida un compañero que está pendiente de la cima toca el silbato en cuanto empiezan a caer piedras, y la gente empieza a silbar para avisar, dando marcha atrás la excavadora. Es terrorífico estar metido en aquella excavadora arriesgando el tipo, y otra persona incluso me decía que también era frecuente que se llevara la excavadora por delante mientras trabajaba. Al parecer antes había una empresa de mantenimiento, pero ahora no, y tan sólo una máquina comunal se encarga de la tarea de despejar la carretera, con lo cual se tardan varias horas o como la calzada se desplome días en volver a ser transitada. Incluso la policía llegó al principio y se marchó, y la gente se está metiendo casi hasta donde está la máquina, y cuando está justo en medio es cuando más riesgo hay, y como tenga que tirar para atrás por algún desplome va a tener que atropellar a la masa que está detrás, terrorífico, de verdad. Me he tirado allí tres o cuatro horas y luego me he venido a un hostal cutrillo que es lo que hay en el pueblo más cercano, pero me comentaron que una vez que se abre hay peleas por pasar, porque sólo queda un carril abierto, y además el terreno todavía está lleno de piedras que hay que pisar, así que prefiero que se asiente un poco con el paso de coches y además me comentaban que no debía transitar de noche, y temía que todavía se produjera algún daño personal con aquel escenario dantesco, por lo que preferí marcharme. El problema de los derrumbes son las lluvias, y ahora estamos en esa época. Mi temor es que sigue lloviendo a ratos, y como por la noche siga es cuando aumenta el riesgo, y creo que hacer este recorrido mañana si no hay ningún desplome más va a ser estresante sólo pesando en que pueda producirse otro y que no me pille. Además como me desplumaron con lo de Machu Picchu tan sólo tengo 100 soles (28 €), y no hay cajeros ni posibilidad de pagar con tarjeta en ningún sitio porque esto es un pueblecito de nada. De momento el hostal me ha costado 20 soles (6 €), y hasta Ollantaytambo un pueblo a unos 100 km no tendré cajero.
Bueno a ver si mañana logro salir de acá sano y salvo.
Buenas noches desde Huyro.

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Hola a tod@s!
Pues al final he conseguido salir sin que me cayera ningún pedrusco en la cabeza, aunque realmente imponen los desprendimientos que me he ido encontrando por el camino, sólo de pesar que pueden caerte encima aterra la idea. Además he tenido que romper una regla de oro personal, que es no salir sin desayunar, pero el tipo de la farmacia de al lado me dijo que saliera cuanto antes, pues lo mismo se producía otro desprendimiento y volvía a cortarse la carretera, así que nada más pertrechar a Dulcinea nos hemos puesto en carretera. Y como ha estado toda la noche lloviendo los regueros de agua que cruzaban la carretera ayer hoy eran unos arroyos que me pan puesto los pies empapados entrando el agua por encima de las botas. Menos mal que en el alto, tal y como me habían dicho, he encontrado un restaurante donde me he tomado un té calentito con un par de panes con huevitos que me han sentado de lujo. Después he visto ya sin niebla el lugar donde casi me estampo contra el suelo, y no era para menos, pues el tramo tiene unos cráteres inmensos que hasta me podía haber ahogado, jeje. Me comentaban que en Perú ahora han comenzado las épocas de lluvias, y que la lluvia moderada de estos días no es nada porque lo habitual son lluvias torrenciales que hasta los ríos se llevan por delante los puentes. Realmente me parece asombroso la convivencia que las gentes de esta zona hacen con el riesgo, pues en cualquier momento pueden terminar sepultados, ahogados o descalabrados por la madre naturaleza. Incluso anoche cuando veía pasar los autobuses no acaba de creerme que circularan de noche por estas “carreteras rusas” sin saber en qué momento se puede producir el “tiro mortal”. Toda una heroicidad para sus conductores y una colosal imprudencia para sus pasajeros.
Bajando las montañas, al otro lado menos boscoso y más seco, Dulcinea y yo nos hemos puesto a bailar un vals animadito sorteando las sinuosidades de la carretera, y es que cada día estamos más compenetrados, incluso noto a mi pareja que disfruta, pues creo que estaba aguardando una aventura como ésta. Si tenemos en cuenta que en quince años ha recorrido 28.000 kilómetros, ahora en un mes ha movido su corazón de explosión para andar 5.000 kilómetros, y sinceramente creo que se lo está pasado bien, noto que explosiona con ilusión y gallardía. Sin embargo a raíz de unas frenadas en curvas he notado que me he quedado sin freno trasero, la palanca se me ha ido abajo del todo. He tenido que refrenar el ritmo de los compases, y como todavía hacía frío, pues iba con mi chaqueta transpirable sin forro y una camiseta, he decidido descender un poco más para aprovechar los rayos del sol. Sin embargo poco después he vuelto a tocar el freno y frenaba. Cuando he parado he visto que había perdido un poco de líquido de frenos, estaba en el máximo y ahora se me ha quedado un pelín por debajo del mínimo. Sí he notado que el recipiente del líquido estaba manchado de líquido de frenos, pero después de limpiarlo y bombeando el freno trasero no he visto que perdiera. Tal vez pueda ser cosa de la altura, de subir de unos 1600 m a 3500 m y luego volver a bajar, o de hacer trabajar al freno. No lo sé, pero el caso es que ahora frena, aunque seguiré atento.
Cuando he llegado a Ollantaytambo para sacar dinero del cajero resulta que no había luz en el pueblo, así que otros veintitantos kilómetros a recorrer para ver si en Urubamba tenían. El caso es que me saltó la reserva hacía unos kilómetros y de los 60 soles que me quedaban le he dicho al de la gasolinera que me pusiera sólo 40, para que me quedara para comer en caso de que tampoco hubiera en ese pueblo. Menos mal que al final sí había en éste y he podido reponer la cartera.
Para comer he preguntado a una de mis principales fuentes de información, un gasolinero, o bueno acá un grifero, dónde podía comer bien y que no fuera caro. Y efectivamente me ha mandado a un lugar fantástico, bonito, tranquilo, buena cocina y buen precio. Si pasáis por Pizac y queréis comer bien, visitar Doña Clorinda. He comido en un terracita techada, con la moto bajo techo en el jardín y como estaba solo escuchando la lluvia he dado hasta una cabezadita. Además se ha interesado por mi moto un joven, John, que me decía que el motor de Dulcinea no era convencional acá, como son todas chinas las cilindradas suelen ser inferiores, no más de 200 ó 250, se ha quedado encantado con ella. La verdad es que yo también cada día estoy más orgulloso de ella y de que sea quien me haga pasar las hojas de mi programa.
Por el camino lo que me compunge el alma es ver a niños trabajando en el campo, generalmente cuidando ganado, porque creo que están perdiendo su infancia. El derecho de los niños es a jugar y aprender jugando. Incluso los mayores les veo llevar fardos de maíz, leña o hierba en sus costados, muchas de ellas mujeres, sin ni siquiera tener un burro para llevarlo. No veo tractores, ni animales para acarrear esos productos, ni mecanización para los cultivos, incluso los rebaños son de unas pocas vacas u ovejas. El campo lo veo muy atrasado. Es como si hubiera dos sociedades, la rural, muy atrasada y con una economía de subsistencia, y la urbana, más avanzada y acorde con los tiempos que corren, aunque no lleguen a todos las expectativas anheladas.
Esta noche cuando he llegado al destino he preguntado a un chaval que estaba en una moto por un hostal con garaje, y enseguida me ha recomendado uno que está bien. Luego me he ido a dar una vuelta por la plaza de armas, que es como acá llaman a la plaza del pueblo, y a otro chaval le preguntado por un sitio para comer, y me ha recomendado uno espectacular, ya me dijo que era bueno y hasta me chocó la mano. Era una pizzería, aunque tenían más cosas. El local estaba bien decorado y lleno de gente, porque me he dado cuenta que también es sábado y hay más ambiente. Me he sentado en una mesa solo, y es cierto que cuando veía el resto de mesas con compañía he echado en falta no poder compartir con alguien esos momentos. Pues entonces han llegado tres personas, Constantina, que vive aquí, Francisco un oculista, y Rocío una empresaria de lentes, ambos de Arequipa, y me han dicho si se podían sentar conmigo porque todas las mesas estaban ocupadas. Ha sido un bonito regalo del Ángel de la guarda de este maravilloso viaje, jeje. Hemos charlado y me he enterado que Sicuani es un importante centro formativo al tener escuelas de todos los niveles y universidad, con lo cual mucha población está relacionada con la enseñanza, y el resto con servicios para tanto profesores como alumnos que llegan de muchos pueblos para formarse. Además me han recomendado que la carretera que tenía pensado coger para llegar a Arequipa mejor me olvide, porque hay trochas sin asfaltar y además si hay barro de estos días con la lluvia, con la moto me dicen que va a ser complicado circular, e incluso en unos altos me puedo encontrar nieve. Así que me tocará deshacer el camino andado anteriormente. De todos modos me encantó de camino a Cusco, así que tendré nuevas posibilidades de completar las fotos.
Antes de ir a Arequipa quiero visitar Chivay, donde quiero presenciar el vuelo de los cóndores.
Buenas noches desde Sicuani y que tengáis un lindo día.

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Cómo lo pasas, José Pedro; a ver si puedes seguir avanzando sin más imprevistos por posibles desprendimientos, etc. Aquí te seguimos con todo el interés, gracias por seguir informándonos... :)

PS. Recuerda madrugar si vas al mirador de La Cruz del Cóndor en el Cañón del Colca: la mejor hora de 09:00 a 12:00 y el recorrido desde Chivay es de unos 43 km por una trocha que puede no estar en las mejores condiciones.
 
Hola amig@s!
En este viaje el riesgo aparece cuando menos te lo esperas, y de nuevo he tenido que sortear otro día complicado. Todo comenzó ayer cuando salí de Sicuani, la noche estuvo lloviendo y el día amaneció bastante nublado con ganas de seguir poniendo a la tierra en remojo. Más bien se trataba de nubes que a su paso iban descargando sus aguas condensadas unas veces más precipitadas que otras, aunque yo desde el hotel ya salí con el chubasquero puesto temiéndome esta situación. El recorrido ya lo conocía por haberlo hecho anteriormente, sin embargo con el suelo mojado todo el paisaje presentaba un aspecto distinto, más verde y más marrones los coloridos de los días anteriores. Fui sorteando las descargas acuosas y cuando llegué a Santa Lucía, el ya famoso pueblo de la foto, paré a comer. Allí la cocinera, Cynthia, y su amiga Verónica, se interesaron por mi viaje e incluso me pidieron que me hiciera unas fotos con ellas. Me comentaron que hasta Arequipa tenía que pasar un alto que conocían como la pampa en el que no había nada y que tuviera cuidado porque solía nevar, pero como ahora pasaban coches provenientes de allá, era porque no debía estar cortado el paso, de lo contrario no bajaría ningún vehículo.
Total que al final decidí seguir mi camino aunque el día estaba bastante nublado y mientras comí estuvo lloviendo todo el tiempo sin parar. Cuando iba por la carretera me crucé con un camión y al pasar dejo trozos de hielo. No sabía de donde habían salido, además el camión se le veía seco y sin rastros de nieve. Bueno, no quise darle más importancia por no comenzar a ponerme nervioso. Pero siguieron pasando camiones y nuevamente despidieron trozos de hielo. Si pasaban era porque no estaba cortado, y a lo más que hubiera un poco de nieve a los lados de la carretera. El viento soplaba cada vez más fuerte y el cielo estaba muy oscuro, y la carretera seguía subiendo. Al llegar arriba descubrí el porqué del hielo. ¡TODO EL SUELO ESTABA BLANCO! Acababa de caer una granizada y el resultado era aterrador. El campo cubierto de hielo, y la carretera también, a excepción de unas rodadas. El frío era intenso, tuve que poner los puños al tope. Entonces vi un coche fuera de la cuneta con el techo aplastado, había dado una vuelta de campana. Al otro lado había un coche de policía, y el policía al pasar me miró como diciendo “pero dónde vas con la que ha caído”, y yo mentalmente le conteste “eso digo yo, si sé esto a mí no me ven el pelo por aquí”. Otro poco más adelante vi un camión en la cuneta. Y yo siguiendo una de las rodadas del coche que iba delante. Miré el termómetro y vi que marcaba 6 grados y pico, por lo menos el agua sobre las rodadas no se helaría, algo es algo. Pero había que tensar un poco más la cuerda. La rodada por la que iba se llenó de trozos de hielo porque algún camión piso el hielo circundante y lo desplazó a mi rodada. Lo primero no tocar el freno, ninguno. Bajé a primera para frenar con el moto y andar con los pies por si la moto decidía tumbarse. La rueda delantera patinó un poco al pisar los trozos. Yo una vez más le decía a Dios que si me sacaba de esto haría lo que me pidiese, lo que fuera, estaba en sus manos. Y de repente el hielo se terminó. ¿Oiría Dios mi plegaría? El resto de la calzada estaba sólo mojada, era el final del borde de la nube tormentosa. Fue entonces cuando paré a hacer unas fotos del milagro, e incluso me percaté que tenía las botas llenas de hielo, y los pies congelados. Lo primero que se me pasó por la cabeza es que si no me llego a entretener con Cynthia y Verónica la granizada me hubiera caído sobre mi cabeza con toda seguridad. Salí de allí huyendo por si todavía iba a tener que pedir una segunda intervención divina y terminar mi vida como monje en pago a tanto milagro.
Estuve circulando a 4600 m de altitud, y de camino a Chivay la carretera no bajó gran cosa, unos 300 m, con lo cual el viento y el frío eran considerables, y más que por la mañana yo no salí equipado para el frío porque tampoco estaba la mañana para tanto. Una camiseta, el jersey, la chaqueta enrejada y el chubasquero. Cuando llegué estaba completamente helado. Le dije a la chica del hotel que lo fundamental era agua caliente, caliente de verdad, necesitaba entrar en calor. Menos mal que fue así, porque los pies pensaba que se me habían muerto.
Tanto frío pasé que le dije a la chica del hotel que si sabía de alguna agencia para ir al cañón del Colca a ver los cóndores, porque me dijeron que había que salir sobre las cinco o seis de la mañana, y no quería volver a pasar frío a esa hora tan temprana. Así que me puso en contacto con el guía que vendría por la mañana a recoger dos turistas del hotel y me apunté a la excursión guiada.
Llegó a las seis y media, y como el desayuno era a las cinco y media, le dije a la chica si podía desayunar cuando llegara a las 11:30, porque tan temprano no tenía hambre, aceptando mi propuesta. El caso es que la mañana estaba soleada y no hacía frío, no obstante la moto la tuve que dejar en otra casa a unas cuatro manzanas, y además me tocó ponerla en un pasillo de un jardín empedrado estrecho que para sacarla me iba a costar, con lo cual tendría que haber madrugado más para sacarla previamente. Tampoco me ha constado demasiado apuntarme a parte de la ruta, porque ellos iban haciendo otras visitas, unos doce euros. Con Omar, el guía, nos hemos caído bien, y se ha enrollado conmigo a la hora de sacar la entrada al Parque de la Cruz del Cóndor, diciéndome que le dijera a la de la ventanilla que era nacional de Perú, de Lima, y así pagar 20 soles en vez de 70 que es la tarifa para los extranjeros, e incluso cuando me iba a tocar a mí se lo ha comentado él. Yo sólo he dicho “sí”, a si era nacional, y “gracias”, por si acaso le mosqueaba mi acento gringo.
No hemos conseguido ver ningún cóndor, bueno uno altísimo sin apreciar sus detalles. No obstante el cañón es precioso, y enseguida he reconocido el lugar de la típica foto que sale con el cóndor. De nuevo he visto que esos tours lo integran turistas, gente en blanco y negro que se dedica a hacer fotos a todo lo que está a su alrededor y no hablan más que con su pareja si la tienen, o con nadie. Me veo tan distintos a ellos, es la diferencia entre ser un viajero sediento de descubrir almas y sentimientos, a la de un turista ensimismado en disparar fotos y regresar con las maletas repletas de suvenires para alardear de su viaje. Lo que sí veo en los guías que son gente profesional, universitarios, con estudios y dominio del inglés, es una profesión en auge según me comentó Dioni, el conductor de Uyuni. Pero cuando hemos llegado de vuelta la verdad es que me he alegrado de viajar con Dulcinea a nuestro aire sintiendo los latidos del país sobre el que rodamos.
Ya en Arequipa me he instalado en un hotel que está en todo el centro pero con un jardincito interior donde dormirá Dulcinea bajo un toldo, y con una habitación la mar de acogedora y espaciosa. Después de cenar he regresado al hotel y había un joven, Jorge, que ha terminado este año su carretera universitaria de ingeniero industrial y que antes de empezar a trabajar en su carrera, porque ya ha encontrado un curre, se quiere hacer un viajecito en moto de unos tres meses por Sudamérica, en una Yamaha pequeñita. Y me ha sorprendido cuando coge su portátil y me pone un video diciéndome, ¿conoces a este español? ¡ERA EL VIAJE DE MARTIN SOLANA POR SUDAMÉRICA!!! Vamos Martín que tienes seguidores tanto allá como acá. Jorge también quiere hacer una ruta parecida a la tuya, así que seguro que también le podrás ayudar en su anhelado sueño viajero. Me alegro que a raíz de compartir tu viaje con todos nosotros hayas sido un extraordinario impulsor de estas aventuras, y que además veas recompensado todo tu esfuerzo. Felicidades Martín.
Bueno mañana descansaré también en Arequipa para visitar la ciudad y visitar la lavandería.

Un cordial saludo a tod@s!

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Hola amig@s!
Hoy he pasado el día visitando la ciudad. Por la mañana me apunté a un tour para que me llevaran a algunos lugares fuera de la ciudad y así dejar descansar a Dulcinea. Lo cierto es que en el tour meten la mitad lugares de relleno que no merecen la pena, pero bueno tampoco me ha salido muy caro, unos 10 € por una ruta de cuatro horas. Lo mejor la guía a la que no he parado de hacerle preguntas para satisfacer mi curiosidad. Pero para mí la mejor visita ha sido al Convento de Santa Catalina, una auténtica joya de entre todos los monasterios que he visitado y seguramente que único en el mundo. Se trata de una mini ciudad, pues hasta tiene calles que llevan el nombre de ciudades españolas. Allí residían primero las novicias, niñas que ingresaban a los 12 años edad que si superaban los primeros cuatro años pasaban del noviciado al resto del convento. Las niñas pertenecían a familias adineradas españolas que tenían como tradición que el segundo hijo/a se dedicara a la vida religiosa. Así las niñas tenían que superar un noviciado en un cuarto sola y como espacio adicional una pequeña capilla y un patio. Además no podían salir del convento, y las visitas de sus padres se hacía a través de unas celosías donde ella sí les podía ver, pero ellos no. Si superaba los cuatro años entonces pasaba a otras celdas a las que podía llevar su/s asistentes, otras chicas que pagaban sus padres para que la atendieran con las labores domésticas. Así cada monja tenía su cuarto, otro para su/s asistente/s, una cocina y un patio. Es la primera vez que he visto un tipo de clausura de este tipo, y según me dijo la guía es único en el mundo. Todas las habitaciones daban a unas calles con nombres de ciudades españolas, Toledo, Málaga. Y a su vez tenían otros claustros todos muy bellos. La guía, Claudia, me ha ido explicando el funcionamiento del convento y las dependencias, con tanta devoción que hasta he visto a las antiguas monjas. Hoy funciona como convento pero hay sólo 15 monjas voluntarias y viven en colectividad, estos cuartos son sólo para visitas turísticas. Lo que me ha marcado ha sido el pensar que entraban de niñas y no volvían a salir en su vida, pues incluso cuando morían eran enterradas en un cementerio dentro del convento. Además las sirvientas vivían igualmente en clausura, dedicadas a atender a su monja. Me parece que fue otra sinrazón más de la historia, porque era condenar a niñas inocentes a una vida privada de libertad sólo por haber nacido en segundo lugar. Como paradoja hubo un tiempo que entraban niñas con tres años hasta los doce pero para estudiar, marchándose a su casa los fines de semana. Pues una de ellas quiso seguir, pero sus padres no la apoyaron porque el segundo hijo fue un varón que ingreso como cura en el seminario, y por lo tanto a ella la querían casar con un hombre, pero al final su hermano sufragó los gastos y terminó también como monja.
Venir a Arequipa y no visitar el Convento de Santa Catalina no tiene perdón, es una visita imprescindible y para mí lo mejor de la ciudad, aunque tampoco he visto toda la ciudad, pero tengo la intuición que aun así lo es. Además recomiendo hacerla con un guía porque sino no se llega a comprender la historia encerrada detrás de aquellos muros cargados de infancias perdidas.
Cuando he regresado a hotel estaba en la recepción de nuevo Jorge, con quien he conversado resolviendo algunas dudas sobre su viaje en moto. Me ha recordado a mí, con los mismos nervios ante el salto al vacío que uno tiene la sensación de dar con su viaje. He tratado de darle unos consejos y recomendarle a otros amigos para que si tiene algún problema les pida ayuda. Estoy seguro que los ha agradecido y que disfrutará de su viaje una barbaridad, porque si realmente es un viajero tendrá la sensación de estar rodeado de amigos y de cosechar recuerdos imborrables que agradecerá el resto de su vida.
Mañana quiero estrenar nuevo país, Chile, y además tengo el hándicap de que quiero reunirme con Pedro y Humberto para pasar la Navidad juntos, pero nos separan mil y pico de kilómetros y no sé si conseguiremos reunirnos para la cena, porque acá hacer quinientos kilómetros ya son muchos, no hay autovías y en las carreteras convencionales las velocidades son lentas tanto por el estado del asfalto como por los camiones lentos y riesgos añadidos de animales, que hacen necesaria una conducción precavida.
Un cordial saludo a tod@s y no olvidéis ser felices!

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Hola Kenko...me ha encantado la historia del convento...además desde hace unos meses, recorro con mi hermano los monasterios gallegos y uno de los últimos era el de Ferreira de Panton, en Lugo, donde habitan también 9 monjas de clausura...así que tu historia me ha recordado esa visita.

Espero que puedas llegar a juntarte con Pedro y Humberto para Navidad y no tengas que pasar ese día solo...aunque ya veo que tú nunca estas solo.

Un abrazo fuerte y Feliz Navidad!!!
 
Hola Kenko,

Que bueno que te gustara Arequipa, a mi personalmente me gustó mucho y como dices, el convento es imperdible. Nosotros los recorrimos enterito.

Me alegro también que ya entres en Chile, ya verás que el paisaje es completamente diferente, espectacular. Cuales son los planes para el Norte chileno?

Yo creo que estaré mañana en San Pedro de Atacama, por si acaso coincidimos.

Un abrazo.
 
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Enhorabuena otra vez, gracias por compartir este VIAJE. Comentarte que en la foto que estás señalando la montaña, esa montaña es muy parecida al padre Teide....Saludos desde TF.
 
Hola Pedro, un saludo desde "apoyo", encantado con tus crónicas y me alegro de las historias que estás viviendo en primera persona y quieres compartir con todos nosotros.
 
Kenko sigue disfrutando y a su vez háznoslo a nosotros con tus crónica. .. Feliz Navidad.... a seguir cabalgango.....
 
Hola Quikegeo! Acabo de ver tu mensaje de haberlo visto ayer me hubiera levantado temprano para cenar contigo pues tenia pensado quedar en San Pedro con mis amigos pero no van a poder estar lo harán seguramente el 25 así que me voy a quedar en Iquique. Tu te quedarás también en San Pedro al día siguiente?
 
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