josedelpino
Curveando
Bueno, pues quiero haceros partícipe de lo que en nuestro periplo por Estados Unidos nos aconteció con la empresa de alquiler de motos archiconocida Eagle Rider.
Quizá con lo que aquí escriba, a alguno de nosotros, usuarios de esa empresa, le sirva para poder evitar lo que a nosotros nos sucedió.
Ignoro si lo que voy a escribir pudiera se inadecuado publicarlo en éste foro, por lo que ruego a Carlos o cualquier moderador que eliminen el hilo abierto si así fuera, y del cual me hago total y único responsable de todo lo que relate; que será exactamente lo que nos sucedió en nuestra Route 66 y algo más.
Como algunos conocen, mi mujer y yo salimos el día lunes 28 de junio hacia Chicago con la intención de completar la ruta 66 en el sentido Chi-L.A. El martes 29 sobre las 12 a.m. nos presentamos en el concesionario que Eagle Rider tiene en Berwin para recoger una H.D. Electra Glide Classic que teníamos alquilada con anterioridad. A la llegada nos atendieron amablemente y tras realizar el papeleo necesario y elegir un seguro de los que nos ofrecieron nos entregaron la motocicleta. Tras explicar el manejo de la misma nos pusimos en marcha.
Lo único que noté al salir en es que era imposible encontrar el punto muerto en el cambio. Pasaba de 1ª a 2ª y viceversa sin posibilidad de poder soltar el embrague. Al final y con tacto conseguía llegar al neutro yendo en marcha antes de llegar a un semáforo, por ejemplo. Pero esto era una tontería. Teníamos ganas e ilusión por comenzar a rodar y no íbamos a empezar a quejarnos por una nimiedad como esa.
El sábado 3 de julio, habíamos abandonado la ruta 66 a la altura de Joplin para dirigirnos dirección norte hacia Iowa donde visitaríamos a unos conocidos que residen en un pueblecito de ese estado. A unas 100 millas al norte de Kansas, circulando por la interestatal 35 y yendo en 4ª velocidad, me dispongo a meter 5ª y mi pie no encuentra la palanca del cambio. Miro y observo que va suelta. Por lo que en 4ª velocidad llegamos hasta una estación de servicio en Bethany. Llamamos a Eagle Rider y nos dicen que si es que no podemos nosotros arreglar la avería. La moto no lleva ni una sola herramienta. La avería consistía en que se había salido la palanca del cambio del eje estriado de la caja de cambios. Nos dice el señor que esperemos, que vería qué podía hacer y que nos llamaría para indicarnos. A todo esto, era sábado después de medio día y al día siguiente era el 4 de julio, fiesta de la Independencia. Después de 1 hora sin noticias, volvemos a llamar y nos manifiesta que están en fiestas y que está haciendo lo que puede. Le rogamos que nos llame para decirnos algo, en positivo o en negativo, pero algo. Después de otra hora seguimos sin noticias, por lo que decidimos continuar la marcha esperando llegar a nuestro destino donde con seguridad nos podrían dejar una llave apropiada para poder apretar el tornillo allen. Con los dedos vuelvo a colocar la palanca de cambios en su eje, sin conseguir que entre del todo, y continuamos la marcha. 40 millas más adelante se vuelve a salir y nos quedamos en la cuneta. A todo esto suena el teléfono y nos comentan que vienen en nuestra ayuda. Tras esperar primero bajo el sol y luego bajo la lluvia durante hora y media más se presenta un señor con una grúa. Nos dice que subamos la moto y que regresamos algo más de 100 millas al sur (sólo para apretar un tornillo), además, que la grúa la debíamos pagar nosotros. Tras hablar nuevamente con Eagle Rider y tras una acalorada discusión, les decimos que se marche la grúa que ya nos buscaríamos la vida. Un matrimonio que pasó se ofreció amablemente a recorrer 20 millas para ir a su domicilio a por la llave necesaria para apretar el dichoso tornillo, por lo que ya tuvimos que buscar alojamiento y perdimos un día entero entre averías.
Dos días más tarde, en Oklahoma City a media mañana comienzo a observar como al acelerar el embrague patina. Por lo que decidimos aprovechando que estamos en una ciudad grande, localizar un concesionario Harley Davidson. Allí que llevamos la moto y ellos mismos se ponen en contacto con Eagle Rider. Tras un buen rato de llamadas entre ellos nos comenta el señor de H.D. Oklahoma que Eagle Rider Chicago le había indicado que nos dijera a nosotros que la avería de la motocicleta había sido motivada por mal uso por nuestra parte de la misma. Aún así autorizan la reparación y que ya arreglarían cuentas con nosotros en Los Angeles. Hasta el día siguiente no estaría. Otro día perdido. Nunca nos dijeron de sustituir la motocicleta.
A todo esto, y ya siendo meticuloso (o no) según se mire, decir que la máquina marcaba algo más de 35.000 millas cuando nos la entregaron. Posteriormente nos dimos cuenta que la cúpula estaba rayada y los atardeceres en contra del sol eran un verdadero peligro. Tenía que conducir sacando la cabeza por el lado o estirándola hacia arriba. En el radio-cd saltaban las canciones al ritmo del pistoneo de la moto y el claxon o pito dejó de funcionar.
Pero aún no acabó todo ahí.
El lunes 12 a medio día y circulando por la 93 de Kingman a Las Vegas a unas 12 millas al sur de la presa Hoover nos paran por obras en la calzada. El calor era insoportable y ya que la espera se suponía larga, decido parar el motor. Al reanudar la marcha, la moto no tiene power. No aceleraba. Así que en primera y a ralentí consigo quitar la moto de en medio y refugiarnos a la sombra de un puente. Unos obreros de la carretera nos dan 4 botellines de agua. Si no hubiese sido por ellos podríamos haber tenido un disgusto. Nueva llamada a Eagle Rider. Esto ya parece de chiste. No hay cobertura suficiente y se corta. Tras media hora de parón, vuelvo a ponerla en marcha y arranca. Colocamos cascos y chaquetas rápidamente y proseguimos. No pudimos hacer más de 5 millas. A 5 millas de la presa se vuelve a parar y conseguimos llegar hasta un control de la policía, donde amablemente nos ofrecieron agua y su caseta con aire acondicionado. Allí volvimos a llamar a Eagle Rider, nos confirman que mandan una grúa que tarda 2 horas en llegar.
La grúa, un potente pick-up Ford F350 marcaba 117 grados Fahrenheit, unos 47,2 º de los nuestros. Si en ese momento aparece alguien de E.R. no sé qué hubiera pasado.
Nos dirigimos a Las Vegas. Estamos a unas 35 millas. Le preguntamos al señor de la grúa que hacia dónde nos lleva y nos dice que al concesionario Harley D. Las Vegas. Le decimos que nosotros queremos ir a Eagle Rider Las Vegas y manifiesta que quien le ha llamado ha sido Harley Davidson por lo que es hasta allí donde nos puede llevar. Una vez en el lugar H.D. siguiendo indicaciones de E. Rider y tras explicar la nueva incidencia pretenden de nuevo reparar y que esperemos hasta que esté lista. En esta ocasión ya les aclaramos que esa moto se quedaría allí, que de ninguna de las maneras volveríamos a montar en ella y que nos dirigíamos hacia el local de E. Rider para que nos entregasen otra de la manera que fuera.
A la llegada, nos tenían preparada otra moto, mismo modelo y en esta ocasión con 42.000 millas, aunque con mejor aspecto que su predecesora y con la que conseguimos culminar nuestra particular andanza por los Estados Unidos, llegando a Los Ángeles y completando así 3300 millas con la primera y unos 460 millas con la segunda, algo más de 6000 kms.
Añadir, que al devolver la moto en Eagle Rider Los Ángeles, y tras momentos de tensión, explicaciones y comprobaciones, nos pidieron mil y una vez disculpas, asumieron los fallos de los motocicleta y nos devolvieron el alquiler de 3 días perdidos más 3 noches de hotel.
Esto no compensa en absoluto todo lo perdido. Si se divide el coste total del viaje por días estados, cada día sale por una barbaridad. Por nuestra parte, no pudimos visitar Yosemite ni Bryce Canyon y suerte tuvimos porque el viaje fueron 21 días, que de haber sido menos, muchas cosas habríamos dejado en el camino. Para otra vez será.
Cada uno podrá extraer sus propias conclusiones sobre estos señores.
Agradecer a las gentes de allí, obreros de la carretera y policía por su amabilidad y ayuda de forma totalmente desinteresada.
Fdo. José Antonio Sánchez Martínez (Murcia)
Disculpen ustedes por este extenso ladrillo.
Quizá con lo que aquí escriba, a alguno de nosotros, usuarios de esa empresa, le sirva para poder evitar lo que a nosotros nos sucedió.
Ignoro si lo que voy a escribir pudiera se inadecuado publicarlo en éste foro, por lo que ruego a Carlos o cualquier moderador que eliminen el hilo abierto si así fuera, y del cual me hago total y único responsable de todo lo que relate; que será exactamente lo que nos sucedió en nuestra Route 66 y algo más.
Como algunos conocen, mi mujer y yo salimos el día lunes 28 de junio hacia Chicago con la intención de completar la ruta 66 en el sentido Chi-L.A. El martes 29 sobre las 12 a.m. nos presentamos en el concesionario que Eagle Rider tiene en Berwin para recoger una H.D. Electra Glide Classic que teníamos alquilada con anterioridad. A la llegada nos atendieron amablemente y tras realizar el papeleo necesario y elegir un seguro de los que nos ofrecieron nos entregaron la motocicleta. Tras explicar el manejo de la misma nos pusimos en marcha.
Lo único que noté al salir en es que era imposible encontrar el punto muerto en el cambio. Pasaba de 1ª a 2ª y viceversa sin posibilidad de poder soltar el embrague. Al final y con tacto conseguía llegar al neutro yendo en marcha antes de llegar a un semáforo, por ejemplo. Pero esto era una tontería. Teníamos ganas e ilusión por comenzar a rodar y no íbamos a empezar a quejarnos por una nimiedad como esa.
El sábado 3 de julio, habíamos abandonado la ruta 66 a la altura de Joplin para dirigirnos dirección norte hacia Iowa donde visitaríamos a unos conocidos que residen en un pueblecito de ese estado. A unas 100 millas al norte de Kansas, circulando por la interestatal 35 y yendo en 4ª velocidad, me dispongo a meter 5ª y mi pie no encuentra la palanca del cambio. Miro y observo que va suelta. Por lo que en 4ª velocidad llegamos hasta una estación de servicio en Bethany. Llamamos a Eagle Rider y nos dicen que si es que no podemos nosotros arreglar la avería. La moto no lleva ni una sola herramienta. La avería consistía en que se había salido la palanca del cambio del eje estriado de la caja de cambios. Nos dice el señor que esperemos, que vería qué podía hacer y que nos llamaría para indicarnos. A todo esto, era sábado después de medio día y al día siguiente era el 4 de julio, fiesta de la Independencia. Después de 1 hora sin noticias, volvemos a llamar y nos manifiesta que están en fiestas y que está haciendo lo que puede. Le rogamos que nos llame para decirnos algo, en positivo o en negativo, pero algo. Después de otra hora seguimos sin noticias, por lo que decidimos continuar la marcha esperando llegar a nuestro destino donde con seguridad nos podrían dejar una llave apropiada para poder apretar el tornillo allen. Con los dedos vuelvo a colocar la palanca de cambios en su eje, sin conseguir que entre del todo, y continuamos la marcha. 40 millas más adelante se vuelve a salir y nos quedamos en la cuneta. A todo esto suena el teléfono y nos comentan que vienen en nuestra ayuda. Tras esperar primero bajo el sol y luego bajo la lluvia durante hora y media más se presenta un señor con una grúa. Nos dice que subamos la moto y que regresamos algo más de 100 millas al sur (sólo para apretar un tornillo), además, que la grúa la debíamos pagar nosotros. Tras hablar nuevamente con Eagle Rider y tras una acalorada discusión, les decimos que se marche la grúa que ya nos buscaríamos la vida. Un matrimonio que pasó se ofreció amablemente a recorrer 20 millas para ir a su domicilio a por la llave necesaria para apretar el dichoso tornillo, por lo que ya tuvimos que buscar alojamiento y perdimos un día entero entre averías.
Dos días más tarde, en Oklahoma City a media mañana comienzo a observar como al acelerar el embrague patina. Por lo que decidimos aprovechando que estamos en una ciudad grande, localizar un concesionario Harley Davidson. Allí que llevamos la moto y ellos mismos se ponen en contacto con Eagle Rider. Tras un buen rato de llamadas entre ellos nos comenta el señor de H.D. Oklahoma que Eagle Rider Chicago le había indicado que nos dijera a nosotros que la avería de la motocicleta había sido motivada por mal uso por nuestra parte de la misma. Aún así autorizan la reparación y que ya arreglarían cuentas con nosotros en Los Angeles. Hasta el día siguiente no estaría. Otro día perdido. Nunca nos dijeron de sustituir la motocicleta.
A todo esto, y ya siendo meticuloso (o no) según se mire, decir que la máquina marcaba algo más de 35.000 millas cuando nos la entregaron. Posteriormente nos dimos cuenta que la cúpula estaba rayada y los atardeceres en contra del sol eran un verdadero peligro. Tenía que conducir sacando la cabeza por el lado o estirándola hacia arriba. En el radio-cd saltaban las canciones al ritmo del pistoneo de la moto y el claxon o pito dejó de funcionar.
Pero aún no acabó todo ahí.
El lunes 12 a medio día y circulando por la 93 de Kingman a Las Vegas a unas 12 millas al sur de la presa Hoover nos paran por obras en la calzada. El calor era insoportable y ya que la espera se suponía larga, decido parar el motor. Al reanudar la marcha, la moto no tiene power. No aceleraba. Así que en primera y a ralentí consigo quitar la moto de en medio y refugiarnos a la sombra de un puente. Unos obreros de la carretera nos dan 4 botellines de agua. Si no hubiese sido por ellos podríamos haber tenido un disgusto. Nueva llamada a Eagle Rider. Esto ya parece de chiste. No hay cobertura suficiente y se corta. Tras media hora de parón, vuelvo a ponerla en marcha y arranca. Colocamos cascos y chaquetas rápidamente y proseguimos. No pudimos hacer más de 5 millas. A 5 millas de la presa se vuelve a parar y conseguimos llegar hasta un control de la policía, donde amablemente nos ofrecieron agua y su caseta con aire acondicionado. Allí volvimos a llamar a Eagle Rider, nos confirman que mandan una grúa que tarda 2 horas en llegar.
La grúa, un potente pick-up Ford F350 marcaba 117 grados Fahrenheit, unos 47,2 º de los nuestros. Si en ese momento aparece alguien de E.R. no sé qué hubiera pasado.
Nos dirigimos a Las Vegas. Estamos a unas 35 millas. Le preguntamos al señor de la grúa que hacia dónde nos lleva y nos dice que al concesionario Harley D. Las Vegas. Le decimos que nosotros queremos ir a Eagle Rider Las Vegas y manifiesta que quien le ha llamado ha sido Harley Davidson por lo que es hasta allí donde nos puede llevar. Una vez en el lugar H.D. siguiendo indicaciones de E. Rider y tras explicar la nueva incidencia pretenden de nuevo reparar y que esperemos hasta que esté lista. En esta ocasión ya les aclaramos que esa moto se quedaría allí, que de ninguna de las maneras volveríamos a montar en ella y que nos dirigíamos hacia el local de E. Rider para que nos entregasen otra de la manera que fuera.
A la llegada, nos tenían preparada otra moto, mismo modelo y en esta ocasión con 42.000 millas, aunque con mejor aspecto que su predecesora y con la que conseguimos culminar nuestra particular andanza por los Estados Unidos, llegando a Los Ángeles y completando así 3300 millas con la primera y unos 460 millas con la segunda, algo más de 6000 kms.
Añadir, que al devolver la moto en Eagle Rider Los Ángeles, y tras momentos de tensión, explicaciones y comprobaciones, nos pidieron mil y una vez disculpas, asumieron los fallos de los motocicleta y nos devolvieron el alquiler de 3 días perdidos más 3 noches de hotel.
Esto no compensa en absoluto todo lo perdido. Si se divide el coste total del viaje por días estados, cada día sale por una barbaridad. Por nuestra parte, no pudimos visitar Yosemite ni Bryce Canyon y suerte tuvimos porque el viaje fueron 21 días, que de haber sido menos, muchas cosas habríamos dejado en el camino. Para otra vez será.
Cada uno podrá extraer sus propias conclusiones sobre estos señores.
Agradecer a las gentes de allí, obreros de la carretera y policía por su amabilidad y ayuda de forma totalmente desinteresada.
Fdo. José Antonio Sánchez Martínez (Murcia)
Disculpen ustedes por este extenso ladrillo.