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Bueno... pues ahí va un post de lo más étnico. 
Adelanto que es arduo de leer. Paciencia pues. :
En primer lugar quisiera mostrar algo de historia.
Más de medio millón de gitanos viven hoy en España. A pesar de ser la minoría étnica más numerosa, todavía sufren las consecuencias de la exclusión, el racismo y la xenofobia. Según las frías estadísticas... aún un 25% de los españoles payos piensa que los gitanos no son españoles y un 27% de los jóvenes payos estaría dispuesto a echar a los gitanos de España.
En 2007 los gitanos serán la minoría más numerosa de Europa. Se calcula que para esta fecha alcanzarán los doce millones.
¿De dónde provienen los gitanos?
Hasta hace bien poco se daba por cierta la afirmación de que provienen de diversos elementos étnicos con rasgos lingüísticos y culturales comunes. Últimas investigaciones de tipo genético corrigen en parte esta apreciación, mostrando que todos los gitanos del mundo descienden de un mismo grupo, que se sitúa en la India en torno a los siglos X-XII.
Parecen estar relacionados con los “rom” de la India, cuya lengua tiene parentescos con la “romaní”. Puesto que dicho idioma se habría separado del tronco indo-ario en torno al siglo X o algo después, eso indicaría los siglos en que los gitanos comenzaron a salir de la India. Al parecer los estudios filológicos y genéticos parecen coincidir.
Ya entonces es posible que actuaran como bailarines y músicos, a manera de profesión alternativa a las que más frecuentemente desempeñaban: herrería, orfebrería y comercio.
Después de abandonar la India, parece que se establecieron durante siglos en Irán.
Desde allí se separaron en dos ramas, unos bajaron hacia el sur a través de Siria y otros siguieron su marcha, como siempre en clanes, hacia el oeste rumbo a los Balcanes. El caso es que las invasiones de turcos y mongoles desplazaron a los gitanos, entre otras cosas porque los gitanos necesitan, para hacer valer su arte musical y su artesanía, de una población sedentaria. Tras pasar por el Kurdistán, el Caúcaso y Armenia, llegan a Grecia. Se sabe de su presencia en Creta y sobre todo en el continente en el siglo XIV.
En el XV ya se les detecta en Croacia, en la corte de Hungría, Rumanía, en la del rey de Bohemia, Transilvania... Un dato que aflora de los escritos de esta época es que “interpretaban la música a gusto del cliente”, lo que demuestra su gran capacidad de adaptación.
Al pueblo gitano se le observa como buen intérprete de la música persa, árabe, india y turca. En este sentido, destaca “el papel que han desempañado en la difusión y transformación de las músicas populares desde el oriente al occidente” y de los Balcanes hasta Rusia. En estos países citados buena parte de los músicos populares que tocaban en las bodas y las fiestas de los habitantes autóctonos llegaron a ser de etnia gitana.
Y en lo que nos concierne respecto de España, se puede afirmar que el Flamenco es un arte gitano. Nadie duda que fue en ambientes de la Baja Andalucía donde comenzó a manifestarse el Flamenco. Y también que el término “flamenco” se usó con el significado de “gitano” antes de designar a lo que hoy entendemos por tal.
Presencia de los gitanos en España.
Los primeros testimonios de su presencia en España parecen ser de 1425. Entraron por los Pirineos diciéndose expulsados de su tierra, el Pequeño Egipto (región de Grecia) por los turcos. De ahí vendría el nombre de egipcianos, egiptanos o gitanos.
Circulaban en tropas de cuarenta a cien personas conducidos por personajes que se dicen 'condes' o 'duques' (los actuales Patriarcas). Son de tez morena, los hombres llevan barba y pelo largo, aretes en las orejas, las mujeres turbante, anillos y aretes y otros adornos. Exhiben cartas o salvoconductos de algún rey y bulas del Papa, afirmando astutamente que éste les ha impuesto una romería penitente de siete años y que van hacia Santiago de Compostela.
Algunos ejemplos de la época:
----Alfonso V de Aragón autorizó al duque Juan de Egipto Menor a viajar por sus tierras durante un trimestre.
----En 1462 dos condes del Pequeño Egipto llamados Tomás y Martín llegaron a Andalucía al frente de unas cien personas, fueron acogidos en Jaén por el Condestable Miguel Lucas de Iranzo. En 1470 el mismo Condestable acogió a otra tropa de cuarenta en Andujar, y algo similar sucede quince días después.
Pronto se les ve ya en la comitiva procesional de diversas fiestas del Corpus: danzando, tocando tamboriles, panderos y sonajas: en Guadalajara, en 1478. Poco después en Segovia, en Toledo...
En Granada desde la conquista, los moriscos bailaban en honor del Santísimo Sacramento. Y ya en 1533, se quejaron de que los gitanos les robaban las bestias en el campo y las ropas en sus casas, en las que se introducían con el pretexto de decir la buenaventura o enseñarles cosas de magia.
Desde 1607 las canciones gitanas sustituyen a las de los moriscos y acabarán sustituyéndolos definitivamente después de la expulsión de los moriscos en 1610. Esto no significa que el cancionero de ambos grupos fueran iguales, pero todo indica que los gitanos eran capaces de imitar y ‘superar’ a los moriscos, igual que interpretaron seguidillas castellanas a la manera gitana.
Los espectáculos gitanos llegarán a tener gran éxito, tanto en fiestas religiosas como civiles. Pronto surgió en España la moda y la imitación de lo gitano. Un ejemplo es como el traje de gitano se introducirá en el teatro y en bailes de disfraces.
Muy pronto se les cita en la literatura. Ya en dos obras de Gil Vicente, de principios del XVI, aparecen gitanas bailando y cantando. En las comedias aparecen indicaciones como 'cantar con panderos y sonajas al modo de los gitanos'. Y Cervantes escribe “La Gitanilla”.
Las leyes contra los gitanos fueron constantes, principalmente toman motivo de las quejas sobre su vida errante y los hurtos o estafas. Pero paralelamente, los gitanos estaban siendo bastante aceptados por la población en cuanto elemento animador en las fiestas. Los gitanos se juntaban particularmente con los estratos populares, ofreciendo una manera de cantar y danzar 'a lo gitano' bailes y canciones conocidas, en contextos festivos. La especial habilidad para la danza, el traje, el acento y un tipo peculiar de interpretación, siempre les deparó un carácter exótico.
En general puede mantenerse que durante los siglos XVI y XVII los gitanos españoles mantuvieron una vida bastante errante, nómada, como era tradicional en ella. Pero poco a poco fueron sedentarizándose, fenómeno que se observa poco después, a partir del siglo XVIII, más aún en la segunda mitad, y particularmente en Andalucía y más aún en su parte occidental. Esto no quita que muchos gitanos mantuvieran su vida errante.
Convivencia de dos culturas en un país
Un comentario que escuchamos con excesiva frecuencia, cuando entre “payos” se habla de la exclusión de los gitanos y las gitanas, es: "son ellos que no quieren integrarse". A menudo esta afirmación viene emparejada con otra: "ellos son más racistas que nosotros".
Estas afirmaciones, son indicativas del enorme desencuentro que existe entre dos culturas.
En primer lugar, existe una profunda limitación por parte de los payos y payas a ponerse en el lugar de los otros, es decir de los gitanos y las gitanas. La diferencia entre lo que puede percibir un miembro de un colectivo que representa menos del 2% de la población y la percepción de las y los miembros de una sociedad y una cultura abrumadamente mayoritaria, es abismal. Sobre todo si tenemos en cuenta que la segunda domina todos los mecanismos y resortes del poder, tanto del Estado, como los económico-mediáticos, y que ha ejercido una discriminación que en algunas épocas ha rozado las políticas de genocidio (la redada de 1749 en España o el Holocausto Nazi por ejemplo).
No se puede equiparar la responsabilidad (de la existencia de racismo) de una comunidad que ha sido víctima de continua opresión y discriminación, con la responsabilidad de la cultura dominante.
Esto no quiere decir que no se pueda mantener un espíritu crítico hacia actitudes de gitanos y gitanas despectivas contra los payos y payas, ni que se deba presentarlos como víctimas pasivas sin capacidad de actuar frente a la sociedad paya y a su discriminación. Al contrario, hay que reconocer el esfuerzo histórico de la comunidad gitana por aceptar, adaptarse y convivir con el mundo payo. Este esfuerzo tiene un enorme mérito y explicaría su capacidad de supervivencia económica y cultural en un medio tremendamente hostil.
Por otro lado, se puede afirmar que su "integración" en la cultura dominante es sorprendentemente alta y se ha realizado a pesar de un esfuerzo constante por excluirlos o asimilarlos.
La crítica a su falta de deseos de integrarse es bastante cuestionable y depende mucho de lo que se quiera decir con "integración". Un ejemplo que se cita para mostrar la falta de interés en la "integración" es la notable ausencia de gitanos y gitanas en la gran mayoría de lugares de trabajo, sin embargo no se reconoce la profunda discriminación laboral como causa de esta subrepresentación.
La población gitana no ha vivido a espaldas del mundo payo, sino como una parte integrante de nuestra economía y sociedad. Sus oficios tradicionales, chalaneo, traperos, artesanía, venta ambulante, música, etc, siempre se han adaptado a las necesidades de la población paya.
El porcentaje de gitanos y gitanas con algún familiar payo es mucho más alto que el de payos con lazos de parentesco con gitanos o gitanas. Como ejemplo constatado se da el dato que entre las reclusas gitanas se encuentra un 30% que están emparejadas con un hombre payo.
La comunidad gitana vive día a día en la sociedad paya y muy raras veces los payos entran en dicha comunidad. Esta falta de contacto aumenta entre las capas más acomodadas de la sociedad; por lo menos en muchos barrios obreros del estado Español hay vecinos gitanos y gitanas, con los que se comparte espacio publico, escuela y lugares de encuentro.
Es importante mencionar otro comentario que se suele oír: "claro, deben integrarse, pero pueden mantener su cultura". Sin embargo cuando se les achaca su "falta de ganas de integración", en realidad se les está criticando por querer mantener su cultura y su diferencia, a la vez reforzando la identificación que hace la sociedad paya de la marginalidad como un rasgo fundamental de la comunidad gitana.
Se podría preguntar "¿y la integración de los payos con esa cultura?". Suena absurdo, claro, pues la idea de integración siempre se refiere a la integración en la cultura dominante, lo cual no deja lugar para mantener la propia cultura. Sin embargo, la insistencia de la afirmación "ellos no se quieren integrar" sigue un patrón de pensamiento que se repite constantemente. Es decir, casi todas las propuestas para resolver los problemas que enfrenta la comunidad gitana se refieren a cómo ellos y ellas deben y tienen que cambiar. Se piensa que el énfasis del cambio tiene que ser a la inversa.
La pregunta es ¿qué hay que cambiar en la cultura paya para poder desarrollar una verdadera sociedad multicultural?.
Esto nos a lleva a reflexionar sobre cómo en determinadas sociedades pueden convivir diversas culturas en paz y respeto mutuo. De hecho, esta propuesta tiene una enorme vigencia actualmente en un mundo cada vez más globalizado, donde la homogeneización cultural y la eliminación de la diversidad es cada vez más real.
Hay que destacar la experiencia de la comunidad gitana, que después de convivir profundamente con la cultura paya durante casi 600 años, aún es capaz de mantener un alto grado de rasgos propios y diferenciados, y que puede ser una fuente de aprendizaje importantísima para todos.

Adelanto que es arduo de leer. Paciencia pues. :

En primer lugar quisiera mostrar algo de historia.

Más de medio millón de gitanos viven hoy en España. A pesar de ser la minoría étnica más numerosa, todavía sufren las consecuencias de la exclusión, el racismo y la xenofobia. Según las frías estadísticas... aún un 25% de los españoles payos piensa que los gitanos no son españoles y un 27% de los jóvenes payos estaría dispuesto a echar a los gitanos de España.
En 2007 los gitanos serán la minoría más numerosa de Europa. Se calcula que para esta fecha alcanzarán los doce millones.
¿De dónde provienen los gitanos?
Hasta hace bien poco se daba por cierta la afirmación de que provienen de diversos elementos étnicos con rasgos lingüísticos y culturales comunes. Últimas investigaciones de tipo genético corrigen en parte esta apreciación, mostrando que todos los gitanos del mundo descienden de un mismo grupo, que se sitúa en la India en torno a los siglos X-XII.
Parecen estar relacionados con los “rom” de la India, cuya lengua tiene parentescos con la “romaní”. Puesto que dicho idioma se habría separado del tronco indo-ario en torno al siglo X o algo después, eso indicaría los siglos en que los gitanos comenzaron a salir de la India. Al parecer los estudios filológicos y genéticos parecen coincidir.
Ya entonces es posible que actuaran como bailarines y músicos, a manera de profesión alternativa a las que más frecuentemente desempeñaban: herrería, orfebrería y comercio.
Después de abandonar la India, parece que se establecieron durante siglos en Irán.
Desde allí se separaron en dos ramas, unos bajaron hacia el sur a través de Siria y otros siguieron su marcha, como siempre en clanes, hacia el oeste rumbo a los Balcanes. El caso es que las invasiones de turcos y mongoles desplazaron a los gitanos, entre otras cosas porque los gitanos necesitan, para hacer valer su arte musical y su artesanía, de una población sedentaria. Tras pasar por el Kurdistán, el Caúcaso y Armenia, llegan a Grecia. Se sabe de su presencia en Creta y sobre todo en el continente en el siglo XIV.
En el XV ya se les detecta en Croacia, en la corte de Hungría, Rumanía, en la del rey de Bohemia, Transilvania... Un dato que aflora de los escritos de esta época es que “interpretaban la música a gusto del cliente”, lo que demuestra su gran capacidad de adaptación.
Al pueblo gitano se le observa como buen intérprete de la música persa, árabe, india y turca. En este sentido, destaca “el papel que han desempañado en la difusión y transformación de las músicas populares desde el oriente al occidente” y de los Balcanes hasta Rusia. En estos países citados buena parte de los músicos populares que tocaban en las bodas y las fiestas de los habitantes autóctonos llegaron a ser de etnia gitana.
Y en lo que nos concierne respecto de España, se puede afirmar que el Flamenco es un arte gitano. Nadie duda que fue en ambientes de la Baja Andalucía donde comenzó a manifestarse el Flamenco. Y también que el término “flamenco” se usó con el significado de “gitano” antes de designar a lo que hoy entendemos por tal.
Presencia de los gitanos en España.
Los primeros testimonios de su presencia en España parecen ser de 1425. Entraron por los Pirineos diciéndose expulsados de su tierra, el Pequeño Egipto (región de Grecia) por los turcos. De ahí vendría el nombre de egipcianos, egiptanos o gitanos.
Circulaban en tropas de cuarenta a cien personas conducidos por personajes que se dicen 'condes' o 'duques' (los actuales Patriarcas). Son de tez morena, los hombres llevan barba y pelo largo, aretes en las orejas, las mujeres turbante, anillos y aretes y otros adornos. Exhiben cartas o salvoconductos de algún rey y bulas del Papa, afirmando astutamente que éste les ha impuesto una romería penitente de siete años y que van hacia Santiago de Compostela.
Algunos ejemplos de la época:
----Alfonso V de Aragón autorizó al duque Juan de Egipto Menor a viajar por sus tierras durante un trimestre.
----En 1462 dos condes del Pequeño Egipto llamados Tomás y Martín llegaron a Andalucía al frente de unas cien personas, fueron acogidos en Jaén por el Condestable Miguel Lucas de Iranzo. En 1470 el mismo Condestable acogió a otra tropa de cuarenta en Andujar, y algo similar sucede quince días después.
Pronto se les ve ya en la comitiva procesional de diversas fiestas del Corpus: danzando, tocando tamboriles, panderos y sonajas: en Guadalajara, en 1478. Poco después en Segovia, en Toledo...
En Granada desde la conquista, los moriscos bailaban en honor del Santísimo Sacramento. Y ya en 1533, se quejaron de que los gitanos les robaban las bestias en el campo y las ropas en sus casas, en las que se introducían con el pretexto de decir la buenaventura o enseñarles cosas de magia.
Desde 1607 las canciones gitanas sustituyen a las de los moriscos y acabarán sustituyéndolos definitivamente después de la expulsión de los moriscos en 1610. Esto no significa que el cancionero de ambos grupos fueran iguales, pero todo indica que los gitanos eran capaces de imitar y ‘superar’ a los moriscos, igual que interpretaron seguidillas castellanas a la manera gitana.
Los espectáculos gitanos llegarán a tener gran éxito, tanto en fiestas religiosas como civiles. Pronto surgió en España la moda y la imitación de lo gitano. Un ejemplo es como el traje de gitano se introducirá en el teatro y en bailes de disfraces.
Muy pronto se les cita en la literatura. Ya en dos obras de Gil Vicente, de principios del XVI, aparecen gitanas bailando y cantando. En las comedias aparecen indicaciones como 'cantar con panderos y sonajas al modo de los gitanos'. Y Cervantes escribe “La Gitanilla”.
Las leyes contra los gitanos fueron constantes, principalmente toman motivo de las quejas sobre su vida errante y los hurtos o estafas. Pero paralelamente, los gitanos estaban siendo bastante aceptados por la población en cuanto elemento animador en las fiestas. Los gitanos se juntaban particularmente con los estratos populares, ofreciendo una manera de cantar y danzar 'a lo gitano' bailes y canciones conocidas, en contextos festivos. La especial habilidad para la danza, el traje, el acento y un tipo peculiar de interpretación, siempre les deparó un carácter exótico.
En general puede mantenerse que durante los siglos XVI y XVII los gitanos españoles mantuvieron una vida bastante errante, nómada, como era tradicional en ella. Pero poco a poco fueron sedentarizándose, fenómeno que se observa poco después, a partir del siglo XVIII, más aún en la segunda mitad, y particularmente en Andalucía y más aún en su parte occidental. Esto no quita que muchos gitanos mantuvieran su vida errante.
Convivencia de dos culturas en un país
Un comentario que escuchamos con excesiva frecuencia, cuando entre “payos” se habla de la exclusión de los gitanos y las gitanas, es: "son ellos que no quieren integrarse". A menudo esta afirmación viene emparejada con otra: "ellos son más racistas que nosotros".
Estas afirmaciones, son indicativas del enorme desencuentro que existe entre dos culturas.
En primer lugar, existe una profunda limitación por parte de los payos y payas a ponerse en el lugar de los otros, es decir de los gitanos y las gitanas. La diferencia entre lo que puede percibir un miembro de un colectivo que representa menos del 2% de la población y la percepción de las y los miembros de una sociedad y una cultura abrumadamente mayoritaria, es abismal. Sobre todo si tenemos en cuenta que la segunda domina todos los mecanismos y resortes del poder, tanto del Estado, como los económico-mediáticos, y que ha ejercido una discriminación que en algunas épocas ha rozado las políticas de genocidio (la redada de 1749 en España o el Holocausto Nazi por ejemplo).
No se puede equiparar la responsabilidad (de la existencia de racismo) de una comunidad que ha sido víctima de continua opresión y discriminación, con la responsabilidad de la cultura dominante.
Esto no quiere decir que no se pueda mantener un espíritu crítico hacia actitudes de gitanos y gitanas despectivas contra los payos y payas, ni que se deba presentarlos como víctimas pasivas sin capacidad de actuar frente a la sociedad paya y a su discriminación. Al contrario, hay que reconocer el esfuerzo histórico de la comunidad gitana por aceptar, adaptarse y convivir con el mundo payo. Este esfuerzo tiene un enorme mérito y explicaría su capacidad de supervivencia económica y cultural en un medio tremendamente hostil.
Por otro lado, se puede afirmar que su "integración" en la cultura dominante es sorprendentemente alta y se ha realizado a pesar de un esfuerzo constante por excluirlos o asimilarlos.
La crítica a su falta de deseos de integrarse es bastante cuestionable y depende mucho de lo que se quiera decir con "integración". Un ejemplo que se cita para mostrar la falta de interés en la "integración" es la notable ausencia de gitanos y gitanas en la gran mayoría de lugares de trabajo, sin embargo no se reconoce la profunda discriminación laboral como causa de esta subrepresentación.
La población gitana no ha vivido a espaldas del mundo payo, sino como una parte integrante de nuestra economía y sociedad. Sus oficios tradicionales, chalaneo, traperos, artesanía, venta ambulante, música, etc, siempre se han adaptado a las necesidades de la población paya.
El porcentaje de gitanos y gitanas con algún familiar payo es mucho más alto que el de payos con lazos de parentesco con gitanos o gitanas. Como ejemplo constatado se da el dato que entre las reclusas gitanas se encuentra un 30% que están emparejadas con un hombre payo.
La comunidad gitana vive día a día en la sociedad paya y muy raras veces los payos entran en dicha comunidad. Esta falta de contacto aumenta entre las capas más acomodadas de la sociedad; por lo menos en muchos barrios obreros del estado Español hay vecinos gitanos y gitanas, con los que se comparte espacio publico, escuela y lugares de encuentro.
Es importante mencionar otro comentario que se suele oír: "claro, deben integrarse, pero pueden mantener su cultura". Sin embargo cuando se les achaca su "falta de ganas de integración", en realidad se les está criticando por querer mantener su cultura y su diferencia, a la vez reforzando la identificación que hace la sociedad paya de la marginalidad como un rasgo fundamental de la comunidad gitana.
Se podría preguntar "¿y la integración de los payos con esa cultura?". Suena absurdo, claro, pues la idea de integración siempre se refiere a la integración en la cultura dominante, lo cual no deja lugar para mantener la propia cultura. Sin embargo, la insistencia de la afirmación "ellos no se quieren integrar" sigue un patrón de pensamiento que se repite constantemente. Es decir, casi todas las propuestas para resolver los problemas que enfrenta la comunidad gitana se refieren a cómo ellos y ellas deben y tienen que cambiar. Se piensa que el énfasis del cambio tiene que ser a la inversa.
La pregunta es ¿qué hay que cambiar en la cultura paya para poder desarrollar una verdadera sociedad multicultural?.
Esto nos a lleva a reflexionar sobre cómo en determinadas sociedades pueden convivir diversas culturas en paz y respeto mutuo. De hecho, esta propuesta tiene una enorme vigencia actualmente en un mundo cada vez más globalizado, donde la homogeneización cultural y la eliminación de la diversidad es cada vez más real.
Hay que destacar la experiencia de la comunidad gitana, que después de convivir profundamente con la cultura paya durante casi 600 años, aún es capaz de mantener un alto grado de rasgos propios y diferenciados, y que puede ser una fuente de aprendizaje importantísima para todos.