Pingu
Curveando
Si os gustó EL RITMO, este post también os gustará. Lo publiqué en marzo en www.motofan.com -mi foro de siempre- , pero tras perderse todo el foro hace unos meses, pensaba ponerlo aquí. Hace unos días lo compartí con algunos foreros y Badmotorfinger me puso el link a EL RITMO. Me gustó y hasta pensaba tardar un poco más en publicar el mío para no solaparlo, pero bueno, ¿qué diablos?. Aquí lo tenéis:
EN BUSCA DE LA CONDUCCIÓN FLUIDA
Estos días estoy dándole vueltas a la cabeza con la fluidez de movimientos para mejorar la conducción. Si nos fijamos en las artes marciales, el Taichi, la gimnasia rítmica y la deportiva, la mayoría de los deportes de invierno... y ahora el Parkour, (esa nueva actividad de correr-saltar-escalar por las ciudades que hemos visto en anuncios como el de la Caixa LKXA), nos damos cuenta de que cuanto menos bruscos son los movimientos, más fácil parece todo. Es como si tuviera que ser así de forma natural. La coordinación de brazos y piernas y el enlazar los movimientos de forma suave y continuada es lo que da belleza a la evolución de nuestro cuerpo. Hacer que parezca fácil lo difícil es todo un reto.
En moto pasa exactamente igual. Las maniobras bruscas son las que se convierten en peligrosas al romper la fluidez del movimiento. Frenar demasiado, acelerar demasiado, reducciones demasiado fuertes, acciones precipitadas cuando se nos amontona la faena en la entrada a curva... todo éso nos lleva a perder la fluidez y significa peligro y pérdida de velocidad o peor aún, pérdida de control y de contacto de las ruedas con el asfalto.
El paso por curva es parte de la ruta... no una maniobra aparte de la recta. No hay rectas y curvas. No podemos separar curvas de rectas porque el asfalto continúa, así que tenemos que hacer que nuestros movimientos acepten la curva como parte de la carretera, no como un obstáculo en nuestra contra. Hay que conseguir la armonía de la velocidad y eso se consigue buscando la fluidez y continuidad de nuestra conducción. Enlazar nuestros movimientos encima de la moto para hacerlos suaves y progresivos, encadenados como un baile.
Al inclinar, al acelerar, al descolgarnos... no debemos buscar la postura de forma instantánea, como si sólo hubiera 3 posturas: recta, curva a izquierdas y curva a derechas. Los cambios de posturas se deben alcanzar de forma progresiva, apoyándonos en la moto mientras la ponemos en la posición para afrontar la curva y según vamos necesitando... nos vamos descolgando sólo lo necesario. Nuestro cuerpo fuera de la protección de la aerodinámica ofrece resistencia al aire y todo lo que salgamos de más... es velocidad que perdemos. Además cuanto más fuera de la moto estamos, menos control tenemos sobre ella, así que cuanto más lejos estemos de la postura óptima de conducción, más tardaremos en reaccionar en caso de necesidad.
Conducir acariciando el asfalto, como una coreografía perfectamente ensayada, como si fuéramos bailando con la moto a cámara lenta y nos diera tiempo a que cada cosa estuviera exactamente en su sitio en el momento justo. Igual que va el agua sin esfuerzo por el río, salpicando cuando una brusquedad interrumpe el paso silencioso del agua, nuestros movimientos bruscos rompen la armonía de la conducción y nos aleja de la fluidez. Se rompe la magia de la conducción fluida.
La fluidez da más seguridad y cansa menos tanto a piloto como a pasajero porque los movimientos son menos violentos. También la moto consume menos gasolina, menos frenos y menos ruedas.
Ir suave no es lo mismo que lento. De hecho se puede ir muy rápido. Ir suave depende de la forma de enlazar las posturas, de encadenar las curvas, de desplazar el peso del cuerpo de un estribo al otro, de la progresividad del gas y del freno, haciendo que tanto aceleraciones como frenadas sean graduales sin perder efectividad, sin romper la inercia ni provocar desvíos de fuerzas en otra dirección que no sea la de la carretera. Todos los excesos y defectos rompen la fluidez. Romper la constancia del movimiento o de los cambios de velocidad hace que vayas más lento o asumas más riesgos o ambas cosas.
Una frenada perfecta no derrapa la rueda y no malgasta goma alargando además la frenada. Precisamente un ABS hace éso por tí, pero no todos tenemos un ABS en la moto, así que tenemos que intentar que no nos haga falta evitando que la rueda derrape al frenar.
De la misma forma una acelerada perfecta no pierde tracción. Las derrapadas tipo McCoy son espectaculares pero poco efectivas. Todos los excesos desperdician energía y malgastan rueda, gasolina y progresión, con lo que si conseguimos evitarlos iremos más rápidos, tendremos salidas más brillantes y frenaremos en menos metros.
La fluidez no es otra cosa que fusionarse con la moto como una parte flexible que, de forma natural, evoluciona suavemente en sus posturas para conducirla. Es como el dibujante que con un trazo largo y preciso da la forma a la línea que dibuja, mientras los aprendices necesitan de muchos trazos y correcciones para realizar el mismo trazo... y mucho más tiempo.
EN BUSCA DE LA CONDUCCIÓN FLUIDA
Estos días estoy dándole vueltas a la cabeza con la fluidez de movimientos para mejorar la conducción. Si nos fijamos en las artes marciales, el Taichi, la gimnasia rítmica y la deportiva, la mayoría de los deportes de invierno... y ahora el Parkour, (esa nueva actividad de correr-saltar-escalar por las ciudades que hemos visto en anuncios como el de la Caixa LKXA), nos damos cuenta de que cuanto menos bruscos son los movimientos, más fácil parece todo. Es como si tuviera que ser así de forma natural. La coordinación de brazos y piernas y el enlazar los movimientos de forma suave y continuada es lo que da belleza a la evolución de nuestro cuerpo. Hacer que parezca fácil lo difícil es todo un reto.
En moto pasa exactamente igual. Las maniobras bruscas son las que se convierten en peligrosas al romper la fluidez del movimiento. Frenar demasiado, acelerar demasiado, reducciones demasiado fuertes, acciones precipitadas cuando se nos amontona la faena en la entrada a curva... todo éso nos lleva a perder la fluidez y significa peligro y pérdida de velocidad o peor aún, pérdida de control y de contacto de las ruedas con el asfalto.
El paso por curva es parte de la ruta... no una maniobra aparte de la recta. No hay rectas y curvas. No podemos separar curvas de rectas porque el asfalto continúa, así que tenemos que hacer que nuestros movimientos acepten la curva como parte de la carretera, no como un obstáculo en nuestra contra. Hay que conseguir la armonía de la velocidad y eso se consigue buscando la fluidez y continuidad de nuestra conducción. Enlazar nuestros movimientos encima de la moto para hacerlos suaves y progresivos, encadenados como un baile.
Al inclinar, al acelerar, al descolgarnos... no debemos buscar la postura de forma instantánea, como si sólo hubiera 3 posturas: recta, curva a izquierdas y curva a derechas. Los cambios de posturas se deben alcanzar de forma progresiva, apoyándonos en la moto mientras la ponemos en la posición para afrontar la curva y según vamos necesitando... nos vamos descolgando sólo lo necesario. Nuestro cuerpo fuera de la protección de la aerodinámica ofrece resistencia al aire y todo lo que salgamos de más... es velocidad que perdemos. Además cuanto más fuera de la moto estamos, menos control tenemos sobre ella, así que cuanto más lejos estemos de la postura óptima de conducción, más tardaremos en reaccionar en caso de necesidad.
Conducir acariciando el asfalto, como una coreografía perfectamente ensayada, como si fuéramos bailando con la moto a cámara lenta y nos diera tiempo a que cada cosa estuviera exactamente en su sitio en el momento justo. Igual que va el agua sin esfuerzo por el río, salpicando cuando una brusquedad interrumpe el paso silencioso del agua, nuestros movimientos bruscos rompen la armonía de la conducción y nos aleja de la fluidez. Se rompe la magia de la conducción fluida.
La fluidez da más seguridad y cansa menos tanto a piloto como a pasajero porque los movimientos son menos violentos. También la moto consume menos gasolina, menos frenos y menos ruedas.
Ir suave no es lo mismo que lento. De hecho se puede ir muy rápido. Ir suave depende de la forma de enlazar las posturas, de encadenar las curvas, de desplazar el peso del cuerpo de un estribo al otro, de la progresividad del gas y del freno, haciendo que tanto aceleraciones como frenadas sean graduales sin perder efectividad, sin romper la inercia ni provocar desvíos de fuerzas en otra dirección que no sea la de la carretera. Todos los excesos y defectos rompen la fluidez. Romper la constancia del movimiento o de los cambios de velocidad hace que vayas más lento o asumas más riesgos o ambas cosas.
Una frenada perfecta no derrapa la rueda y no malgasta goma alargando además la frenada. Precisamente un ABS hace éso por tí, pero no todos tenemos un ABS en la moto, así que tenemos que intentar que no nos haga falta evitando que la rueda derrape al frenar.
De la misma forma una acelerada perfecta no pierde tracción. Las derrapadas tipo McCoy son espectaculares pero poco efectivas. Todos los excesos desperdician energía y malgastan rueda, gasolina y progresión, con lo que si conseguimos evitarlos iremos más rápidos, tendremos salidas más brillantes y frenaremos en menos metros.
La fluidez no es otra cosa que fusionarse con la moto como una parte flexible que, de forma natural, evoluciona suavemente en sus posturas para conducirla. Es como el dibujante que con un trazo largo y preciso da la forma a la línea que dibuja, mientras los aprendices necesitan de muchos trazos y correcciones para realizar el mismo trazo... y mucho más tiempo.