Ginés Llorca
En rodaje
Hasta ahora había recibido muchos consejos sobre la mejor manera de hacerle el rodaje a una moto nueva. Que si no la uses mucho por ciudad, que si no la uses mucho por autopista, que si alárgale las marchas pero no mucho, que si acórtale las marchas pero tampoco te pases, que no le des caña pero tampoco la lleves floja, que si... En fin, que había oído de todo y casi todo el mundo parece tener razón según sus razonamientos. Pero lo que no había hecho nunca es lo que se me ocurrió este verano.
Fui a recoger un viernes por la tarde una 1200GS Triple Black al concesionario de Valencia y les dije que si el lunes podía llevarla para hacerle la revisión porque después me quería ir de viaje con ella. Al principio me miraron con una cara un poco rara y me recordaron que al menos debía hacerle mil kilómetros, y cuando insistí que prefería hacerla el lunes para luego poder irme tranquilo de viaje me dieron hora no sin pensar que estaba un poco loco, o al menos eso reflejaban su caras.
El sábado por la tarde cogí la moto pensando en hacer unos cuantos kilómetros para ver qué tal me sentía con ella y cuando me quise dar cuenta ya estaba en Soria. Ya puestos seguí hasta el norte de la provincia porque sabía que por allí hay unos pueblos muy chulos y algunas lagunas y montañas, hasta que llegué a uno que se llama Vinuesa. Como ya era un poco tarde me quedé a dormir allí en un hotel rural con la feliz coincidencia de que su dueño también era motero. Durante la cena me explicó que si quería hacerle un rodaje completo a la moto tenía que sacarla del asfalto, así que a la mañana siguiente me acompañó hasta una pista que durante 25 kilómetros me llevó montaña arriba hasta superar una zona conocida como el mirador de la Laguna Negra. Vuelta abajo otra vez por el mismo sitio y unas horas después ya estaba otra vez en Valencia.
El lunes por la mañana me presenté en el taller con 1.050 kilómetros y más contento que unas pascuas. Yo no sé cual es el mejor rodaje para una moto... pero el que yo le hice a la mía, mola.
Fui a recoger un viernes por la tarde una 1200GS Triple Black al concesionario de Valencia y les dije que si el lunes podía llevarla para hacerle la revisión porque después me quería ir de viaje con ella. Al principio me miraron con una cara un poco rara y me recordaron que al menos debía hacerle mil kilómetros, y cuando insistí que prefería hacerla el lunes para luego poder irme tranquilo de viaje me dieron hora no sin pensar que estaba un poco loco, o al menos eso reflejaban su caras.
El sábado por la tarde cogí la moto pensando en hacer unos cuantos kilómetros para ver qué tal me sentía con ella y cuando me quise dar cuenta ya estaba en Soria. Ya puestos seguí hasta el norte de la provincia porque sabía que por allí hay unos pueblos muy chulos y algunas lagunas y montañas, hasta que llegué a uno que se llama Vinuesa. Como ya era un poco tarde me quedé a dormir allí en un hotel rural con la feliz coincidencia de que su dueño también era motero. Durante la cena me explicó que si quería hacerle un rodaje completo a la moto tenía que sacarla del asfalto, así que a la mañana siguiente me acompañó hasta una pista que durante 25 kilómetros me llevó montaña arriba hasta superar una zona conocida como el mirador de la Laguna Negra. Vuelta abajo otra vez por el mismo sitio y unas horas después ya estaba otra vez en Valencia.
El lunes por la mañana me presenté en el taller con 1.050 kilómetros y más contento que unas pascuas. Yo no sé cual es el mejor rodaje para una moto... pero el que yo le hice a la mía, mola.