wazzup
En rodaje
Con permiso del Administrador publico este tema aquí por considerarlo especialmente relevante para los usuarios de motos trail -espero que te parezca correcto, Carlos-.
Desde muy pequeño despertó mi pasión por el campo -por la naturaleza en general- y hasta ahora he hecho uso de él en casi todas sus modalidades: paseando, escalando, acampando, cazando, montando a caballo, en 4X4, en quad y últimamente sobre una moto. Por ello, me resulta fácil entender perfectamente que se trata de un bien común -para uso y disfrute de todos-, que debemos preservar para seguir disfrutándolo, tanto nosotros como las generaciones futuras.
Precisamente por ello, entiendo que exista una legislación, entiendo que haya espacios naturales protegidos, reservas, parques nacionales y por descontado fincas de uso privado. Lo que me cuesta mucho más entender es la facilidad con la que las administraciones actúan frecuentemente de una forma cínica e inequívocamente contraria a lo que debería ser la adecuada protección de los espacios naturales.
Se prohíbe transitar con motos y quads por caminos y vías pecuarias -fundamentalmente como una medida de conservación de los espacios naturales- y sin embargo en esos mismos entornos se autorizan planes urbanísticos e infraestructuras aberrantes, que causan infinitamente más daño a aquello que en teoría quieren proteger.
A modo de ejemplo ilustrativo, aquí en nuestra comunidad, se puede citar, entre otras varias, la tropelía que se ha cometido en El Escorial en la ladera de Abantos, donde el desarrollo urbanístico ha destrozado uno de los más bellos parajes de nuestra sierra, amén de estar convirtiendo uno de los lugares históricos más relevantes de nuestro país -el monasterio es Patrimonio de la Humanidad-, en una población masificada, atascada y degradada. Una población que al crecer necesitará nuevas infraestructuras: más y mejores carreteras, saneamiento, tratamiento de residuos, agua para el abastecimiento público y un largo etc., por no hablar de la proliferación de modernos centros comerciales, aparcamientos... Y todo ello, en virtud y fundamentalmente tomando como base una importantísima operación de especulación urbanística, de la que a buen seguro unos pocos habrán salido enormemente beneficiados.
Pero la mayor mentira, el cinismo más grande, la paradoja más sublime viene, cuando después de haber visto todo esto, se persigue a quienes transitan en moto o quad no sólo por Abantos -lo cuál me puede parecer hasta bien-, sino prácticamente por cualquier pista o camino de la Comunidad, sea bosque, monte bajo o erial... porque ello supone una agresión contra el medio ambiente (!!).
Ignoro cuántas motos pueden llegar a transitar por nuestras pistas y caminos, pero desde luego dudo que su número pudiera ni por lo más remoto llegar a parecerse a la ingente afluencia de vehículos que se acercan a la sierra cada fin de semana. Debe ser que todos esos coches contaminan menos y degradan menos el medio ambiente. Ignoro cuánta hierba o matorrales puede destrozar una moto –si es que se sale del camino-, pero dudo que pueda llegar a poder compararse con la cantidad de árboles centenarios que se talan –o se queman- para todos esos desarrollos urbanísticos. Ignoro cuántos saltamontes, pajaritos o conejos pueden llevarse por delante nuestras motos, pero dudo que tenga algo que ver con todas las especies protegidas que han hecho desaparecer de nuestros montes… y todas las que irán desapareciendo en el futuro a medida que la presión urbanística siga creciendo.
No dejan que las motos circulen por los caminos de forma esporádica, pero a escasos metros tienden autovías que arrasan hectáreas enteras de monte y por las que transitarán miles de vehículos durante todo el año; no permiten contaminación acústica en nuestros campos, pero se inauguran centros comerciales por doquier; no dejan que tu moto se acerque a un lago o a un río, pero sigue habiendo empresas que vierten residuos a esas mismas aguas; no dejan pasear con tu moto por un pinar mediterráneo, pero a escasos metros se construyen bloques con miles de viviendas para veraneantes que consumen recursos –a veces inexistentes- y vierten miles de toneladas de residuos al mar… Me parece, insisto, en que nos están engañando.
Estoy a favor del progreso, pero también estoy a favor de preservar nuestros espacios naturales y sinceramente, creo que con la política que siguen nuestras administraciones, no se consigue ni una cosa, ni la otra. Creo que el término “sostenible” no debe constar en su vocabulario.
Al margen de limitar la presión urbanística de nuestras ciudades y poblaciones limítrofes –hay otras formas mucho más racionales de crecimiento, como podría ser la recuperación de los entornos rurales como nuevos hábitat, con todo lo que ello implicaría-, me parece lógico que se limite y se regule la utilización de nuestros caminos y vías pecuarias, pero con sentido común. Si es un bien común, TODOS deberíamos tener derecho a utilizarlos y TODOS deberían tener su espacio: igual que puede haber caminos reservados a los peatones o a las bicicletas, también debería haberlos para las motos y los quads. Lo que se debe de luchar es porque se haga un uso racional de las cosas, basado, además de en la legislación, en la educación y el respeto, algo que con frecuencia se olvida en nuestras aulas.
Por descontado nadie ignora que cafres los hay en todas partes y tan cafre es el motorista desconsiderado que pasa a todo gas junto a unos peatones o unos caballos, como el paseante dominguero que desparrama basura o quema un monte por asarse unas sardinas en un pinar, como el cazador que no respeta las épocas de veda o dispara contra cualquier cosa que corra o vuele. Sin embargo, ni se prohíbe cazar –hay espacios y épocas para ello-, ni se prohíbe asar sardinas –hay espacios para ello-, ni se prohíbe andar por el campo –todo el espacio vale para ello-. Ojala los del Seprona y los Forestales dedicaran la mayor parte de sus recursos a evitar incendios, a parar “domingueros” para ver si llevan su educación en regla y averiguar qué han hecho con su basura o qué van a hacer con ella. Ojala se legisle algún día para perseguir y detener a quienes queman los montes por intereses económicos o a los alcaldes que recalifican terrenos a cambio de “una mordida”…
Seamos conscientes de que TODO uso del monte supone una degradación para el mismo; es una cuestión de cantidad, de saber cuánto y cómo degrada cada uso que hacemos de ese bien común. Pongamos medios para paliar ese desgaste, cuidando las variedades endémicas, luchando contra la desaparición de las especies más amenazadas, reforestando, poniendo límites, protegiendo con sentido común, frenando el crecimiento urbanístico y sobre todo EVITEMOS QUE DESAPAREZCAN CADA AÑO CIENTOS DE HECTAREAS DE MONTE.
A quien corresponda: dejen que podamos transitar con nuestras motos por determinadas zonas del campo, que francamente hay cosas que hacen mucho más daño en un solo día, que todo el que nosotros pudiéramos hacer durante cien años. Y entiendan que los primeros interesados en proteger el campo somos nosotros: sin él no tendríamos dónde disfrutar, ni tendría sentido nuestra afición.
----------------------------
También con la venia, traslado aquí la iniciativa que se esta llevando a cabo en otros foros similares, consistente en una CAMPAÑA DE ENVIO DE QUEJAS AL DEFENSOR DEL PUEBLO, con la intención de que se regule correctamente el uso del monte en lo referente a las motos de campo. Creo que es de máximo interés para todos los que practicamos esta actividad.
Las quejas se pueden remitir por correo o a través de Internet:
* Para hacerlo por correo:
FIRMA:
NOMBRE:
DIRECCIÓN COMPLETA:
TELÉFONO:
D.N.I.:
Y la enviamos a esta dirección:
DEFENSOR DEL PUEBLO
CALLE EDUARDO DATO Nº 31
28071 MADRID
* Para hacerlo a través de Internet:
http://www.defensordelpueblo.es/index.asp?destino=quejasinternet.asp
Así mismo, os adjunto la carta que yo he enviado, por si os sirve de ayuda (está basada en otras cartas tipo que ya se han enviado, con alguna modificación personal). Lo importante es transmitir la idea y sobre todo ENVIAR EL MAYOR NUMERO POSIBLE DE QUEJAS PARA QUE NOS ESCUCHEN.
"Excelentísimo Sr. Defensor del Pueblo:
El motivo de esta queja ante V.E. es la de la indefensión y el atropello al cual me veo sometido por las autoridades de la Comunidad de Madrid.
Soy uno de los miles de deportistas que no pueden practicar su deporte favorito por culpa de una Ley restrictiva e injusta que lo impide. Dicha Ley es: Ley de la Comunidad de Madrid 8/1998, de 15 de junio, de Vías Pecuarias y el Decreto 110/1988, de 27 de octubre, Circulación y práctica de deportes con vehículos de motor. Dicha Ley y Decreto, me dejan en inferioridad de condiciones frente a otros ciudadanos que sí puede practicar su deporte favorito, cosa que a mí se me prohíbe expresamente.
Mi deporte es la moto de campo. Este sector, de gran tradición industrial en nuestro país, está siendo atacado de manera irracional por la Administración. Con ello, además de los serios perjuicios que padecemos los miles de personas que practicamos este deporte, se está poniendo en peligro la supervivencia y el futuro de un sector del que dependen miles de familias en nuestro país.
Estoy totalmente a favor de que se regule el uso de los entornos naturales y en que se persiga a quien daña el medio ambiente, pero la ley actual se limita a prohibir de manera sistemática, sin ofrecer algún tipo de alternativa razonable. En lugar de contemplar los supuestos, circunstancias y lugares de una manera amplia y clara, se limita a prohibir sin más. Desde luego, resulta desconcertante observar los impresionantes recursos públicos destinados a sancionar a un motorista que circula tranquilamente por un camino rural, disfrutando de la naturaleza mientras practica su deporte favorito… Resulta igualmente desconcertante, ver cómo alguno de nuestros más prestigiosos deportistas nacionales, entre los que hay campeones del mundo (como Jordi Tarrés, Adam Raga, Nani Roma), son igualmente perseguidos por las autoridades durante sus entrenamientos, por el mero hecho de no disponer de una ley que regule adecuadamente la práctica de este deporte.
Llevo montando en moto de campo más de 20 años, y sólo he conocido en este entorno gente de gran calidad humana, muy solidaria y con un profundo amor por la naturaleza. Sin embargo en todos estos años he visto cantidad de tropelías contra la naturaleza, como las que se cometen a diario por especuladores, por presiones urbanísticas, por industrias irrespetuosas con el medio ambiente o por personas sin ningún tipo de cultura ecológica, cuyas actuaciones y efectos sobre el medio natural, resultan con frecuencia infinitamente más perjudiciales que los que eventualmente pudieran atribuirse a la práctica de este deporte.
Es injusto que para la Administración, “motorista de campo” sea sinónimo de delincuente ecológico. No lo somos; al contrario, me atrevo a decir que somos "otra especie" de ecologistas, pues los primeros interesados en conservar los espacios naturales somos nosotros, ya que sin ellos no existiría este deporte. Ello no quita para que, como en cualquier otro ámbito social, entre las personas que practican este deporte, haya quien no respete el entorno. También hay industrias que cometen daños ecológicos irreparables y no por ello se prohíbe que haya industrias, si no que se regula adecuadamente la práctica industrial. Al igual que yo, los miles de personas que compartimos esta afición, sólo pedimos que se nos deje realizar nuestro deporte dentro de una legalidad racional, que regule su práctica y sobre todo que contemple espacios alternativos y adecuados en los que poder llevarlo a cabo.
Ruego a V.E. que medie entre la Administración y que interceda para que los que practicamos este deporte podamos seguir haciéndolo de una forma racional, regulada, respetuosa con el entorno y sobre todo, dentro de una legalidad que contemple su práctica.
Sin otro particular y agradeciendo a V.E. la atención prestada y el interés para con este asunto, reciba un respetuoso saludo."
P.D.: disculpad por la extensión de mis palabras y de este tema, pero creo que es un ASUNTO DE MAXIMO INTERES PARA TODOS NOSOTROS... Si queremos seguir disfrutando de nuestra afición deberemos de luchar por ella >
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Desde muy pequeño despertó mi pasión por el campo -por la naturaleza en general- y hasta ahora he hecho uso de él en casi todas sus modalidades: paseando, escalando, acampando, cazando, montando a caballo, en 4X4, en quad y últimamente sobre una moto. Por ello, me resulta fácil entender perfectamente que se trata de un bien común -para uso y disfrute de todos-, que debemos preservar para seguir disfrutándolo, tanto nosotros como las generaciones futuras.
Precisamente por ello, entiendo que exista una legislación, entiendo que haya espacios naturales protegidos, reservas, parques nacionales y por descontado fincas de uso privado. Lo que me cuesta mucho más entender es la facilidad con la que las administraciones actúan frecuentemente de una forma cínica e inequívocamente contraria a lo que debería ser la adecuada protección de los espacios naturales.
Se prohíbe transitar con motos y quads por caminos y vías pecuarias -fundamentalmente como una medida de conservación de los espacios naturales- y sin embargo en esos mismos entornos se autorizan planes urbanísticos e infraestructuras aberrantes, que causan infinitamente más daño a aquello que en teoría quieren proteger.
A modo de ejemplo ilustrativo, aquí en nuestra comunidad, se puede citar, entre otras varias, la tropelía que se ha cometido en El Escorial en la ladera de Abantos, donde el desarrollo urbanístico ha destrozado uno de los más bellos parajes de nuestra sierra, amén de estar convirtiendo uno de los lugares históricos más relevantes de nuestro país -el monasterio es Patrimonio de la Humanidad-, en una población masificada, atascada y degradada. Una población que al crecer necesitará nuevas infraestructuras: más y mejores carreteras, saneamiento, tratamiento de residuos, agua para el abastecimiento público y un largo etc., por no hablar de la proliferación de modernos centros comerciales, aparcamientos... Y todo ello, en virtud y fundamentalmente tomando como base una importantísima operación de especulación urbanística, de la que a buen seguro unos pocos habrán salido enormemente beneficiados.
Pero la mayor mentira, el cinismo más grande, la paradoja más sublime viene, cuando después de haber visto todo esto, se persigue a quienes transitan en moto o quad no sólo por Abantos -lo cuál me puede parecer hasta bien-, sino prácticamente por cualquier pista o camino de la Comunidad, sea bosque, monte bajo o erial... porque ello supone una agresión contra el medio ambiente (!!).
Ignoro cuántas motos pueden llegar a transitar por nuestras pistas y caminos, pero desde luego dudo que su número pudiera ni por lo más remoto llegar a parecerse a la ingente afluencia de vehículos que se acercan a la sierra cada fin de semana. Debe ser que todos esos coches contaminan menos y degradan menos el medio ambiente. Ignoro cuánta hierba o matorrales puede destrozar una moto –si es que se sale del camino-, pero dudo que pueda llegar a poder compararse con la cantidad de árboles centenarios que se talan –o se queman- para todos esos desarrollos urbanísticos. Ignoro cuántos saltamontes, pajaritos o conejos pueden llevarse por delante nuestras motos, pero dudo que tenga algo que ver con todas las especies protegidas que han hecho desaparecer de nuestros montes… y todas las que irán desapareciendo en el futuro a medida que la presión urbanística siga creciendo.
No dejan que las motos circulen por los caminos de forma esporádica, pero a escasos metros tienden autovías que arrasan hectáreas enteras de monte y por las que transitarán miles de vehículos durante todo el año; no permiten contaminación acústica en nuestros campos, pero se inauguran centros comerciales por doquier; no dejan que tu moto se acerque a un lago o a un río, pero sigue habiendo empresas que vierten residuos a esas mismas aguas; no dejan pasear con tu moto por un pinar mediterráneo, pero a escasos metros se construyen bloques con miles de viviendas para veraneantes que consumen recursos –a veces inexistentes- y vierten miles de toneladas de residuos al mar… Me parece, insisto, en que nos están engañando.
Estoy a favor del progreso, pero también estoy a favor de preservar nuestros espacios naturales y sinceramente, creo que con la política que siguen nuestras administraciones, no se consigue ni una cosa, ni la otra. Creo que el término “sostenible” no debe constar en su vocabulario.
Al margen de limitar la presión urbanística de nuestras ciudades y poblaciones limítrofes –hay otras formas mucho más racionales de crecimiento, como podría ser la recuperación de los entornos rurales como nuevos hábitat, con todo lo que ello implicaría-, me parece lógico que se limite y se regule la utilización de nuestros caminos y vías pecuarias, pero con sentido común. Si es un bien común, TODOS deberíamos tener derecho a utilizarlos y TODOS deberían tener su espacio: igual que puede haber caminos reservados a los peatones o a las bicicletas, también debería haberlos para las motos y los quads. Lo que se debe de luchar es porque se haga un uso racional de las cosas, basado, además de en la legislación, en la educación y el respeto, algo que con frecuencia se olvida en nuestras aulas.
Por descontado nadie ignora que cafres los hay en todas partes y tan cafre es el motorista desconsiderado que pasa a todo gas junto a unos peatones o unos caballos, como el paseante dominguero que desparrama basura o quema un monte por asarse unas sardinas en un pinar, como el cazador que no respeta las épocas de veda o dispara contra cualquier cosa que corra o vuele. Sin embargo, ni se prohíbe cazar –hay espacios y épocas para ello-, ni se prohíbe asar sardinas –hay espacios para ello-, ni se prohíbe andar por el campo –todo el espacio vale para ello-. Ojala los del Seprona y los Forestales dedicaran la mayor parte de sus recursos a evitar incendios, a parar “domingueros” para ver si llevan su educación en regla y averiguar qué han hecho con su basura o qué van a hacer con ella. Ojala se legisle algún día para perseguir y detener a quienes queman los montes por intereses económicos o a los alcaldes que recalifican terrenos a cambio de “una mordida”…
Seamos conscientes de que TODO uso del monte supone una degradación para el mismo; es una cuestión de cantidad, de saber cuánto y cómo degrada cada uso que hacemos de ese bien común. Pongamos medios para paliar ese desgaste, cuidando las variedades endémicas, luchando contra la desaparición de las especies más amenazadas, reforestando, poniendo límites, protegiendo con sentido común, frenando el crecimiento urbanístico y sobre todo EVITEMOS QUE DESAPAREZCAN CADA AÑO CIENTOS DE HECTAREAS DE MONTE.
A quien corresponda: dejen que podamos transitar con nuestras motos por determinadas zonas del campo, que francamente hay cosas que hacen mucho más daño en un solo día, que todo el que nosotros pudiéramos hacer durante cien años. Y entiendan que los primeros interesados en proteger el campo somos nosotros: sin él no tendríamos dónde disfrutar, ni tendría sentido nuestra afición.
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También con la venia, traslado aquí la iniciativa que se esta llevando a cabo en otros foros similares, consistente en una CAMPAÑA DE ENVIO DE QUEJAS AL DEFENSOR DEL PUEBLO, con la intención de que se regule correctamente el uso del monte en lo referente a las motos de campo. Creo que es de máximo interés para todos los que practicamos esta actividad.
Las quejas se pueden remitir por correo o a través de Internet:
* Para hacerlo por correo:
FIRMA:
NOMBRE:
DIRECCIÓN COMPLETA:
TELÉFONO:
D.N.I.:
Y la enviamos a esta dirección:
DEFENSOR DEL PUEBLO
CALLE EDUARDO DATO Nº 31
28071 MADRID
* Para hacerlo a través de Internet:
http://www.defensordelpueblo.es/index.asp?destino=quejasinternet.asp
Así mismo, os adjunto la carta que yo he enviado, por si os sirve de ayuda (está basada en otras cartas tipo que ya se han enviado, con alguna modificación personal). Lo importante es transmitir la idea y sobre todo ENVIAR EL MAYOR NUMERO POSIBLE DE QUEJAS PARA QUE NOS ESCUCHEN.
"Excelentísimo Sr. Defensor del Pueblo:
El motivo de esta queja ante V.E. es la de la indefensión y el atropello al cual me veo sometido por las autoridades de la Comunidad de Madrid.
Soy uno de los miles de deportistas que no pueden practicar su deporte favorito por culpa de una Ley restrictiva e injusta que lo impide. Dicha Ley es: Ley de la Comunidad de Madrid 8/1998, de 15 de junio, de Vías Pecuarias y el Decreto 110/1988, de 27 de octubre, Circulación y práctica de deportes con vehículos de motor. Dicha Ley y Decreto, me dejan en inferioridad de condiciones frente a otros ciudadanos que sí puede practicar su deporte favorito, cosa que a mí se me prohíbe expresamente.
Mi deporte es la moto de campo. Este sector, de gran tradición industrial en nuestro país, está siendo atacado de manera irracional por la Administración. Con ello, además de los serios perjuicios que padecemos los miles de personas que practicamos este deporte, se está poniendo en peligro la supervivencia y el futuro de un sector del que dependen miles de familias en nuestro país.
Estoy totalmente a favor de que se regule el uso de los entornos naturales y en que se persiga a quien daña el medio ambiente, pero la ley actual se limita a prohibir de manera sistemática, sin ofrecer algún tipo de alternativa razonable. En lugar de contemplar los supuestos, circunstancias y lugares de una manera amplia y clara, se limita a prohibir sin más. Desde luego, resulta desconcertante observar los impresionantes recursos públicos destinados a sancionar a un motorista que circula tranquilamente por un camino rural, disfrutando de la naturaleza mientras practica su deporte favorito… Resulta igualmente desconcertante, ver cómo alguno de nuestros más prestigiosos deportistas nacionales, entre los que hay campeones del mundo (como Jordi Tarrés, Adam Raga, Nani Roma), son igualmente perseguidos por las autoridades durante sus entrenamientos, por el mero hecho de no disponer de una ley que regule adecuadamente la práctica de este deporte.
Llevo montando en moto de campo más de 20 años, y sólo he conocido en este entorno gente de gran calidad humana, muy solidaria y con un profundo amor por la naturaleza. Sin embargo en todos estos años he visto cantidad de tropelías contra la naturaleza, como las que se cometen a diario por especuladores, por presiones urbanísticas, por industrias irrespetuosas con el medio ambiente o por personas sin ningún tipo de cultura ecológica, cuyas actuaciones y efectos sobre el medio natural, resultan con frecuencia infinitamente más perjudiciales que los que eventualmente pudieran atribuirse a la práctica de este deporte.
Es injusto que para la Administración, “motorista de campo” sea sinónimo de delincuente ecológico. No lo somos; al contrario, me atrevo a decir que somos "otra especie" de ecologistas, pues los primeros interesados en conservar los espacios naturales somos nosotros, ya que sin ellos no existiría este deporte. Ello no quita para que, como en cualquier otro ámbito social, entre las personas que practican este deporte, haya quien no respete el entorno. También hay industrias que cometen daños ecológicos irreparables y no por ello se prohíbe que haya industrias, si no que se regula adecuadamente la práctica industrial. Al igual que yo, los miles de personas que compartimos esta afición, sólo pedimos que se nos deje realizar nuestro deporte dentro de una legalidad racional, que regule su práctica y sobre todo que contemple espacios alternativos y adecuados en los que poder llevarlo a cabo.
Ruego a V.E. que medie entre la Administración y que interceda para que los que practicamos este deporte podamos seguir haciéndolo de una forma racional, regulada, respetuosa con el entorno y sobre todo, dentro de una legalidad que contemple su práctica.
Sin otro particular y agradeciendo a V.E. la atención prestada y el interés para con este asunto, reciba un respetuoso saludo."
P.D.: disculpad por la extensión de mis palabras y de este tema, pero creo que es un ASUNTO DE MAXIMO INTERES PARA TODOS NOSOTROS... Si queremos seguir disfrutando de nuestra afición deberemos de luchar por ella >

