La verdad es que la marca KTM, sobretodo en su época moderna de los últimos 20-25 años, es un puntazo. Una marca relativamente pequeña de un país también relativamente pequeño se ha convertido en una referencia en motos de campo.
Lo del Dakar no tiene nombre y en el resto de competiciones off road lo mismo. Pero claro, una cosa es el campo y la competición, donde es habitual estar muy encima de la mecánica por motivos obvios y otra distinta son, o deberían ser, las motos de carretera y viaje. Y ahí es donde todavía KTM necesita posicionarse al nivel del resto de marcas.
El otro día veía un vídeo sobre las “peculiaridades mecánicas” de la 890R y en general todo el mundo estaba de acuerdo que esas motos van fenomenal pero no están exentas de “cositas”, normalmente no graves, pero que producen cierto alejamiento al público generalista, por llamarlo de alguna manera. El público que no está acostumbrado a tener que vigilar de cerca una mecánica nueva.
Y por último, el hecho de que la mitad de la marca esté en manos de un fabricante como Bajaj… entiendo que a nivel económico sea una jugada importante asociarse a un gigante, no todas las marcas tienen el músculo de Honda o BMW. Pero a nivel de imagen comercial, que un gigante indio controle la mitad de una marca europea… no sé, creo que le hace más mal que bien.
