No es un secreto. Voy a ver si consigo explicártelo con detalle. Primero te copio algo que escribí hace tiempo:
"ADMINISTRACIÓN DEL EQUILIBRIO"
"Voy a describir un sistema potenciador del movimiento, que es el provocar una situación de desequilibrio para luego aprovecharla como punto de partida de un movimiento, el cual será más fácil y rápido de hacer partiendo de esta posición.
Empecemos por una definición:
“La equilibriocepción o sentido del equilibrio es uno de los sentidos fisiológicos. Les permite a humanos y animales caminar sin caerse.”
Este equilibrio puede ser estático, como estar de pie o haciendo la vertical (llamada por muchos “hacer el pino”), o dinámico, como andar, correr, ir en bicicleta, ir en moto, esquiar...
El sentido del equilibrio es algo que tenemos en mayor o menor medida, y que podemos administrar dosificándolo según la necesidad que tengamos de su uso. Igual como administramos el uso de la fuerza en función del esfuerzo que vayamos a hacer en una acción determinada.
Hay muchos movimientos que son más fáciles de realizar si antes de hacerlos pasamos de una situación de equilibrio a desequilibrio. Un ejemplo: Andar. Fijaos como antes de dar un paso, estamos provocando un desequilibrio para trasladar ligeramente el eje de nuestro cuerpo hacia delante desde la parte superior, de forma que su propio peso vaya en el sentido del avance y así pueda ser fácilmente seguido del paso que vamos a dar. Otro: Cuando estamos estáticos haciendo la vertical, para andar con las manos desequilibramos ligeramente el peso para que ese avance en el espacio pueda ser seguido por los pasos hechos con las manos, igualando la velocidad de avance a la de los pasos, si no queremos caernos. Toda clase de movimientos mucho más sofisticados, provocando antes situaciones de desequilibrio intencionadas para que así éstos sean posibles, son habituales en la gimnasia artística. El gimnasta a veces se “deja caer” para aprovechar ese impulso en su movimiento posterior. Queda claro que estamos hablando de situaciones de desequilibrio provocadas voluntariamente, no las accidentales.
En el caso que nos ocupa, el de las motos, este concepto tiene una utilidad enorme. Cuando he explicado la posición sobre la moto, para pasar curvas por carretera, he indicado que:
“Sin sacar rodilla ni descolgarse, el cuerpo se adelanta ligeramente, se bajan un poco los codos, se adelanta algo el hombro del lado interior de la curva, los dos hombros se echan suavemente hacia el interior, y se ayuda al giro con una ligera presión en el puño del manillar del lado interior de la curva. Si la inclinación de la moto va a ser importante, conviene subir la punta del pié del lado interior al estribo, para que no roce con el asfalto. La línea de la trazada debe ser uniforme, sin eses ni bandazos, y la llegada a la curva debe ser dirigiendo desde antes la moto al punto del inicio del giro, para evitar cambios de trayectoria en la entrada, es decir, se llega con la moto ya colocada en posición.”
Ahora vamos a estudiar la forma de que esa acción y en esa posición, nos resulte lo más fácil de hacer con un mínimo esfuerzo. Aprovechando la técnica indicada de administración del equilibrio como paso previo a la facilitación o potenciación de un movimiento, la vamos a aplicar en la secuencia de movimientos que hacemos para pasar una curva. Hemos de tener en cuenta que en esa secuencia de movimientos, de lo que se trata es mover la moto con la mayor precisión y mínimo esfuerzo, no es solo mover el cuerpo. Al echar el cuerpo hacia el lado interior de la curva, todavía con la moto recta, estamos provocando una situación de desequilibrio, en relación con la posición de equilibrio que llevábamos en línea recta. Dicho de otra forma, “nos dejamos caer un poco” hacia el interior de la curva. Eso hace que el desplazamiento del peso de nuestro cuerpo genere una fuerza hacia el lado interior, que luego podemos aplicar transversalmente en la moto en la zona donde la estamos sujetando con las piernas, con lo cual la moto nos sigue en el movimiento. Al hacer eso, la dirección gira ella sola hacia el interior de la curva, sin necesidad de hacer contramanillar o haciéndolo solamente como ayuda para precisar ese movimiento, si hace falta. Al girar la moto y entrar en la curva, esa fuerza de caída hacia el interior es compensada por la fuerza centrífuga de la moto, y solamente hay que mantener la inclinación proporcional al radio de la curva y a la velocidad que vayamos. Así, el peso de la moto no lo notamos, pasa la curva como si tuviera el apoyo de un peralte. Cuando conviene iniciar la vuelta a la vertical de la moto y encararla hacia la salida, dando gas progresivamente y volviendo a situar el cuerpo hasta la posición inicial, se consigue con suavidad y sin ningún esfuerzo.
Conclusiones y ventajas del sistema indicado:
- Al no tener que hacer apenas contramanillar o poder evitarlo completamente, la rueda delantera hace el giro ella misma sin que nadie la fuerce, no se dibuja en el asfalto una “ese” y así la estabilidad en superficies deslizantes o de poco agarre es mucho mayor.
- Se consigue girar de una forma natural y sin esfuerzo, es mucho menos cansado hacerlo con la técnica del paso del equilibrio al desequilibrio.
- En caso de necesidad y sobre todo para las motos pesadas, siempre queda la posibilidad de usar además el contramanillar, complementariamente a este sistema, para facilitar la operación.
Esta forma de actuar sirve para entrenar y mejorar nuestro sentido del equilibrio sobre la moto, lo cual nos ayuda a tener mejor precisión en las trazadas y a capacitarnos más para poder contrarrestar las posibles pérdidas de estabilidad de la moto en superficies deslizantes.
¿Y qué pasa si no nos aprovechamos de esta técnica basada en la provocación del desequilibrio? Que hacemos fuerza para mover la moto desde una situación de equilibrio en la que el peso está centrado, y nos falta punto de apoyo para que sea efectiva. Es decir, movemos la moto hacia un lado y nosotros vamos en sentido contrario por falta de apoyo, es como si empujáramos algo sin inclinarnos antes hacia delante, poca cosa íbamos a hacer. En ese caso, hay que recurrir al contramanillar para poder girar la moto, perdiendo las ventajas propias de la conducción trasera, lo cual en superficies deslizantes nos hace perder seguridad al tener que depender de la estabilidad de una rueda delantera que está siendo forzada a iniciar un giro y a hacer un trabajo que podía estar mejor repartido".
Esto es la primera parte.
La segunda:
Hace muchos años que me dedico a investigar técnicas de conducción. Partiendo desde lo que yo hago, lo que soy capaz de experimentar y mejorar, y sobre todo en condiciones difíciles. He podido observar también que en los manuales de conducción que se publican, unos se copian de los otros, y si en uno figura como bueno un error de conducción, en los otros se repite dándolo como bueno. No me sirve que fulanito, menganito y zutanito hayan dicho algo, lo que me sirve es lo que yo siento encima de la moto. Si no hubiera ido por un camino distinto, no habría innovación. Estaríamos todos con la misma técnica, sin evolucionar, y con defectos considerados como formas válidas de conducir.
La tercera:
Gracias a que al final me decidí a dedicarme a la actividad docente, he podido por un lado explicar mis teorías, aquí mal interpretadas en algunos casos, y por otro ver los resultados en los alumnos que he tenido. Y han sido en general muy buenos, y el método de enseñanza lo vamos mejorando, porque siempre se aprende al enseñar. No he copiado a ninguna escuela, no sigo ningún manual que no sea el mío, pero eso me permite diferenciarme de otros autores de manuales de técnicas de conducción, por tener ideas propias. Pero, ¿es malo tener ideas propias? Aunque los 40.000 o más usuarios de este foro me dijeran que estoy equivocado, yo seguiría con la misma opinión, porque el que va encima de mi moto soy yo, el que siente lo que pasa ahí encima soy yo, y el que sabe lo que hace para durar muchos millones de curvas más, soy yo. Aunque venga otro con infalibilidad pontificia, u otros expliquen algo en inglés, hay muchos miles de moteros que están ansiosos por aprender, y yo aportaré lo que pueda a ese fin, aunque sea a contracorriente.