Hola Linares_M.
Es lo que hice el pasado agosto, pero...justo al revés. Viajé de un tirón desde Barcelona a Jaizquibel (Hondarribia) para empezat mi Trans-Pirenaica desde allí.
Totalmente factible con una 125cc y realizando alrederor de estos 250 kmtrs que comentas.
Este es mi resumen:
Debo empezar este relato con un Agradecimiento (en mayúsculas) a Juan Gavasa Rapún, periodista y editor, por ser el autor de un libro-guía viajera “TRANSPIRENE, del Cantábrico al Mediterráneo, todo el Pirineo en siete etapas” en cuya portada añade “Ruta en coche por pueblos y paisajes de ensueño”
Aunque había buscado información en diferentes foros de viajes en moto de cara a este proyecto, finalmente fue esta guía, por la propia planificación de las etapas , así como la excelente documentación de los núcleos que la recorren y el interés puesto en la historia, patrimonio, cultura y paisajes por los que se desarrolla.
Tenía por delante una pequeña aventura de 2300 kmtrs en moto, de los cuales 1550 serían serpenteando por esta unidad geográfica con un tronco en común y una identidad propia; adapté la siete etapas propuestas a cinco estrictamente de montaña, más una etapa de 750 kmtrs. de aproximación desde el Port de Barcelona hasta Pasaia, cerca de Donosti. Esto suponía recorrer alrededor de 300 kmtrs diarios, con lo cual estaba un mínimo de 6 horas sobre la moto, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones las carreteras surcadas no te permiten subir más arriba de la 2ª velocidad…
Las etapas fueron las siguientes:
1er día: Port de Barcelona, Cervera, Balaguer, Benabarre, Ainsa, Sabiñánigo, Jaca, Pamplona , Pasaia. Después de viajar todo la noche en el barco que nos une con Barcelona desde Palma de Mallorca.
- Primera etapa pirenaica: Pasaia-Hondarribia (Jaizkibel) Oiartzun, Lesaka, Bera, Sara, Zugarramurdi, Dantxarinea, Elizondo, Erratzu, Aldude, Zubiri, Garralda Otsagabia.
El monte Jaizquibel es el inicio de la aventura pirenaica: corre paralelo al Cantábrico y tiene 547 metros de altitud y unos acantilados en la parte occidental espectaculares por su altura: empiezo a recorrer los primeros kilómetros por la cordillera, pero tengo a mi derecha un paisaje marítimo espectacular. Sigo la ruta por el llamado “País del Bidasoa” cargado de leyendas y personajes mitológicos, con modestas montañas y un verde intenso, aún en agosto. No deja de ser una comarca misteriosa. A partir de Elizondo, se va definiendo la parte oriental del Pirineo Navarro, ya con algunas insinuaciones de grandes montañas; los pueblos por los que atravieso sólo han sufrido con el paso del tiempo los cambios imprescindibles. Los frondosos bosques me acompañan en el camino.
-Segunda etapa pirenaica: Otsagabia, Itzaltun, Larrau, Sainte Engrace, Pierre de Sant Martin, Zuriza, Ansó, Jasa, Jaca, Sabiñánigo, Lanuza, Eaux Chaudes, Laruns.
Atravesamos la parte oriental del pirineo Vasco para adentrarnos en el aragonés: por su cercanía geográfica, folklore, arquitectura y tradiciones, apenas se diferencian. Es una ruta con tramos de carretera estrechos, con pendientes y curvas que disfruto sobre la Moto Guzzi Norge. En el Puerto de Larrau empiezan las emociones fuertes al encontrarnos de pronto con un entorno abrupto después del ascenso entre pinos y abetos: es una de las panorámicas más increíbles del viaje. Después de Jaca me adentro por las carreteras del norte para ir en busca de los puertos míticos de las gestas ciclistas y tan queridos por los motoristas.
Llego a Laruns después de cruzar el Col de Portalet, en un vertiginoso descenso con la carretera mojada: ha sido el único momento en toda la ruta que ha aparecido la lluvia.
-Tercera etapa pirenaica: Laruns, Col d´Aubisque, Col de Soulor, Argeles-Gazost, Luz –St. Sauveur, Col de Tourmalet, Col d´Aspin, Aragnouet, Bielsa, Ainsa, Campo, Benasque.
Salgo de Laruns y empiezo el día con el Col d´Aubisque: es la segunda cumbre que más veces se ha subido en el Tour de Francia: practico ciclismo y admiro, desde el cómodo asiento de mi Moto Guzzi el esfuerzo de los ciclistas que lo ascienden. El Luz-St. Sauveur me desvío para llegar a Gavarnie: son las vacaciones de verano y el atasco en esta pequeña ciudad es considerable, entre otras cosas por los que vamos a visitar su famoso circo; la gran afluencia de gente y la vestimenta motorista sólo invitan a acercarme allí donde la vista puede abarcar una perspectiva abierta, pero lejana. Cruzo de nuevo hacia esta parte de la frontera hacia Bielsa para adentrarme en los territorios del histórico Reino de Aragón.
-Cuarta etapa pirenaica: Benasque, Erestué, Arasán, Bisaurri, Vilaller, Vielha, Port de la Bonaigua, Llavorsí, Sort, Port del Cantó, Seu d´Urgell, Andorra la Vella, Soldeu, Pas de la Casa, Porte Puymorens, Le Tour de Carol, Puigcerdà.
La efervescencia comercial de Benasque deja paso a la llamada La Ruta del Solano, que discurre a través de una pequeña carretera sin clasificar, de piso irregular y tramos con el asfalto levantado que obligan a superar alguna dificultades de conducción; pero el paisaje que se abre ante mi compensa sin ninguna duda, con alguno de los picos más altos de esta parte del Pirineo. No estoy acostumbrado a ver setas en agosto: la humedad de la zona y la orientación de la carretera a la que da el sol gran parte del día ya favorecen su crecimiento.
La ruta me adentra por los valles catalanes más abruptos, desde la Vall d´Aran a Puigcerdà, pasando por Andorra, la cual atravieso por algunos valles como el de Ordino o Madriu, más alejados del turismo masivo de sus grandes zonas comerciales. Cruzo por arriba el Pas de la Casa para adentrarme de nuevo en Francia, antes de alcanzar Puigcerdà.
-Quinta etapa pirenaica y vuelta a Barcelona: Puigcerdà, La Molina, Castellar de n´Hug, Gombrén, Ripoll, Camprodón, Prats de Molló, Costouges, Darnius, Garriguella, Port de la Selva, Cadaqués, Cap de Creus, Barcelona.
Última etapa de esta emocionante aventura. Poco antes de Castellar de n´Hug, y de nuevo por carretas sin clasificar me adentro en el Ripollés para llegar al Santuario de Montgrony, lugar inhóspito para una moto de gran cilindrada, pero de una belleza memorable, alejado de las rutas principales y protegido por un gigantesco risco que preserva su aislamiento.
Antes de llegar al mar el Pirineo pierde altura y se estira, pero de una manera gradual.
La primera visión del mar, aún sobre la sierra que ha vuelto a ganar cierta altura, es indescriptible, con un descenso hacia el Port de la Selva que me llena de emoción por su gran belleza, con el azul del paisaje marino en contraste con las últimas elevaciones de la cordillera.
El Cap de Creus en Cadaqués, de acceso no exento de complicación en pleno agosto, entre las constantes curvas y el exceso de tráfico me permite acceder a su Faro, a través de una ruda carretera que muestra sus rocas erosionadas por el viento de tramontana. Era mi destino final antes de volver a Barcelona para coger el Ferry de regreso a Mallorca.
Salut!