Re: GIRONA-LCN(2009-57)Salidas Del 14 NOV a 15 de
Como veo que leer leéis y que lo de la compresión lectora viene con la práctica, os voy a contar una aventurilla en la que me vi metido tras volver a confundir los colores y mezclar euforizantes con ansiolíticos y tranquilizantes y pastillas para dormir con otras para el estreñimiento.
Lo más curioso es que se parece tanto a un mal sueño que a pesar de haberlo vivido realmente aún hoy me cuesta creerlo.
Lo copio tal cual lo escribí en su momento:
Por fin, esta noche, he podido burlar la vigiláncia, colarme en las ofinas y acceder al ordenata. Necesito ayuda, llevo aquí encerrado tres meses y nadie me cree.
Es necesario que entendais mi situación y el porqué me encuentro aquí.
Necesito ayuda.
A continuación voy a copiar las anotaciones que he podido ir escribiendo en retazos de papel higiénico cada vez que iba al servicio. No están muy claras porque las tuve que escribir con un lápiz de esos de pintarse los ojos, se lo robé a una loca que tienen aquí encerrada, y que va todo el dia arreglándose, debe llevar mucho tiempo pués parece tener 150 años y dice llamarse Sarita Montenosequé.
Aquella tarde, cuando el sol ya era solo un reflejo de intenso carmesí en el cielo, conducia mi K con los pensamientos puestos en las sensaciones que durante la jornada había experimentado. Como siempre regresaba feliz, muy feliz; el rodar con los amigos, la comida, la conversación, las amistades incipientes y gratas de los nuevos llegados al Club, todo hacía preveer una velada plácida y gratificante al calor de la iluminada pantalla de mi ordenador y escribiendo una “crónica” sobre la salida, con la colaboración de mi fiel teclado.
Creo que fué justo en la “rotonda” que quebrando absurdamente la continuidad de la comarcal, da acceso a la “platja” de Castell, lugar a donde en esta época del año pocos son los que se pierden.
Sin saber porqué, y esto lo recuerdo bién, di siete u ocho vueltas seguidas a la rotonda, después un potentísimo chispazo, un crepitar intenso y un desvanecimiento lento y cadencioso que ocupaba poco a poco, muy lentamente, todo mi cerebro, me llevaron…hasta la nada…
Al despertar mi vi solo, comodamente reclinado en una especie de tumbona, en una sala de largas y curvilíneas paredes que me insinuaban la forma exterior del recinto, no sé porqué, pero parecía que podía, a través de las paredes, intuir cierto “caràcter” de la apariéncia exterior del lugar en el que me encontraba. Tras de mí, me apercibí más tarde, estaba mi estimada K sobre una tarima y unida por un sinfín de tubos y cables a una especie de computadora de la que a su vez salia un cable que se perdía por un orificio que había en el techo.
Delante de mi, por un amplio ventanal acristalado que llegaba hasta el suelo de la sala, pude ver en la penumbra, a pesar de lo avanzado ya de la noche, que la nave o lo que quiera que aquello pudiera ser, flotaba en un verde mar de sutiles olas, me pareció extraño no sentir el típico balanceo de las embarcaciones e intenté acercarme al ventanal.
Pude entonces comprobar que algo intangible me lo impedía a pesar de no estar atado por ningún tipo de sujección; ni correas, ni cadenas, ni cuerdas; nada que yo pudiera ver o notar.
Tras un primer momento de nerviosa excitación, entorné los párpados e intenté relajarme.
Tranquilo, date tiempo. – pensé -
- ¡Bienvenido a nuestra nave!
De súbito, frente a mí “aquello” que mis ojos veían y mi cerebro se negaba a creer, me habia saludado en un correctísimo y académico catalán.
Se que no me vais a creer, de hecho nadie me cree, por eso creo que permanezco aquí, recluido en esta institución junto a todos estos locos.
¡Era un pollo lo que me estaba hablando! Sí, un pollo como los del Prat, de hecho luego supe que era un pollo del Prat…, bién, tenía el aspecto de un pollo del Prat, aunque algo desfigurado. Sobresalia de su cabeza como una protuberáncia en forma de casco, de esos tipo “jet”, con visera y todo, su lomo también se sobreelevaba a modo de espaldera o cosa similar, y los codos de sus alas, y las rodillas, esas rodillas que tienen los pollos, como para atrás, tambien estaban “almohadilladas” por esas protuberancias. Además llevaba puesta una especie de “chupa” o cazadora sin mangas de color negro, que yo hubiera jurado que era de cuero, en su bolsillo derecho, en la pechera, pechuguera, debería decir, habian una serie de botones luminosos que se activaban cada vez que hablaba.
- Me llamo Oss’a y vengo de un planeta de la segunda galaxia, más allá de la Vía Leto’Ram-Ato. Por un error en la preparación de esta misión, mi aspecto és el que ves. Cuando estudiamos a los habitantes de vuestro planeta, un cruce de información en nuestros sistemas “informaticionales”, nos hizo confundir, así que concluimos que tendríais este aspecto, además para caeros mejor, escojimos el del pollo del Prat precisamente…
(Yo estaba chalando con el magnífico acento y sintaxis del catalán que hablaba el pollo)
- …puedo hablar tu idioma grácias al traductor bioimplantado en mi cuello, el programa de traducción lo buscamos en Google y lo bajamos de internet. –soltó de una parrafada-
- Mire yo…
- Calla y escucha, te conviene. – me cortó tajante-
- Nuestro interés no está en tu persona, está en tu mo-t’o, somos un pueblo que basa su existéncia en el uso de ese ingenio, de pequeñitos ya nos bioimplantan el casco, luego cada cual se va haciendo las bioimplantaciones que considera más convenientes, los hay que incluso llegan a hacerce bioimplantes integrales, yo no, aún no he ahorrado lo suficiente para adaptarme la casa a las necesidades de una bioimplantación integral y las hipotecas están por los cometas…
- Pero… -intenté hablar-
- El caso –prosigió sin escucharme- és que sabemos de la tecnología sobre la que se sustenta tu mo-t’o, y nos interesa mucho. Ahora estamos extrayendo datos de ella… - la tumbona comenzó a girar dulcemente y se paró justo cuando me habia encarado al lugar donde estaba mi K.-
- Luego, cuando acabe la transferéncia de datos te soltaremos, y nos llevaremos la mo-t’o. La energía para extraer los datos la tomamos de un farol de esos que hay en vuestros caminos, la nuestra trabaja a distinta frecuéncia.
- Señor pollo, ¿Puedo hablar? –dije con un hilillo de voz-
- Habla -me contesto autoritario, poniendo las alas en jarras y levantando la roja cresta-
- Mire, señor …
- Llámame Oss’a - me interrumpió-
- Sr. Oss’a…es que la moto es un recuerdo de familia.
- La familia…, lo comprendo…, -por unos instantes su expresión se tornó reflexiva-
… mira te voy a mostrar la mia. –dijo, sacándose la cartera del bolsillo interior de la chupa- …mi señora y mis dos hijos. A que son guapos.
-Quedé anonadado, me estaba mostrando una foto donde aparecian tres cosas, como lo diría, tres cosas como de canto, vamos muy raras. Era una foto en la que las figuras aparecian solo mostrando el busto y semejaban hechas como de aristas huidizas, echadas para atrás. Como lo que queda si atamos un bloque de helado de fresa al parabrisas de la moto y salimos zumbamdo a 180 por hora-.
- M…u…y guapos. –atiné a balbucear-
- Bién ya hemos descargado todos los datos, te voy a regresar al suelo –respondió, sin prestar atención a mis halagos-
- De nuevo giró la tumbona y cuando estuvo otra vez frente al ventanal comenzó a deslizarse hacia él, enderezándose al tiempo que se paraba justo a un metro de la abertura, el cristal ya no estaba, intenté pensar rápido, no podia abandonar mi K en estas circunstáncias.
- Perdón poll…, digo…Sr. Oss’a, a que tecnología se refería antes. – le increpé, casi gritando-
- A la de tu mo-t’o, naturalmente.
- Mire si me permite, Sr Oc’a…, digo Sr Oss’a, mi moto tiene, y mal que me sabe, un gran defecto en su cocepción tecnológica, precisamente vengo de intentar que me devuelban el dinero que pagé por ella, y llevo en las maletas la documentación que lo demuestra.
- ¿De que me hablas?. –espetó, intrigado y algo molesto, mientras yo pensaba a todo trapo. Precisamente llevaba varios recortes de prensa de principios de siglo, allá por el 2004 ó 2005, cuando salieron las primeras unidades del modelo K-S, en aquel entonces con la arcaica tecnología de la época, basada en injectores, electrónica y motores de combustión, las primeras unidades del modelo dieron varios problemas, incluso después de ser presentado oficialmente. Y yo, afortunado de mí, llevaba todos esos recortes que comentaban los problemas. La casualidad quiso que antes de la salida los buscara y los llevara para comentarlos con mi amigo Pako Lesmaisons, pués tenia un modelo como el mio y también estaba interesado en su história, además nos serviría para hacer broma con los otros compañeros que usaban modelos distintos, sobre todo con Ramón Eslturons.
- Si me permite, Sr. Galli…, digo Oss’a, se los puedo enseñar
- Ya los cojo yo mismo, ¿en la derecha o en la izquierda? – preguntó-
- No, mire, están en la bolsa sobredepósito, en la cremallera de más arriba.
- ¿En la cre qué? – exclamó sorprendido – parecía que esa palabra no constaba en su traductor bioimplantado-
- Ahí –señalé con el dedo-
- Y esto ¿con que botón se habre? –gritó-
- No va con botón, tire usted de la pestañita esa dorada. -finalmente sacó los papeles que se encontraban primorosamente encuadernados y protejidos en fundas de plástico individuales, y se quedó embobado mirándose la cremallera, con los papeles colgando de su ala. Después de abrirla y cerrarla un sinfín de veces, de nuevo recuperó el porte de pollo altivo y orgulloso y se dirigió a mí.-
- ¿Que decias de la tecnología?, ¿es que tu máquina no funciona con un Quasarreactor de alta impedància, alimentado por reciclobiomasa?. –esta vez sus palabras me sonaron un tanto más dulces y amables-
- No, no, mire…, mire los papeles.
- Recé por que no hubiera quedado algún margen sin recortar en el que pudiera aparecer la fecha de edición de los artículos, cincuenta años son muchos para que la trola colara. Estuvo lo que me pareció una eternidad leyendo y releyendo los papeles, y por fin dijo…
- ¿Como se quita la bolsa esta?, ya que no me sirve tu mo-t’o, que quedaré con la “crepollera” esta de aquí, y con las otras “creminoleras” también, me irán de muerte para mi chupa y vacilaré un montón con esta tecnología. - evité reir, su traductor bioimplantado no acavaba de dar con la palabra, le mostré como hacerlo y tras devolverme los papeles metió la bolsa sobredepósito en un hueco que se habrió en el suelo junto a sus patas, ¡no me había fijado antes, sus patas tambien estaban bioimplantadas con unas botas de caña alta con protecciones!, vaya pollo que estaba hecho el tío.
- Sr. Oss’a, me puedo ir con mi moto…
- Adiós colega y grácias por las “cremilindanzas” –dijo amigablemente con una gran sonrrisa de pollo satisfecho-
- Ah, se me olvidaba, ahora de nuevo te dormirás para que te podamos descender, …hummm… si no te importa te iras durmiendo mientras descendeis tú y tu moto. Perdona pero és que tengo prisa, quiero coserme las “crecipolllas” durante el viaje de regreso.
Empecé a sentir como poco a poco la somnoléncia me invadía, mientras, sin tocar con los piés en el suelo me iba desplazando hasta la abertura y comenzaba a flotar, ya sin suelo bajo mis piés hice un esfuerzo por girarme para ver lo que dejaba atrás, mientras descendia suavemente y justo antes de que mis párpados se cerraran por completo aún pude leer en el flanco de la nave sobre un fondo de un maravilloso rojo intenso la palabra DOUCAt’i.
Dias después y por la prensa supe que no era un mar el lugar donde se encontraba la nave, todos los medios de comunicación dieron la noticia de las extrañas huellas que habian aparecido en un campo de cebada, “como unas roderas de algún inmenso vehículo que tuviera una sola rueda”, venian a describir. Yo supe enseguida que no tenía una rueda, tenia dos, una delante y otra detrás, además no era un vehículo “normal”, era una MOTO.
Decembre 2004