Bueno, pues por fin me he decidido a contaros mi historia después de leeros y aprender lo suficiente para armarme de valor y empezar esta aventura.
Como os comentaba, os he leído durante largo tiempo y como una esponja he ido “chupando” de vuestro conocimiento y experiencias para meterle mano a mi R65 (aún no está bautizada). Eso sí, a pesar de haber contado con varias motos, me considero un aprendiz de mecánica, así que espero me podáis ayudar. Por adelantado gracias a to@s.
La historia:
Hace tiempo, mucho tiempo, mi padre, compró esta preciosa máquina de segunda mano en un taller de motos de Llinars del vallès, Barcelona. La compró después de trabajar duro ya que por aquella época no había muchas pelas. Él siempre había tenido moto, para ocio y trabajo. Aún hoy en día me cuenta sus aventuras con la Derbi Antorcha, la tricampeona, los largos recorridos en invierno con la Vespa, etc.
Por fin pudo comprar la deseada BMW. Una bonita R65 del 79.
A mí siempre me han gustado las motos y ya desde los 12 años me escapaba con la vieja Vespa 160 Gt por los caminos que rodeaban la casa de veraneo en Arenys de Munt, Barcelona. De vez en cuando mi tío me dejaba la Morini 350. Aquella Morini me daba mucho miedo, ya que aún era muy novel en esto de la conducción de motos y como me gustaba meterme por caminos, a cada golpe de gas, la tía derrapaba. Joé, lo pasaba fatal pero a la vez no me podía resistir y cada fin de semana le volvía a pedir a mi tío que me la dejase otro rato.
Hacia los 14 años me agencié mi primer ciclomotor propio. Una G.A.C Onix. Recuerdo que mi padre la compró a un vecino al que se la habían dado de regalo por la compra de un sofá; imaginaos. Le metí mano por dónde podía y por donde no. Aprendía algo de cables y bujías con la vieja Onix. De la Onix pasé a la Puch X10. De esta a la Derbi variant (el Variolo). Del Varilo al vespino y al final, fruto de la compasión de mi padre y de mis necesidades como estudiante, me pude agenciar la Vespa 125 pk, que mi padre ya no volvería a tocar ya que se acababa de comprar su flamante R65.
La Vespa Pk me aportó unas experiencias inolvidables. Las primeras novias en el asiento trasero, apurando siempre el freno delantero para notar la presencia femenina... Los sustos cuando llovía, las reparaciones con la ayuda de mi padre.
Aprendí a soldar con la eléctrica haciendo agujeros en el escape mientras mi padre me decía que no se podía soldar un escape de 0,80mm con la eléctrica. Al final lo conseguí después de hacer muchos agujeros y quemar muchos rutilos.
Cuando empecé la universidad, me compré una Vespa Px 125. Nueva. De momento esta ha sido mi moto y digo que ha sido mi moto, porqué es con la que más experiencias he vivido y con la moto que más cosas he compartido. Pensaréis que estoy loco, pero mi Vespa no se vende. Ella me cuenta cómo va el mundo. Yo la escucho.
Al poco tiempo de tener la Vespa y rodar de arriba abajo por toda Barcelona sucedió mi primer reto motociclístico. Viajar con ella. Preparé un largo viaje a Rusia. Sí, a Rusia. Quería llegar lo más lejos posible con la Vespa… y lo hice. Casi 10.000 kilómetros en 20 días. De esta aventura está cociéndose un pequeño libro relatando todo lo que viví aquel verano del 2001.
Continué viajando con la Vespa por toda Europa y también las Islas Británicas. Como digo, muchas cosas compartidas con la Vespa.
Aquí con la Vespa en Piccadilly Circus, London.

Y en el Pas de la casa, Andorra.

Luego me entraron ganas de meterle mano a las motos clásicas. Compré Bultacos, Montesas, Ossas. Y me lié a restaurar. De todas ellas el mejor recuerdo que guardo es el de la Ossa Desert con la que empecé a hacer enduro. Luego me enteré que era la misma moto con la que Joan Porcar había hecho el Dakar siendo el primer español que lo hacía.
La Ossa Desert.

Haciendo un poco de deporte por el “Parc de Montseny”, Barcelona.

Cuando me paso la vena de restaurar clásicas, me compré sin saber muy bien como, una Yamaha Rd 350. Nunca había pasado tanto miedo en una moto y es que la jodía, realmente tira. De ahí me enganché a los 2 tiempos.
Por aquel entonces me gustaba darle a la oreja subiendo de Lloret de mar a Tossa de mar, Girona y haciendo un poco el burro. Así que haciendo uso de la sensatez me la vendí para comprarme una Yamaha Fz S2, por falta de pelas para una BMW Gs 1200 o la añorada Harley.
Con la Fz me fui a Roma, viajé por España, pero sin que llegase a encontrarme del todo bien con la moto, ya que no es una moto de viaje ni tampoco una moto racing. Puedo decir que es muy buena moto para ciudad, con mucha potencia, pero limitada para mis expectativas. La vendí y alocadamente me metí en otra Rd 350.
Este cambio se produjo porque descubrí que lo que realmente me gustaba de las motos, aparte de conducirlas, era tocarlas. Enredar con ellas. Con la Fz había metido muchas horas, igual que con la Vespa, Onix, etc, pero después de comprar la primera moto grande nueva, descubrí que había poco que hacer una vez le colocabas las maletas, defensas y poco más. Las otras motos me permitían cambiar componentes, probar inventos, pintarlas, etc.
Esta segunda Rd que me había comprado, la destiné a fabricarme una moto totalmente personalizada. Me costó 7 meses y bastantes €uretes, pero al final conseguí tener una moto que me gustase. El problema vino a la segunda semana de terminarla, que probando unos carburadores a 40 km/h y a 300 metros de casa, tuve la desgracia de resbalar en una curva y mis tibias fueron a parar al maldito guardarrail.
Me operaron a las dos horas en Mataró, Barcelona y a partir de aquí, sin paro, sin que el seguro de la compañía Liberty ni la Generalitat, se hicieran cargo de sus responsabilidades por el estado de la calzada, me tocaron dos años y medio de recuperación. Como un macabro premio, sin ingresos ni posibilidad de conseguirlos, ya que estaba inmóvil en cama con 8 fracturas en ambas piernas.
Por suerte y como dicen: “El tiempo lo cura todo”. Quedé bien y puedo caminar, correr y hacer vida normal, claro que sin contar el agujero que supuso todo esto en mi actividad profesional.
A los dos años del accidente y sin perder tiempo, volví a darle otra mano de pintura a la Rd con la que me había caído y aproveché para cambiarle un poco la apariencia.
El estado actual de la Yamaha Rd 350.

Entre todas estas historias y hace aproximadamente un año, mi padre me visitó para darme dos buenas noticias. La primera es que se cambiaba de moto. La segunda, que yo heredaría la R65.
Mi padre quería la BMW R1200R o la Gs 1200, pero se cruzó en su camino una oferta que no pudo rechazar. Una Guzzi Breba 850. Muy, pero que muy rebajada, ya que el taller que la vendía cerraba. Así que puedo comprar una Moto nueva a precio de moto de segunda mano.
La R65 la aparqué ya que aún no estaba del todo recuperado, además estaba adecentando la Rd…
Hasta hace unos meses que me he liado con la R65, en exclusiva.
Y esta es la explicación y el motivo de esta extensa presentación.
Ahora, si os parece, continuaré este post explicando el proceso que voy a seguir (con vuestros consejos, claro) para volver a hacer realidad ese sueño. Sentirnos/sentirme un poco más libres a lomos de NUESTRAS propias creaciones.
La transformación:
La moto en cuestión es esta.




La paré en buena marcha. Tenía un problema en el cambio, ya que la primera saltaba cuando le parecía. Anteriormente os pedí consejos y desmonté el cambio, pero eso vendrá un poco más adelante.
Ahora lo que más me interesa es determinar el modelo exacto.
Estos son los documentos de la moto y la identificación de la misma:


Pensaba estar seguro que era el modelo 248, pero al revisar los despieces en ascycles.com me he mareado un poco. Resulta que el modelo 248 corresponde a las motos fabricadas en el periodo de 1985 a 1988 y el modelo 2472 corresponde a las fabricadas entre 1978 y 1984. Además al parecer el modelo 248 cuenta con pedal de arranque y la mía no. Claro que en la propia moto pone typ 248. Vamos, tremenda duda.
A ver si me podéis ayudar a identificar para empezar a pedir piezas.




Y hasta aquí esta pequeña introducción
Gracias por leerme y espero que me podáis ayudar en este largo camino.
Por cierto, estoy en Arenys de Munt. Si a alguien le apetece acercarse, habrá cervezas frescas.
Saludos.
Como os comentaba, os he leído durante largo tiempo y como una esponja he ido “chupando” de vuestro conocimiento y experiencias para meterle mano a mi R65 (aún no está bautizada). Eso sí, a pesar de haber contado con varias motos, me considero un aprendiz de mecánica, así que espero me podáis ayudar. Por adelantado gracias a to@s.
La historia:
Hace tiempo, mucho tiempo, mi padre, compró esta preciosa máquina de segunda mano en un taller de motos de Llinars del vallès, Barcelona. La compró después de trabajar duro ya que por aquella época no había muchas pelas. Él siempre había tenido moto, para ocio y trabajo. Aún hoy en día me cuenta sus aventuras con la Derbi Antorcha, la tricampeona, los largos recorridos en invierno con la Vespa, etc.
Por fin pudo comprar la deseada BMW. Una bonita R65 del 79.
A mí siempre me han gustado las motos y ya desde los 12 años me escapaba con la vieja Vespa 160 Gt por los caminos que rodeaban la casa de veraneo en Arenys de Munt, Barcelona. De vez en cuando mi tío me dejaba la Morini 350. Aquella Morini me daba mucho miedo, ya que aún era muy novel en esto de la conducción de motos y como me gustaba meterme por caminos, a cada golpe de gas, la tía derrapaba. Joé, lo pasaba fatal pero a la vez no me podía resistir y cada fin de semana le volvía a pedir a mi tío que me la dejase otro rato.
Hacia los 14 años me agencié mi primer ciclomotor propio. Una G.A.C Onix. Recuerdo que mi padre la compró a un vecino al que se la habían dado de regalo por la compra de un sofá; imaginaos. Le metí mano por dónde podía y por donde no. Aprendía algo de cables y bujías con la vieja Onix. De la Onix pasé a la Puch X10. De esta a la Derbi variant (el Variolo). Del Varilo al vespino y al final, fruto de la compasión de mi padre y de mis necesidades como estudiante, me pude agenciar la Vespa 125 pk, que mi padre ya no volvería a tocar ya que se acababa de comprar su flamante R65.
La Vespa Pk me aportó unas experiencias inolvidables. Las primeras novias en el asiento trasero, apurando siempre el freno delantero para notar la presencia femenina... Los sustos cuando llovía, las reparaciones con la ayuda de mi padre.
Aprendí a soldar con la eléctrica haciendo agujeros en el escape mientras mi padre me decía que no se podía soldar un escape de 0,80mm con la eléctrica. Al final lo conseguí después de hacer muchos agujeros y quemar muchos rutilos.
Cuando empecé la universidad, me compré una Vespa Px 125. Nueva. De momento esta ha sido mi moto y digo que ha sido mi moto, porqué es con la que más experiencias he vivido y con la moto que más cosas he compartido. Pensaréis que estoy loco, pero mi Vespa no se vende. Ella me cuenta cómo va el mundo. Yo la escucho.
Al poco tiempo de tener la Vespa y rodar de arriba abajo por toda Barcelona sucedió mi primer reto motociclístico. Viajar con ella. Preparé un largo viaje a Rusia. Sí, a Rusia. Quería llegar lo más lejos posible con la Vespa… y lo hice. Casi 10.000 kilómetros en 20 días. De esta aventura está cociéndose un pequeño libro relatando todo lo que viví aquel verano del 2001.
Continué viajando con la Vespa por toda Europa y también las Islas Británicas. Como digo, muchas cosas compartidas con la Vespa.
Aquí con la Vespa en Piccadilly Circus, London.

Y en el Pas de la casa, Andorra.

Luego me entraron ganas de meterle mano a las motos clásicas. Compré Bultacos, Montesas, Ossas. Y me lié a restaurar. De todas ellas el mejor recuerdo que guardo es el de la Ossa Desert con la que empecé a hacer enduro. Luego me enteré que era la misma moto con la que Joan Porcar había hecho el Dakar siendo el primer español que lo hacía.
La Ossa Desert.

Haciendo un poco de deporte por el “Parc de Montseny”, Barcelona.

Cuando me paso la vena de restaurar clásicas, me compré sin saber muy bien como, una Yamaha Rd 350. Nunca había pasado tanto miedo en una moto y es que la jodía, realmente tira. De ahí me enganché a los 2 tiempos.
Por aquel entonces me gustaba darle a la oreja subiendo de Lloret de mar a Tossa de mar, Girona y haciendo un poco el burro. Así que haciendo uso de la sensatez me la vendí para comprarme una Yamaha Fz S2, por falta de pelas para una BMW Gs 1200 o la añorada Harley.
Con la Fz me fui a Roma, viajé por España, pero sin que llegase a encontrarme del todo bien con la moto, ya que no es una moto de viaje ni tampoco una moto racing. Puedo decir que es muy buena moto para ciudad, con mucha potencia, pero limitada para mis expectativas. La vendí y alocadamente me metí en otra Rd 350.
Este cambio se produjo porque descubrí que lo que realmente me gustaba de las motos, aparte de conducirlas, era tocarlas. Enredar con ellas. Con la Fz había metido muchas horas, igual que con la Vespa, Onix, etc, pero después de comprar la primera moto grande nueva, descubrí que había poco que hacer una vez le colocabas las maletas, defensas y poco más. Las otras motos me permitían cambiar componentes, probar inventos, pintarlas, etc.
Esta segunda Rd que me había comprado, la destiné a fabricarme una moto totalmente personalizada. Me costó 7 meses y bastantes €uretes, pero al final conseguí tener una moto que me gustase. El problema vino a la segunda semana de terminarla, que probando unos carburadores a 40 km/h y a 300 metros de casa, tuve la desgracia de resbalar en una curva y mis tibias fueron a parar al maldito guardarrail.
Me operaron a las dos horas en Mataró, Barcelona y a partir de aquí, sin paro, sin que el seguro de la compañía Liberty ni la Generalitat, se hicieran cargo de sus responsabilidades por el estado de la calzada, me tocaron dos años y medio de recuperación. Como un macabro premio, sin ingresos ni posibilidad de conseguirlos, ya que estaba inmóvil en cama con 8 fracturas en ambas piernas.
Por suerte y como dicen: “El tiempo lo cura todo”. Quedé bien y puedo caminar, correr y hacer vida normal, claro que sin contar el agujero que supuso todo esto en mi actividad profesional.
A los dos años del accidente y sin perder tiempo, volví a darle otra mano de pintura a la Rd con la que me había caído y aproveché para cambiarle un poco la apariencia.
El estado actual de la Yamaha Rd 350.

Entre todas estas historias y hace aproximadamente un año, mi padre me visitó para darme dos buenas noticias. La primera es que se cambiaba de moto. La segunda, que yo heredaría la R65.
Mi padre quería la BMW R1200R o la Gs 1200, pero se cruzó en su camino una oferta que no pudo rechazar. Una Guzzi Breba 850. Muy, pero que muy rebajada, ya que el taller que la vendía cerraba. Así que puedo comprar una Moto nueva a precio de moto de segunda mano.
La R65 la aparqué ya que aún no estaba del todo recuperado, además estaba adecentando la Rd…
Hasta hace unos meses que me he liado con la R65, en exclusiva.
Y esta es la explicación y el motivo de esta extensa presentación.
Ahora, si os parece, continuaré este post explicando el proceso que voy a seguir (con vuestros consejos, claro) para volver a hacer realidad ese sueño. Sentirnos/sentirme un poco más libres a lomos de NUESTRAS propias creaciones.
La transformación:
La moto en cuestión es esta.




La paré en buena marcha. Tenía un problema en el cambio, ya que la primera saltaba cuando le parecía. Anteriormente os pedí consejos y desmonté el cambio, pero eso vendrá un poco más adelante.
Ahora lo que más me interesa es determinar el modelo exacto.
Estos son los documentos de la moto y la identificación de la misma:


Pensaba estar seguro que era el modelo 248, pero al revisar los despieces en ascycles.com me he mareado un poco. Resulta que el modelo 248 corresponde a las motos fabricadas en el periodo de 1985 a 1988 y el modelo 2472 corresponde a las fabricadas entre 1978 y 1984. Además al parecer el modelo 248 cuenta con pedal de arranque y la mía no. Claro que en la propia moto pone typ 248. Vamos, tremenda duda.
A ver si me podéis ayudar a identificar para empezar a pedir piezas.




Y hasta aquí esta pequeña introducción
Gracias por leerme y espero que me podáis ayudar en este largo camino.
Por cierto, estoy en Arenys de Munt. Si a alguien le apetece acercarse, habrá cervezas frescas.
Saludos.