Pelin
Curveando
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En mis principios a los mandos de una moto, cuando ya me aventuraba sin compañía por tantas carreteras de nuestro pais, me asaltaba una duda.. ¿Cómo podría hacer para aprender a conducir "de verdad"?. No me bastaba con lo aprendido de mi padre que me dió los primeros consejos para evitar las primeras caídas. Afortunadamente, estas no llegaron nunca.
Una vez en la carretera y solo ante el peligro, me di cuenta de que aprendía de mis errores, de mis miedos incluso y de algún que otro susto.
Me entristecía pensar que aquello de dominar una moto era algo muy difícil de conseguir y que me llevaría tiempo hasta que un día, por casualidad, me encontré detrás de una pareja de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y pensé que esos si que sabían conducir.
Poco a poco, mis facultades ya me permitían abordar largos trayectos y cuando me encontraba en ellos y aparecía otra pareja de la G.C. en moto procuraba pegarme a sus espaldas en carreteras viradas, claro, y observar como hacían para conducir de aquella forma que a mi, se me antojaba muy elegante y segura.
Una vez detrás de ellos, adaptaba mi velocidad a la suya y me fijaba en el que iba inmediatamente delante de mi. Al poco, observé que aquella mala costumbre que yo tenía de mirar el suelo delante de mi moto no era la forma correcta de conducir en curvas y el ejercicio de mirar otro conductor de moto que fuera delante me ayudó a subsanarlo.
A medida que iba encontrando otros motoristas, los seguía si las características de su moto y su velocidad me lo permitían para seguir aprendiendo cosas nuevas y llegué al extremo de copiar de muchos y tomar un promedio instintivo de aquello que observaba que otros hacían. Los kilómetros recorridos se quedan en la memoria de las cosas bien hechas cuando el viaje ha sido placentero.
Una vez madurada mi experiencia en la conducción de la moto, aun sigo observando con atención lo que mi compañero motero que llevo delante hace para negociar la carretera y sus imprevistos, a pesar de no conocerlo hasta que me lo encuentro delante.
Para mi, es una auténtica gozada marchar detrás de un motorista y ver como hace aquello que yo haré inmediatamente después de el.
No he olvidado aquellas lecciones que me dio mi padre.... "Pedro, la moto no se conduce con el manillar sino, con la cabeza. Ella hace lo que tu piensas y mira a donde tu miras..."
Mi padre tenía una vastísima experiencia en la conducción de motos y de coches también pero a pesar de seguir sus consejos, espero llegar hasta el tiempo que a el le alcanzó para dejar la moto y no haber sufrido jamás una caída. Yo todavía no he ido al suelo y podré decir que he sabido conducir una moto cuando pueda poner el pie a tierra después de un largo viaje para decirme... ha sido el último viaje, la última vez a los mandos de una gran moto y ha sido para bien.
Saludos, amigos motoristas. 8)
Una vez en la carretera y solo ante el peligro, me di cuenta de que aprendía de mis errores, de mis miedos incluso y de algún que otro susto.
Me entristecía pensar que aquello de dominar una moto era algo muy difícil de conseguir y que me llevaría tiempo hasta que un día, por casualidad, me encontré detrás de una pareja de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y pensé que esos si que sabían conducir.
Poco a poco, mis facultades ya me permitían abordar largos trayectos y cuando me encontraba en ellos y aparecía otra pareja de la G.C. en moto procuraba pegarme a sus espaldas en carreteras viradas, claro, y observar como hacían para conducir de aquella forma que a mi, se me antojaba muy elegante y segura.
Una vez detrás de ellos, adaptaba mi velocidad a la suya y me fijaba en el que iba inmediatamente delante de mi. Al poco, observé que aquella mala costumbre que yo tenía de mirar el suelo delante de mi moto no era la forma correcta de conducir en curvas y el ejercicio de mirar otro conductor de moto que fuera delante me ayudó a subsanarlo.
A medida que iba encontrando otros motoristas, los seguía si las características de su moto y su velocidad me lo permitían para seguir aprendiendo cosas nuevas y llegué al extremo de copiar de muchos y tomar un promedio instintivo de aquello que observaba que otros hacían. Los kilómetros recorridos se quedan en la memoria de las cosas bien hechas cuando el viaje ha sido placentero.
Una vez madurada mi experiencia en la conducción de la moto, aun sigo observando con atención lo que mi compañero motero que llevo delante hace para negociar la carretera y sus imprevistos, a pesar de no conocerlo hasta que me lo encuentro delante.
Para mi, es una auténtica gozada marchar detrás de un motorista y ver como hace aquello que yo haré inmediatamente después de el.
No he olvidado aquellas lecciones que me dio mi padre.... "Pedro, la moto no se conduce con el manillar sino, con la cabeza. Ella hace lo que tu piensas y mira a donde tu miras..."
Mi padre tenía una vastísima experiencia en la conducción de motos y de coches también pero a pesar de seguir sus consejos, espero llegar hasta el tiempo que a el le alcanzó para dejar la moto y no haber sufrido jamás una caída. Yo todavía no he ido al suelo y podré decir que he sabido conducir una moto cuando pueda poner el pie a tierra después de un largo viaje para decirme... ha sido el último viaje, la última vez a los mandos de una gran moto y ha sido para bien.
Saludos, amigos motoristas. 8)