Habría mucho que comentar sobre los tópicos moteriles...
En lo que sí que coincido es que, quienes utilizan/utilizamos estos vehículos de dos ruedas para algo más que desplazarnos, creamos una especie de unión hombre-máquina, un binomio, una especie de simbiosis, casi equivalente a la que tuvo que haber, hace cientos de años, entre un hombre y su caballo. Esta sensación de compañerismo es la que induce a que, cuando te encuentras a otro motorista en una carretera, probablemente a muchos kilómetros de tu punto de partida, lo saludes y lo veas como a alguien que siente algo parecido a lo que estás sintiendo tú.
También coincido en que cuando llegas a un "estado motero" en el que lo que te importa realmente, no es la moto en sí misma como marca o modelo, si no, lo que puedes hacer con ella, es cuando más disfrutas y más libre te sientes.
A partir de aquí, todo lo demás... en fin...